Quito. 05.09.94. El tortuoso proceso que han seguido los
proyectos de reformas a la Ley de Telecomunicaciones unido a las
declaraciones políticas en torno a las justificaciones y
comentarios sobre el frustrado apoyo legislativo a tales
reformas, deja en el país la sensación de que un tema
eminentemente económico y catalogado como el más urgente de los
servicios públicos, ha comenzado ha politizarse cada vez más,
generando una especie de desacuerdo nacional en torno a los
mecanismos para superar esta situación.

A inicios de este gobierno, el EMETEL puso a consideración un
plan empresarial con metas en las telecomunicaciones
internacionales, telefonía nacional y telefonía local. En cuanto
a las primeras, propuso la ampliación de la central internacional
de Quito para alcanzar 2.600 circuitos, meta que desde luego no
era una novedad, porque tal capacidad ya estaba contratada y
prácticamente instalada; propuso también la digitalización de 300
circuitos analógicos de la central internacional de Guayaquil, la
construcción de una nueva estación terrena de Quito, la
digitalización de la actual y la ampliación de la estación
terrena de Guayaquil.

En cuanto a la telefonía nacional, se proyectó ampliar las
centrales de tránsito nacional -que existen en Quito, Guayaquil,
Ibarra, Ambato, Cuenca, Loja, Manta y Machala-; la construcción
de nuevas centrales de tránsito para Quito y Guayaquil y la
instalación de un sistema de fibra óptica entre las dos ciudades
principales. Por último, en cuanto a la telefonía local, tanto
urbana como rural, debía potenciarse la ejecución de proyectos
contratados, que totalizan más de 400 líneas de central.

Del dicho al hecho...

"Es lamentable que mientras públicamente se discute sobre
aspectos formales de la nueva Ley de Telecomunicaciones, el
sector haya seguido degradándose, pues el plan empresarial
1992-1996 no ha sido cumplido ni en un 10%, mientras las nuevas
necesidades crecen y el déficit y deterioro de los servicios es
angustiante. De las 600 mil líneas que están en servicio
actualmente, casi el 50% son de tecnologías antiguas: en el caso
de Quito, 140 mil líneas; en el caso de Guayaquil, 100 mil, y las
50 mil restantes en el resto del país. La lentitud de las
transmisiones y los problemas operativos de estas centrales, a su
vez, agravan y congestionan el sistema de comunicaciones", afirma
el Centro de Estudios y Análisis, CEA, en un informe al que HOY
tuvo acceso.

Según el CEA, las principales causas del fracaso en el sector son
la incompetencia e improvisación de los niveles directivos y la
ingerencia política, lo que determina una discontinuidad de los
programas y el temor de los nuevos directores a tomar decisiones,
relegándose las actividades empresariales a atender problemas
políticos o personales.

"En materia de telefonía internacional, cuyo reforzamiento era
indispensable, porque es la actividad que genera mayor porcentaje
de ingresos con los cuales -a su vez- se pueden financiar
holgadamente las inversiones locales, lamentablemente se ha
hecho muy poco además de inaugurar obras contratadas en gobiernos
anteriores, debiéndose lamentar que la escasa ampliación de la
estación terrena de Quito y la abstención de ampliaciones en
Guayaquil y en las comunicaciones con los países fronterizos
hayan debilitado la posición empresarial ecuatoriana en el
tráfico internacional", señala el CEA.

De acuerdo con el informe, de las nuevas centrales de tránsito
que se había proyectado construir solo se ha contratado la de
Quito y se ha postergado la de Guayaquil.... "Y en cuanto al
sistema de fibras ópticas, ni siquiera se ha planteado dicha
contratación, a pesar de que éste es el sistema más seguro y con
una capacidad de transmisión imponderable, pues un solo par en el
sistema de fibras ópticas puede transmitir el equivalente a 10
mil pares normales".

Respecto a nuevos proyectos para atender la demanda insatisfecha,
el informe del CEA señala que "EMETEL previó nuevas centrales
para un millón 126 mil líneas, pero los resultados al cabo de dos
años son realmente tristes, pues apenas se han tramitado tres o
cuatro pequeños proyectos por menos de 25 mil líneas, resultando
increíble el que dos de los proyectos urgentes como eran la
atención de las necesidades de Bahía con una central digital y el
proyecto Carapungo en Quito, no hayan prosperado, puesto que
licitados a principios de 1993, por inconsistencias y errores en
las bases, los concursos se declararon desiertos".

