EL DESCUBRIMIENTO: ACCIDENTE O PROCESO. Benjamín Ortiz Brennan
Quito. 12.10.92. La llegada de Cristóbal Colón a América, el
12 de octubre de 1492, es simultáneamente un accidente de
viaje y el resultado de varios siglos de historia europea que
desembocan en la llegada de hombres de ese continente a un
mundo distinto, tanto como sería en los tiempos que corren, el
arribo de una nave espacial terrícola a un astro habitado por
otros seres inteligentes.
La Europa en ebullición política, artística e intelectual de
los siglos XV y XVI -época de creación, descubrimientos y
conquistas- había sido hasta el siglo XIII una cultura ubicada
a la zaga de otras grandes civilizaciones -China, India,
Arabe- que habían tomado considerable distancia respecto a los
atrasados pueblos europeos, aglutinados en torno a los
pequeños señores feudales, y unidos por el exclusivo nexo del
cristianismo, que se extendió por Europa gracias a la
conversión del Imperio Romano en las postrimerías de su
existencia imperial.
Los textos de Marco Polo, publicados en el siglo XIII
despiertan el interés y la codicia por la riqueza, la especies
y las maravillas que están en las remotas tierras de Cipango y
Catay, nombres con los cuales se revela a los europeos Japón y
China. El comercio con Oriente es el incio del esplendor de
las ciudades italianas y el despertar de la Europa de los
mercaderes.
Las guerras con los "infieles"
Un ciclo de invasiones que se origina en el Oriente, al calor
de la fe en Alá y en su profeta Mahoma, se vuelca sobre el
mundo cristiano desde el siglo VII hasta el XIII. Al final de
este período, la caída de Constantinopla deja en manos de los
turcos un enclave fundamental de la cultura cristiana, igual
que la ocupación musulmana de Grecia y los Balcanes. Huyen de
estos territorios los eruditos griegos, herederos del
racionalismo de la civilización helénica, en dirección a
Italia y Europa. Su pensamiento y las obras de las clásicos de
la antigüedad que llegan con ellos, abren Europa a la
discusión de temas sobre la naturaleza del hombre y la
autoridad de la Iglesia, que se convierten en las semillas del
renacimiento.
Las Cruzadas destinadas a la reconquista del Santo Sepulcro y
a detener a los ejércitos árabes, pusieron a los europeos en
contacto con pueblos que habían llegado a superiores niveles
del conocimiento en la astronomía, las matemáticas y también
en el arte de la guerra.
La pólvora, invento chino y utilizada allá en fuegos de
artificio y prácticas ceremoniales, sirve en Europa para el
desarrollo de las armas de fuego que abaten los altos muros de
los castillos, símbolo del poder de los señores feudales.
Los señores más fuertes, aquellos que también se habían
consolidado en la lucha contra los árabes y en las cruzadas,
constituyen el punto de partida de la formación de los Estados
Nacionales, cuyos soberanos serán quienes alienten y emprendan
en los grandes descubrimientos.
Los estados nacionales
La Edad Moderna europea, que es el período histórico que
comienza con la formación de los Estados nacionales, tiene
tres soberanos representativos de la superación de la
dispersión medioeval:
- El primer rey Tudor, Enrique VII en Inglaterra.
- Luis XI en Francia.
- Los Reyes Católicos en España.
La expansión de Europa desde el siglo XV en adelante es
también una de las primeras realizaciones de esas nuevas
estructuras política. Los viajes de los portugueses bajo la
inspiración de Enrique el Navegante, alrededor del Africa en
busca de nuevas rutas para el Oriente, y los de Cristóbal
Colón, cuando tropezó con América, son empresas públicas y
estatales, no de carácter privado, para ponerlas en
terminología actual.
En el arranque de este proceso, los árabes estuvieron a punto
de aplastar a los cristianos. Solo la muerte detuvo en Italia
y en los Balcanes a Mohamed El Conquistador, mientras la
península Ibérica estuvo ocupada hasta el siglo XII por los
árabes, excepto el norte y las regiones más ásperas y
motañosas.
En el siglo XII se unen Castilla con León. En el 1300, con
Castilla y Aragón y el ducado de Portugal a la cabeza, cobra
una nueva dimensión la reconquista de las tierras ocupadas por
los árabes. Las victorias militares y las alianzas dinásticas
permiten la unificación y consolidación de la España
cristiana. En 1479, Isabel, heredera de Castilla, se casó con
Fernando, heredero de Aragón, los reyes católicos que después
conquistan Granada, único reino árabe que por entonces quedaba
en la península.
Los Reyes Católicos serán quienes también auspicien los viajes
de Cristóbal Colón. Casi cinco siglos de lucha contra los
moros desatan entonces un persecución implacable contra judíos
y musulmanes, cuyo espíritu de dominación no estará ausente en
los contactos con los habitantes de lo que se llamará después
América.
