Quito. 18 dic 98. Una combinación de factores externos e
internos han llevado al Filanbanco a enfrentar la peor crisis
de su historia. Para mantenerlo a flote el Banco Central debió
darle créditos por más de 300 millones de dólares. Una
decisión técnica que se volvió política

El negocio de un banco es captar el dinero de sus clientes y
lo más pronto posible ponerlo a trabajar mediante un préstamo
a otro cliente o mediante inversiones altamente rentables.
Esto debe hacerse con el menor costo operativo posible. Por
eso, un banco eficiente no es necesariamente el que tiene el
edificio más grande o la agencia más lujosa. Pues Filanbanco,
según la Superintendencia de Bancos es la institución que
cuenta con los mayores activos del sistema, es decir que la
mayor cantidad del dinero de sus clientes está invertido en
propiedades, las cuales no todas son rentables. Son 1.100
millones de dólares que representan algo más del 14% de todos
los activos de los 40 bancos ecuatorianos. Proporcionalmente
al número de clientes, Filanbanco no debería tener más del 8%
de los activos del sistema.

Siendo tan grande en activos, parecería paradójico aceptar que
también es el Banco que tiene el mayor volumen de pérdidas,
las que alcanzan los siete millones de dólares hasta octubre.
Además, la cartera, es decir el dinero que ha prestado a sus
clientes, es también la mayor del sistema. Son 500 millones de
dólares, parte de los cuales podría ser difícil de recuperar.
En poder del Filanbanco está el 30% de los créditos más
riesgosos que ha otorgado todo el sistema financiero.

La calificación de Filanbanco según el índice económico Camel
deja también mucho que desear. Analizados los 23 bancos más
grandes del país, el Filanbanco es el penúltimo. El análisis
del capital lo ubica en el puesto 17. Según la calidad de sus
activos, que son muchos pero malos, está en el puesto 19. En
eficiencia para generar un buen margen financiero obtiene la
mejor calificación y sin embargo queda en el puesto 15. En
ganancias es penúltimo y por su liquidez ocupa el puesto 19.
En resumen, en el sistema hay 22 mejores bancos que el
Filanbanco, el único que está peor es el Tungurahua.

Este aterrador panorama se ve maquillado por la confianza del
público en un banco que ha cumplido 90 años en el mercado y
que junto al Pichincha -dos años más antiguo- son los decanos
de la banca ecuatoriana. Por esto el 14% de los depósitos del
sistema está en manos del Filanbanco. En esto se ve superado
solo por el Progreso que ofrece las más altas tasas de interés
y recientemente por el fusionado Pacífico-Popular. Los 850 mil
clientes que maneja el Filanbanco son realmente el peso que
tienen las autoridades gubernamentales para que la simple
decisión técnica de quitarle el oxígeno y desconectarle el
respirador artificial, se haya convertido en una difícil
decisión política.

Todas estas distorsiones de los principales índices de
eficiencia de la administración del Filanbanco han mermado
peligrosamente la liquidez del Banco. Es decir que cada día en
las cajas fuertes había menos dinero para cubrir las
necesidades de sus clientes.

Filanbanco es también el Banco más comprometido con el
comercio exterior y fue duramente golpeado por la crisis
asiática. Según la publicación Análisis Semanal, "los bancos
acreedores ordinariamente permitían a Filanbanco exceder con
moderación los topes de sus líneas de crédito, las mayores del
sistema. Una primera consecuencia de la crisis asiática fue
que Filanbanco tuvo que atenerse estrictamente a dichos topes,
lo que significó una reducción de facto de 20% en el crédito.
Por añadidura, se le requirió pagar créditos a su vencimiento,
previo a que se le extienda un nuevo crédito, lo que significó
que el Banco tuvo que mantener un mayor capital de trabajo. Es
de presumir que además, se cortaron muchas líneas
crediticias".

Como todo en economía es relacionado, las distorsiones que se
empezaban a originar por los efectos de la crisis asiática
repercutieron en primer lugar en el Filanbanco Trust & Banking
Corp., la entidad off shore que opera en las Islas Caimán.
Muchos inversionistas enterados de que la banca extranjera
empezaba a requerir pagos al Filanbanco optaron unos por
retirar sus dineros a la vista y otros decidieron simplemente
no renovar las inversiones y trasladarlas a otras entidades
financieras del exterior, sobre todo de Estados Unidos. Según
reportes propios, el Trust durante 1998 había mantenido un
monto de captaciones que bordea los 300 millones de dólares.
No existen al momento, sin embargo, cifras reales de cuánto
fue el dinero golondrina que voló y agravó la crisis de
liquidez del Banco local.

