Quito. 24 jun 98. A Manabí le nacieron nuevos ríos. Los
torrentes de agua que bajaron de los cerros, arrasaron grandes
extensiones de tierra y crearon lechos. La geografía es otra.

Los 21 cantones de esta provincia costeña sufrieron los más
graves estragos a causa de El Niño, especialmente en su red
vial principal y secundaria que están destrozadas. No
obstante, las mayores cifras trágicas, por deslaves y
derrumbes, corresponden a Bahía de Caráquez y Santa Ana.

Las pérdidas totales superarían los 1.500 millones de dólares,
según el presidente del Colegio de Ingenieros Civiles de
Manabí, Jorge Bernal Lange.

Pero considera que para reconstruir y reducir los efectos que
provocaron el fenómeno natural y las torrenciales lluvias, se
requieren unos 2.000 millones de dólares.

"De manera que el sector empresarial debería liderar proyectos
e incentivar a los políticos, no solo de Manabí, porque la
provincia no espera más postergaciones".

El subsecretario de Obras Públicas, José Briones, confirmó el
total destrozo de las carreteras, pero dijo que aún no se
puede hablar de rehabilitación, porque en las últimas horas
llovió fuerte y los trabajos de mantenimiento que se hicieron
fueron barridos por los torrentes de agua y sepultados por
deslaves.

"Los ríos de la zona norte se desbordaron y no hay cómo
rehabilitar las carreteras".

Tampoco se puede hacer una evaluación de cuánto costará la
reconstrucción vial. "Simplemente se puede hacer un somero
análisis y diríamos que costaría de 150 mil a 200 mil dólares
por kilómetro reconstruido, sin considerar los puentes".

La red vial principal de Manabí es de 1.000 kilómetros, que,
casi en su totalidad, están destruidos. "En principio, hicimos
estudios y el cálculo indicó que debíamos reconstruir el 80
por ciento, pero puede ser más, porque el 20 por ciento
restante corresponde a pequeños tramos en cada vía, que
necesariamente deben ser removidos. Eso significa trabajar a
tiempo completo cuatro años, porque no tenemos carreteras
buenas".

Briones dijo que para ser exacto, no cabe la palabra
reconstrucción sino construir nuevas vías, porque se
necesitarán muchas variantes y desplazamientos de ejes viales
para trabajar en suelo firme.

En cuanto a puentes, el subsecretario de Obras Públicas
manifestó que son pocos los caídos: Cabullas, Puerto Alto y
Banchal, que se partió. Pero se necesitan veinte nuevos para
los nuevos cauces que dejaron las lluvias.

Se desconocen los costos, hasta determinar la dimensión que
tendrán, pero el MOP calcula una inversión de dos millones de
dólares por cada uno.

Otro problema serio de Manabí constituyen las epidemias de
cólera y leptospirosis, que cobraron decenas de muertes. De la
primera, la cifra supera los 600 casos, de 2.000 en el país;
solo enBahía se han reportado más de 230.

Portoviejo lleva 3 meses sin agua

Los deslaves provocados por El Niño colapsaron los sistemas de
agua potable de Manabí. Portoviejo no tiene el servicio hace
tres meses, porque se rompieron las tuberías desde el sector
Las Pulgas (cerca de la presa Poza Honda) hasta la capital
manabita.

Además de los problemas que causó el invierno, los trabajos en
las plantas de agua Cuatro Esquinas y El Ceibal, que deben
proporcionar agua potable a los cantones de Rocafuerte,
Portoviejo, Manta y zonas aledañas, están paralizados por
asuntos relativos a reajustes de precios.

Manta y Rocafuerte tienen un drama aparte. El primero, con
serias fallas en la red de tuberías, en tanto que el segundo
se provee de agua entubada de pozos.

Para la terminación y funcionamiento de la planta El Ceibal
hay un crédito de 6.000 millones de sucres, conseguido
mediante un proyecto de ley aprobado por el Congreso y
sancionado por el Ejecutivo.

Este financiamiento permitirá la construcción del acueducto
Cruz Verde-Crucita, que dotará de agua potable al balneario
Crucita. El acueducto tiene un costo de 5.900 millones de
sucres financiados por el Banco del Estado.

