Quito. 18 feb 98. El sábado, a la par que el personal de
Ecuatoriana de Construcciones montaba la estructura del puente
flotante que unía a El Oro y Guayas, 20 hombres habilitaba un
rústico puente con cañas, madera y cabos a escasos 5 metros.
Era su respuesta a la necesidad de comunicación que, además
era la oportunidad de recoger dinero para aliviar su arruinada
economía.

"A mil sucres la persona, si va con dos maletas son cinco mil,
a tres mil cada saco de limones, dos mil la gaveta de
camarón...", decían mientras chapoteaban entre las aguas del
río Bucay.

La carga se negociaba por la cantidad y según la habilidad del
propietario y de los cargadores. Los racimos de plátano, a
1.500 sucres cada uno. Aparte, el dueño de la carga tenía que
pagar el paso por los puentes de madera a 1.000 por racimo,
como mínimo. Pero antes debía cerrar el negocio de la
camioneta que estaba del otro lado de la vía.

No son solo los pasajeros o los dueños de carga los que han
perdido. También reclaman los transportistas pesados,
especialmente los que realizan viajes Costa-Sierra y
viceversa, que dicen perder desde el 50 al 80 por ciento de
sus ganancias. Desde diciembre hasta hoy han disminuido los
contratos de carga. Según Dolores Pepinós, socia de la
Cooperativa Colombo-Ecuatoriana, antes se realizaban 3 ó 4
viajes semanales, ahora se han reducido a uno. "No hay
compradores como otros años".

Los transportistas que antes hacían viajes de 8 ó 9 horas a
Ibarra y Ambato ahora demoran 12 y más por lo difícil del
camino, especialmente entre Durán-Babahoyo, Bucay-El
Triunfo...

Además de los alimentos, los camiones llevan encomiendas y
mudanzas, los contratos se hacen por viaje o por quintales,
cada recorrido cuesta desde un millón a millón y medio, más
del doble del 97.

A la baja demanda de transporte pesado se suma la elevación
del precio de los combustibles, el mantenimiento de los
camiones por el daño continuo de coronas, cajas y sistemas de
tracción, dice Fernando Argüello, de la Cooperativa Sultana de
Ambato.

Según él ha gastado más de 10 millones de sucres en
mantenimiento desde diciembre cuando empezó a sentir los
estragos de El Niño en las carreteras.

En Manabí, en cambio, las 20 empresas que realizan el
mantenimiento vial aprovechan los días de sol. Pero, las
dificultades para transportar comestibles, gas de uso
doméstico y sacar frutas desde las zonas rurales de seis
cantones se mantiene. En la zona de Boyacá, en el sector rural
de Chone, lo realizaban las mulas, pero la constante humedad
de los pastizales les provocó una rara enfermedad conocida
como la "infladora" y las mató. 30 recintos de las cabeceras
de los ríos Grande, Mosquito, Garrapata y Chone quedaron sin
su medio de transporte.

Las frutas (naranjas, mangos y papayas) por la inclemencia de
las lluvias se caen de los árboles, en el sitio El Mosquito.
Las 5 camionetas que hacen el recorrido cobran 10 mil sucres
por persona, según Alipio Mendoza, un poblador de la
zona."Esto es harto difícil, fíjese que salgo con tres sacos
de mandarinas y apenas me pagan 50 mil sucres, en pasajes se
me van 20 mil. Compré algo de comida y regreso chiro... y todo
por mis nietos".

En Olmedo, las sandías simplemente se pudrieron, ningún carro
entró a comprar la mercancía. En Cojimíes si alguien se
enferma grave simplemente se muere. La única vía de
comunicación es la playa, pero cuando la marea sube es
peligrosa.

50 deslaves aíslan al Austro

Desplazarse hacia el sur del país hoy resulta un verdadero
viacrucis. Los continuos derrumbes mantienen bloqueada a la
Panamericana. El transporte interprovincial redujo sus
ingresos en más del 50 por ciento; los pasajeros prefieren no
arriesgarse.

En Capzol, tres kilómetros hacia el sur del cantón Chunchi, un
derrumbe destruyó tres casas y sumó una nueva víctima a las
más de cien registradas como consecuencia del fenómeno de El
Niño. Es en el mismo sitio donde hubo un problema de mayores
magnitudes en 1983.

En un trayecto de 65 kilómetros, entre La Moya, Alausí,
Guasuntos, Joyacshi y Llud, provincia del Chimborazo, al
momento se registran más de 50 derrumbes. También hay
saturación de cunetas y explosión de alcantarillas en
Chalihuayaco y San Pablo.

Según Freddy Llerena, subdirector de Obras Públicas Zona IV,
las fuertes precipitaciones debilitaron los taludes. La
situación se agravó luego de 24 horas de lluvias durante el
fin de semana último. También fueron bloqueadas la vía
Huigra-Alausí, en Zibambe; y, Huigra-El Triunfo, en
Cutuhuay...

Ante la inclemencia del clima ninguna acción es suficiente
para habilitar totalmente las vías. Están desplazados
estratégicamente 4 cargadoras, dos tractores, tres
motoniveladoras y cuatro volquetas del MOP, Municipio de
Chunchi y la compañía Colisa.

Las unidades de transporte interprovincial no pudieron avanzar
hacia su destino.