El primer síntoma de falta de liquidez lo detecta el Banco
Central cuando la institución financiera no puede cumplir con
depositar en el Instituto Emisor el 12% de sus depósitos como
lo dispone la ley.

En octubre, el Banco Central diseñó un sistema para dar mayor
agilidad al desembolso de créditos de liquidez. Consistía en
que los bancos deberían conformar un fideicomiso mercantil en
garantía como respaldo para los créditos de liquidez. La
Corporación Financiera Nacional (CFN) actuaría como fiduciaria
y se dio un plazo de 10 días a los bancos para constituir el
fideicomiso.

Este es el mecanismo que comenzó a ser utilizado por los
bancos y en mayor porcentaje por el Filanbanco. Al 21 de
octubre de 1998 el Banco Central ya le había otorgado como
préstamo de liquidez una cantidad similar a la de su
patrimonio técnico, es decir de 143 millones de dólares. Y eso
constituía el 42% del total de préstamos en manos del sistema.


Un mes después, el viernes 20 de noviembre, las cosas habían
cambiado, la situación ya era escalofriante. El Filanbanco
había tenido que recurrir a la última instancia que ampara la
Ley de Régimen Monetario, al artículo 26 que supone que el
Banco está afectado en su estabilidad y que hace imperativo un
programa de estabilización. Estos son créditos especiales a
180 días plazo.

El presidente del directorio del Central Luis Jácome reconoció
públicamente que habían otorgado préstamos de liquidez al
Filanbanco por 150 millones de dólares de acuerdo al artículo
24 de la Ley de Régimen Monetario. Eso era verdad. Lo que
ocultó Jácome fue que amparándose en el artículo 26 le habían
dado 150 millones más.

Un agravante para los problemas de liquidez que enfrenta el
Filanbanco es la calidad de la cartera que manejan. La memoria
1997 de Filanbanco explica que ya durante el año pasado "la
provisión para créditos incobrables tuvo un significativo
incremento del 103% y ascendió a 173.130 millones de sucres
que cubren el 51% de lo vencido". Es decir que al 31 de
diciembre del año pasado ya programaban una pérdida, por no
pago de los deudores, de 54 millones de dólares a la
cotización actual. Las provisiones son dineros que se deben
restar a las utilidades y pasan a cubrir los dineros que el
Banco no puede recobrar. La mayoría de los créditos fueron
otorgados a través de Filanbanco S. A. y Filanbanco Trust &
Banking Corp. A mayores provisiones, menores utilidades.

Ciento setenta de los 480 millones de dólares que se han
concentrado en las empresas que mayor riesgo presentan al
sistema están en poder del Filanbanco. En el listado aparecen
empresas con serios problemas financieros. Por ejemplo: la
Industria Pesquera Jambelí y la fábrica de atunes La
Portuguesa, juntas deben 29 millones de dólares en una cartera
que está calificada como las peores del sistema. Similar
situación sucede con Trobana del Ecuador, una procesadora de
productos de banano, ubicada en Pasaje, provincia de El Oro ya
en liquidación y que debe al Filanbanco 2,5 millones de
dólares. A estas empresas se debe sumar una lista de 500 más
cuyas obligaciones de crédito ya han vencido y durante más de
30 días no se han acercado a pagar.

Para los analistas, el problema de cartera del Banco se
arrastra desde 1994, año en el que se compró el Banco de Los
Andes, mientras ejercía Pedro Gómez Centurión la gerencia
general del Filanbanco. Compraron activos y pasivos, asumiendo
una serie de empresas vinculadas, la mayoría de ellas
ineficientes y que ocasionaron y siguen ocasionando más de un
dolor de cabeza a los directivos del Banco. Hay quienes
incluso critican errores en la calificación de la cartera que
sumado al poco control de las autoridades del Banco,
acumularon problemas que hoy emergen a la luz pública.

Con un nuevo esquema jurídico a punto de instaurarse en el
país, el futuro del Filanbanco quedará en manos de la Agencia
Garantizadora de Depósitos. Ella, el día de su debut, deberá
llevar a terapia intensiva a uno de los más grandes bancos del
país. De otra manera el Estado no tendría control sobre esos
300 millones de dólares, la misma cantidad que se pensaba
ahorrar con la eliminación del subsidio al gas y que según
analistas económicos desatará una imparable inflación en los
próximos días.

