Quito. 4 oct 2001. Las eléctricas tienen pérdidas que superan el 40%,
según la Capig.

Los soldadores son otros de los afectados por las elevaciones.
Son tarifas que electrocutan. Una fabrica de derivados de cacao (polvo,
manteca y licor) vio que sus planillas desde antes de la dolarización
hasta el último ajuste crecieron 300%.

De 4,000 dólares mensuales que cancelaban en enero del 2000, pasaría a
16,000 dólares ahora en octubre del 2001.

De continuar el alza del 4% mensual, al cabo de un año deberá desembolsar
casi USD 20 mil por pago de electricidad, que le significan en 4% del
costo total de producción.

El alza de las planillas de consumo eléctrico se viene ejecutando desde
hace dos años, aproximadamente y, a pesar del impacto, la medida no causa
sorpresa entre los propietarios de fábricas de hielo, por ejemplo, que
advierten una baja de las utilidades.

Andrés Alarcón, gerente de Hieblosa, afirma que para su sector la
electricidad representa la materia prima fundamental, "muy aparte del
agua", aclara.

"Nuestros costos alcanzan el 60%", afirma Alarcón, tras señalar que
habría que aumentar el valor del producto (fundas de hielo) para
compensar esa elevación.

A pesar de los problemas económicos que ello genera, no ha pensado en
reducir personal. "Cuento únicamente con los empleados indispensables;
despedir a alguien no se justificaría porque requiero de la mano de
obra", manifiesta.

Confiesa que anteriores elevaciones de energía lo llevaron justamente a
despidos. Tampoco pretende bajar sueldos, porque lo que ganan actualmente
no les alcanza.

"Es una lástima que los industriales tengamos que sufrir las
consecuencias de esta nueva alza, ya que nos perjudica y pone entre la
espada y la pared", sentencia.

¿Reajustar precios?

A José Bastidas, propietario de la rectificadora Bastidas Morán, le
preocupa la medida adoptada por el Gobierno, porque ya venían atravesando
una situación que ahora se ha tornado "catastrófica".

Comenta que mensualmente paga entre 100 y 120 dólares por consumo
eléctrico. Sin embargo, de hacer reajuste de precios corre el riesgo de
perder clientela, porque hoy en día existe una infinidad de
rectificadoras en Guayaquil. "La competencia es bárbara y la gente busca
siempre lo más barato, así sea un centavo menos", acota.

Comenta que todas las máquinas que posee son industriales y utilizan
electricidad trifásica. "Temo que la próxima planilla eléctrica sea
demasiado elevada", agrega. (GL-DHG)

El trauma es sicológico entre rectificadores

"Al mal tiempo hay que afrontarlo con suma tranquilidad y tomar los
correctivos al paso", dice Gabriel Mosquera, propietario de la
rectificadora del mismo nombre.

Aún no sabe cuánto le corresponderá pagar en la próxima planilla, pero ya
analiza dos aspectos: disminuir las utilidades o bien recargar el costo
al cliente por el trabajo que brinda.

No ha pensado reducir personal ni bajar las remuneraciones. Tampoco cree
que aumentando el valor de la mano de obra pierda clientela.

"La gente necesita de nuestro trabajo todos los días. Es verdad que
existe hermetismo y temores por lo que vendrá a futuro, pero, todo pasa,
las personas tendremos que acostumbrarnos y vivir con los nuevos
valores", concluye.

Para el ciudadano alemán Winfried Hermenau, gerente de la empresa Herno,
afiladora de cuchillas, la elevación más que un trauma económico es
sicológico. "Habrá que esperar cuando llegue la planilla con el nuevo
aumento para saber qué medidas compensatorias debemos adoptar los
industriales".

Inicialmente señala que no piensa separar trabajadores ni bajarles el
sueldo. "Eso sería lo peor", señala.

No obstante, lamenta que la vida en Ecuador sea más cara que en los
Estados Unidos, "cuando supuestamente, si ganamos menos también
deberíamos gastar menos". (DHG)

Ahorro, opción de empresas

Desde el anuncio del alza algunas empresas enviaron memorandos a sus
empleados, en los que dan las normas para reducir el impacto de la
medida, a través del ahorro de energía.
Una compañía dedicada a la venta de materiales gráficos, recordó mantener
los acondicionadores de aire y luces encendidas solo mientras hayan
personas en las oficinas.

Insiste en que ningún aire debe tener el termostato al máximo y aconseja
tenerlo a la mitad o un nivel de graduación que enfríe lo suficiente. La
misma recomendación es para el uso de los refrigeradores.

Por ejemplo, las cafeteras y cualquier artefacto generador de calor deben
encenderse solo mientras se necesita preparar el café. La impresora debe
prenderse cuando se la utilice.

El monitor de una computadora consume el equivalente a un foco de 50 W,
por lo que es aconsejable poner la opción de ahorro, explica.

Eléctricas tienen unos 300 millones de dólares de exceso

Mécanicos torneros tienen problemas por el costo de energía.
Para Fernando Hanna, presidente del Colegio de Ingenieros Eléctricos y
Electrónicos del Guayas (Crieel), la oposición a la elevación de las
tarifas eléctricas es frontal porque, según él, las constantes alzas son
totalmente injustas.

"En el Ecuador tenemos una tarifa actual de 9.1 centavos de dólar para
los abonados que consumen más de 400 kilovatios hora al mes, cuando en
las últimas cuatro décadas los valores estaban abajo de 3.5 centavos de
dólar", dice.

De 1960 a 1970 la tarifa promedio anual era de 2.2 centavos de dólar, de
1970 a 1980 pasó a 3.2 centavos y de 1980 a 1990 de 3.5 centavos. A
partir de este último año subió a USD 3.99 centavos de dólar hasta 7
centavos por cada kilovatio.

"No estoy de acuerdo con el señor Ricardo Noboa. En su empeño de querer
vender las empresas eléctricas del Estado, él nos ha puesto los valores
por las nubes", acota Hanna.

Dio a conocer que no es cierto que los valores se vayan a congelar en 10
centavos de dólar, "ya que con las ventas de las empresas eléctricas se
tiene previsto elevar, en diciembre, a 12 centavos y en marzo del 2002 a
18 centavos de dólar".

El sector eléctrico ecuatoriano está constituido aproximadamente por dos
millones de abonados en el área residencial, 230.000 en el sector
comercial y 28.000 en el industrial.

Según Hanna el negocio eléctrico obtiene 700 millones de dólares al año.
"Este dinero alcanza y sobra para operar las empresas eléctricas, pues
pueden manejar centrales hidroeléctricas y también térmicas pagando los
112 millones de dólares que cuesta actualmente el combustible", destaca.

"Sumado todo los gastos, pueden funcionar tranquilamente con 400 millones
de dólares al año", recalca el presidente del Crieel. (CRM) (Texto tomado
de El Expreso)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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