Quito. 8 abr 96. Brigadas de rescate de la Cruz Roja
ecuatoriana reiniciaron a las 5 de la mañana del domingo sus
tareas para rescatar los cuerpos de diez y nueve personas
veinte víctimas de una avalancha de nieve que, la víspera, se
desprendió del Cotopaxi.

"No me atrevo aún a dar una cifra precisa sobre el número de
víctimas que aún quedan por rescatar, dado que las versiones
de los testigos del percance son disímiles", indicó el
subdirector nacional de la Defensa Civil, coronel Jorge
Rodríguez,

La Cruz Roja había reportado 8 muertos, 9 heridos y 5
desaparecidos identificados, aunque se tenía la información de
14 excursionistas también desaparecidos.

Las tareas de rescate en este domingo fueron penosas e
infructuosas. Más que nada se trató de cavar bajo la nieve
para encontrar a las personas aún sepultadas pero no hubo
éxito,. Según expertos en rescate de andinistas, la única
posibilidad de poder encontrar al resto de cuerpos es contar
con perros entrenados en este tipo de rescate. Al no contar
con estos, la única posibilidad es esperar un golpe de suerte.

Los turistas, en su mayoría ecuatorianos, aunque no se puede
descartar la eventual presencia de extranjeros, estaban en el
"Refugio Dos", el más alto, a 4.810 metros de altura, cuando
fueron sorprendidos por toneladas de nieve que sepultaron un
lugar y arrastraron a quienes se encontraban en sus
alrededores.

Tampoco se descarta que verdaderos andinistas que pudieron
estar mucho más arriba también hayan sido afectados.

Un vocero del Instituto de Geofísica no descartó que la
avalancha hubiese sido consecuencia del sismo de 5,7 grados en
la escala de Ritcher que sacudió la zona el pasado 28 de
marzo, y del cual ya se han registrado hasta ahora 730
réplicas, varias de ellas de más de 4 grados de intensidad en
la misma escala.

El epicentro de estos fenómenos, que ya dejaron una veintena
de muertos y unos 15.000 campesinos damnificados, está
localizado a 35 km al sureste del Cotopaxi. El vocero reiteró
sin embargo que este volcán -uno de los más activos del mundo,
con un largo historial de erupciones- por ahora está
"tranquilo".

El Cotopaxi es vigilado en forma permanente y hace casi un mes
se realizó el último simulacro de evacuación, con miras a que
una eventual erupción -considerada como muy probable- cause la
menor cantidad de víctimas posible.

En las tareas de rescate reiniciadas este domingo participaban
miembros de la Defensa Civil, el grupo especial de andinismo
de la Brigada Militar Patria, la Cruz Roja, bomberos, la
policía y otros militares.

La Cruz Roja fue la primera institución de rescate que
movilizó a dos equipos de socorristas, cada uno con 15
voluntarios, y 2 ambulancias desde Latacunga.

Mientras tanto, en la entrada del parque nacional, la Policía
instaló controles para evitar el ingreso de curiosos que
difucultaran las labores de rescate. Mientras decenas de
vehículos de turistas salían despavoridos del lugar.

La Defensa Civil ecuatoriana prohibió la presencia de turistas
y paseantes en el volcán, sin precisar la fecha en que el
nevado, cuyo cono casi perfecto es una de las mayores
atracciones de los Andes, podrá ser nuevamente visitado, ni
que normas eventualmente se va a implementar.

Ahora es precisamente la ausencia de reglamentos de control lo
impide conocer el número de personas que se encontraban en el
sitio del desastre.

UN TESTIGO DE LA AVALANCHA

Por Fernando Ortiz Crespo,

Especial para HOY

A las dos de la tarde del sábado 6 de abril una avalancha en
el flanco noroccidental del Volcán Cotopaxi causó el peor
desastre en la historia del alpinismo ecuatoriano. Por
casualidad, o por milagro, Juan Pablo Ortiz Vintimilla y
Tatiana Garcés habían emprendido minutos antes una caminata
glaciares arriba desde el Refugio "José Ribas" y se salvaron.
He aquí el testimonio de Juan Pablo.

¿A qué se debe que ustedes estén vivos?

A que minutos antes habíamos salido del patio del Refugio
siguiendo hacia arriba, pero cinco minutos antes de ver la
nube de nieve que anunciaba la avalancha Tatiana y yo dejamos
el vallecito por donde bajó el grueso del derrumbe y nos
dirigimos a una pequeña ladera. En ese momento vi que un río
de nieve bajaba y tomando de la mano a Tatiana le arrastré a
un lado.

¿Estaban solos?

No. Otras quince personas que venían más o menos por la misma
ruta lograron salir del vallecito donde se encauzó la
avalancha y ponerse a buen recaudo, pero cuando ya pasó el
torrente de nieve todos bajamos y vimos que había cubierto por
completo el patio de atrás del Refugio. Allí habían muchas
personas.

¿Cuántas personas?

Veinticinco más o menos, muchos menores de edad, que fueron
revolcados y cubiertos por la nieve.

¿Se asustaron?

Al principio cuando no veíamos a los del Refugio, sólo nos
reimos un poco por habernos librado de la avalancha, que
prácticamente nos rozó, pero al bajar nos dimos cuenta que los
de abajo buscaban a sus familiares y amigos gritando
desesperados.

