EL PARO INTERMINABLE. Por Diego Araujo Sánchez

Quito. 25.03.91. El IESS cuenta con 1.622 médicos para
atención del seguro general; 285, del seguro campesino; y 79
residentes. Para un país con la salud tan maltrecha, el que se
crucen de brazos la mayoría de los casi 2000 médicos tiene un
efecto devastador.

El paro médico de la institución cumple ya 50 días. A pesar de
todas las limitaciones y carencias, la atención médica es una
de las más positivas realidades de la seguridad social
ecuatoriana. El Hospital "Andrade Marín" cuenta con excelentes
profesionales. Está equipado como no lo están los mejores
centros particulares de salud. Es verdad que el cúmulo de
necesidades sobrepasa la capacidad del Hospital. Pero más,
mucho más, en una época de tan honda crisis económica como la
que padecemos, el "Andrade Marín" es todavía una gran
bendición para miles de ecuatorianos que no pueden finaciar
los altos costos de clínicas y hospitales privados.

La crisis del IESS ha provocado que muchas voces clamaran por
la privatización. Pero parece que esas voces olvidaron el más
hondo sentido de la seguridad social. Mientras en el campo de
los seguros privados, la protección guarda una relación
directamente proporcional con el pago que hace cada
asegurado, la seguridad social opera gracias a un sano
principio de solidaridad: sea cual fuere el aporte,los
derechos del afiliado son iguales en cuanto a las prestaciones
de salud.

Tiene que ser igual la atención para el obrero o para el
funcionario público que se sujetan a una cirugía de corazón o
que se curan de una dolencia menos grave. Para las madres que
van a dar a luz la atención debe ser igual: sean empleadas
del servicio doméstico, sean de una institución en la que se
perciben altas renumeraciones.

Aunque nuestra sociedad discrimine por otros flancos, un ideal
de igualdad democrática pretende hacer posible la solidaridad
que, pese a las aportaciones diferentes, asegura el mismo
derecho a la salud.

No puede existir seguro social sin ese principio. Sin embargo,
el paro de 50 días nos hace sospechar que la solidaridad
importa un comino en estos tiempos. Los médicos tienen
derecho a una buena remuneración. Nadie lo discute. Y hasta
el 31 de diciembre del 90, el sueldo básico de los médicos del
IESS era de 68.000 sucres; y desde el 1 de enero, subió a
91.000, y después del largo paro de los servidores de la salud
en los hospitales públicos, el básico de los médicos del IESS
será el que consiguieron sus colegas, 120.000.

Las cifras así enunciadas, mondas y lirondas, parecen
escandalosas por ser tan bajas en relación a cuanto ganan
tanto burócrata parasitario .

Pero las remuneraciones no son tan simples. Los doctores del
IESS trabajan a medio tiempo. Al sueldo básico, se suman otros
componentes para conformar la remuneración total de cada año:
antiguedad, sobresueldos, aguinaldo navideño, bono vacacional,
bono médico, eficiencia administrativa, costo de vida,
remuneración complementaria, refrigerio, subsidio educacional,
subsidio familiar y, claro está, los otros componentes
salariales en el sistema laboral ecuatoriano: decimotercero,
cuarto y quinto sueldos. Por estos caminos, el sueldo en bruto
es bastante más alto y, sin duda, multiplica por dos y tres
el mínimo básico. Pero sobre todo, hay otro componente
innegable en todo ello: la mayoría de los médicos, que son
excelentes profesionales, reciben también honorarios
particulares porque ejercen la profesión en consultorios y
otros centros profesionales.

No pretendo sugerir que los salarios de los médicos deben
quedar como están. Simplemente, afirmo que la situación
salarial del grupo médico no tiene sin duda niveles tan
hondamente críticos ( los honorarios de muchos de ellos son
realmente jugosos en el ejercicio privado de su profesión)
como para justificar ante los ojos de la ciudadanía un paro
tan dilatado.

La manzana de la discordia es un bono de 100.000 sucres que
reclaman los dirigentes del paro. El aumento del sueldo básico
exige del IESS una carga presupuestaria de 1.700 millones de
sucres. Dar el bono supondría una carga más de 2.739
millones. Pero en medio de todo hay un problema legal: los
médicos del IESS, como parte de los empleados de la
institución, tienen un contrato colectivo, que sólo puede ser
modificado en un año más. Y si se aumenta el bono para los
galenos, pueden reclamarlo también legalmente los demás
trabajadores del IESS. Ello costaría la bicoca de 18.000
millones.

Es difícil cuantificar los daños que este paro ha provocado.
¿Quién reparará el dolor de tantos pacientes que golpearon a
la puerta del "Andrade Marín" y no recibieron atención?
¿Quién la de los que esperaron semanas la operación que no
llegaba por el inusitado paro de un servicio del que dependen
centenares de vida? ¿Quién el daño de tantas vidas que pueden
truncarse por los 50 días de un paro que parece interminable?
(A-4)
EXPLORED
en Autor: Diego Araujo - [email protected] Ciudad N/D

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