EL LIBRE COMERCIO ANDINO
Caracas. 18.05.91. Mientras los cinco presidentes de los
países andinos mantenían su primera sesión de trabajo en el
hotel Caracas Hilton, los empresarios ecuatorianos hacían
cálculos y planes, no sin cierta preocupación sobre cómo poner
a punto sus compañías para enfrentar el reto del libre
comercio.
La nave de TAME que trajo a Caracas a la delegación
ecuatoriana que participa en esta quinta reunión del Consejo
Presidencial Andino, fue la mañana de ayer el escenario ideal
para analizar y discutir las posibilidades y peligros que se
le presentan al país ante la perspectiva de una desgravación
total a partir de junio de 1992.
El bullicio de la capital venezolana, atravesada por
autopistas repletas de vehículos, es poco comparado con el
agitado ambiente que se vive en el hotel Caracas Hilton,
convertido desde ayer en el centro de reuniones presidenciales
y encuentros empresariales a todo nivel.
A los cinco mandatarios acompañan numerosos representantes de
los sectores productivos, ansiosos por conocer una serie de
decisiones que den luz verde definitiva a la desgravación a
partir de enero de 1992.
Para los empresarios ecuatorianos, el anuncio del jueves en la
noche del presidente Borja tuvo el efecto de un fuerte remezón
que los lanzó casi por arte de magia a la realidad y a renovar
su optimismo en la integración andina, después de más de 20
años de frustraciones.
Nuevas interrogantes
Sin embargo, nuevas interrogantes empiezan a levantarse, en
especial alrededor de temas que aún deben ser negociados. Uno
de ellos, y el más polémico que tratarán en esta cumbre de dos
días los mandatarios andinos, tiene que ver con la aprobación
de un arancel externo común. El tema resulta escabroso pues
los países de mayor desarrollo industrial, como Venezuela y
Colombia, son partidarios de fijar un arancel externo común
alto. La razón de ello es simple: estos dos países son
productores de materias primas y un arancel externo común
alto, los convertiría en los proveedores obligados de las
industrias ecuatorianas, peruanas y bolivianas.
El gobierno y los empresarios ecuatorianos son partidarios, al
contrario, de fijar un arancel externo común bajo, de tal
manera de tener la posibilidad de proveerse de materias primas
baratas y de buena calidad de terceros países. Aparte de este
tema, subsisten serias inquietudes por la diversidad de
políticas económicas que se aplican en los cinco países y que
crean situaciones diferentes en cuanto a estímulos y
oportunidades de nuevas inversiones productivas.
Miembros de la delegación oficial daban por descontado una
aceptación por parte de los otros socios andinos, a la
desgravación en dos etapas que será planteada por Ecuador.
Todos coinciden en que el plazo adicional de seis meses que
tendrán algunas ramas de la economía antes de entrar en la
desgravación, es un plazo simbólico que en nada afectará las
negociaciones. Además, estas decisiones llegan virtualmente
acordadas a las citas presidenciales.
En todas las delegaciones que asisten a esta cumbre hay un
notorio optimismo frente a un futuro marcado por la total
integración comercial. Los más escépticos, como los sectores
laborales, muestran una actitud distinta frente a este proceso
que se considera inevitable.
El libre comercio se impone con fuerza y el aislamiento se
considera un suicidio.
Reacciones
A mi modo de ver, se acabaron los tiempos en los cuales hemos
postergado decisiones para no enfrentar la realidad. Hoy la
realidad es tan clara que no nos queda más que aceptar el
tremendo reto de la integración subregional, que a su vez nos
va a permitir dar un salto próximo hacia la integración con la
economía mundial: Pedro Kohn.
La decisión es acertada porque el Ecuador tiene que
incorporarse al contexto mundial de libre comercio. No
podemos quedar aislados. La decisión implica sacrificios pero
definitivamente fue la decisión correcta: Patricio Pinto,
gerente de Omnibus BB.