¿Qué hicieron?

Todos los que no sufrimos el impacto nos precipitamos al patio
del Refugio donde una masa de nieve d 3 o 4 metros de altura
lo cubría todo.

¿Nieve o hielo?

Nieve, sin bloques de hielo ni rocas, pues el torrente vino
desde muy arriba a gran velocidad, como un río, y cada bloque
de hielo si lo hubo se pulverizó seguramente con la caída.
Creo que la masa de nieve vino desde Yanasacha (la roca negra
debajo de la cumbre), y no fue la única avalancha pues otra
mucho más grande cayó hacia otro lado casi a la misma hora.
Creo que fue el calor que hacía, pues el clima estaba tan
bueno que ni Tatiana ni yo llevábamos nuestras chompas.
Además, es posible que los sismos de los últimos días hayan
aflojado todo el casquete de hielo y nieve de la montaña.

¿Desde donde ustedes habían llegado no se veía el Refugio?

No. Creo que eso fue lo que les condenó a los que se
encontraban abajo, pues el patio del Refugio está debajo de un
talud que impide ver los flancos arriba y la cumbre, así que
los que estaban allí no se percataron a tiempo de lo que se
les venía encima. Los que salieron de la nieve parecían
zombies, y caminaban y gritaban desorientados.

¿El alud hizo ruido?

Nosotros sólo oímos una especie de rumor sordo, como el de una
cuerda gruesa de un contrabajo, y así creo que nadie se dio
cuenta del peligro y por ésto sólo los que vimos venir la
avalancha pudimos librarnos. Los del Refugio no la vieron ni
la oyeron y quedaron atrapados.

¿Qué sucedió después de que bajaron al Refugio?

Al llegar al patio vimos algunos brazos, piernas y cabezas que
sobresalían de la nieve floja, y con gran esfuerzo logramos
sacar a varias personas. Una de ellas era un muchacho que
tras sólo unos minutos de estar dentro de la nieve ya tenía el
antebrazo derecho amoratado, quizá ya congelado. Otros fueron
arrastrados por la nieve contra la pared posterior del
Refugio, y lograron salir rompiendo las ventanas.

¿Tuvieron más ayuda?

Algunos sobrevivientes tenían teléfonos celulares y la noticia
se difundió enseguida; los que primero llegaron desde Quito
fueron los periodistas de Gamavisión. Los bomberos llegaron a
las 5 de la tarde, se necesita al menos dos horas para llegar
al Refugio del Cotopaxi desde Quito.

¿Entonces, no se pudo hacer mucho?

No mucho, porque en el Refugio no había equipo para despejar
la nieve; Tatiana y yo con los que llegamos desde arriba
agarramos basureros de plástico y con ellos excavamos túneles
en la nieve en dirección de las personas que pudimos
encontrar, pero sabíamos que muchas personas más y niños sobre
todo estaban debajo, fuera de nuestro alcance, y que cada
minuto que pasaba sellaba la suerte de los que estaban
sepultados.

¿Hasta que hora permanecieron ustedes allí?

Hasta que se nos comenzaron a congelar las manos y brazos,
unas dos o tres horas después, cuando ya iba subiendo más
gente el Refugio. Todos trataban de ayudar a despejar la
nieve, pero era una tarea casi inútil sin palas resistentes ni
guantes impermeables y abrigados. Lo que usamos fue tablas
sueltas, tarros de plástico y las piquetas de los escaladores
que se encontraban allí, pero ni Tatiana ni yo traíamos
guantes, y los que sí, tenían guantes de lana, que se mojaban
y congelaban enseguida.

¿Se podía evitar esta tragedia?

Creo que era de esperarse que en un fin de semana largo, con
buen tiempo, hubieran muchos visitantes en el Refugio, y que
pude estar presente allí una brigada de primeros auxilios
equipada con los implementos mínimos para situaciones como
ésta. Pero creo que una avalancha en el Cotopaxi es un
fenómeno que nunca antes se había registrado, y que esta vez
pasó quizás porque en marzo nevó mucho y luego comenzó el buen
tiempo, más los terremotos que sucedieron en la zona. Estas
circunstancias seguramente aumentaron las probabilidades de un
fenómeno de suyo improbable. No creo que se pueda culpar a
nadie por algo así, pero debemos coger experiencia. Nosotros
estamos vivos de milagro.

¿No es culpa del INEFAN?

El INEFAN administra el Parque Nacional Cotopaxi, pero el
Refugio mismo creo que no, el Colegio San Gabriel lo hizo
justamente para proteger a los andinistas. Además, una vez
que la gente queda enterrada por la nieve, sólo un perro
entrenado puede encontrarla. Y en el periódico salió que el
Parque Nacional Cotopaxi genera mucho más recursos que los que
recibe el ministerio de Finanzas, a donde va el producto de
las tarjetas de entrada.

Esta tragedia debería hacer pensar a las autoridades del
ministerio para que se den los recursos necesarios al Parque y
así se le dote de más personal y se lo equipe mejor en
previsión de accidentes como éste. (DIARIO HOY) (P. 6-A)
EXPLORED
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