Quito. 19 mar 99. Una fábrica de plásticos despidió a 20
obreros de una planta que nunca bajó de 120 trabajadores.
Chevrolet del Ecuador dio vacación obligada, de 15 días, a 415
obreros hasta que vuelva la normalidad.

Las industrias del norte de Quito sufren los estragos de la
crisis y trabajan solo al 40 por ciento de su capacidad real.
Las empresas asentadas desde los Parques del Recuerdo hasta
Carapungo, en la Panamericana Norte, son aproximadamente 100 y
se dedican a fabricar cartones, textiles, escapes, ensamblan
vehículos, hacen plásticos y cueros.

Industrias Kai, por ejemplo, fabrica folders, ropa impermeable
y carpetas para papelería. Laboran 26 obreros, pero hasta las
11:00 del pasado miércoles diez trabajadores que viven en el
sur y más al norte de la ciudad no llegaban por las escasez de
transporte.

Diego Pazmiño, gerente de Kai, dijo que fue necesario dar
vacación a cuatro, "porque no se trabaja bien, estos días
fueron difíciles y la empresa, que en enero y febrero de 1999
produjo 70 mil metros de tela plástica, en marzo apenas
produjo 5 mil, es decir, laboramos a un 25 por ciento de
nuestra capacidad". Pazmiño y otros empresarios de la zona
admitieron que las plantas producen apenas al 40 por ciento, e
incluso menos, de sus posibilidades.

La misma desazón que en Industrias Kai se vivía en Mac, una
empresa que importa baterías de Cali, Colombia. Ricardo
Medina, un trabajador, explicó que allí laboran seis obreros y
hasta el mediodía de ayer apenas tres lograron arribar en
bicicletas. Byron Chávez y Rodrigo Vásquez llegaron de la Ave.
Mariana de Jesús y de Solanda, respectivamente. Para ello
salieron de sus casas a las 06:30. Pedalearon cerca de dos
horas hasta la planta, cuyos directivos restringieron hasta
las 15:00 el horario de trabajo para que los empleados
retornen a sus hogares.

En enero y febrero Mac almacenó 6 mil baterías y en marzo
apenas 2.500. La razón: hay recesión en el mercado y los
clientes de estas productos dejaron de comprar. A esto se suma
el alza de los objetos por el incremento del dólar: si a
principios de año, dijo Ricardo Medina, una batería costaba
220 mil sucres, hoy subió a 450 mil. Los obreros de Mac
admitieron que por suerte no han dejado de percibir sus
salarios.

La recesión se hace sentir en la empresa Fupel, de plásticos
industriales. Daniel Joe, gerente general, dijo que
"contábamos con 120 empleados hasta antes de las medidas (hace
siete días); sin embargo, la situación se agravó y nos vimos
obligados a despedir a 20". Otro factor que agravó la
producción de Fupel, que realiza plásticos para invernaderos y
empaques, fue el congelamiento del capital en los bancos. Para
Joe, esta medida impide, por el momento, realizar más
inversiones en las empresas. Pidió que el Congreso y el
Ejecutivo se pongan de acuerdo porque de lo contrario, "cada
semana de paro, para nosotros significa cinco años de
retroceso". Según Joe, los ecuatorianos debemos escuchar lo
que dijo Enrique Iglesias, presidente del BID: ponernos de
acuerdo y creer en nosotros para salir adelante.

Fupel tiene los productos listos, pero no puede enviar a otras
provincias por el bloqueo que sufrió el país, manifestó Daniel
Joe. "Lo mismo debe ocurrir con los exportadores de flores,
los productores de lácteos, los agricultores; estamos en cero
y queremos producir para alcanzar días mejores".

