Quito. 30.07.95. Después de esperar 15 años -trabajando como
indocumentado en la ciudad de Nueva York-, a Carlos González
le acaban de notificar oficialmente que sus papeles están
listos.

Algo parecido le ocurrió a Bernardina Garzón, colombiana, pero
quien ha vivido en los últimos 10 años en Los Angeles.

Durante todo ese tiempo de permanencia ilegal, este hombre y
esta mujer -él, ecuatoriano, de 40 años, y ella, colombiana,
ambos sin profesión alguna- se desempeñaron trabajando como
vendedores, fontaneros, panaderos, pintores de brocha gorda,
camareros, cuidadores de niños, dependientes de gasolineras,
lavadores de carros, betuneros y limpiadores de ventanas en
los grandes edificios.

Siempre hicieron su labor honradamente, evitando relacionarse
con otros compatriotas suyos dedicados a "negocios más
fáciles", como traficar drogas, introducir contrabando o
metidos en el negocio de bares y prostitución, pero durante
todos esos años sus salarios fueron muy inferiores a los
normales.

Futuro incierto

Pero, los de González y Garzón son casos más bien raros. A
diferencia de ellos, para cerca de diez millones de
indocumentados que permanecen solamente en las urbes
mencionadas, el futuro es incierto.

Las autoridades dicen que estudian cómo resolver el problema
que constituyen los millones de imigrantes indocumentados
-ecuatorianos en su mayor parte- y cómo evitar que sigan
llegando. Pero la experiencia demuestra que el problema no
tiene solución.

La última vez que se trató de resolver este asunto fue hace 10
años, cuando se estableció la prohibición de dar trabajo a
quienes no tuvieran sus papeles en regla. Paralelamente, se
acordó una amnistía que favoreció a cientos de miles de
personas que llevaban viviendo más de seis años en el país.

Sin nada a cambio

Ahora hay quien sostiene que el gobierno estadounidense lo que
trata es hacerle la vida imposible a los inmigrantes,
persiguiéndolos a como de lugar, tratando de convencerlos de
que se devuelvan a sus tierras de origen y, de paso, realizar
una campaña para que quienes quieran venir consideren que no
vale la pena hacerlo.

No obstante, aunque existen acuerdos, como los del estado de
California, sobre la necesidad de controlar las fronteras, y
la aplicación de sanciones legales para quienes empleen a
trabajadores indocumentados y control sobre la falsificación
de documentos, la verdad es que existe un trasfondo que muchos
consideran xenofóbico, especialmente en el caso de California.

Uno de los argumentos esgrimidos contra los inmigrantes en
general, y los indocumentados en particular, es que están
utilizando los recursos del estado sin dar nada a cambio.

Con excepción de los casos de emergencia en el área de la
salud y la educación escolar, los indocumentados no reciben
nada más que la persecución policial.

Voceros gubernamentales, a su vez, refuerzan la campaña contra
los extranjeros aduciendo que hay que tener en cuenta la gran
crisis económica en que se encuentran especialmente los dos
estados mencionados.

No faltan incluso políticos, tanto republicanos como
demócratas, cuyas propuestas más extremistas llegan hasta el
punto de que se niegue la ciudadanía a los hijos de
inmigrantes ilegales nacidos en los Estados Unidos.

Por "El Hueco"

Mientras tanto, en la frontera entre México y Estados Unidos
se siguen erigiendo barreras para impedir la entrada diaria de
miles de personas provenientes del sur.

También han aumentado las llamadas Patrullas de Frontera, un
cuerpo que es criticado permanentemente por la frecuente
violación de los derechos humanos de muchos de quienes desean
"pasar al otro lado".

Los "coyotes", a su vez, y otros traficantes de fronteras
siguen haciendo de las suyas, ganando fácilmente inmensas
cantidades de dinero, inclusive con el apoyo de policías y
abogados inescrupulosos que prometen soluciones para casos
que, a la hora de la verdad, no tienen remedio.

