Con licencia para no trabajar: cinco sindicalistas de la Empresa Eléctrica Quito tienen derecho, según el artículo 24 del nuevo contrato colectivo, a "licencia con remuneración completa, cada año, cuando éstos tuvieren que ausentarse en cumplimiento de comisiones, giras, asistencia a congresos, seminarios (...), por el tiempo máximo de 30 días" y otros dos privilegiados podrán ausentarse un año, pagado por la empresa, para "hacer uso de becas de capacitación sindical".

Las promesas de cambio quedan en el discurso

"El objetivo es permitir una administración dinámica y equitativa de los recursos económicos y humanos de la empresa". Carlos Andrade

En agosto de 2002, parecía que el flamante gerente de la Empresa Eléctrica Quito, Carlos Andrade, iba a transformar la compañía con una reorganización administrativa total.
Todo se encaminaba hacia el resquebrajamiento del poder del sindicato: seis funcionarios fueron reemplazados de puestos administrativos, incluido el poderoso líder de los trabajadores, Edgar Ponce, que estaba al frente de la División Técnica Comercial, y que regresó al puesto de jefe de Control de Clientes (lo extraño es que según el contrato colectivo goza de ocho horas diarias de permiso por ser dirigente sindical). Pero, al parecer, fueron simples tambores de guerra.
"Las promesas de la reestructuración integral de la Empresa Eléctrica Quito (...) van quedando en tapadera. El asunto era impedir la venta de las acciones por razones dogmáticas", escribía el 12 de agosto de 2002 Francisco Rosales Ramos, editorialista de HOY. Y la firma del nuevo contrato colectivo parece confirmar esa sospecha.
La eliminación del cogobierno, uno de los logros que destaca Andrade en el nuevo contrato colectivo, no es real, según un asesor del proceso de reingeniería de la compañía, por una sencilla razón: no se desvinculó el Reglamento de Escalafón del contrato colectivo. El Reglamento está atado al contrato, que debe ser vigilado por un Comité de Escalafón de la empresa, en el cual se deciden los nombramientos, los ascensos y las nuevas contrataciones.
Se trata de un pequeño reducto en el que el sindicato mantiene el poder con la figura bipartita o paritaria; si no hay acuerdo entre los miembros del Comité sobre un tema (delegados del la empresa y de los trabajadores por igual) se deja la decisión en manos de un árbitro: el decano de las Facultades de Administración de las universidades Central o Católica, una manera de entorpecer las decisiones que vayan contra la voluntad del sindicato, dijo a BLANCO Y NEGRO el asesor.
Otra trampa escondida en el nuevo contrato es la reducción de beneficios que no son proporcionales a los ingresos, el refrigerio que pagan cada día a los trabajadores, por ejemplo, pero a cambio dejaron intactos otros beneficios como la obligación de la empresa de pagar las vacaciones acumuladas por años de antigüedad. Eso representa para la empresa alrededor de $700 mil, un gasto que tiene gran peso dentro de la masa salarial, que paga la planilla eléctrica. (JT)

La lista de beneficios es tan larga como generosa

Los cargos se heredan: si un trabajador muere o queda inválido sus hijos o cónyuge tienen prioridad para vincularse a la Empresa Eléctrica Quito

Además de un incremento salarial del 17%, los 1 142 trabajadores de la Empresa Eléctrica Quito se hicieron de un paquete de beneficios que incluye desde ayudas económicas de $400 por la muerte de padres, hijos y cónyuges, hasta bonificaciones por el aumento de la inflación que pueden llegar al 80% de su salario básico.
Hay bonificaciones por jubilación patronal especial de $8 por cada año de servicio, además de la jubilación que paga el IESS.
Eso sin contar el estímulo monetario a los trabajadores que cumplan 25 años de servicio y que equivale al 70% de un salario básico mensual.
Pero los trabajadores no tienen que esperar 25 años para recibir extras, a partir del 24º mes en el cargo son premiados con una bonificación mensual, por cada año de servicio, de $1,80 más el 1% del salario básico.
El contrato también prevé bonificaciones por "carga famililar" de $4 mensuales por el cónyuge incapacitado para trabajar, por los hijos menores de edad, los de hasta 21 años que estén desempleados, los de hasta 25 años de edad que estudien, los hijos mayores incapacitados para laborar e incluso las hijas solteras "de cualquier edad, que no trabajen".
En la lluvia de beneficios aparecen también un "bono sustitutivo" de $17 mensuales para cada trabajador y un descuento del 90% en las tarifas de consumo de electricidad.
Hay espacio hasta para dar bonificaciones anuales de un salario básico extra por trabajador el 15 de marzo, el 15 junio y el 15 de septiembre.
Para el aniversario de la empresa, en noviembre, los jubilados reciben de regalo un salario mínimo vital más.
A lo anterior se suma una "gratificación especial por antigüedad", que se pagará el 21 de noviembre "cuando los empleados cumplan años de servicio".
Si los años de servicio son 10, el trabajador recibe un bono de 40% de su salario básico; si son 15, reclama 60%, si cumple 20 le dan 90% y a los 30 años tiene derecho al 150%.
Si el empleado muere o queda inválido, además de la indemnización a que tiene derecho por Ley, la empresa le entrega 48 sueldos mensuales.
Si el accidente no es de trabajo, la indemnización cae a 24 sueldos mensuales en caso de invalidez total y a 70% del sueldo mensual multiplicado por 12 si la invalidez es parcial.
El contrato también otorga $2,15 diarios por cabeza para el "refrigerio". (MT)