Filanbanco se encuentra al momento dentro de un plan de
reestructuración bajo la Superintendencia de Bancos, mientras
Roberto Isaías se mantiene como su presidente ejecutivo. Tal
como lo dice Walter Spurrier en su última publicación Análisis
Semanal, "de haberse aprobado sin cambios el proyecto de Ley,
seguramente Filanbanco hubiese sido sometido a un proceso de
saneamiento desde el inicio, y la administración hubiese sido
separada".

Una vez que la Agencia de Garantía de Depósito perdió sus
poderes iniciales Filanbanco gana tiempo. "Isaías debe mejorar
drásticamente la liquidez del Banco e impedir que sea sometido
a saneamiento como estipula la nueva Ley, y vendido a otros
inversionistas", afirma Spurrier.

El banquero Vicente Muñoz de Filancorp afirma que "Filanbanco
tendrá un gran futuro, como cualquier institución del sistema
financiero, en la medida que se reactive la economía del país
con la inyección de recursos frescos. La iliquidez en el
sistema continúa. Más allá de la ley lo que se necesita es
generar 300 a 400 millones de dólares para destinarlos a la
actividad productiva y poner la economía nuevamente a
funcionar".

No obstante, el analista León Roldós indica que lo importante
no es el monto, hay que priorizar el gasto y la inversión. "Si
se va a gastar en especulación o cubrir déficit, seguimos en
un círculo vicioso que agudiza el problema de la economía".

Por ello se muestra partidiario, más allá de lo establecido en
la "Ley de Reordenamiento en materia económica, en el área
tributario y financiero", de la necesidad de un programa
integral en el que se desmonte, no solo denuncie, la
concentración de crédito y sobre todo los créditos vinculados.
Enfatiza que si bien los problemas coyunturales golpearon a
uno de los bancos con más altos rubros del país, que maneja
una importante cartera de moneda extranjera, no hay otra razón
de quiebra que "la excesiva concentración de capital con
créditos vinculados a relacionados".

Abelardo Pachano, por su parte explica que de acuerdo a la Ley
de Régimen Monetario, el Banco Central para resolver problemas
de iliquidez de los bancos privados, puede conceder bajo el
Art. 24 un crédito a un plazo máximo de 60 días luego de
contar con las garantías adecuadas de cartera que sean
calificadas como idóneas. Si la situación se agrava el último
mecanismo es el Art. 26 a través del cual se otorga un crédito
especial a 180 días plazos debidamente garantizados, pero
ahora sometidos a un programa de estabilización y
rehabilitación.

Mientras corren los plazos de los créditos otorgados bajo
estos dos artículos Filanbanco está sometido a dicho plan de
rehabilitación. La Superintendencia de Bancos califica cuáles
son los activos que tienen valor y establece si las cuentas
patrimoniales de Filanbanco valen. La etapa de reordenamiento
de los activos se la considera como depuración.

Ya no se da la ocupación por liquidación. Si no hay reposición
de capitales, entonces se activará el proceso de saneamiento
que de acuerdo a Roldós, en realidad se trata de un salvataje,
"entraría a actuar la Agencia de Garantía de Depósito, por lo
cual el Banco quedaría controlado por el Estado. La AGD tiene
que montar un mecanismo para asumir los depósitos de las
entidades".

Roldós afirma que en un mes o dos, mientras se establece la
valoración de los activos respecto al patrimonio, Filanbanco
gana tiempo poniendo a prueba su capacidad de promoción como
banco solvente. Puede incluso que se fondee y comenzará a
tener precio el Banco. Spurrier no descarta que "se requiera
aportar un volumen tan alto al banco que Isaías prefiera
perderlo".

Si los accionistas renuncian al derecho preferente que les
otorga la ley de capitalizar la institución, el saneamiento
puede contemplar las siguientes posibilidades: una subasta
pública de la entidad para venderla o fusionarla; una
transferencia total o parcial de los pasivos a otra entidad;
firmar contratos para agilitar la venta de la institución; o
proceder a la liquidación.
Hagan sus apuestas.

Colaboración de Gisela Raymond.

Analizados los 23 bancos más grandes del país,
Filanbanco es el penúltimo según lo demuestra
el indicador económico Camel.

