Quito. 07. mar 96. Anualmente el Gobierno gasta unos 220 millones de
dólares en el subsidio al gas licuado de petróleo. Petroecuador a través de su
filial Petrocomercial paga a varias empresas privadas, grandes cantidades
de dinero para que ellas mantengan abastecido el mercado nacional. El
atrayente negocio ha incentivado el ingenio de casi todos los actores del
proceso de comercialización. El fin: "sangrar" lo más posible al Estado y
aumentar sus utilidades personales. Las irregularidades se presentan en
cada una de las etapas del proceso: se sabotean mercados, se declaran
transportaciones por las rutas más largas o a los lugares más lejanos, se
adultera el peso de los cilindros, no se les da el mantenimiento adecuado y
así, mil y un artimañas más.

VOLATIL HISTORIA

El gas licuado de petróleo (GLP) viene comercializándose en el país desde
hace 40 años. Según datos del censo de vivienda, el gas es utilizado por el
88% de los hogares del área urbana del Ecuador. Esto significa una
circulación diaria de 100 mil cilindros de 15 kilogramos de capacidad.

El aumento del consumo nacional se debe principalmente a que este
combustible se ha convertido en el estandarte de la política social de los
gobiernos de turno. Desde 1980, su precio ha decrecido vertiginosamente en
términos reales. Mientras hace 15 años el cilindro de gas equivalía a cerca
de 5 dólares, hoy cuesta algo menos de uno. La diferencia la ha ido, poco a
poco, asumiendo el Estado.

El 50% del consumo nacional es importado, mientras que lo restante es
satisfecho con la producción de los campos hidrocarburíferos del Oriente y
de la península de Santa Elena. También se cuenta con el gas producido en
las refinerías de Esmeraldas, Libertad y Lago Agrio. La mayor zona
productiva es Shushufindi en la provincia de Sucumbíos.

LA RUTA DEL GAS

Los principales centros de almacenamiento están ubicados en Esmeraldas, El
Beaterio (Quito) y El Salitral (Guayaquil). Desde allí lo toman los grandes
tanqueros tipo salchicha para conducirlo a las envasadoras. Hasta aquí el
proceso le corresponde exclusivamente a Petrocomercial. Entonces empieza el
mejor negocio del mundo para ocho compañías cuyas plantas están repartidas
estratégicamente a lo largo y ancho del país.

Cuatro son privadas: Agipecuador, Duragas, Congas y Autogas, que juntas
controlan el 94% del mercado nacional. Tres son de economía mixta:
Austrogas, Centrogas y Lojagas con solo un 5%. La octava y última es
Petrocomercial que si bien envasa el 40%, comercializa apenas el 1%.

Los grandes tanqueros de gas, similares al accidentado la semana pasada en
el puente sobre el río Guayas, cargan el gas sin pagar un solo sucre a
Petrocomercial. Es decir que el Estado regala el ansiado gas. Pero eso no
es todo, se paga para que se lo lleven. Dependiendo adónde vaya el trailer
Petrocomercial le paga una tarifa por kilómetro/kilo recorrido. Por
ejemplo, si la envasadora está en Quito y se acabó el gas de El Beaterio,
hay que cargar en Esmeraldas o Guayaquil. El viaje se paga, en promedio, a
1.500 sucres por cilindro.

En la planta envasadora el gas es descargado, almacenado y luego envasado
en los cilindros. Por el favor de hacer esto, Petrocomercial reconoce a la
compañía 450 sucres más por cada tanque llenado. Por distribuirlo al por
mayor se ganan 270 sucres más. Por transportar el cilindro de 15 kilos
desde la envasadora hasta el sitio de venta al público, cobra la envasadora
o cualquier comerciante que realice este trabajo, la suma de 2.025 sucres.
Para que el cilindro siempre esté reluciente, cosa que casi nunca ocurre,
Petrocomercial reconoce 540 sucres por el mantenimiento de cada uno. Como
utilidad para el vendedor al detal se ha asignado la cantidad de 750
sucres. Por si esto fuera poco, los distribuidores finales, al momento de
recibir el gas, pagan a las envasadoras 1.245 sucres por cada cilindro
adquirido. Esta suma ingresa a la compañía que la toma en compensación por
los gastos administrativos que le supone la operación.

En total, a más de que el Estado regala el gas, paga encima 4.035 sucres
más. Esta cifra en 1995 dio un total de 150 mil millones de sucres,
suficiente plata como para haber pagado al contado el trolebús quiteño.
Para los "gastos administrativos", las compañías recibieron de parte del
público, 50 mil millones de sucres más.

El mismo gerente general de Duragas, doctor Nino Salvatore, en carta
dirigida al gerente de Agipecuador, doctor Andrea Menozzi, le dice que
pedirá al Ministerio de Energía que se rebaje el precio ponderado nacional
del transporte del cilindro, de 80 a 50 sucres, por considerarlo exagerado.
El un gerente le dice al otro: "Para su información, el valor que usted
está regalando en exceso a los distribuidores por la tarifa de transporte
en cilindros, significa al Estado un subsidio de más de 15 mil millones de
sucres anuales".

