Quito. 03 abr 2000. La inflación de marzo (7,6 por ciento) genera
una trimestral de 35,3 por ciento que resulta superior al aumento
de precios de 1996. Al anualizar el efecto la inflación es 492 por
ciento. Pese a ser alta, es insignificante frente a los niveles de
Bolivia durante 1985, con una inflación mensual anualizada del 8
171 por ciento o Perú del 7 685 en 1990. El CEA analiza las
razones por las que el país no entró en una hiperinflación y las
características y consecuencias de la inflación en el 2000.

Espiral inflacionaria detenida * El salvataje bancario, con un
costo de un 23 por ciento del PIB, sentó las bases para la
aparición del círculo vicioso: emisión monetaria-devaluación-
inflación. De enero de 1999 al 2000 la emisión monetaria creció
166 por ciento, el tipo de cambio se devaluó 244 por ciento y los
precios -aunque quedaron rezagados frente la fuerte devaluación
anterior- experimentaron una carrera ascendente. ¿Por qué el país
no entró en un proceso hiperinflacionario? A diferencia de los
demás países de la región que experimentaron el fenómeno, en
Ecuador el congelamiento de depósitos ocasionó un efecto recesivo
y una contracción en las familias y las empresas en 1999. El
consumo total cayó -10 por ciento, el nivel de importaciones en 38
y la inversión bruta en activos productivos en -35. Las fuertes
presiones sociales solo elevaron en 28 por ciento el nivel de
remuneraciones dando como resultado una fuerte reducción del poder
adquisitivo de la población considerando que culminamos 1999 con
una inflación anual de 60,7 por ciento. Con la dolarización, una
hiperinflación queda descartada y la inflación anual irá bajando
hasta llegar un dígito en el plazo de aproximadamente 18 meses.

Características inflacionarias actuales * Casi la mitad del alza
(44 por ciento) de los precios de enero y febrero del 2000 se debe
a incrementos en los sectores de alimentos y bebidas que en su
mayor parte tienen un alto componente de insumos importados
(pollo, huevos, aceite vegetal y pan) o han fugado a los mercados
de Perú y Colombia (carne de res y arroz). El vestido y el calzado
es el segundo rubro que más ha contribuido al alza de precios
(13,5 por ciento), seguido de mantenimiento a la vivienda (9,5) y
de comercio en restaurantes y hoteles (9). En el lado opuesto
están sectores como salud y educación que apenas han aportado con
3 y 0,1 por ciento al incremento de precios en estos dos meses.

Inflación al productor y al consumidor * Hasta febrero de1999
existía una relación lógica de mercado. La inflación anual al
productor (mide el incremento de los precios en las transacciones
de insumos de los bienes producidos en el país por los sectores
agropecuario, pesca, manufactura y minería) de 38 por ciento fue 2
puntos porcentuales inferior a la inflación al consumidor (40).
Mas, a raíz del congelamiento en marzo del 99, la imposibilidad de
trasladar los mayores costos de producción (elevados fuertemente
por la devaluación) al consumidor final condujo a la alteración de
esta relación, determinando para febrero del 2000 una brecha anual
del 210 por ciento entre inflación al productor (301) y al
consumidor (91). En el mediano plazo resulta insostenible que los
productores trabajen con un margen de utilidad negativo por lo que
se tendrá que ir ajustando esa distancia hasta restablecerse una
relación de inflación al productor mayor que al consumidor, como
era antes de la crisis. ¿Cuánto de esta brecha va a asumir el
productor y cuánto el consumidor? La respuesta dependerá de cuatro
factores básicos: aumento del poder adquisitivo de la población,
elasticidad del bien o servicio, estructura de costos de la
empresa y productividad.

Las presiones inflacionarias persisten * A pesar de que con la
dolarización se dio fin a la emisión de dinero sin respaldo, causa
fundamental de la devaluación, es necesario considerar que al
menos hasta el tercer trimestre de este año existirán fuertes
presiones inflacionarias debido a la presencia de varios factores.
Aún queda por incorporar el efecto del tipo de cambio en los
precios: un 25 por ciento del nivel inflacionario en el 2000
obedecerá al efecto rezagado de la devaluación mientras que el
resto (alrededor del 30 por ciento) corresponderá a la inflación
netamente en dólares. Los precios de dos componentes importantes
de la canasta básica como el gas doméstico y los combustibles
están congelados oficialmente y, de acuerdo a la proforma
presupuestaria, tendrían incrementos del 36 y 14 por ciento,
respectivamente en julio próximo. La aprobación por parte del
Consejo Nacional de Salarios (Conades) de un aumento de 500 mil
sucres (USD 20) mensuales a para los trabajadores privados y entre
el 10 y 16 por ciento para los públicos, constituirá una presión
inflacionaria adicional. Sin embargo, no tendrá una incidencia
mayor debido a que aún con este aumento el salario global es
todavía insuficiente para atender el costo de la canasta básica.

Con la aprobación de la Ley Trolebús queda una puerta abierta para
la expansión monetaria, pues se da facultad al Banco Central para
que, con cargo a las reservas de libre disponibilidad y como un
medio para recircular la liquidez del sistema financiero, realice
operaciones de reporto en dólares a un plazo no mayor a 90 días
con instituciones financieras privadas. Por otro lado, la
posibilidad de que Certificados Financieros -emitidos a cambio de
los depósitos congelados, unos USD 1 772 millones equivalente a
1,7 veces la Reserva Monetaria Neta actual- se utilicen como medio
de pago para comprar activos en común acuerdo con el vendedor
puede constituir otro elemento inflacionario.

Conclusiones * El futuro de la inflación dependerá de la velocidad
con que se ajusten los precios relativos y del efeto que la
eficiencia empresarial produzca para abaratar los costos de
producción, espacio en el cual existe gran oportunidad si el país
aprovecha al máximo sus ventajas comparativas y competitivas.
Durante el 2000 tendremos tasas de interés reales negativas del -
37 por ciento para la activa y - 46 la pasiva lo que constituirá
un desestímulo para el ahorro y el crédito. Si bien con la
dolariación no se puede financiar el déficit fiscal del sector
público no financiero (-4.6 por ciento del PIB en 1999) vía
emisión monetaria, tendrán que recurrirse a medios como impuestos
o endeudamiento público. (Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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