A Chone y Bahía de Caráquez les provee de agua la planta La
Estancilla. El inconveniente del momento es la ruptura de las
tuberías, especialmente en Bahía, que padece la falta de
líquido vital desde tres meses atrás.

En Chone, el Proyecto de Propósito Múltiple busca encausar las
aguas del río Chone y sus afluentes, para evitar la serie de
inundaciones que padece hasta ahora.

En Bahía de Caráquez, el jefe del sistema de agua potable La
Estancilla, Nelson Cedeño, informó que ante la ausencia de
lluvias en ese sector, maquinaria pesada empezó a trabajar
para dejar expedito el abastecimiento.

Los trabajos se cumplen en la zona de los cerros, donde están
los acueductos y en dos meses, máximo, se estaría bombeando
agua.

Manabí tiene la presa de Poza Honda, con más de 100 millones
de metros cúbicos de agua, pero la población soporta una aguda
escasez.

Baches y cráteres en lugar de carreteras

Calamitoso es el estado de las vías que comunican a Manabí con
el resto del país. En la ruta a Guayas, el primer
inconveniente es la fractura que sufrió el puente sobre el río
Bachillero, cerca de Pedro Carbo (Guayas). Más adelante el
puente sobre el río Banchal, quebrado totalmente.

Desde Cascol a Paján, la carretera se encuentra en mal estado,
con baches y hundimientos. Pero, en el tramo Paján-Jipijapa no
existe carretera, solo un camino polvoriento y lleno de
cráteres que, cuando llueve, es un lodazal.

El tramo Jipijapa-Portoviejo, también está dañado, pero se
puede circular.

Hechos curiosos ocurren en las demás vías de la provincia.
Muchas personas colocan algo de tierra en los baches y piden
dinero a cambio.

A 15 kilómetros de Jipijapa, Beatriz Asunción (36) con 8 meses
de embarazo y en compañía de sus hijos Ana (12) y Fabrizio (8)
rellena baches como medio de subsistencia, porque se quedó sin
casa.

"Nuestros esposos están sin trabajo. No hay cosecha de café,
tampoco de naranja. Las mujeres tenemos que trabajar para
comprar una libra de arroz; el problema es que no llega ayuda.
En el sitio El Corozo, el cerro se derrumbó y nuestras casas
quedaron sepultadas".

A Bahía de Caráquez es más difícil llegar. La avenida
principal, que construyó el ex presidente Durán Ballén, quedó
sepultada con ocho kilómetros de lodo.

La vía que comunica con Tosagua está interrumpida en el Km.
20, desde marzo.

Por la zona norte existe comunicación. En gabarra se cruza a
San Vicente y de allí por la vía Canoa-Jama-Pedernales, que
fue habilitada por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, se
puede seguir a El Carmen y Santo Domingo.

Ante la caída del puente Cabuya, se colocó uno provisional,
tipo bailey, y otro metálico en el estero Alcatraz, de la
parroquia San Vicente. La carretera El Carmen-Flavio Alfaro
sigue interrumpida desde marzo. El MOP ha gastado 25 mil
millones de sucres en mantenimiento emergente. Empero, no
existen carreteras en buenas condiciones.

No hay espacio para los enfermos

Los problemas de salud van de la mano con las desgracias en
Manabí. El estancamiento de aguas provocó epidemias de cólera
y leptospirosis. A ello se suman casos de sarna, diarrea y
paludismo, especialmente en Bahía de Caráquez, Chone y
Portoviejo.

En Chone, cinco murieron a causa del cólera.

La Junta Cívica de Chone, pidió al Ministerio de Salud el
traslado de 200 enfermos a otros centros médicos cantonales,
por falta de camas.

Los enfermos de Rocafuerte y Calceta son atendidos en
Portoviejo, Manta y Bahía, porque no tienen espacios para
colocar camas.

En Portoviejo sigue el drama de los damnificados. Más de 500
familias siguen instaladas en la avenida de ingreso a la
ciudad. El otro problema es la falta de trabajo.

Bajo rústicas covachas tapadas con plásticos, cartón y caña,
moran los habitantes de los barrios marginales más afectados
como San José de Las Colinas, la Piñonada, San Alejo, la Loma,
Ciudadela Briones, San Pablo, 12 de Marzo y Miraflores.

La falta de agua potable y la proliferación de mosquitos
incrementa el número de enfermos.

