Quito (Ecuador). 18 may 96. A las puertas del 19 de mayo
existen dos conjeturas. Si pasan a la segunda vuelta Jaime
Nebot y Abdalá Bucaram, hablaremos de un desequilibrio
regional. Si son Nebot y Freddy Ehlers, viviremos una
confrontación regional. En síntesis, el comportamiento
político sigue teniendo una enorme dosis regional. Y eso tiene
dos caras: el fantasma del regionalismo y la saludable
expresión de la diversidad.

¿Cuándo se originó este comportamiento regionalista en las
elecciones?

En ninguna fecha, sino en un proceso, ese proceso con el que
nace la República. "El Ecuador nace a la vida republicana
segmentado en economía regionales -sostiene Manuel
Chiriboga-... La costa se convirtió en la región productora de
materias primas y bienes de consumo para el mercado
internacional, evolucionando sus relaciones en términos
capitalistas. La sierra, tanto norte, como central y austral
se convirtieron fundamentalmente en productoras de artículos
de consumo que la costa requería."

Un desarrollo regional desigual que se profundizará a lo largo
de este siglo, no solo entre costa y sierra, sino también con
el austro, con la amazonia e, incluso, al interior de cada
región.

El regionalismo como límite, es, por tanto, hermano del
centralismo y de la ausencia de una nación que armonice los
problemas y las riquezas de cada región y cada localidad.

Una ley que consolida vicios

¿Está vigente el regionalismo político?

Si. Mas que nada podemos hablar de la existencia de partidos
políticos regionales. Creo que ahora, con la gran presencia
del socialcristianismo eso va a cambiar de alguna manera.
Posiblemente el PRE también se vuelva nacional. Si se
confrontan los porcentajes de electores por región con los
porcentajes que obtiene cada partido, estos porcentajes
deberían corresponderse, pero ningún perfil de los partidos se
parece al perfil nacional.

¿Alguna vez existió un partido realmente nacional?

En este período democrático no. Algunos se acercaron, pero
presentan de todos modos desniveles impresionantes. En 1992,
el partido liberal, por ejemplo, tiene un 50% de su votación
en Manabí, mientras en Guayas tiene menos del 10%. El PSC
tiene también el 50% de su votación concentrada en Guayas.
Existen identidades fuertes a nivel regional y local, pero que
se ven obligadas a expresarse a nivel nacional. la
intervención de los independientes puede modificar en algo
esta situación.

¿Es saludable la existencia de fuerzas políticas locales o
regionales?

Claro. Permite que las contradicciones de las provincias y
regiones se expresen ahí y no se proyecten a nivel nacional.
La ley obliga a presentar listas en 10 provincias y de ellas
dos deben ser las más grandes. Eso quiere decir que a un
partido como el PRE, que pudo haber sido local o regional, se
le obligó a tener presencia nacional. La ley llevó a que los
grupos pequeños disputen posiciones a nivel nacional.

Esta obligatoriedad de la ley ¿está consolidando el
regionalismo político?

Sí, consolida un vicio. La ley no reconoce las especificidades
locales y regionales, e incluso las exacerba. Los partidos se
buscan a quien sea para cumplir con el requisito legal. Ese es
el efecto perverso de la ley que, además, prohíbe las alianzas
en elecciones de diputados, concejales y consejeros. Cada
partido tiene que ir con sus candidatos, para efectos de
entregar los fondos de reposición y aplicar la ley que obliga
a alcanzar una votación del 4% para sobrevivir como partido.
Esto impide la consolidación de grandes tendencias.

¿Es posible encontrar una solución en la reforma de la ley?

Se puede derogar esa obligación de inscripción a nivel
nacional y permitir las alianzas sin que los partidos pierdan
identidad.

Pero el problema va más allá de la ley.

