Quito. 16.04.93. Casi todos los centros reclusión del mundo
comparten una característica común: la aureola de ser escenario
de manifestaciones del dolor humano. Alrededor de ellos se ha
tejido infinidad de historias de horror, maldad, torturas y
corrupción.

El penal García Moreno no es la excepción. Desde su edificación,
en diciembre de 1879 y que concluyó después de 3 años, a cargo
del ingeniero escocés Thomas Reed, y cuyo costo fue de 2.149
pesos de ese entonces (equivalentes actualmente a 222.000
dólares, unos 400 millones sucres), tuvo lugar un hecho singular
de profunda significación, quizá el único de su género que se
haya dado en torno a esta famosa prisión: sin coimas y cobros de
comisiones, una obra contratada por un gobierno fue concluida en
un tiempo inferior al inicialmente establecido de 5 años.

Posteriormente, las paredes del penal han sido mudos testigos de
toda una relación de la historia nacional de la criminalidad
desde finales del siglo pasado a esta fecha. Tras sus altas
murallas de cal y arena del Pichincha, cientos de personas han
"purgado" sus culpas.

Y no solamente los culpables han pasado gran parte de sus vidas
en ese centro alguna vez con mucha justicia, calificado como un
infierno de torturas y horror, sino que muchos inocentes han
visto pasar los mejores años de sus vidas, a consecuencia de una
negligente administración de justicia. Las denuncias de hechos de
esta naturaleza servirían para escribir un gran tomo de la
historia de la injusticia.

HACINAMIENTO

En principio construido para albergar a un máximo de 200 reos, en
el penal han permanecido detenidos diferentes personas, inclusive
hasta prestantes personajes de la vida política nacional de
antaño. Hubo ocasiones en las que en la horrenda prisión
prácticamente se 'hacinaban" hasta dos mil individuos.

En los últimos tiempos, la fantasmal construcción que aloja
alrededor de 600 internos, ha sido sometida a remodelaciones, la
última de ellas, concluida en julio del año pasado, incluye
determinadas obras, particularmente en el área médica, que
evidencian el inicio de una intención de humanizar la tétrica
prisión. Es innegable que se han realizado mejoras sustanciales
en el interior del penal, particularmente en los accesos, en
donde el color blanco de las paredes contrasta con la negra y
triste imagen de terror e injusticia que ha rodeado a este centro
de reclusión.

En la actualidad este "centro de rehabilitación social" cuenta
con 5 pabellones, cuya capacidad máxima debería ser de 456
internos. El pabellón "A", de máxima seguridad, alberga desde
agosto del año anterior a los integrantes de la banda de los
Reyes Magos.

Este hecho de por sí ya ha significado un cambio en la vida misma
de la tristemente célebre cárcel.

TUNELES DEL PENAL

El último intento de fuga, a través de un túnel que comunicaba
directamente con el pabellón "A" de los narcos de la banda de los
Reyes Magos, oportunamente detectado por efectivos de la
inteligencia policial, nuevamente pone en primer plano las
condiciones de seguridad del penal.

Este sería el tercer intento de escape de la referida banda. En
el primero, registrado a finales de noviembre pasado, también se
construía una serie de túneles, desde el interior de la celda
número siete del pabellón "C". En esa ocasión, los diversos
túneles se conectaban directamente con la sección de alta
seguridad, en donde se encuentra detenido el capo del cartel
nacional de la droga. El segundo, a mediados de marzo de este
año, también mediante otro túnel que se construía desde una de
las celdas del mismo pabellón "C".

No es sorprendente la aseveración de que el penal está surcado
por una verdadera red de excavaciones y túneles subterráneos,
cuya dirección y número es difícil de precisar. No se descarta
que algunos de ellos, de cuya existencia sólo conocen los propios
internos, aún no hayan sido detectados. Al fin y al cabo,
mientras haya presos y prisiones, siempre los primeros tratarán
de evadirse de éstas, máxime si, como afirma la policía, el penal
García Moreno no es una cárcel de máxima seguridad.

Durante el año anterior se registraron 6 fugas del penal, una de
ellas exitosa (escaparon 4 colombianos implicados en
narcotráfico). En ese entonces esta cárcel y las instalaciones
del CDP se hallaban en reparación y remodelación.

Por el momento no hay certeza alguna de que los traficantes de
drogas, en vista de su alto poder económico y su influencia en
los diversos niveles, no se evadan de los centros de reclusión.

De manera permanente existe el presentimiento de que podrían
fugarse. Un ejemplo claro de ello es la evasión, en julio del año
pasado, de 19 narcotraficantes de la cárcel de Tulcán.

Las autoridades penitenciarias han afirmado que se redoblarán las
seguridades al interior del penal y se procederá a una inspección
integral del mismo. Esta sería una buena oportunidad para conocer
con certeza de cuantos túneles está cercada la prisión.

*FUENTE: Texto tomado de EL UNIVERSO (p.13-A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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