Para completar el panorama, el Servicio de Naturalización e
Inmigración (INS, por sus siglas en inglés), una agencia con
19.000 empleados y casi 2.000 millones de dólares de
presupuesto, es considerada la dependencia más desorganizada
del gobierno y la más corrupta.

Al cesto de la basura

El INS atiende anualmente unos cuatro millones de solicitudes
legales para visas y permisos de trabajo, la mayoría de los
cuales toman años en resolverse. Muchas terminan en el cesto
de la basura, sin que a nadie le importe, o bien en laberintos
burocráticos de donde no salen nunca más.

Claro que funcionarios gubernamentales aseguran que el año
pasado, por ejemplo, la agencia admitió cerca de un millón de
nuevos residentes, pero no dicen que también arrestó a otro
millón que trabajaba ilegalmente.

La realidad es que, actualmente, trabajar en los Estados
Unidos como inmigrante no es un buen negocio. Y mucho menos si
no se está con los papeles al día.

Estados Unidos busca evitar que montones de extranjeros,
especialmente latinoamericanos, lleguen a su país en busca del
famoso -ahora, para la mayoría, tristemente famoso- sueño
americano.

"¿Pero, qué hacer?" -sostuvo un deportado a su llegada a
Quito-. "Llevo varios años trabajando allá y voy a intentar
volver. No es un paraíso, claro. Se sufre, pero se come. A
veces mal, pero se come. Aquí en mi país, en cambio, pasa el
tiempo y las cosas empeoran. Y para estar mal, pues prefiero
estar allá".

Solo papeles

- De seguir las cosas como van en los Estados Unidos, es
posible que los indocumentados pierdan muy pronto el acceso
que tenían a los servicios públicos.

- Una proposición que están esgrimiendo varios políticos
trata de hacer ilegibles a los millones de indocumentados para
cualquier forma de asistencia pública, incluyendo cuidado
médico, educación y clínicas prenatales, entre otros.

- El impacto xenofóbico en las escuelas estatales es, cada
día, más notable. No faltan los profesores que en diversas
formas, discrimen a los hijos de los inmigrantes.

- En algunos barrios de Nueva York y Los Angeles se han
formado grupos de ciudadanos "nativistas" que tratan de que en
sus vecindarios no lleguen a vivir extranjeros y mucho menos
latinoamericanos.

- Tampoco faltan quienes se propongan dar trabajo a los
inmigrantes, pero los explotan y chantajean por su falta de
documentos legales.

- Para algunas autoridades estadounidenses, los inmigrantes
no contribuyen en nada al progreso del país, aunque varios
estudios han demostrado que estos ciudadanos, en general,
pagan más dinero en impuestos que los servicios que reciben.

Canadá, el nuevo sueño de latinos

- Alrededor de 150 ecuatorianos solicitan visa cada mes para
radicarse en Estados Unidos.

- Pero, ante crecientes dificultades impuestas por el
gobierno de Washington a los inmigrantes, entonces Canadá es
ahora el país preferido por los ciudadanos latinoamericanos.

- La oleada es tal que los consulados canadienses en América
Latina han recibido la orden de imponer nuevas exigencias para
otorgar los visados.

- Curiosamente, la mayor oleada de viajeros a Canadá no es
ecuatoriana: procede de Venezuela y aseguran que son
"perseguidos políticos". Llegan como turistas y argumentan
luego que desean refugiarse, lo que les da derecho a seguridad
social e, incluso, una asignación mensual.

- No faltan tampoco los ecuatorianos que aducen lo mismo,
pero tras una investigación y comprobarse que no es cierta su
solicitud se les deporta al país.

- Otros, sencillamente no dicen nada, y se quedan a vivir
como indocumentados, o bien emplean el viejo truco de casarse
con algún oriundo de ese país, para recibir su visa de
residente.(7A)
(Diario HOY)
EXPLORED
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