Habíamos dicho que sí a la integración, pero que debía hacerse
un análisis de vulnerabilidad de los sectores económicos para
darles facilidad con miras a su modernización. Me preocupa
profundamente que la desgravación a cero se produzca hasta
junio de 1992. No hay el tiempo suficiente y no creo que
estemos preparados como para que grandes sectores de la
pequeña industria puedan reconvertirse: Carlos Ribadeneira,
Pequeña Industria.
Nosotros consideramos que el reto de la integración tiene que
afrontarse. Insistimos en la necesidad de que se pongan en
práctica las reformas estructurales planteadas al gobierno por
las ocho comisiones: presidente de la Cámara de Industrias de
Cuenca.
Es un golpe drástico para el país; sin embargo, nosotros
consideramos que el Ecuador necesita de cambios radicales y
profundos. Los trabajadores y el pueblo vamos a sufrir un
impacto en estos próximos meses por la apertura de fronteras y
la baja de aranceles. Pero, como sindicalistas modernos,
debemos pensar en una perspectiva a mediano y largo plazo. En
el futuro, a los trabajadores nos interesa la integración
andina: Ramiro Rosales, CEDOC-CLAT.
La decisión adoptada es una decisión política; porque el país
no está en condiciones de enfrentar este reto: requería de un
mayor tiempo. Han pasado 20 años sin que la integración se dé
y ha habido descuido e ineficiencia del sector empresarial
para enfrentar con verdadera responsabilidad la integración
andina. Por eso estamos asustados todos, y yo sostengo que el
pez grande se va a comer al chico: Juan Andrango, CEOSL.
Personalmente con mucha satisfacción. No se está rehuyendo el
reto. Haber dado seis meses de plazo para aquellas
actividades que necesitan ciertos ajustes, también es bueno.
Esto quiere decir que no estamos entrando a la integración con
los ojos cerrados: Ignacio Pérez, Cámara de Agricultura de la
I Zona.
Nos satisface la decisión del gobierno ecuatoriano de aceptar
el reto de la integración en el Grupo Andino. Se trata de un
paso trascendental para la vida del Ecuador que, de otra
parte, no se puede eludir de esta etapa de la historia del
mundo en que las naciones son cada vez más interdependientes:
Armando Tomaseli, Cámara de Comercio de Quito. (A-2).
Caracas. 18.05.91. Mientras los cinco presidentes de los
países andinos mantenían su primera sesión de trabajo en el
hotel Caracas Hilton, los empresarios ecuatorianos hacían
cálculos y planes, no sin cierta preocupación sobre cómo poner
a punto sus compañías para enfrentar el reto del libre
comercio.
La nave de TAME que trajo a Caracas a la delegación
ecuatoriana que participa en esta quinta reunión del Consejo
Presidencial Andino, fue la mañana de ayer el escenario ideal
para analizar y discutir las posibilidades y peligros que se
le presentan al país ante la perspectiva de una desgravación
total a partir de junio de 1992.
El bullicio de la capital venezolana, atravesada por
autopistas repletas de vehículos, es poco comparado con el
agitado ambiente que se vive en el hotel Caracas Hilton,
convertido desde ayer en el centro de reuniones presidenciales
y encuentros empresariales a todo nivel.
A los cinco mandatarios acompañan numerosos representantes de
los sectores productivos, ansiosos por conocer una serie de
decisiones que den luz verde definitiva a la desgravación a
partir de enero de 1992.
Para los empresarios ecuatorianos, el anuncio del jueves en la
noche del presidente Borja tuvo el efecto de un fuerte remezón
que los lanzó casi por arte de magia a la realidad y a renovar
su optimismo en la integración andina, después de más de 20
años de frustraciones.
Nuevas interrogantes
Sin embargo, nuevas interrogantes empiezan a levantarse, en
especial alrededor de temas que aún deben ser negociados. Uno
de ellos, y el más polémico que tratarán en esta cumbre de dos
días los mandatarios andinos, tiene que ver con la aprobación
de un arancel externo común. El tema resulta escabroso pues
los países de mayor desarrollo industrial, como Venezuela y
Colombia, son partidarios de fijar un arancel externo común
alto. La razón de ello es simple: estos dos países son
productores de materias primas y un arancel externo común
alto, los convertiría en los proveedores obligados de las
industrias ecuatorianas, peruanas y bolivianas.