Los conductores de la cooperativa Turismo Oriental, por
ejemplo, para trasladarse desde y hacia el norte del país
prefieren hacerlo por la vía Balbanera-Pallatanga. Sin
embargo, esa ruta demanda alrededor de 12 horas de recorrido
entre Quito y Cuenca, tres y hasta cuatro horas más de lo
acostumbrado

Según Jorge Jaramillo, representante de Turismo Oriental, no
es tan conveniente viajar por esta carretera. A más de estar
totalmente destruida, cruza por lugares desolados y no existe
buena demanda de pasajeros; además, por los asaltos resulta
peligroso tomarlos en medio camino. En épocas normales cada
unidad salía desde Cuenca con 35 a 40 pasajeros. En estos días
no pasan de 20. La gente se limita a no viajar por el temor a
los accidentes. Redacción Cuenca

Una ayuda caída del cielo para los evacuados

El trabajo de Operation Blessing International (OBI) comenzó
ayer en Guayaquil. Atenderán gratuitamente a los damnificados
hasta el sábado 28. Establecieron tres bases de operaciones:
el avión -localizado en la Base Aérea-, que cuenta con
sofisticados equipos; el CEM-14 del Bloque 10 de Bastión
Popular; y, en el Hospital Luis Vernaza.

Montar los equipos y adecuar el avión para empezar a atender
llevó aproximadamente 6 horas. En éste realizarán la mitad de
las 400 operaciones programadas; el resto, en el Luis Vernaza.


Ron Oates, director la operación, dijo que la selección de los
pacientes para intervenciones quirúrgicas fue realizada por el
Innfa. Escogieron a personas que presentan situaciones de
extrema pobreza.

Un centro de atención no quirúrgica estará en Bastión Popular.
Atenderán de 10 a 15 doctores de OBI, junto a médicos
ecuatorianos. Habrá atención dental, óptica y médica. 10
dentistas realizarán consultas y un optometrista, con un
equipo de apoyo, realizará mediciones y prescribirá lentes
-para lectura, miopía, etc.-. Se elaborarán 1.500 lentes.

Según su experiencia, cree que atenderán en consulta general y
cirugía a 5.000 ó 6.000 personas en dos semanas. Oates dijo
que el seguimiento será distinto en cada caso. Algunos
necesitarán más de una consulta. La atención será por orden de
llegada.

El equipo médico fijo de OBI lo integran: diez personas. Los
demás son voluntarios que tomaron tiempo de sus trabajos.
Vienen de todas partes de EE.UU. y dejaron sus consultorios y
hospitales para ayudar. El equipo consta de 140 personas
aproximadamente. Son 38 doctores, 35 enfermeras, 8 dentistas,
un optometrista y sus ayudantes. Vinieron por invitación de
Lucía Peña, esposa de Fabián Alarcón.

OBI es una organización cristiana-humanitaria. Forma parte de
The Christian Broadcasting Network, una red de televisión
cristiana enfocada al trabajo humanitario. Sus obras se
financian con fondos donados por estadounidenses y de otros
países. Empezaron en 1978 distribuyendo alimentos y sábanas.
Pat Robertson, fundador, vio que hacía falta atención
quirúrgica y un medio para brindarla alrededor del mundo. Por
eso, en 1994 compraron el avión L1011. Lo remodelaron
completamente, adecuaron las dos plantas, la sala de cirugía,
recuperación... a un costo de 25 millones de dólares. The
Flying Hospital es único en el mundo. Países como El Salvador,
Filipinas, Ucrania y Panamá han recibido su atención.
Redacción Guayaquil

Leptospirosis: 23 casos

Las pruebas enviadas al Centro de Investigaciones de
Enfermedades (CDC, por las siglas en inglés) de Atlanta,
Estados Unidos, dieron positivo en el contagio de
leptospirosis. Este resultado confirmó la evaluación efectuada
por el Instituto Nacional de Higiene que hasta ayer descubrió
el mal en 23 personas.

Estos resultados, que llegaron en la tarde del lunes, fueron
enviados entre el 29 de enero y el 3 de febrero para confirmar
un diagnóstico de leptospirosis que no estaba claro, pues las
autoridades de Salud también temían un posible brote de
hepatitis B, fiebre amarilla, el dengue hemorrágico y hasta el
virus del hanta, que en los últimos meses del año pasado se
presentó en Chile.

Hasta ese momento, el número de fallecidos con un cuadro
sintomático similar a la leptospirosis era de tres. Los
resultados del CDC de Atlanta fueron anunciados ayer en la
tarde por el subsecretario de Salud, Fidel Endara. Según dijo,
lo que se había presentado era una epidemia de leptospirosis
que había provocado en un primer momento la muerte de hasta 11
personas, pero que desde hace 12 días su incidencia letal se
había detenido.

"Una de las razones importantes es la alerta que le dimos a la
comunidad para que tomen las previsiones del caso", explicó
Endara, quien aseguró que, en breve, se comenzarían a repartir
medicamentos para prevenir la leptospirosis, especialmente
entre los familiares de las personas contagiadas.

El resumen de casos presentados hasta ayer, era de 69 personas
con síndrome febril-ictérico, 35 continuaban hospitalizados.
Los fallecidos sumaban 11. Igualmente se reconoció el contagio
de dengue clásico en nueve personas. Redacción Guayaquil
(Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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