Claro. Lo primero es el cambio ley, pero si se quiere un
cambio más profundo, hay que buscar una descentralización
política muy fuerte, con autonomía de los municipios, cambiar
consejos provinciales. Proyecto gobierno ya contemplaba cosas
interesantes

Esta cambiando, habría que ver datos en 94 PSC mas
uniformemente distribuida y creo que PRE va en camino. Aunque
no fuera así, eso no desmiente porque fuerza dos va a estar en
una región que es la Costa. Nebot en Guayaquil y Abdalá
apostando al resto Costa. Esmeraldas El Oro y Esmeraldas
Abdalá. Fenómeno PSC fuerte en Guayaquil En la sierra no hay
partido que represente con cierta claridad.

Lima estaba más cerca que Quito

Guayaquil tiene su comisión autónoma de tránsito. Su lotería,
la de mayor prestigio y cobertura nacional, permite la
sobrevivencia de un sistema de salud pública independiente del
estado. Su cuerpo de bomberos es, tradicionalmente, una
institución benemérita de la ciudadanía.

Un conjunto institucional, entonces, que marca una diferencia
con el resto del país. De allí que, a los analistas políticos,
no les haya extrañado que en la última consulta popular el
voto regionalista se haya manifestado por una simple razón:
porque la sierra depende históricamente del estado, mientras
la costa, y particularmente Guayaquil, ha desarrollado una
estrategia de sobrevivencia entre manos privadas.

Esto es resultado, de la ausencia del estado históricamente
hablando, sostiene el sociólogo y analista político, Gaitán
Villavicencio.

"Guayaquil ha estado muy lejana de la institucionalidad que se
generó en Quito. Más fácil era llegar a Lima por vía marítima
que a lomo de mula a Quito por la antigua vía Flores" agrega
Villavicencio.

Para él, todo ello provocó un mayor nivel de corporatividad en
Guayaquil y una tendencia a buscar que "se resuelvan los
problemas aquí mismo" lo que "tampoco fue verdad. En Guayaquil
surgieron las iniciativas primero y después se buscó la
participación del Estado. Si tomamos los grandes problemas
como agua potable o canalización, la iniciativa nace a nivel
local, pero luego se convirtieron en obras nacionales."

Para Gaitán Villavicencio, la posibilidad de una final
Nebot-Bucarám marca sobre todo "una polarización del esquema
político a nivel nacional generada más por un escenario de
total pobreza y por la ausencia total de propuestas
alternativas. Considero que tanto Nebot como Abdalá tocan las
fibras practico-sensibles del pueblo de Guayaquil, están
jugando con sus necesidades, mientras los otros grupos
políticos y todas las opciones de centro se enfrascan en una
lucha antropófoga." Villavicencio subraya, de todos modos, la
impresionante presencia del PRE en la sierra.

Para él esa posibilidad no marca un desequilibrio regional.
"Más bien pone de manifiesto la dimensión de los problemas que
vive el país y que transcienden las localidades. El problema
es otro" concluye.

Las experiencias de las elecciones de 1988 y 1992

Cuando en 1988 se enfrentaron Rodrigo Borja y Abdalá Bucaram,
el regionalismo se confundió con un enfrentamiento de
personalidades en la que, finalmente, saldría aventajado
Rodrigo Borja y un partido que rozó la meta de una presencia
nacional.

Mientras, en la primera vuelta, Abdalá duplicó en votación a
Borja en Guayas y Los Ríos, Borja le superó en El Oro y
Esmeraldas y llegó tercero en Manabí, donde el triunfo de
Bucaram fue nítido. En cambio en la Sierra, Bucaram no alcanzó
la segunda posición en ninguna de las provincias.

En síntesis, Abdalá Bucaram alcanzó en la costa el 25% de los
votos, mientras Rodrigo Borja obtuvo el 27% en la sierra. De
ese modo, los que serían finalistas en esas elecciones, se
afirmaron en sus respectivas regiones.

