Quito. 31.07.93. Ha habido momentos en que el sector empresarial
del país ha mostrado desazón frente al gobierno de Sixto Durán
Ballén en el transcurso de su primer año de gestión. ¿Las
razones? Los antagonismos en el equipo de Gobierno, el inestable
ritmo inflacionario y la lenta marcha del proyecto de
privatizaciones. Pero, a pesar de ello, no ha dejado de
respaldarlo. ¿Cuál es el motivo de este apoyo? Ninguno de los dos
gobiernos con una clara propuesta de consolidación de la empresa
privada, que se han sucedido a lo largo de los casi tres lustros
de reinaugurada la democracia, ha tenido propuestas de cambios
estructurales de la economía tan elaborados -al menos en el campo
teórico- como el actual, en el sentido de propiciar una retirada
del Estado para impulsar la reincoporación del sector privado al
manejo de la producción.
En la práctica, ¿cuál es el resultado del primer año de ese
gobierno? El balance que hace Nicanor Calisto, presidente de la
Cámara de Comercio de Quito, es positivo, aunque no deja de
señalar altibajos. Veamos sus respuestas al cuestionario de HOY.
- ¿Cuál es la evaluación que hacen las cámaras de comercio del
país a la gestión económica de Sixto Durán Ballén en su primer
año de gobierno?
La Cámara de Comercio de Quito consideró que el Gobierno se
extralimitó con su fuerte paquete de septiembre de 1992, sobre
todo en la devaluación monetaria, el incremento de las tarifas de
la energía eléctrica y de la gasolina. Sin embargo, a lo largo de
estos meses hemos visto que esas medidas han comenzado a dar
frutos, que se reflejan en la tendencia decreciente de la
inflación. Así mismo, las violentas subidas y bajadas de las
tasas de interés, que desmotivaban al inversionista y generaban
mucha especulación, también han declinado relativamente, aunque
no ha bajado al nivel que quisiéramos. El tipo de cambio se ha
mantenido estable, aunque no sabríamos decir si ello ha sido
producto de una acción forzada del Gobierno.
- ¿Algún hecho preocupante?
Donde no hemos visto una mejora radical es en el desempleo, que
está incrementándose y llegando a niveles altos como de 14%. No
ha habido inversión del Estado en obra pública, lo cual tampoco
ayuda a incrementar el empleo y la riqueza, porque el gran
inversionista en nuestros países ha sido el Estado y eso no ha
sido visible en este primer año.
Todo esto se ha producido en el marco de la gran expectativa
sobre la modernización del Estado, que la Cámara de Comercio de
Quito ha apoyado decididamente, con el criterio de que el
Congreso la evalúe y la apruebe con los cambios que hagan falta,
porque todas estas buenas cosas que ha iniciado el Ejecutivo, si
no terminan en una reducción del gasto público mediante la
subsecuente reducción del tamaño del Estado, significará que los
problemas persistirán el próximo año porque no habrá una mejora
importante, puesto que el presupuesto de 1994, tendrá
incrementos que marchan al mismo ritmo de la inflación. Tiene que
haber mucha mayor coherencia en el equipo de Gobierno y decisión
política en el presidente de la República para intervenir y
apoyar con mayor fuerza las buenas cosas que hacen sus ministros.
- ¿Hasta qué punto la empresa privada ha sentido que hay una
recesión económica en el país?
El comercio en general ha recibido duros golpes del Ejecutivo;
por ejemplo, en septiembre del año pasado se nos aplicó el
impuesto a los activos, que lo apoyamos porque lo conceptuamos
como obligación social; luego vino el problema del Austro, que
también lo apoyamos, aunque ya no muy felices. Estos golpes no
guardan relación con los ajustes que también debe hacer el
Estado. Los empresarios tenemos un límite, perdemos capacidad
productiva, lo que afecta las exportaciones y nuestra capacidad
de competir en el proceso de integración andina. Las empresas
ecuatorianas, si bien deben ser más eficientes, también tienen un
límite de productividad, de modo que la aplicación de impuestos
tienen que ser igualitaria para que todos adquieran conciencia de
que quien paga tiene que ocuparse de las cosas del país y de la
empresa.
- ¿Comparte Ud. el criterio de que en las actuales circunstancias
hay un rezago cambiario?
En septiembre hubo una sobredevaluación, pero todavía no hemos
llegado al techo de los dos mil sucres. Creo que eso se dará en
los próximos 60 o 90 días. La sobredevaluación de septiembre
pasado es la que mantiene rezagado el tipo de cambio.
- ¿Las tasas de intereses, que en determinado momento han estado
altísimas, no han afectado la capacidad de crédito del sector
productivo privado?
- Nuestra economía es enormemente frágil. El mero hecho de un
comentario de las autoridades hace variar las tendencias de la
economía. Por lo tanto, las autoridades monetarias y políticas
tienen que ser muy conscientes de sus declaraciones sobre estos
temas, porque pueden provocar procesos que no guardan
concordancia con los lineamientos del Gobierno. Las tasas de
interés afectan a la productividad y su alto nivel no ayuda a
reducir la inflación. El problema inflacionario va ligado a los
precios.
