Quito. 15 may 2000. El 21 se realizará una vigilia para recordar a
las víctimas en el mundo. Mientras tanto, todavía es largo el
camino para encontrar un remedio eficaz.

El sueño de controlar la pandemia del VIH/sida, a través de una
vacuna, sigue siendo la ilusión de los científicos del mundo.

Sin bajar la guardia ante la vertiginosidad con la que el virus
muta y se vuelve resistente al tratamiento, se está buscando una
"vacuna terapéutica". Al momento están en fase experimental 2 y 3
-de cinco-, es decir, en la etapa en la que con pacientes
voluntarios se comienza a probar cuán eficaz y tolerable es la
aplicación de diverso tipo de dosis disponibles.

Si bien esta no es el gran inmunizador que se espera conseguir
algún día, se está trabajando en el manejo del código genético
para que la persona que reciba esta dosis estimule sus defensas
inmunológicas y pueda vencer al virus de la mano de la tradicional
terapia antirretroviral.

Así lo dieron a conocer Eduardo Sprins (Brasil) y Alan Rodríguez
(EE.UU.), dos de los médicos extranjeros que participaron en el
"Simposium internacional de medicina interna", realizado en Quito
a finales de la semana anterior. Esta vacuna, cuyos componentes
son biológicos, la están desarrollando en un trabajo conjunto
laboratorios y universidades de EE.UU. y Japón.

El VIH/sida por ahora es una enfermedad tratable mas no curable,
las expectativas respecto a la vacuna son altas pero solo se verá
a largo plazo, si esta puede acabar definitivamente con el virus
dentro del organismo. En cambio, el país se ha estado moviendo
paralelamente a lo que ha acontecido en el mundo en materia de
tratamientos de VIH/sida, comenta Fernando Bonilla, presidente de
la Asociación Ecuatoriana de Farmacología.

Al momento disponemos de 10 fármacos nuevos como opciones para
tratar la enfermedad, mientras afuera hay 16 oficiales. En 1986
salió al mercado mundial el AZT, la primera terapia desarrollada
para tratar a estos pacientes; a Ecuador llegó el mismo año. En
1989 se introdujeron dos drogas nuevas. En 1996, apareció el
sulfato andinavir -que evita que el virus se replique y así las
células de defensa del individuo se mantengan sanas-. Y, en 1998,
llegaron las últimas dos drogas.

En relación con el diagnóstico en laboratorio, Ecuador solo cuenta
con un equipo para aplicar tecnología PCR, la última y más
efectiva para analizar la replicación del virus y así saber, entre
otras cosas, si las terapias están surtiendo o no efectos.

Lo que hace es amplificar el código genético de la muestra de
plasma del paciente que tiene el virus y, a través de un equipo
especial, obtener la proyección e identificación de cuántos virus
están replicándose en el organismo de esa persona, expresado en
condiciones logarítmicas.

Esta llegó hace cuatro años y fue aplicada en Guayaquil. Este año
fue trasladada a Quito y de ella se benefician con sus servicios
subsidiados, principalmente, los pacientes referidos por el
Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), el Instituto de
Seguridad de las Fuerzas Armadas y el de la Policía.

El Hospital Teodoro Maldonado de Guayaquil no ha puesto a
funcionar un equipo de última generación para el conteo de carga
viral que posee. El resto de laboratorios donde se hacen
mediciones emplean métodos no tan fidedignos como "microelisa".

Si bien, el país no ha estado marginado de los avances
científicos, las dificultades de acceso a ellos por parte de la
población infectada -Onusida estima que existen 10 300 viviendo
con la enfermedad, de los cuales 200 son niños; 7 700 fallecidos
por su causa y 1 100 huérfanos que no se sabe si tienen o no la
carga viral-, junto a la discriminación de la que son objeto y a
la falta de campañas nacionales de prevención y educación, son los
grandes pendientes del Estado ecuatoriano en el tema.

En 1997, las 13 Ong que conforman RedSida y las agrupaciones de
pacientes que existen en el país decidieron dar una respuesta a
esta problemática y elaboraron una ley, que al cabo de un dilatado
proceso burocrático de análisis, postergaciones, discusiones y
objeciones se aprobó. El pasado 14 de abril, apareció publicada en
el Registro Oficial como "Ley para la Prevención y Asistencia
Integral del VIH/sida".

Según Bonilla, el documento es muy escueto y general pero de todas
formas constituye un instrumento sobre el cual planificar y,
básicamente, proponer un trabajo conjunto de optimización de los
recursos de todas las organizaciones, tanto estatales como
privadas, que trabajan con sida y encaminarlos a una meta común.

"Hay que crear mecanismos para hacer práctico lo que está en la
ley y eso es cuestión de creatividad de la sociedad organizada, no
de malabares fiscales del Estado".

El mismo Bonilla fue miembro del grupo de profesionales que dictó
charlas a los legisladores de la Comisión de Salud para que
tuvieran un conocimiento profundo de la enfermedad antes de
analizar y discutir la ley.



No es una salvación, es un instrumento

En la ley se declara a la lucha contra el sida como interés
nacional y se obliga al Estado a: conformar el Instituto Nacional
del sida (art. 2), adscrito al Ministerio de Salud, como
coordinador de las acciones, públicas o no, encaminadas a ese
objetivo.

El organismo, además, deberá elaborar planes de prevención,
facilitar tratamiento gratuito a las personas afectadas y crear un
banco de fármacos.

La ley también trata el tema de la confidencialidad, llamando a
los médicos a guardar estricto cuidado con este aspecto (art. 6),
al igual que consagra que "ninguna persona será discriminada a
causa de estar afectada por el VIH/sida..." (7), derecho que
deberá especificarse mejor en el reglamento.

En el artículo 12, se determina que en las principales ciudades
del país se establezcan oficinas jurídicas, parte de la Defensoría
del Pueblo o la Fiscalía, para que asistan legalmente a las
víctimas de discriminación.

Solo se espera la formulación del reglamento -misión del
Ejecutivo- que viabilice estos deberes y garantice los derechos.
Sin embargo, ya existe una preocupación: el artículo 13, "Las
obligaciones que tiene el Estado conforme a esta Ley, se cumplirán
en la medida de las disponibilidades presupuestarias...".

Este fue introducido por el ex presidente Jamil Mahuad, según
Cecilia Paredes, coordinadora de proyectos de la Fundación
Ecuatoriana de Acción y Educación para la Promoción de la Salud
(Fedaeps).

"Esto nos ata un poco las manos, pero no vemos a la ley como una
tabla de salvación sino como un instrumento para iniciar acciones
de mayor impacto, sobre todo en prevención que es lo que más nos
preocupa dadas las alarmantes cifras y las edades tan tempranas en
las que se están registrando casos en el país".

Paredes aseguró que presentarán una propuesta de reglamento,
elaborada básicamente desde la perspectiva de los pacientes, la
que esperan sea acogida por el Ejecutivo como referente para crear
una política en el tema. (Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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