Finalmente, en cuanto a la transmisión rural, el Plan Empresarial
contemplaba la implementación del sistema DOMSAT (comunicaciones
satelitales para 32 poblaciones rurales) y, si bien el contrato
fue firmado en 1993, aún no se ha ejecutado y tomará mucho tiempo
antes de que pueda entrar en servicio.

EL PORQUE DE UNA NUEVA LEY DE TELECOMUNICACIONES

Para el Centro de Estudios y Análisis, el nuevo marco regulatorio
en materia de telecomunicaciones es un "imperativo nacional". "A
pesar de que la vigente ley tiene apenas dos años de existencia,
lamentablemente fue expedida en el momento de un cambio de
gobierno e inspirada en concepciones estatizantes y monopólicas
que han sido ampliamente superadas en todos los países del mundo,
como única salida ante la crisis de un sector que, en el caso
ecuatoriano, acusa grandes ineficiencias y deficiencias que
inclusive linderan con la irresponsabilidad e inmoralidad
administrativas", señala.

Desde el punto de vista del CEA, en la concepción de la nueva ley
es preciso tomar en cuenta que pueden ser competitivos entre sí
diferentes servicios frente al sistema convencional de telefonía
fija. "No solo la telefonía celular es una alternativa frente a
problemas crónicos de incomunicación a nivel empresarial, porque
también pueden crearse empresas para transmisión de datos, para
instalar una red troncal de larga distancia; incluso pueden darse
servicios de telefonía básica inalámbrica o sistemas telefónicos
busca personas ampliando el similar sistema radial (Metro Quito);
es posible además un servicio telefónico exclusivo entre dos
ciudades (tráfico courier) con fibra óptica, que tiene gran
capacidad de líneas; finalmente, se pueden también generar
concesiones para sistemas de transmisión exclusivos a nivel
andino, reforzando los equipos fronterizos", explica.

Las experiencias de otros países

Según el informe del CEA, el Plan financiero de privatización de
EMETEL determina que los activos en 1994 ascienden a 920 millones
de dólares y que para fines del próximo año alcanzarán los 1.070
millones, una vez que se ejecuten las instalaciones contratadas
de 95 mil líneas en el presente año y 150 mil en 1995.
"Considerando que la economía ecuatoriana tiende a estabilizarse,
los ingresos se han calculado con las tarifas vigentes. En cuanto
a los gastos se asumirá que la masa salarial no crecerá en más de
un 15%, pues el personal de EMETEL no aumentaría, mientras los
gastos de operación y mantenimiento, por su parte, se elevarán
en un 25% -el mismo nivel de la inflación-, lo que obligaría a
mejorar la eficiencia empresarial, ya que los egresos crecen
menos que la combinación de inflación y aumento de abonados",
explica el CEA.

En cuanto a los ingresos de EMETEL, se ha proyectado que pasen de
los 300 mil millones de sucres obtenidos en 1993, a más de 755
mil en 1995. La utilidad neta permitió una rentabilidad del 6,27%
en 1993; para 1994 esta rentabilidad sería del 9,27%, mientras
que se proyecta que alcance el 12,68% para 1995.

El CEA subraya la necesidad de no paralizar las inversiones de
EMETEL para no efectuar su rentabilidad y mejorar las opciones de
una futura privatización. "Es importante -dice- reseñar lo que
ha ocurrido en países que mantuvieron una estructura muy similar
a la ecuatoriana".

En Chile, por ejemplo, la empresa comenzó vendiendo parte de sus
acciones a un valor inicial de 1.148 dólares por línea; en una
segunda etapa y cuando el número de líneas se había expandido,
las vendió a 1.411 dólares; luego de cinco años, y cuando el
servicio se había tornado eficiente, el precio por cada línea
subió a 3.532 dólares.

En México, el precio pasó de 2.232 dólares a 4.423 dólares por
línea, en un contexto en que el incremento de líneas era del 35%.
En Venezuela, el precio inicial de cada línea era de 3.220
dólares. El récord en el valor de las líneas lo tiene Singapur,
con un precio de 4.000 dólares por línea, mientras que en
Argentina el precio es de 800 dólares por línea. (7A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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