En 1992, el panorama tendría un nuevo ingrediente. Además de
la confrontación entre un candidato de la sierra y uno de la
costa, los dos respondían a un solo signo político: el
socialcristianismo. Sixto Durán encabezando una ala "moderada"
del febrescorderismo y Jaime Nebot encarnando los temores a un
nuevo régimen totalitario. Pero detrás de todo ello, siguió
expresándose el voto regional. Mientras Durán Ballén reunía un
significativo 53% en la sierra, Nebot alcanzaba el 41% en la
costa.

En las dos contiendas pasadas, un elemento marcaría el
desequilibrio regional en favor de uno de los dos candidatos:
los antecedentes personales del personaje. Abdalá y Nebot
simbolizando la intransigencia, Borja y Durán representando la
moderación.

¿Cómo ha intentado la clase política ecuatoriana contrarrestar
el voto regional? Del modo más simple y rústico: buscándose
para la vicepresidencia una figura de la otra región. Y nada
más.

Un quiteño que nació a la política en Guayaquil

El velasquismo, el fenómeno político de buena parte de este
siglo, nació en Guayaquil, entre las manos de un serrano: el
joven José María Velasco Ibarra, que esperaba en la frontera
con Colombia, que su pueblo le convocara. Y Guayaquil le
convocó.

Así, Velasco rompía un mito más: el regionalismo. O tal vez no
lo rompía, pues buena parte de su historia política se
sustentaría en los mayores caciques de la costa.

¿Cómo miraba el propio Velasco Ibarra esa dimensión nacional
suya?

Cuando Pablo Cuvi le entrevistó en los años setenta y le
preguntó si, en su entrada a Guayaquil en los años treinta,
descubrió la esencia del velasquismo, el líder político no
dudó un instante en responder "¡Sí, señor, sí, señor, sí!

Y evaluó su popularidad en Quito y Guayaquil en los siguientes
términos:
"En Quito he tenido yo también un pueblo muy fervoroso, muy
leal; el 28 de mayo el pueblo que me recibió con grande
emoción fue el pueblo de Quito; mis candidaturas han triunfado
también en Quito muy bien.

Pero debo confesarle a usted que los dirigentes y el pueblo de
Guayaquil mismo tienen más pasión: el calor de la costa, la
costa en sí da a las gentes, geográficamente, la tierra
influye en el carácter de los hombres, señor, la tierra, la
montaña influye y la tierra influye, la tierra, la amplitud,
el calor, el río influyen. En Guayaquil hay más pasión, más
dinamismo, los guayaquileños son más ricos, una candidatura no
se hace sin plata y francamente en Guayaquil, al menos en mi
primera administración, hubo una gran abundancia de gente que
dio plata para mis candidaturas.

"¡No me quejo de Quito, señor, le quiero aclarar bien! Quito
es la sede en donde yo nací. Quito es la ciudad del 2 de
agosto de 1810, que fue la que rompió con las oligarquías.
Porque el 10 de agosto fue una cosa pero a poco estuvieron ahí
ya los oligarcas, y los mismos próceres estaban inclinados,
desde luego; pero el 2 de agosto fue el pueblo de Quito. De
manera que yo rindo homenaje. Lo que digo es que mayor
emoción, mayor cooperación económica, mayor intensidad a mi
favor, hubo en Guayaquil. De aquí es que durante mi primera
candidatura presidencial yo casi viví en Guayaquil, pero el
resto del tiempo iba yo a la casa de mi cuñado el Dr. Alberto
Acosta Soberón; en la casa de él viví y actué en Quito,
cuando iba a Quito, y trabajé las primeras elecciones."

En la fugacidad de sus campañas, Velasco Ibarra buscó hacer
una síntesis de las regiones y entendió la importancia de la
diversidad a su manera: recorriendo a lomo de mula el país.
Pero también en la fugacidad de sus gobiernos, todos los
intereses regionales entrarían por igual en conflicto. (Diario
HOY) (8A)
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