Lucio Gutiérrez cumple hoy su primera etapa en el poder. A las 11:00 empieza la fiesta del Régimen en la plaza de San Francisco, organizada por Napoleón Villa y el PSP. El Presidente sostiene que la primera etapa de su gestión es positiva. Se apoya en la estabilidad de algunas cifras macroeconómicas y en el acuerdo firmado con el FMI. Empero, en menor medida, las autoridades reconocen que la deuda social está pendiente. Los ofrecimientos de campaña a favor de los pobres están en espera. En lo político, al Ejecutivo le faltó comunicación con Pachakutik y con el Vicepresidente. Y en el Congreso cedió terreno al PSC.

Gutiérrez aún no se baja de la tarima

Sin duda, tal y como lo dicen las autoridades del Régimen, este es un Gobierno atípico. No solo porque su origen es distinto a los de los políticos de vieja data, sino por la forma cómo está constituido y maneja su imagen pública.

Rodeado de ´personajes nuevos´ en el ejercicio de poder y bajo la etiqueta de querer erradicar la corrupción, su paso por Carondelet generó mucha expectativa. Sin embargo, esta se ha diluido aceleradamente.

Las denuncias de supuesto nepotismo y presunto abuso de poder, ligado a los líos internos de la alianza de Gobierno (Sociedad Patriótica-Pachakutik) lo han sometido a un rápido desgaste en términos políticos. No obstante, su popularidad continúa fuerte.

En parte esto obedece a su estilo populista y a su primer logro en materia económica: la firma de la Carta de Intención con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El coronel Lucio Gutiérrez decidió que su círculo íntimo esté integrado por sus compañeros de armas y familiares de confianza (la mayoría ex militares y ex policías).

Ellos están distribuidos en los cargos estratégicos de la Función Ejecutiva: Presidencia de Petroecuador, Secretaría de la Administración, ministerios de Energía y Bienestar Social, Secretaría General de la Presidencia, Secretaría Particular...

A ellos sumó, a más de la cuota de Pachakutik, representantes de la banca, tanto de la Sierra como de la Costa (Mauricio Pozo, Mario Canessa, Guillermo Lasso), y de los sectores productivos (Isabel Noboa y Patricio Johnson).

Estos personajes plantearon los lineamientos económicos básicos que el Gobierno espera ejecutar en sus cuatro años y que incluía lograr un acuerdo con los organismos de crédito internacional. No obstante, esto le generó problemas con su socio político, Pachakutik, los cuales se han superado, por el momento, a pesar de que continúan las voces discordantes de algunos miembros de Pachakutik sobre proyectos que aún no están en marcha (eliminación del subsidio al gas, por ejemplo).

No pasa lo mismo con la Primera Dama, con quien es más evidente su distanciamiento. Mientras que las frías relaciones con el vicepresidente Alfredo Palacio están de momento apaciguadas.

Dentro de su estilo de tarima, hoy, desde las 10:00, Lucio Gutiérrez recibe el homenaje de su partido por los 100 días en el poder. Este inicia con una marcha que llegará a la plaza de San Francisco. A las 13:00, el Presidente hará un balance de los alcances de su gestión.

El acuerdo con el FMI abre paso a la inversión

La firma del acuerdo ´stand by´ con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 205 millones de dólares, es, a decir del Gobierno, el principal logro en materia económica.

La suscripción del convenio le permitió al país, retomar la confianza de los organismos multilaterales y acceder a nuevos programas de ayuda financiera hasta el 2007. Ese es el diagnóstico del ministro de Economía Mauricio Pozo a los 100 días.

Los fondos que pudiera captar el Gobierno en los próximos cuatro años, llegan a 3 844 millones de dólares.

Por la acogida de los multilaterales al Plan Económico, Pozo destacó que entre el 28 de febrero y el 23 de marzo el riesgo país bajó de 1 519 a 1 241 puntos y la inflación está en el 9,20 por ciento (entre marzo del 2002 y marzo del 2003).

A partir de la presentación del programa económico y la aplicación de medidas de ajuste, como el alza del precio de los combustibles, se controló un problema de atrasos por 700 millones de dólares para el 2003, según cifras del asesor económico, Polibio Córdova.

"En los 100 días de Gobierno se ha cumplido con el 50 por ciento de esos compromisos". 350 millones de dólares se destinaron al pago de sueldos, transferencias de recursos a los organismos seccionales y pagos de deuda pública.

La firma de los contratos para la construcción Mazar y la incorporación de Telecsa como tercera operadora móvil, son otros logros que destaca el Gobierno.

El mayor escollo que afronta ahora es el financiamiento de las inversiones y la oposición a ciertos esquemas para el ingreso del capital privado en los campos de Petroecuador.

El PSC salió fortalecido y a Pachakutik lo retuvo

El Ejecutivo mantendrá el principio de las mayorías móviles en el Congreso. Así lo ha dicho el ministro de Gobierno, Mario Canessa. El fundamento para esta decisión nació el 5 de enero, cuando Gutiérrez experimentó su primer fracaso político, al no armar una mayoría para la elección de dignidades y el reparto de las comisiones.

