EL SINDROME DE ANTIGONA. Por Martín Pallares

Quito. 01.01.92. "­El que no salta es chapa!" Al compás de
este estribillo saltaba la multitud congregada en el estadio
del Aucas, semanas después de haber salido a la luz el informe
de la comisión internacional que investigó la desaparición de
los hermanos Restrepo, y que aseguró que ellos habían
desaparecido en manos de la Policía.

"Dile no al SIC" y "Más poesía, menos Policía" eran, entre
otros tantos, los mensajes que había grabado la ciudad, a
manera de graffiti, en muros y paredes, luego de haber
estallado el escándalo.

Estas dos expresiones del pueblo, sin duda, revelan que el
caso de los hermanos Restrepo llegó más allá de los recintos
policiales, judiciales y políticos. La desaparición de estos
dos chicos trascendió y llegó adonde llegan las cosas de
importancia: al pueblo, su conciencia y su memoria.

Según el ensayista José Sánchez Parga, varios son los factores
que han hecho que el caso se haya grabado de manera definitiva
en la conciencia social.

La primera radica en el grado de identificación que se ha
tenido con los protagonistas de la tragedia. "Todos hemos
sido, alguna vez, padres de los hermanos Restrepo", dice
Sánchez Parga, para quien el tratamiento y descenlace del caso
llevó a que el pueblo se identificara de esa manera porque
todos los ecuatorianos hemos sidos víctimas de atropellos
alguna vez.

"Es el síndrome de Antígona", agrega, para ilustrar el hecho
de que la ley de las personas es más importante que la ley del
Estado. "No hay ley de Estado que esté por encima de los
derechos ciudadanos", dijo.

Imagen familiar

De igual parecer es el periodista Simón Espinosa, para quien
los Restrepo representan una imagen familiar, capaz de crear
una nivel de identificación con la mayoría del pueblo
ecuatoriano. Al ser los Restrepo golpeados y atropellados se
creó una reacción en cadena que, a la final, hizo que la
sociedad haya adoptado una posición más beligerante contra
instituciones como la Policía que, desde siempre, habían
tenido mala fama, pero que jamás habían sido señalada por el
dedo inquisidor.

En definitiva, Espinosa cree que el caso Restrepo permitió
liberar una predisposición contraria a la Policía que había
existido desde hace mucho tiempo antes.

Por ello, el caso Restrepo ha cambiado la actitud de la
sociedad frente a las instituciones. Sin embargo, Espinosa
cree que la duración de este efecto será temporal, al
contrario de Sánchez Parga, para quien el caso Restrepo será
un hito que, junto a otros que irán apareciendo, se irá
acumulando en beneficio de lo que él llama la democracia
formal.

"El hecho revela sin duda, que los ecuatorianos aún somos
capaces de buscar la verdad y de adherirnos a la causas
justas", decía, por su lado, a manera de sentencia, Nila
Velázquez en editorial aparecido el 11 de septiembre del año
pasado.

"Minorías peligrosas"

Para Sánchez Parga la segunda razón, y quizás la de más fondo,
es la relacionada con lo que él llama "las minorías peligrosas
por impunidad".

Una minoría peligrosa por su impunidad es aquella que no puede
ser atacadas por estar en una posición inalcanzable. Una de
ellas ha sido la Policía. Pero a partir del caso Restrepo ha
perdido su impunidad. Desde allí la sociedad empieza a
cambiar su actitud frente a otras instituciones (minorías
peligrosas por su impunidad) como por ejemplo con los médicos
que, últimamante, se han visto envueltos en denuncias de mala
práctica médica. "Antes los médicos eran vistos como seres
perfectos y nadie podía atacarlos. Hoy la cosa es distinta",
apunta Sánchez Parga, para quien "si los policías no son
impunes, tampoco lo son los médicos".

Esta actitud permitirá la creación de una sociedad cada vez
más democrática, dice él. Por ello, la importancia de la
democracia formal radica en que genera en la sociedad la idea
de que existen derechos y obligaciones a los que se pueden
apelar.

Los medios de comunicación

Para que el el caso haya logrado tener la trascendencia que
tuvo, todos destacan el papel de los medios de comunicación.

Diego Araujo, en una editorial aparecido el 2 de septiembre
del 91, decía que "La información, los comentarios, el
acucioso seguimiento del caso, han ayudado a que la verdad no
quedara oculta para siempre en las fauces de los
fluviomarinos.

Después del informe, el caso no ha concluido; queda todavía
por recorrer un largo camino: establecer responsabilidades,
sujetar a los autores, cómplices y encubridores a la justicia
penal ordinaria, castigarlos de acuerdo a la ley", decía.

El llamado que formularon los medios para el saneamiento de la
Policía, también influyó en la conducta ciudadana. Artículos y
comentarios que no hacían otra cosa que reflejar una corriente
de opinión pública, hacían llamados urgentes para la reforma
policial. "El crimen de los hermanos Restrepo ha servido para
que la opinión pública se interne en esa institución policial
y conozca un poco la ballena por dentro", apuntaba Caludio
Mena Villamar, en artículo aparecido el 29 de agosto del 91.
(7A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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