Guayaquil. 14 may 2000. El ideal bolivariano es apenas un
porcentaje que nos une para sortear la crisis financiera

Yanina Olivera-MONTEVIDEO, AFP.- Los países de la antigua Gran
Colombia comparten profundas crisis generadas en años de prácticas
corruptas y mala gestión administrativa, que han llegado a poner
en entredicho su estabilidad democrática.

Colombia se debate entre la guerra y la paz; Ecuador ha sufrido
dos golpes de Estado en menos de tres años y Venezuela se sume en
un proceso de cambios institucionales, cuyo resultado final luce
aún incierto.

Ecuador (por sus fronteras, así como por las de Venezuela, se
filtra el conflicto colombiano con incursiones y secuestros) se
encuentra anestesiado por una enorme inestabilidad política y
económica que ya dura un lustro.

Ambas asonadas -en 1997 contra el presidente Abdalá Bucaram y en
enero de este año contra Jamil Mahuad- se desencadenaron por los
severos ajustes económicos.

La semana pasada, los jefes de las ramas militares pusieron sus
cargos a disposición de Noboa, luego de haber sostenido una
reunión secreta con el mandatario y de que un juez castrense les
pidiera entregar por escrito sus testimonios sobre la rebelión
indígena de enero.

La normalidad parecía retornar luego del cambio de la cúpula
militar, pero la crisis económica y social persiste. La
intervención del Banco Central para "poner fin al despilfarro",
según alegó la Superintendencia de Bancos, parece abrir la "caja
de Pandora".

Colombia, asolada por el narcotráfico y desgarrada por una guerra
interna de cuatro décadas (fuerzas regulares, guerri-lla
izquierdista y paramilitares) busca enderezar el rumbo a través
del proceso de paz, un ambicioso plan de batalla antidroga de
7.500 millones de dólares, y la lucha anticorrupción.

El presidente Andrés Pastrana decidió recurrir directamente a la
ciudadanía para refrendar en las urnas la propuesta de disolución
del Congreso, al retirar del legislativo el proyecto.

También agobiada por una feroz crisis económica, Venezuela
relegitimará en las urnas, el próximo 28 de mayo, todos los cargos
electivos -primera magistratura incluida- en el marco de una
polarización en torno al presidente Hugo Chávez -ex teniente
coronel que lideró una intentona golpista en febrero de 1992-,
decidido a instaurar su "Revolución Bolivariana".

En caso de ganar esos comicios, como lo auguran casi todas las
encuestas y consultores políticos, Chávez deberá empezar a dar
respuestas fácticas a las enormes expectativas sociales que
generaron su elección.

Caso contrario, corre el riesgo de ver descender dramáticamente su
popularidad que, de enero a abril de este año, cayó del 75% al
62%.

A más de 180 años de su creación a intancias del general Simón
Bolívar, la antigua Gran Colombia -que apenas duró 11 años, hasta
poco antes de la muerte del libertador- sigue buscando hoy las
claves para escapar de sus laberintos.

Un estado dentro de otro

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) -que ya
aplican su propia ley en la zona desmilitarizada de 42.000 km
cuadrados en el sur del país, que el Gobierno les otorgó para
abrir negociaciones de paz- anunciaron su intención de cobrar
impuestos a los ricos.

Los habitantes del norte convocaron a un paro cívico indefinido y
al bloqueo de carreteras para impedir la cesión de otros 4.727 km
cuadrados al guevarista Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Según una encuesta publicada el fin de semana pasado por el diario
bogotano El Espectador, la popularidad de Pastrana cayó del 40% al
29% en el último mes, y un 67% de colombianos desaprueba su
gestión.

...y el apogeo del delito

El BID sostiene que la corrupción y el delito se originan en la
disminución del ingreso per cápita

EFE Washington.- América Latina y el Caribe "tiene el más alto
índice de asesinatos en el mundo y muestra una serie de síntomas
que es el reflejo de falta de respeto por la vida y la propiedad".

Un informe hecho público por el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID) destaca que los delitos han crecido de manera alarmante en
la última década, pues mientras en 1978 en la región se producían
8 asesinatos al año por cada 100.000 habitantes, en la década de
los 90 esa cifra aumentó a 13 por 100.000 habitantes.

En su informe "Desarrollo más allá de los datos económicos", el
organismo señala que ese porcentaje es cuatro veces más elevado
que en los demás grupos de países del mundo y solo superado por
África.

La situación se presenta porque los ingresos per cápita de los
latinoamericanos han sufrido el mayor retroceso frente a los
países desarrollados en los últimos 50 años, desplazando a la
región del segundo al quinto puesto y situándola por debajo del
sudeste asiático, Medio Oriente y Europa del Este.

A lo que se suma el alto nivel de corrupción de los gobiernos de
la región. Según encuestas realizadas en 18 países
latinoamericanos, entre 1996 y 1998, una de cada cuatro personas
de la región, dijo que algún miembro de su familia había sido
víctima de un delito.

En países como Guatemala, el 55 % de la población se siente
afectada por los delitos, mientras que en El Salvador, Venezuela,
México y Ecuador, son entre el 40 y el 50 % y solo ese porcentaje
baja al 25 % en Paraguay.

Los delitos más cometidos en la región son los que afectan a la
propiedad, y quienes más lo sufren son personas con mayores
ingresos.

En Colombia, la posibilidad de ser víctima de un robo es del 15 %
para las personas de mayores ingresos y de menos del 10 % para los
de menores ingresos.

Chile y Costa Rica son los únicos países de la región que no han
tenido ese alarmante aumento de asesinatos.

Pero no todo es negativo, pues en contraste con la evolución
alarmante de violencia y delitos, América Latina ha hecho
importantes progresos en las áreas de libertades civiles y
políticas.

Costa Rica y Uruguay son, a base de ese sistema, los de mayor
nivel de respeto y los países en transición política los que menos
han progresado.

El BID señala que los países con mayores ingresos son los que
avanzan más en libertades civiles y políticas.

La tortura es económica

Para el escritor uruguayo, Mario Benedetti: "La única tortura que
existe en Latinoamérica es la económica, provocada por las enormes
distancias que existen entre clases pudientes y humildes.

El pequeño foso de hace unas décadas se ha convertido en un
verdadero abismo. La consecuencia es la aparición de
enfrentamientos armados, como en Chiapas y Colombia.

Hoy la situación es distinta, pero no significa que sea mejor. La
presión económica norteamericana es muy grande sobre países del
Pacífico, como Perú, Colombia, Ecuador y Bolivia.

"Yo nunca tuve un arma y sin embargo, tuve que exiliarme porque me
perseguían como si tuviese una metralleta, porque era crítico con
el sistema", aseveró. (Texto tomado de El Expreso)
EXPLORED
en Ciudad Guayaquil

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