Este tropiezo le obligó a negociar directamente con el máximo líder del PSC, León Febres Cordero. A raíz de esa conversación, se logró aprobar las reformas a la Ley de Aduanas y nombrar, a excepción de la terna para contralor, a las autoridades de control.

Pero el Gobierno, a la larga, perdió, y el PSC se fortaleció. En su reforma legal debió eliminar el cambio central: la supresión de la Corporación Aduanera Ecuatoriana, pedido por el PSC. Y, en los organismos de control, especialmente en el Tribunal Constitucional, los socialcristianos, a más de tener la mayoría, tienen la presidencia y vicepresidencia.

Al interior del Gobierno, Gutiérrez ha tenido aciertos. La semana pasada logró consolidar la alianza Sociedad Patriótica-Pachakutik, debilitada por las pugnas en el reparto de cargos y el desacuerdo, especialmente de los indígenas, por las medidas económicas dictadas.

No solo el diálogo y el ofrecimiento de coordinar más el trabajo fue su arma. También obligarles a asumir responsabilidades como cogobernantes. En ese escenario les entregó la administración de la Agencia de Garantía de Depósitos. Previamente les dio los ministerios de Relaciones Exteriores, Agricultura, Turismo y Educación, y varias subsecretarías.

Área social: una serie de ofrecimientos que todavía no se cumplen

La Secretaría Técnica del Frente Social anunció la depuración del Bono Solidario. Advirtió que 215 000 personas saldrían de la lista y 250 000 serían incluidas. Estas últimas, del área rural. Se ofreció aumentar el monto de este subsidio de 11 a 15 dólares y se dijo que la depuración estaría completa, antes de los 100 días. Esos anuncios aún no se han cumplido.

El programa de aseguramiento universal de salud propuesto por la Vicepresidencia de la República no alcanzó mayores resultados. Hay un primer acercamiento con el Seguro Social Campesino para que otorgue atención a los sectores rurales y dentro del plan de maternidad gratuita. Será financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo con 150 millones de dólares.

En este tiempo, el Ministerio de Salud ha enfrentado un desabastecimiento de fármacos en los hospitales públicos. Cuenta con 2 400 000 dólares de un presupuesto de 370 millones. En esta primera etapa, también se han enfrentado varias paralizaciones de los trabajadores de la salud.

El Gobierno firmó la Carta de Intención con el FMI. En ella, se comprometió a suspender los quirografarios. La disposición no se ejecutó. Sin embargo, se estableció un monto límite de 40 millones de dólares.

Se suspendió el incremento de 25 por ciento en las pensiones jubilares que estaba previsto para julio. Pero esta disposición fue derogada luego de protestas por parte de los jubilados.

La ministra Rosa María Torres no logró aún crear la Dirección Nacional de Educación Básica. Su gestión ha estado obstaculizada por pugnas en torno a los cargos.

Diplomacia: más cerca de EE.UU., pero cauto en el Plan Colombia

Aunque el actual Gobierno ha dado continuidad a la gestión diplomática del Régimen anterior, Lucio Gutiérrez ha puesto sus matices propios.

La posición frente al Plan Colombia y el reforzamiento de las relaciones con Estados Unidos son dos ejemplos que evidencian los sutiles giros emprendidos por el Presidente.

En diciembre, luego de triunfar en las urnas, Gutiérrez fue a Bogotá para reunirse con su homólogo Álvaro Uribe. Su posición no constituyó un aliciente para el Gobierno colombiano: al igual que el ex presidente Noboa, ratificó su posición neutral y de no intervencionismo de Ecuador ante el conflicto en ese país. Empero, sí le ofreció ser un mediador en la búsqueda de la paz.

Ya en el poder, el esquema del Presidente siguió la misma lógica. De allí que si bien las puertas para ejercer un arbitraje siguen abiertas, Gutiérrez no está dispuesto a llamar terroristas a las FARC, como lo pretenden Uribe y EE.UU.

Las relaciones con la súper potencia se han reforzado en este Gobierno. En febrero visitó a George W. Bush y le confesó su deseo de ser el mejor aliado de los EE.UU. en la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico, la pobreza, la vigencia de la democracia... La declaración se realizó semanas antes del ataque a Iraq y fue de la mano de la firma, en tiempo récord, del acuerdo con el FMI para impulsar la economía.

En ambos hechos, el protagonismo de Gutiérrez, en desmedro del de la canciller indígena Nina Pacari, es indiscutible. El aparente bajo perfil de la Ministra pudiera explicarse por los altibajos de las relaciones entre PSP y Pachakutik.

Una presencia cotidiana en radio, prensa y TV.

El Presidente trotando por las calles de Quito, Guayaquil o Cuenca. En el pretil de Carondelet dando discursos o apoyando a su cuñado y ex presidente del Fondo de Solidaridad, Napoleón Villa. Vestido con poncho y con un pico en la mano. Encabezando las reuniones de los directorios de Pacifictel, Aduanas y Petroecuador.A a diario dando declaraciones. Esa es la imagen que se percibe del Jefe de Estado.

