El Petroleo, ¿rehen Del Anticristo?

EL PETROLEO, ¿REHEN DEL ANTICRISTO?, por Benjamín Ortiz B.

Quito. 05.11.90. (Opinión). El enigmático lenguaje de
Nostradamus, el médico y astrólogo de Catalina de Medicis que
predijo el fin de la historia para el año 2.000, ha vuelto a
resonar en estos días, cuando la guerra en el Golfo Pérsico
parece inevitable. El claroscuro de los versos de aquellas
profecías más se acomoda a los hechos del pasado que sirve
para anunciar el futuro. Sin embargo, las alusiones a
Mesopotamia y a las fuerzas que vienen de Oriente, en torno a
una guerra final, es imposible no asociar con Hussein y sus
delirios.

Los exploradores de Nostradamus quedan con frecuencia en el
aire cuando tratan de anticipar con alguna exactitud el
futuro. Un libro de 1982 -o sea muy reciente- de un tal Jean
Charles de Fontbrune, pretende descifrar un anuncio
cabalístico de Nostradamus y asegura, por ejemplo, que el muro
de Berlín caerá "bajo el trueno y el relámpago de la guerra".
Más bien cayó, hace un año, vencido por los jóvenes que
guitarra en mano y cantando a voz en cuello, celebraron sobre
sus ruinas la recuperación de la libertad.

Sin apelar a Nostradamus, hay otros datos, más terrestres y
alarmantes, sobre lo que podría ocurrir al desatarse la guerra
en el Golfo.

Irak está ubicado sobre la llanura de Mesopotamia, en donde
comenzó la historia hace varios miles de años. Es el centro
geográfico de los países árabes, cuyas entrañas guardan las
más grandes reservas de combustibles fósiles, que son la
principal fuente de energía que mueve al mundo moderno.

La posición de fuerza de Hussein es la de un chantajista que
tiene al petróleo de rehén, mientras los poderosos de la
tierra con sus ejércitos alrededor no terminan de atreverse a
darle el golpe, porque temen que el precio sea la destrucción
de pozos y yacimientos.

¿Y cuál sería la reacción del mundo árabe?

Un mundo inflamado de una fe religiosa joven y fanática, que
guía la política y tiene su más alta expresión en la guerra
santa a los infieles, que somos todos los demás.

La religiosidad musulmana derrotó al Sha cuando pretendió
occidentalizar a Irán. En su lugar, los ayathollas implantaron
un estado religioso extremista, que justifica cada acción como
un episodio de la lucha entre Dios y el diablo.

Irán estuvo envuelto hasta hace poco en una guerra inútil y
cruel con Irak durante ocho años. Ahora los dos colosos
militares y petroleros han hecho las paces. Hussein no tendrá
que cuidarse las espaldas de los ayathollas. Esta silenciosa
solidaridad iraní puede tomar otras formas en los restantes
pueblos musulmanes de la región, en caso de desatarse la
guerra.

Los musulmanes, según más de un historiador, son una pesadilla
indescifrable para la Europa cristiana y por extensión para el
Occidente entero, desde los tiempos en que se tomaron el Santo
Sepulcro.

Hussein también es un producto europeo. Ha sido armado por la
codicia de los occidentales que no tuvieron escrúpulos en
poner a su disposición los más refinados recursos de
exterminio, a cambio de los petrodólares. La misma codicia que
colmó los arsenales del Sha de Irán y que ahora, dado el rumbo
inescrutable de los acontecimientos, se detiene ante los
pedidos de aviones, bombas, radares de Arabia Saudita, pero
que seguramente seguirá acariciando el negocio de 70 mil
millones de dólares que han propuesto los "jeques
buenos".

Pero, en definitiva, ¿qué armas tiene Hussein? En dos años más
habría tenido la bomba atómica, dicen los especialistas. ¿No
habrá adelantado su construcción, ya que se animó a invadir
Kuwait?

Un panorama de espanto rodea a Sadam Hussein, quien se cree
heredero de Babilonia , descendiente legítimo de Nabucodonosor
y de Hammurabi. ¿Habrá alguién que se atreva a mirarle las
amígdalas? a ver si es "el niño que nacerá con dos dientes en
la garganta", según pinta Nostradamus al Anticristo. (A-4).