Una voz de aliento es la que tiene Patricio Proaño, gerente de
Ventas de Textiles Nacionales, empresa con medio siglo de vida
que da trabajo a mil obreros. Según Proaño, el lunes y el
martes, el 25 por ciento de trabajadores no pudo asistir, pero
ayer el 90 por ciento sí concurrió. El paro que sufre el país
afecta a Textiles Nacionales: en una semana sin contratiempos
la empresa puede vender dos mil millones de sucres en telas y
pañales, ahora las ventas se redujeron ostensiblemente. La
falta de circulación vehicular por el norte mantiene varado a
un cargamento listo para salir a Bogotá, Colombia, que suma
una utilidad de 500 mil dólares. Al igual que otros
empresarios, Proaño exige a los políticos que lleguen a un
acuerdo, "o que nos digan cómo podemos colaborar para que el
país salga del bloqueo, si es con otros impuestos, estamos
dispuestos a dialogar, nos interesa salir".

A pesar de todo, Textiles Nacionales espera seguir produciendo
los 8 millones de libras de algodón que alcanzaron en 1998;
también pagó a los empleados la última quincena. Su política
de recursos humanos es la siguiente: empleado que renuncia no
será reemplazado y no habrá despidos.

La crisis económica que afecta al país paralizó
momentáneamente a la maquinaria de dos grandes empresas del
sector norte: Chevrolet del Ecuador, concesionaria de General
Motor, o más conocida como Botar, y Fademsa, cuyo capital
mayoritario lo tiene Industrias del Ejército.

Los hangares de la Chevrolet están vacíos y silenciosos.
Carlos Losano, administrador de Relaciones Laborales de la
ensambladora, admitió que desde el lunes apenas 70 personas
asisten a la planta. "A los 415 obreros les pedimos que tomen
sus vacaciones anticipadas de diciembre porque con tanto paro
simplemente no hay como trabajar".

Chevrolet ensambla los Vitara de tres y cinco puertas, Suzuki
Forsa y jeep Rodeo 4x4, entre otras marcas. Según Losano, en
1998, Chevrolet ensamblaba 70 autos diarios, 40 en enero y
febrero de 1999 y en los últimos días, 25 vehículos. Sin duda,
dice, la capacidad adquisitiva de los ecuatorianos bajó y el
sector automotor está golpeado por otros factores: alza de la
gasolina, posible impuesto a los autos de lujo y el
congelamiento de depósitos en los bancos.

Gonzalo Coba, director de Recursos Humanos de la Chevrolet,
subrayó que no habrá despidos. Por suerte, añadió Coba, existe
un buen stock de vehículos e incluso 60 Vitaras están listos
para enviar a Colombia. Al momento, Chevrolet revisa las
estrategias de mercadeo; por ejemplo, se analiza una posible
sucretización puesto que el Vitara de cinco puertas tenía un
valor de 19.600 dólares antes del alza de esa moneda. ¿Habrá
una revisión de precios? Es posible, respondió Coba,
"estudiamos con nuestros concesionarios en todo el país el
nivel de ventas".

Coba es optimista y más bien pidió a los ecuatorianos más
esfuerzo para no ahogarnos en la crisis.

Las 100 máquinas de Fademsa están paradas. Rodrigo Guerrero,
un coronel (r) y gerente de la fábrica, manifestó que la
empresa decidió dar 8 días de vacaciones a los 100 obreros
hasta que pase la crisis. La mayoría, afirmó, vive en el sur
de Quito y pocos llegaron al trabajo. A la planta accedieron
20 empleados administrativos. Fademsa produce objetos para
camping, chompas, mochilas, cantimploras, chalecos antibalas,
maletería y carpas para camiones.

Al hablar de la recesión, Guerrero confirmó que en marzo la
fábrica rebajó las ventas de los artículos de lona en un 50
por ciento.

En Cepsa, una planta que distribuye lubricantes, neumáticos y
químicos se vivía la misma realidad: solo 8 de los 16 obreros
lograron llegar a la distribuidora. "Estos días fueron
difíciles, comentó Miguel Rojas, supervisor de bodega, porque
en marzo apenas 3 días sirvieron para comercializar los
productos a nivel nacional, es decir, la empresa solo laboró
al 10 por ciento de la capacidad".

Cepsa dispone de 63 mil galones listos para ser distribuidos.
Y en los patios de la planta se hallan decenas de vehículos
Chevrolet Corsa que la misma Cepsa espera sacar al mercado.
(Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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