Técnicos versus políticos

Un funcionario del gobierno le preguntó a uno de los
ejecutivos de Filanbanco porqué el banco abría tantas oficinas
a lo largo y ancho del país. El ejecutivo le respondió que el
dragón mientras más grande tiene su cola es mejor porque es
más poderoso. Eso da buenos resultados en el negocio bancario,
añadió, porque no hay gobierno que se le resista a ayudarle,
en momentos de crisis.

La crisis llegó. El Banco acumuló deficiencias financieras que
cuando acudió al Estado y hubo oposición para lanzarle un
salvavidas llamado préstamo, uno de sus ejecutivos habría
dicho: "Entonces que me quiebren". Aterrorizados, los
políticos que gobiernan desde Carondelet dijeron: "Sálvenlo",
mientras los técnicos decían "¡No!", esgrimiendo una simple
razón técnica: la pobreza que vive el Estado, que si continúa
generoso como en la añorada bonanza petrolera, ahorcará más a
los ecuatorianos con impuestos. Ganaron los políticos y ganó
el dragón, que no vio la quiebra porque le añadieron un
préstamo de liquidez.

Ese lunes 23 de noviembre el análisis de la crisis empezó a
las 08h30. Estaban el presidente de la República, el ministro
de Finanzas, la ministra de Gobierno, el presidente del Conam,
el presidente del directorio del Banco Central, el secretario
general de la Administración y varios asesores.

Al parecer Luis Jácome, del Banco Central, ya tenía lista la
exposición de las razones por las cuales el organismo emisor
no continuaría sosteniendo la crisis del Filanbanco. La
posición era compartida por Fidel Jaramillo de Finanzas y Ana
Lucía Armijos de Gobierno. En la otra orilla de la discusión
estaba el secretario de la Administración Jaime Durán Barba,
quien exponía la terrible reacción que tendrían los acreedores
del Banco si el gobierno lo dejaba caer. Jácome apeló a la
autonomía del Central para tomar la decisión final, pues la
crisis no estaba en su clímax. Es que un reporte de la
Secretaría de Prensa de la Presidencia aseguraba que en las
agencias del Filanbanco todo era normal.

Al mediodía, cuando el vocero de la Presidencia Juan Reece
aceptó ante Ecuavisa que "Filanbanco tiene un problema de
iliquidez momentánea", ésta no era momentánea. En el tapete de
la reunión estaba el Banco más ilíquido.

Colaboración de Mariana Neira y Daniel Montalvo.

Filanbanco posee el 30% de los 480 millones
de dólares que constituye la cartera de mayor riesgo
de todo el sistema financiero del país.

Perdieron sus bancos

En 1977 la Junta Militar liquidó el Banco La Previsora debido
a la concentración de créditos en más de 30 empresas
pertenecientes al gerente general Rodrigo Ycaza Candel. En esa
ocasión, el Banco Central desembolsó 1.898 millones de sucres
(70 millones de dólares a esa fecha) "sin tomar las
precauciones para su recuperación", según el informe de los
interventores. El posterior proceso de rehabilitación, en
manos del Estado, se prolongó hasta la venta del Banco en
1988.

En 1985, la liquidación del Banco de Descuento se precipitó
"porque su gerente Gonzalo Ycaza Martínez permitió que tan
solo dos grupos prestatarios absorbieran el 51% de la cartera
del Banco de Descuento, cuya deuda con el Banco Central
ascendía a 6.000 millones de sucres (60 millones de dólares en
1985)", aseguraba un boletín de la Junta Monetaria.

Contra Rodrigo Ycaza Candel, de La Previsora, se instauró un
juicio penal por peculado, que lo obligó a vivir en Perú desde
1977. Hace dos años regresó a Guayaquil y, retirado de la
banca, se dedicó a su urbanizadora privada. Pese a todo, no
pierde las esperanzas de recuperar el Banco. "No me resigno
ante las injusticias", dice.

Su primo, Gonzalo Ycaza Martínez, fue detenido en los mismos
días en que se declaró la liquidación del Banco de Descuento y
luego sentenciado a cinco años de prisión por peculado. Una
vez en libertad y retirado de la banca definitivamente, se
ocupa de sus actividades particulares, mientras los nuevos
directivos del Banco intentan su rehabilitación definitiva.