- ¿Qué debe hacer el Gobierno para alcanzar las metas de
inflación en este momento?
Si el nuevo ministro de Finanzas cumple con su enunciado de
luchar contra la inflación y mantener el gasto público lo más
abajo posible, es probable llegar al 30% a fin de este año. Pero
si ello no ocurre, seguiríamos con la inflación alta. Este
problema va ligado con el de tipo social. Por ello el Ejecutivo,
al planificar el presupuesto fiscal de 1994, tiene que ser muy
consciente que deberá asignar recursos pensando en la reducción
del tamaño del Estado. Caso contrario es muy difícil mantener la
inflación en niveles reducidos.
- ¿A propósito del área social, que tipo de compensaciones
debería poner en práctica el Gobierno para paliar los efectos del
ajuste?
Tendrá que haber mucha coherencia entre los distintos miembros
del Ejecutivo. Por ello miro con espíritu positivo las
declaraciones de la nueva ministra de Bienestar Social en el
sentido de unir los sectores económico y social. Esa estrategia
debe haber sido producto de una conversación previa con el jefe
de Estado y los demás ministros para que le provean de los
recursos necesarios para que pueda hacer una buena gestión
social, porque es notorio que ha habido bastante represión por el
lado social. Entiendo que ese fue uno de los principales
problemas al interior del equipo de Gobierno anterior. Imagino
que el Ejecutivo tiene esperanza de que salga la Ley de
Modernización, lo que permitirá reducir el tamaño del Estado para
contraer el gasto y destinar esos recursos a obra social. Caso
contrario no veo manera de reforzar el gasto en el campo social.
VENCIENDO VIEJOS TEMORES
- ¿Cual es el resultado de los procesos de liberación comercial
con Colombia y Venezuela en estos primeros meses?
Creo que todos los empresarios estuvimos muy temerosos de lo que
iba a ocurrir. Cuando sucedieron los hechos con bastante
agresividad por parte del anterior ministro de Industrias,
Mauricio Pinto, se integraron las fronteras, se legalizó el
mercado informal de frontera, los comerciantes de esas zonas
advirtieron que el proceso no afectaba sus economías. Luego, el
pequeño y mediano empresario empezaron a llevar sus productos a
Colombia y notaron que tenían aceptación no solo en el campo de
alimentos -sector en el que nos preocupaba el desabastecimiento
de los mercados ecuatorianos-, sino en el campo de las artesanías
y pequeña industria, que comenzaron a funcionar positivamente. En
el caso de los negocios grandes, ha habido importantes
exportaciones de vehículos ensamblados, de textiles y
confecciones, lo cual nos ha llevado al convencimiento de que en
estos primeros ocho meses de integración con Colombia, que es el
país con el que más ha funcionado el libre comercio, por lo menos
este proceso ha sido positivo. Esto nos obliga a los empresarios
a ser mucho más eficientes y a tratar de mejorar nuestros costos
para que, junto con las mejoras en el sistema de tributación,
podamos competir con exito. Caso contrario, podría verse
complicado el comercio exterior.
- ¿A propósito cómo miran las cámaras de comercio el eventual
proyecto de reformas al régimen tributario interno?
Conocemos que el nivel a partir del cual se aplicarán tributos ya
no será de siete millones de sucres, sino de 3.5 millones.
Creemos que todos los ecuatorianos debemos tener conciencia
tributaria para valorar nuestros derechos en educación, salud y
vialidad y, por supuesto, nuestras obligaciones. Es necesario
crear conciencia sobre la conveniencia de que los ecuatorianos
contribuyamos con el Estado. Así volvemos a tocar el problema de
la Ley de Modernización: no es dable que apenas un porcentaje
muy bajo de ecuatorianos contribuya con el 90% de la
tributación, porque ello genera una peligrosa dependencia de un
reducido grupo, al que si no le va bien deja al fisco sin
posibilidad de exigir impuestos.
- ¿Cómo interpretar las declaraciones de la presidenta de la
Junta Monetaria, quien dice que no va a haber acuerdo con el FMI
este año?
En el tema de la deuda externa empiezan a darse presiones desde
el exterior, puesto que nuestros acreedores ven que la reserva
monetaria internacional ha subido a casi mil millones de sucres.
Los acreedores del Ecuador miran que el Ecuador tiene capacidad
de ahorro, por lo tanto demandan el pago de su capital y de sus
intereses. Esto ha generado todavía una mayor presión de los
acreedores para cobrar su deuda. En este tema tiene que haber
una enorme unidad de acto entre la Junta Monetaria, el Banco
Central y el Ministerio de Finanzas para renegociar en los
términos más justos para las dos partes, puesto que estamos
conscientes que la deuda tiene que pagarse, a fin de mantener la
confiabilidad del país en el exterior.
- ¿Existen otras preocupaciones respecto al futuro inmediato en
el campo económico?
El nivel de inversión extranjera en el Ecuador es bastante pobre.
Tenemos esperanza de que la Ley de Mercado de Valores empiece a
funcionar y cree nuevas fuentes de financiación. Persistimos en
que se aprueben las leyes de Modernización, de Aduanas, de
Puertos y de reforma agraria para estimular la agroindustria.
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