Quito. 30 oct 2000. Hace 2 años, el Metropolitano invirtió 2.5 millones
de dólares para modernizarse. El Eugenio Espejo no renueva sus equipos
desde hace una década.

El equipo colapsó. Se recalentó justo cuando Zoila Alvarado, de 73 años,
estaba lista para someterse a una angiografía (una radiografía de los
vasos sanguíneos).

La mujer estuvo inconsciente ocho días, antes de acceder al angiógrafo
del Hospital Eugenio Espejo para realizarse el examen que determinaría la
causa de su estado. Cuando por fin estaba sobre la camilla, sucedió lo
que para los galenos del centro no es inesperado.

"Estoy trabajando, la paciente tiene el catéter adentro y el equipo se
daña", fue lo que pudo decir Jorge Benítez, jefe del servicio de
Radiología al esposo y a la hija de Alvarado, que, incrédulos, veían cómo
los auxiliares la sacaban en el mismo estado en el que entró, solo que
con la herida que dejó la introducción del catéter. Y a la vez perdían
por lo menos 40 dólares que habían invertido en comprar los insumos para
el examen.

El daño en el angiógrafo es un síntoma más de los problemas que tiene ese
hospital para mantener sus equipos, algunos de ellos de hace 20 años. El
aparato no es obsoleto, pero sí antiguo en relación a la tecnología
actual. "Es convencional, los nuevos son digitales. La diferencia es como
la que hay entre una máquina de escribir y una computadora", dijo
Benítez.

Según el director de ese hospital, Ernesto Mantilla, los equipos no han
sido renovados desde hace 10 años. "El tomógrafo tiene 20 años, aunque
los tubos son nuevos. No hacemos resonancia magnética, pero ahora
queremos montar el servicio de imágenes". Mientras tanto, la tecnología
más moderna en radiología ya atiende en otros centros hospitalarios, como
el Militar y el Metropolitano, los dos ofrecen servicios con los mismos
equipos que se utilizan en cualquier lugar del mundo. Un diagnóstico
sobre la tecnología con las que cuentan cuatro centros hospitalarios de
Quito -Militar, Carlos Andrade Marín, Eugenio Espejo y Metropolitano-
arroja resultados heterogéneos. Mientras el Eugenio Espejo no tiene
partidas para renovar sus equipos, el Metropolitano gastó, hace dos años,
2.5 millones de dólares para actualizar un equipamiento que, en total,
tiene un valor de 10 millones de dólares y que le permite practicar
incluso la medicina nuclear. La inversión se aprecia, sobre todo, en el
laboratorio, casi totalmente automatizado.

Sonia Santillán, directora de Genética de los hospitales Metropolitano y
Carlos Andrade Marín, sostiene que las principales casas de salud del
país tienen un mínimo retraso tecnológico en relación a otros estados.
"Con la diferencia obvia entre públicos y privados, la tecnología en el
país tendrá unos cinco o seis años de retraso. El área de genética es una
prueba. Esta es una especialidad nueva, pero ambos hospitales, el Seguro
y el Metropolitano, cuentan con tecnología moderna, la misma que se
encuentra afuera del país".

Para Rubén Bucheli, director del Hospital Carlos Andrade Marín, la brecha
se siente, sobre todo, en el equipo de diagnóstico. Un ejemplo: un
angiógrafo digital como los del Militar o el Metropolitano, permite
determinar con precisión cualquier grado de lesión en un infarto y
seleccionar exactamente los aparatos y dispositivos que debe utilizar.

"Con un equipo convencional, ese cálculo se hace al ojo", asegura Ramiro
Laso, cardiólogo intervencionista del Hospital Militar. El equipamiento
del Metropolitano y del Militar les permiten introducirse en
especialidades tan complejas como el trasplante de médula ósea. Para
ello, cuentan con equipos que facilitan aislar los elementos de la
sangre. "Estas no son prioridades de salud pública", asegura Patricio
Hidalgo, hematólogo del Hospital Militar. Pero en los hospitales
públicos, la imaginación reemplaza a la tecnología, cuando eso es
necesario y posible.

La prueba está en el empeño de Ahmadwali Mushtaq, oncólogo del Eugenio
Espejo, por conseguir 1 300 dólares para armar artesanalmente una cámara
flujolaminar: un equipo de circuito cerrado con sistemas de circulación
de aire que disminuye la toxicidad durante la quimioterapia. "Las
enfermeras se quejan de que tienen mareos y dolores de cabeza. Si no
podemos comprar el equipo, haremos uno". Y mientras Mushtaq sigue
imaginando su equipo, Zoila Alvarado al siguiente día se sometió al
examen de angiografía para saber por qué estaba como dormida...

El IESS se queda atrás

Si hasta hace cinco años fue considerado pionero en tecnología, ahora el
Hospital del Seguro tiene problemas para mantener sus equipos y más para
renovarlos. Aunque en ese centro, hay áreas con tecnología moderna, esta
convive con equipos que -según su Director- "funcionan con las últimas
descargas. Antes la renovación se hacía permanentemente, pero eso no es
posible desde el 96. Para actualizar los equipos necesitaríamos dos
millones de dólares".

Desde 1971, se realizan operaciones de corazón abierto y desde 1975,
cirugías de puentes coronarios. El promedio es de 120 cirugías anuales.
"Estas operaciones cuestan 15 mil dólares en un centro particular y el
IESS cubre a una población que, de otra forma, no accedería a ellas",
admite Rafael Arcos, jefe de esa especialidad. Sin embargo, tiene sus
reparos: "tenemos una sola máquina de corazón-pulmón de hace 15 años, que
es alquilada. Desde hace tiempo pedimos otra". El IESS tiene el equipo
para realizar cualquier tipo de cirugía cardíaca, pero le falta un
aparato llamado tagarno que evitaría que el médico, en plena operación,
tenga que dejar el quirófano y bajar a rayos X a ver la película que se
hizo para un examen de coronarias. Pero el Hospital cuenta con áreas en
las que la tecnología es de la más moderna en el país. Las terapias
intensivas para adultos y recién nacidos están equipadas con la
tecnología más actualizada. Son las mejores del país.

Tecnologías de punta

La resonancia magnética es esencial en los hospitales Militar y
Metropolitano. Tienen aparatos de gran capacidad para identificar
alteraciones, descifrando los cambios que producen las ondas magnéticas
en los protones de hidrógeno. Eso permite detectar desde una inflamación
hasta una tumoración.

Las cámaras de resonancia magnética disponen de doble capacidad de la que
existen en la mayoría de hospitales del país y por lo tanto ofrecen mayor
nitidez y rapidez. La Clínica Pichincha también tiene un equipo
sofisticado. "Esto es lo último en tecnología", explica Silvia Carrera,
tecnóloga médica del Militar, aunque reconoce que existen equipos de
mayor capacidad en Colombia.

El Militar y el Metropolitano cuentan con gamacámaras, aparatos de
diagnóstico que utilizando material radiactivo, captan cualquier
alteración en un órgano. Según Luis Felipe López, médico nuclear del
Metropolitano, el resultado es un diagnóstico exacto que permite conocer
detalles como la ubicación de una lesión y la posibilidad de revertir o
no el daño. El Eugenio Espejo no cuenta con esa tecnología. El Andrade
Marín tuvo una gamacámara donada, pero esta sufrió un daño y actualmente
no funciona. En enero llegará otra donada. (Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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