El gobierno y los empresarios ecuatorianos son partidarios, al
contrario, de fijar un arancel externo común bajo, de tal
manera de tener la posibilidad de proveerse de materias primas
baratas y de buena calidad de terceros países. Aparte de este
tema, subsisten serias inquietudes por la diversidad de
políticas económicas que se aplican en los cinco países y que
crean situaciones diferentes en cuanto a estímulos y
oportunidades de nuevas inversiones productivas.
Miembros de la delegación oficial daban por descontado una
aceptación por parte de los otros socios andinos, a la
desgravación en dos etapas que será planteada por Ecuador.
Todos coinciden en que el plazo adicional de seis meses que
tendrán algunas ramas de la economía antes de entrar en la
desgravación, es un plazo simbólico que en nada afectará las
negociaciones. Además, estas decisiones llegan virtualmente
acordadas a las citas presidenciales.
En todas las delegaciones que asisten a esta cumbre hay un
notorio optimismo frente a un futuro marcado por la total
integración comercial. Los más escépticos, como los sectores
laborales, muestran una actitud distinta frente a este proceso
que se considera inevitable.
El libre comercio se impone con fuerza y el aislamiento se
considera un suicidio.
Reacciones
A mi modo de ver, se acabaron los tiempos en los cuales hemos
postergado decisiones para no enfrentar la realidad. Hoy la
realidad es tan clara que no nos queda más que aceptar el
tremendo reto de la integración subregional, que a su vez nos
va a permitir dar un salto próximo hacia la integración con la
economía mundial: Pedro Kohn.
La decisión es acertada porque el Ecuador tiene que
incorporarse al contexto mundial de libre comercio. No
podemos quedar aislados. La decisión implica sacrificios pero
definitivamente fue la decisión correcta: Patricio Pinto,
gerente de Omnibus BB.
Habíamos dicho que sí a la integración, pero que debía hacerse
un análisis de vulnerabilidad de los sectores económicos para
darles facilidad con miras a su modernización. Me preocupa
profundamente que la desgravación a cero se produzca hasta
junio de 1992. No hay el tiempo suficiente y no creo que
estemos preparados como para que grandes sectores de la
pequeña industria puedan reconvertirse: Carlos Ribadeneira,
Pequeña Industria.
Nosotros consideramos que el reto de la integración tiene que
afrontarse. Insistimos en la necesidad de que se pongan en
práctica las reformas estructurales planteadas al gobierno por
las ocho comisiones: presidente de la Cámara de Industrias de
Cuenca.
Es un golpe drástico para el país; sin embargo, nosotros
consideramos que el Ecuador necesita de cambios radicales y
profundos. Los trabajadores y el pueblo vamos a sufrir un
impacto en estos próximos meses por la apertura de fronteras y
la baja de aranceles. Pero, como sindicalistas modernos,
debemos pensar en una perspectiva a mediano y largo plazo. En
el futuro, a los trabajadores nos interesa la integración
andina: Ramiro Rosales, CEDOC-CLAT.
La decisión adoptada es una decisión política; porque el país
no está en condiciones de enfrentar este reto: requería de un
mayor tiempo. Han pasado 20 años sin que la integración se dé
y ha habido descuido e ineficiencia del sector empresarial
para enfrentar con verdadera responsabilidad la integración
andina. Por eso estamos asustados todos, y yo sostengo que el
pez grande se va a comer al chico: Juan Andrango, CEOSL.
Personalmente con mucha satisfacción. No se está rehuyendo el
reto. Haber dado seis meses de plazo para aquellas
actividades que necesitan ciertos ajustes, también es bueno.
Esto quiere decir que no estamos entrando a la integración con
los ojos cerrados: Ignacio Pérez, Cámara de Agricultura de la
I Zona.
Nos satisface la decisión del gobierno ecuatoriano de aceptar
el reto de la integración en el Grupo Andino. Se trata de un
paso trascendental para la vida del Ecuador que, de otra
parte, no se puede eludir de esta etapa de la historia del
mundo en que las naciones son cada vez más interdependientes:
Armando Tomaseli, Cámara de Comercio de Quito. (A-2).
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