En la Vieja Estancia (vía Portoviejo-Santa Ana) 30 familias no
saben qué hacer. Sus viviendas quedaron enterradas con dos
metros y medio de lodo.

Ahora la tierra está seca y las casas quedarán para siempre
sepultadas.

En Bahía 1.500 familias son damnificadas. Están en albergues y
en el malecón, donde instalaron rústicas ramadas y carpas.

Tres deslaves arrasaron más de un centenar de viviendas
ubicadas en las laderas de los cerros. Primero fue El
Astillero, luego Mauricio y hace tres semanas el barrio San
Jorge, de la parroquia Leonidas Plaza, donde un deslave arrasó
cuarenta casas y otras 40 quedaron sepultadas.

En Pachinche Adentro (Santa Ana) los deslaves dejaron 12
muertos y 19 casas sepultadas. Epideo Moreira fue el más
afectado: cinco hijos y su esposa fallecieron.
En Ayacucho 15 personas fallecieron por los deslaves. En Las
Guaijas (Santa Ana) 19 muertos y seis casas destruidas. En
Miguicho, de Santa Ana, 11 casas se desplomaron pero no hubo
víctimas.

La reconstrucción necesita financiarse

Para reparar los daños que dejó El Niño, Manta, uno de los más
importantes puertos y balnearios ecuatorianos, requiere de 17
mil millones de sucres.

El alcalde Jorge Zambrano destacó la ayuda del Gobierno, en
marzo del año pasado, para el dragado de los ríos Manta y
Burro, y que lo hizo el MOP. Así evitó mayores tragedias. No
obstante, las calles principales y secundarias de la urbe se
dañaron.

Durante El Niño, el COPEFEN entregó a Manta 3.400 millones
sucres, para amurallar el río Burro y construir alcantarillas
de aguas lluvias.

Los barrios más afectados se encuentran en las riberas de
estos dos ríos: La Ensenadita, Miraflores, Jocay, 5 de Junio,
15 de Septiembre, Las Vegas, San Pedro. Unas 60 casas fueron
destruidas, de acuerdo con el censo que hizo la
Municipalidad.

En Junín, la alcaldía está preocupada porque la Subsecretaría
Regional de Obras Públicas poco hace por rehabilitar las vías.
La única carretera transitable es la Tosagua-Calceta, que
cuando llueve también presenta inconvenientes y el cantón
queda incomunicado.

El alcalde de Junín, Kevier Solórzano, inició la reparación de
vías hace dos semanas, pero la compañía Vial Fabara abandonó
los trabajos por falta de pago y porque aún no firma un
contrato.

Algo parecido ocurre con el cantón Bolívar, cuya alcaldesa
reclama a la Subsecretaría de Obras Públicas que se dé
mantenimiento a la carretera Calceta-Tosagua, que también
tiende a desaparecer por los efectos del temporal.

El cantón Rocafuerte no tiene acceso vial. El alcalde, Hernán
Cedeño, trabaja en la rehabilitación, con la poca maquinaria
que dispone el Municipio.

Actualmente elabora un proyecto de reconstrucción vial, porque
la mayoría de transportistas se niegan a ingresar con sus
unidades de transporte.

Sobresaltos

- Robert Carrillo, de transportes Coactur, dijo que hace cinco
meses trabajan a pérdida porque el ingreso económico bajó en
un 60 por ciento.

"Recogemos para pagar la letra del carro (entre 6 y 10
millones de sucres), pago de empleados y al final no hay
ganancia".

- La carretera está destruida y se rompen resortes, embragues,
frenos, rótulas y se daña el motor. También afecta la poca
cantidad de pasajeros, por temor a quedarse en media vía y por
los permanentes asaltos.

- Ricardo Vélez, de Rutas Portovejenses, coincidió en
manifestar que el trabajo disminuyó un 60 por ciento. Pero fue
más trágico al señalar que no alcanzan a pagar las letras,
porque al final del mes tienen gastos, en repuestos, que a
veces superan los 15 millones de sucres.

- Jorge Monge, dirigente de la transportación urbana de
Portoviejo, dijo que por lo menos tienen un gasto diario de
300 mil sucres por la compra de pequeñas piezas.

nLos vendedores de repuestos son los únicos beneficiados,
porque venden más y por último, subieron los precios. (DIARIO
HOY) (P. 6-A y 7-A)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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