Spurrier no descarta que se requiera aportar
un volumen tan alto de dinero al Filanbanco
que Isaías prefiera perderlo todo.

Agencia de Garantía de Depósitos

Nació disminuida

La intención original era que el dinero de los depositantes
estuviera garantizado los próximos tres años, no obstante al
final se determinó garantía indefinida. Podría ser
catastrófico
Por María Fernanda Egas

La inminente creación de la Agencia de Garantía de Depósitos
(AGD) puede no simpatizarle a la comunidad financiera
nacional, pero será la única forma de procurar que el Banco
Central no tenga que auxiliar con fondos del Estado a las
entidades en liquidación.

El objetivo de la creación de la AGD es que sea ésta la que se
encargue de la situación de las IFI´s (instituciones
financieras) en problemas, mientras la Superintendencia de
Bancos vigile que el sistema financiero marche normalmente.
Por eso, la AGD nace de la unión de tres órganos de control
representados en su directorio: el Superintendente de Bancos,
el Ministro de Finanzas y un miembro del directorio del Banco
Central. Contará con un representante de la ciudadanía
designado por el Presidente de la República en un plazo de
ocho días después de aprobada la ley.

A la AGD estarán sujetas todas las IFI´s del país, las que a
partir de 1999 aportarán mensualmente el 6.5 por mil anual
calculado sobre el promedio de saldos de sus depósitos.

El poder que ejercerá la AGD no tiene precedentes en el
Ecuador. Ella puede remover -sin indemnizar- a los directores,
administradores y apoderados, una vez que alguna institución
financiera entre en proceso de saneamiento. Incluso, entre las
técnicas de solución al problema y para compensar los
depósitos de garantía pagados, la AGD está en capacidad de
poner en subasta pública la entidad para que sea comprada o
fusionada.

Antes de que esta ley se apruebe, los temores sobre el poder
que puede ejercer la AGD ya han actuado para mermar ciertas
disposiciones iniciales. Por ejemplo, cuando la Junta Bancaria
detectara a una IFI en crisis ordenaría su saneamiento, pero
se trabajó porque ésta solicite primero someterla a un
programa de reestructuración, para la cual es necesaria una
auditoría que toma regularmente de tres a cuatro meses, y así,
la institución tendría un plazo mayor de sobrevivencia. Solo
en caso de que este programa no se cumpla fielmente, se
aplicaría el procedimiento de saneamiento, y entonces ya sería
posible que los clientes se beneficien de la Garantía de
Depósitos.

Debilidades

Una determinación cuestionable a la nueva ley es que dentro
del proceso de saneamiento existe la posibilidad de que la AGD
dé la oportunidad preferente a los antiguos accionistas para
que vuelvan a adquirir la entidad financiera. Aunque el
directorio de la AGD considere que algunos accionistas no
estuvieron involucrados en el mal manejo de la entidad en
saneamiento, no hay nada que asegure que ésta no caiga en
manos de quienes la llevaron al caos.

Otro de los cortapisas realizados a esta ley fue eliminar la
protección jurídica a los integrantes de la AGD, quienes no
obrarían con garantías ya que se daría cabida a una acusación
particular de quien tenga derechos sobre la IFI afectada. Una
de las recomendaciones del Comité de Basilea, que aglutina a
los organismos de control del mundo, es que para que éstos
puedan funcionar sin presiones, deben contar con protección
jurídica.

Pero la debilidad fundamental de la AGD radica en la extensión
de la garantía de depósitos. La intención original era que el
dinero de los depositantes de las IFI´s esté protegido en un
cien por ciento durante los próximos tres años, mientras dure
la inestabilidad del sistema financiero nacional. No obstante,
al final se determinó que la garantía de la totalidad de los
depósitos tenga un plazo indefinido, con lo que no es difícil
vaticinar una catástrofe.

La diferencia fundamental entre la AGD y su similar en los
Estados Unidos, la FDIC (Federal Deposit Insurance
Corporation), fundada en 1933, es que la cobertura de la
garantía de depósitos tiene un techo de 100 mil dólares. Aún
así, durante la década de los 80, la FDIC debió pagar a 900
mutualistas y bancos en crisis más de 65 mil millones de
dólares.

Solo el tiempo dirá si la AGD podrá o no garantizar el cien
por ciento de los depósitos de los clientes de las
instituciones financieras con veredicto final en contra.
(Texto tomado de La Revista Vistazo #751)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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