ENTREVISTA

"Una mala relación laboral ahuyenta las inversiones"
Gustavo Pinto Albornoz, presidente de la Cámara de Industriales de Pichincha

En el nuevo contrato se modificaron 31 artículos y quedaron vigentes 45. Las negociaciones comenzaron el 27 de noviembre de 2002, entre los abogados de la compañía: Efraín Redrován, Amanda Páez y Manuel Terán, y los delegados de los trabajadores: Edgar Ponce, Bolívar Moreano, Raúl López y Jorge Martínez.

El Comité de Justicia habría perdido la facultad de aprobar los despidos de los trabajadores, lo que para el gerente de la Empresa Eléctrica Quito, resulta algo interesante, porque la compañía toma directamente todas las acciones disciplinarias para solicitar, por ejemplo, un visto bueno (despido) en el caso de empleados que han incurrido en una falta grave. Pero el artículo 30 del contrato actual dice que "el pedido de visto bueno para cualquier trabajador de la empresa requiere previo conocimiento del Comité de Justicia".


La administración negoció con una base de incremento salarial de 17% y no de 20% como exigían los trabajadores. El incremento del 17% le representa a la empresa unos $3 468 000 anuales. El contrato, además, elimina el 15,76% de elevación adicional al negociado, que automáticamente recibían los trabajadores en enero de cada año. Según Andrade, el alza de 15,76% "tal vez se justificaba cuando el país estaba bajo el régimen del sucre por las devaluaciones altas, pero en dolarización, cuando la inflación está a a baja, no se justifica". Entonces, cabe preguntarse ¿cuánta autonomía ganó la empresa con la firma del nuevo contrato colectivo?
Alguien que siguió de cerca todo el proceso es el presidente de la Cámara de Industriales de Pichincha, Gustavo Pinto, que representa a los accionistas de las Cámaras de la Producción en la Empresa Eléctrica Quito.

¿El nuevo contrato colectivo pudo dar mayor capacidad de administración a la Empresa Eléctrica Quito?

El contrato continúa siendo el más grave de los contratos, el más costoso y atentatorio a los intereses de la colectividad y de los accionistas. Pero aun así es mejor que el anterior contrato.

¿Por qué es mejor?

Porque se rompió bastante el cogobierno de los trabajadores, se le quitó al Comité de Empresa algunos poderes increíbles que tenían en el anterior contrato.

¿Al decir bastante significa que no se rompió con la coadministración del sindicato en la actual gerencia?

Sacar a las personas que la empresa necesita separar aún es prácticamente imposible por el costo que representa. Primero por el método que hay que seguir. La administración aún no tiene facultad de dar el visto bueno (despido), sino que lo da el Comité de empresa.

Entonces, ¿se mejoró pero no se recuperó la autonomía?

Sí. Otro punto: se logró un incremento de 17% en el salario, pero para un país con una inflación de 6% y una empresa que tiene presupuestado perder $20 millones este año porque el negocio está mal llevado, no tiene lógica.

¿Por qué está mal llevado?

La empresa compra energía a $0,10 el kilovatio hora y lo vende a $0,06. A esto se suma la alta ineficiencia y la baja competitividad de una compañía quebrada.

¿No hay que vanagloriarse del contrato?

Bueno, el contrato es bastante mejor que el anterior, pero todavía es desproporcionado para la realidad de la empresa. Los trabajadores siguen teniendo prebendas: clubes campestres, casas para vacaciones, bonos. Está abierto el camino para ir mejorando el contrato.

¿Qué salida queda?

Ir al proceso de concesión de la empresa a una administración privada, lo cual irá ligado a mejorar la relación laboral para atraer al capital del sector privado. Una mala relación laboral es un arma para ahuyentar a los grandes inversionistas. (TH)

LA FICHA

Gustavo Pinto Albornoz, ingeniero civil, ha sido por varios años presidente de la Cámara de Industriales de Pichincha. Ha estado vinculado siempre al sector empresarial y representa ahora a los accionistas de las Cámaras de la Producción ante el Directorio de la Empresa Eléctrica Quito.