ESTAFAS NOTARIZADAS

Por si acaso lo anterior le pareció poco, aún hay más en este negocio de
fin de siglo. El 12 de septiembre de 1995 el notario 33 de Guayaquil
abogado Kléber Cepeda, levantó un acta de comprobación del peso de los
cilindros de gas que se expenden en el Puerto Principal.

A pedido de una persona interesada, el mencionado notario acudió a las
16h50 de ese día a la planta de Duragas, ubicada en el sector de El
Salitral, en Guayaquil, llevando consigo quince cilindros de gas vacíos. El
promedio del peso de los cilindros fue de 13,5 kilos, es decir 1,5 menos de
lo correcto. Sólo el 20% de los cilindros examinados tuvieron el peso
establecido en las normas. El 33% estaban con escapes de gas debido a
válvulas en mal estado.

Una diligencia similar se cumplió el 28 de septiembre pasado en Santo
Domingo de los Colorados. El notario segundo de ese cantón comprobó
igualmente que en diferentes sitios de expendio el peso promedio de los
cilindros era de 12,4 kilos. Es decir una merma de 2,6 kilos. Por último en
Manta, el 11 de octubre, el notario tercero del ese cantón comprobó algo
peor: el promedio por cilindro apenas llegaba a los 11,6 kilos.

Por cada kilogramo de gas que falte en un cilindro, el consumidor está
perdiendo 193 sucres. Las denuncias de estas irregularidades fueron
presentadas a las autoridades respectivas, quienes aparentemente nada han
hecho al respecto. Es más, un intento de comprobación hecho por el
subdirector de Hidrocarburos fracasó ante la negativa de los propietarios
de una de las envasadoras para que ingrese a su local.

El ingeniero Mario González, director nacional de Hidrocarburos aseguró a
Vistazo que la DNH a su cargo tiene inspectores que están permanentemente
en las plantas de envasado verificando la calidad y cantidad de los
cilindros. Sin embargo reconoció que "puede ocurrir que algunas envasadoras
trabajen fuera de las horas normales, en cuyo caso nuestros inspectores no
están presentes y puede ocurrir que hayan situaciones irregulares, que
efectivamente existen y que cuando se las detecta se las sanciona".

¿DUMPING?

Actualmente de acuerdo a la estructura legal las comercializadoras tienen
su área de influencia en donde pueden envasar cilindros de otra compañía,
pero no pueden transportar cilindros llenos de una zona a otra.

A nuestra redacción en Guayaquil han llegado denuncias que aseguran que en
algunas ciudades del país hay personas, patrocinadas por comercializadores
grandes, que venden el cilindro de gas a un precio menor al oficial con el
afán de sacar del mercado a las pequeñas empresas regionales.

En Yanzatza, provincia de Zamora-Chinchipe, el señor Jaime Vivanco Ojeda
estuvo mal visto por otros expendedores de gas cuando llegó a su pueblo a
vender al precio oficial. Antes el gas costaba hasta 5 mil sucres, a pesar
de que los distribuidores reconocen una cantidad determinada sobre el
kilometraje recorrido.

En agosto del año pasado, el ex director de Hidrocarburos, ingeniero
Guillermo Granja, recibió una comunicación de una comercializadora del área
central del país que le informaba que "hoy hemos podido verificar que este
procedimiento ilegal está siendo impulsada también en la provincia del
Chimborazo".

En Guayaquil, informaciones periodísticas de septiembre de 1995 dan cuenta
de que plataformas pertenecientes a una de las grandes comercializadores se
apostaban en céntricas calles, fuera de los pequeños distribuidores para
vender gas más barato. La Policía Nacional nunca hizo nada al respecto. El
director de Hidrocarburos consultado sobre estos problemas de mercado entre
las compañías dijo: "En primer lugar yo no soy abogado, pero conociendo el
acuerdo que rige para el negocio del gas, es ilegal vender a un precio
menor a los 2.900 sucres".

CONTRABANDO

¿Sabe usted cuánto dura un tanque de gas en un hogar de cinco personas? Lo
normal es entre 10 y 15 días. Pero analizando, fríamente, las estadísticas
de Petrocomercial nos damos cuenta que en las provincias fronterizas de
Carchi y Sucumbíos, el cilindro de 15 kilos no dura sino apenas 5 o 6 días
en cada vivienda. Las posibles causas del alto consumo son dos: o los
norteños cocinan tres veces más que el resto de ecuatorianos o es que
venden el gas a Colombia. Como la segunda es la hipótesis más cercana a la
realidad, concluimos que el Estado ecuatoriano estaría regalando cada año,
a los colombianos, la suma de 18 mil millones de sucres. Si eso se pudiera
evitar, con sólo 15 meses de control al contrabando, Guayaquil tendría un
camal tan moderno como el recientemente inaugurado en Quito.

Se presume que volúmenes similares o superiores se fugan hacia el Perú
constantemente. Sin embargo ese contrabando no se refleja en las
estadísticas de 1995 debido al cierre de fronteras que se suscitó como
consecuencia de la Guerra del Cenepa.

Al cierre de nuestra edición, el diputado Luis Almeida solicitó la captura
del gerente de una de las envasadoras. Esperamos que no se regale tan
fácilmente el dinero de once millones de ecuatorianos. (REVISTA VISTAZO
N. 685, pp. 20-23)
EXPLORED
en

Otras Noticias del día 07/Marzo/1996

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el