Quito. 29 ago 97. (Editorial) El Niño, un fenómeno oceánico y
atmosférico que está provocando destrucción en distintas
partes del mundo, puede matar en Perú a unas 6.000 personas,
advirtió el Instituto de Defensa Civil. (INDECI).

El INDECI evaluó los informes técnicos de organizaciones
nacionales e internacionales sobre el impacto de El Niño y
prepara medidas para enfrentar las inundaciones que provocaron
las torrenciales lluvias aguardadas para septiembre y
noviembre.

Aunque la Comisión Nacional de Acciones de Emergencia, creada
en junio, trata de mantener en reserva sus cifras, un
funcionario que pidió reserva de identidad aseguró a IPS que
"los trabajos de drenaje han avanzado sólo 25 por ciento y la
limpieza de ríos 40 por ciento".

Según el último informe de la Organización Meteorológica
Mundial (OMM), el fenómeno del Niño tendrá este año una
extensión y rigor mayor que en 1982-1983, cuando causó más de
2.000 muertes y dejó a cientos de miles de personas sin hogar
en varias zonas.

A la vista de los resultados, el Instituto observó que, si no
concluyen a tiempo los trabajos preventivos, 6.000 personas
pueden morir a causa de la catástrofe esperada y habrá 250.000
damnificados y 21.000 heridos. Así mismo, unas 10.000
viviendas y 216 kilómetros de carretera serán destruidos.

El Niño es una corriente marina cálida, de aparición
periódica, que procede del Pacífico sudoccidental y debe su
nombre al momento en que normalmente se presenta, cerca de
Navidad. Generalmente dura tres meses y en Perú, afecta sólo
la costa norte.

Pero a veces, como ocurre ahora, se prolonga hasta ligarse con
el fenómeno del año siguiente y eleva de modo permanente la
temperatura de las aguas oceánicas entre tres a cinco grados.
Eso provoca un recalentamiento extraordinario de la atmósfera
y el incremento de las lluvias.

Pero El Niño también provoca frío y sequía. En efecto, la masa
de aire caliente acumulada en la costa tiende a ascender y
crea vacíos, que modifican a su vez el curso de los vientos
procedentes de la Antártida y los orientan hacia la sierra
peruana.

La información oficial señala que en 1925, 1933, 1941, 1957,
1973 y en 1982 se produjeron Niños de gran magnitud. El más
destructor se presentó en 1982, un año en que llovió en
algunas regiones de la costa norte peruana 60 veces más de lo
habitual y se perdieron 121.000 hectáreas de cultivos.

En las ciudades de Piura, Tumbes, Lambayeque y Chiclayo, y en
los pueblos y aldeas vecinas, las aguas cubrieron toda la capa
asfáltica de las pistas y las aceras, y el tendido eléctrico y
la red de agua y desagne colapsaron.

Cuatro aeropuertos, 250 kilómetros de carreteras y 47 puentes
quedaron inutilizados, murieron 233 personas, entre ellos más
de 100 niños, y las pérdidas directas alcanzaron a 900
millones de dólares. El producto interno bruto de Perú cayó 16
por ciento.

Testimonios hallados por historiadores sugieren que la
desaparición en la antignedad de algunas culturas y ciudades
de la costa norte habría sido provocada por el impacto del
Niño.

Incluso se supone que la gran sequía que obligó a la población
de la cultura preincaria Tiahuanaco a abandonar sus hermosas
ciudades de piedra en el altiplano peruano-boliviano fue
originada por los efectos del recalentamiento en la costa
oceánica, a 3.000 kilómetros de distancia.

La advertencia de que las consecuencias del Niño serán este
año más duras que en 1982-1983 preocupa a las autoridades y
expertos, que tratan de movilizar a la población en respaldo
de las medidas preventivas. (IPS) (DIARIO HOY) (P. 4-A)

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