CARLOS ANDRADE, GERENTE DE LA EMPRESA
Suprimidos los artículos no se acaban los beneficios

El gerente de la Empresa Eléctrica Quito, Carlos Andrade, dice que el mayor logro de su administración fue revisar todos los artículos coyunturales y económicos del contrato colectivo y terminar con el cogobierno de los trabajadores.
Carlos Andrade destaca la eliminación del Comité de Coordinación Técnico Administrativo Financiero, donde el sindicato tenía injerencia en esas tres áreas de la compañía, aunque en el contrato colectivo aprobado el sindicato aún puede pedir los documentos de la empresa que crea necesarios.
La eliminación del artículo que permite entregar viviendas a los trabajadores en las subestaciones de Cumbayá, Nayón y Guangopolo, por ser centros poblados, es otro logro que destaca Andrade, aunque en el artículo 60 del contrato se lee: "La empresa mantendrá los programas de vivienda destinados a favorecer a aquellos trabajadores que aún no la tengan". (TH)

EDGAR PONCE, DIRIGENTE SINDICAL
El sindicalista que goza de permiso de ocho horas al día

Edgar Ponce Iturriaga es el dirigente que más tiempo ha estado frente al sindicato de una empresa (Electrica Quito) y como tal goza de las ocho horas diarias de permiso, que garantiza el contrato colectivo para los dirigentes sindicales.
Tiene un discurso político: "Los trabajadores no podemos dejar de considerar el entorno difícil que se vive en el país, cuando se busca en una salvaje arremetida despojar a los trabajadores de todas las conquistas".
Ponce afirma que el contrato ha mantenido la parte estructural con varias modificaciones. Insiste en que en la empresa no ha existido cogobierno porque los trabajadores no eligen ni directores ni gerentes, sino la Junta de Accionistas y el Directorio. "Fue una campaña para asustar a la ciudadanía", dice.
Sin embargo de esto, Ponce reconoce que se debieron hacer algunos cambios para que fuera la empresa la que presidiera los organismos internos. (TH)

SIN IMPORTAR EL DESEMPEÑO

Cuatro años de gracia para los empleados de la EEQ

El contrato colectivo da a los trabajadores cuatro años de estabilidad en sus cargos a partir del 1º de enero de 2003.
Si un empleado es despedido (por causales diferentes a las del artículo 172 del Código de Trabajo) tiene derecho a siete salarios "imponibles" más dos sueldos por cada uno de los años de servicio en la Empresa Eléctrica Quito, además de la indemnización que señala el Código, que no puede ser inferior a 15 sueldos imponibles.
Por sueldo imponible se entiende el salario básico más bonificaciones anuales, subsidio familiar, sobretiempos y recargos, comisiones, diferencias de sueldos, aportes personales al IESS e Impuesto a la Renta, bonificación de vacaciones y tiempo de servicios.
El sueldo básico incluye el salario del puesto, una bonificación por 25 años de antigüedad, otra por la diferencia de tablas salariales y una bonificación más por méritos. (MT)

ANALISIS
La sociedad ecuatoriana pagará la factura

Mientras el país hace un esfuerzo por ajustar sus cuentas y cumplir con las metas de austeridad en el gasto público, para superar la crisis de 1999 y prevenir otra, la EEQ vive en su propio domo de cristal y le pasa la factura de cobro a los de a pie.
No solo porque los $3 468 000 que cuesta el incremento salarial del 17% para los trabajadores de la empresa estatal saldrán de "mi bolsillo y del suyo", como dijo un franco ex funcionario del Tesoro de Estados Unidos, sino porque la ineficiencia en la administración de la empresa ahuyenta las inversiones.
La distribuidora estatal no puede pagar a las generadoras, que también son estatales, porque sus ingresos son mínimos debido a las pérdidas de recursos, que se derivan del hecho de que la EEQ trabaja con equipos obsoletos y de la negligencia frente al robo de energía.
Y si las distribuidoras no pueden pagar a las generadoras, no hay como pedir a los inversores que arriesguen su capital en proyectos hidroeléctricos, sin garantías para recuperar su capital.
La inseguridad jurídica, es decir, la falta de reglas claras de juego también contribuye a mantener alejadas las inversiones y la posiblidad de dinamizar al mercado eléctrico ecuatoriano.
Por eso es más que urgente la contratación de administraciones internacionales para las empresas eléctricas, que garanticen un eficiente manejo de los recursos humanos y técnicos, reduzcan las pérdidas, no se dejen secuestrar por los sindicatos y pongan orden en la casa. (JT-MT) (BLANCO Y NEGRO)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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