La presencia de Lucio Gutiérrez, en los medios de comunicación, es indudable. Pero también muestra la falta de una política de comunicación.

Antonio Tramontana, secretario de Comunicación de la Presidencia, sin embargo, afirma tener un norte, donde los logros económicos y el impulso a la productividad son sus ejes por el momento. Y, además, que estos se comunicarán a través de los ministros de Estado y de él.

Pero el Jefe de Estado no se ajusta al libreto. Ante cualquier inquietud responde, exponiéndose constantemente a la opinión pública. Cuando lo considera oportuno defiende a sus hombres de confianza.

Lo hizo con Villa, cuestionado por los súper poderes que se le otorgaron, y al comandante de la Policía, Édgar Vaca, quien denunció un supuesto plan para asesinarlo. También ventila sus problemas personales con su esposa, Ximena Bohórquez.

En sus discursos públicos se refiere a la firma del acuerdo con el Fondo Monetario, la Reforma Política o su decisión de luchar contra la corrupción.

Salvo el conflicto entre el Secretario de la Administración y una reportera de diario Expreso, no se han registrado incidentes con la prensa.

El frágil equilibrio

Análisis del diario El Comercio

Desde el poder, es fácil equivocarse en el momento de sopesar la popularidad de la cual se goza y, sobre todo, los márgenes de gobernabilidad con los que se cuenta. Pero es aún más fácil errar al medir cuánto de ésta es el resultado de acciones propias y cuánto producto de factores exógenos. El desenfoque, usualmente aumentado por un entorno complaciente, suele terminar con un trágico desfase entre percepción y realidad.

Es todavía temprano para hablar de tal defase en el caso del presidente Lucio Gutiérrez. Hay aciertos que van definiendo la cancha de la acción gubernamental, pero también es innegable que existe una marcada necesidad y voluntad de cambio que crea el terreno abonado para un gobierno precedido de gran expectativa.

Gutiérrez empezó por poner en orden la economía con medidas que no le significaron un alto costo político. Al acercarse al FMI, también dio la pauta de un modelo abierto a la inversión extranjera y dio luces de una política internacional consonante con los Estados Unidos en cuanto a estabilidad democrática, globalización y lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.

A ese fuerte anclaje externo añade una estabilidad interna que se basa no tanto en las negociaciones exitosas con la oposición, sino en buena medida en haber logrado mantener en el cogobierno a una importantísima fuerza política y social expresada en Pachakutik. Al mismo tiempo, mantiene nexos con el establecimiento económico y político que hasta ahora no han sido sometidos a grandes pruebas.

También ha controlado factores decisivos como el apoyo militar, mientras que la conflictividad sindical prácticamente no se ha sentido.

Pero, sobre todo -a pesar de una explicable baja en la popularidad-, el Gobierno cuenta con un alto capital político otorgado por una sociedad ávida de cambios después de sucesivas crisis. Si no pondera y malgasta ese capital, Gutiérrez no sería el primero, pero también quedará muy expuesto a un frágil equilibrio y perderá una oportunidad histórica.

Los cien días, un punto de partida

Editorial del diario El Comercio

El gobierno del presidente Lucio Gutiérrez, en un acto inusual dentro de la tradición política nacional, ha decidido festejar sus cien días, período que normalmente ha servido para un primer balance riguroso de la gestión. La ocasión es propicia para revisar el debe y el haber de un mandato sobre el cual el pueblo ecuatoriano tuvo y tiene grandes expectativas, sobre todo si se considera el contexto de profunda crisis que lo precedió.

Hay coincidencia en algunos logros iniciales, junto a la clara conciencia de que cualquier éxito es parte de un proceso continuo que debiera volverse, en lo posible, política de Estado. En materia económica, por ejemplo, si bien se han dado los primeros pasos en firme al estabilizar la economía dentro de los parámetros del FMI, es evidente que el objetivo de la reactivación y la competitividad está atado no solo a los indicadores positivos producto de la suscripción del acuerdo, sino a políticas y decisiones en materia de inversión e incentivos que siguen pendientes.

El balance en los otros puntos que el Gobierno se ha fijado como derrotero para sus cuatro años de gestión -pago de la deuda social, lucha contra la corrupción, reforma política, definición de la política internacional- arroja más expectativas que acciones concretas. Es lógico, pues se trata de un corto período que, sin embargo, se vuelve un referente válido para señalar la línea de trabajo gubernamental y, sobre todo, sacar conclusiones sobre los puntos a rectificarse y las políticas a fortalecerse.

Entre los hechos positivos de este lapso, han emergido nuevos actores sociales y políticos y han surgido nuevos referentes como el impulso al deporte. Entre los negativos, no se han despejado los recelos provenientes de una visión gubernamental atada a un círculo de raigambre familiar y militar. La falta de cuidado al escoger a los colaboradores ha traído sombras de duda sobre un tema tan sensible como la transparencia, mientras que la política de comunicación ha tenido varios extravíos. Por todas estas razones, los cien días, antes que un motivo de celebración, deben tomarse como un punto de partida.
EXPLORED
en Ciudad Quito

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