Tecnología y comercio
Los reinos italianos no sufren mayor menoscabo en su tráfico
de mercancías desde el Oriente por la conquistas musulmanos.
Venecianos y turcos tienen alianzas que permiten el flujo de
especíes, sedas. No así los portugueses y españoles que buscan
con ansiedad nuevos caminos.
Los marinos portugueses se convierten en los adelantados de la
navegación. Tripulan en el siglo XV un nuevo tipo de barco, la
carabela de tres mástiles, "más pesada y fácil de maniobrar
que las galeras". Con el rey Enrique desarrollan un uso más
audaz de la ballestilla, utilizan la brújula y mejoran el
astrolabio, al servicio de sus recorridos por las costas
africanas.
Cristóbal Colón, marino genovés y leyenda universal, era por
cierto un hombre de aventuras pero también cartógrafo,
estudioso de la geografía y conocedor de los vances de la
tecnología de la navegación. Su seguridad de que el mundo era
redondo era firme y sin vacilación por ello propuso a Isabel
la ruta por occidente, pero se equivoca en las medidas y
cálculos de las dimensiones. Tampoco sospecha que hubiese un
continente interpuesto entre Europa y Catay.
Aquella expresión de que descubrió un nuevo mundo es una
manera de decir y no muy feliz para describir el
acontecimiento de hace quinientos años que hoy recordamos.
Este hombre, producto del renacimiento, de los estados
nacionales, del comercio y la tecnología, se encuentra con un
mundo antiguo, formado desde hace milenios por pueblos que
atravesaron el Pacífico desde el otro extermo, a donde el
paradójicamente quería llegar. Pueblos de vigorosas culturas y
formas de organización admirables. Quedó así establecido un
contacto entre dos mundos viejos, cuyas repercusiones,
alcances y vibraciones están en el fondo de la vida de
nuestros pueblos, hasta la hora actual. (5C)
Quito. 12.10.92. La llegada de Cristóbal Colón a América, el
12 de octubre de 1492, es simultáneamente un accidente de
viaje y el resultado de varios siglos de historia europea que
desembocan en la llegada de hombres de ese continente a un
mundo distinto, tanto como sería en los tiempos que corren, el
arribo de una nave espacial terrícola a un astro habitado por
otros seres inteligentes.
La Europa en ebullición política, artística e intelectual de
los siglos XV y XVI -época de creación, descubrimientos y
conquistas- había sido hasta el siglo XIII una cultura ubicada
a la zaga de otras grandes civilizaciones -China, India,
Arabe- que habían tomado considerable distancia respecto a los
atrasados pueblos europeos, aglutinados en torno a los
pequeños señores feudales, y unidos por el exclusivo nexo del
cristianismo, que se extendió por Europa gracias a la
conversión del Imperio Romano en las postrimerías de su
existencia imperial.
Los textos de Marco Polo, publicados en el siglo XIII
despiertan el interés y la codicia por la riqueza, la especies
y las maravillas que están en las remotas tierras de Cipango y
Catay, nombres con los cuales se revela a los europeos Japón y
China. El comercio con Oriente es el incio del esplendor de
las ciudades italianas y el despertar de la Europa de los
mercaderes.
Las guerras con los "infieles"
Un ciclo de invasiones que se origina en el Oriente, al calor
de la fe en Alá y en su profeta Mahoma, se vuelca sobre el
mundo cristiano desde el siglo VII hasta el XIII. Al final de
este período, la caída de Constantinopla deja en manos de los
turcos un enclave fundamental de la cultura cristiana, igual
que la ocupación musulmana de Grecia y los Balcanes. Huyen de
estos territorios los eruditos griegos, herederos del
racionalismo de la civilización helénica, en dirección a
Italia y Europa. Su pensamiento y las obras de las clásicos de
la antigüedad que llegan con ellos, abren Europa a la
discusión de temas sobre la naturaleza del hombre y la
autoridad de la Iglesia, que se convierten en las semillas del
renacimiento.
Las Cruzadas destinadas a la reconquista del Santo Sepulcro y
a detener a los ejércitos árabes, pusieron a los europeos en
contacto con pueblos que habían llegado a superiores niveles
del conocimiento en la astronomía, las matemáticas y también
en el arte de la guerra.
La pólvora, invento chino y utilizada allá en fuegos de
artificio y prácticas ceremoniales, sirve en Europa para el
desarrollo de las armas de fuego que abaten los altos muros de
los castillos, símbolo del poder de los señores feudales.
Los señores más fuertes, aquellos que también se habían
consolidado en la lucha contra los árabes y en las cruzadas,
constituyen el punto de partida de la formación de los Estados
Nacionales, cuyos soberanos serán quienes alienten y emprendan
en los grandes descubrimientos.
Los estados nacionales
La Edad Moderna europea, que es el período histórico que
comienza con la formación de los Estados nacionales, tiene
tres soberanos representativos de la superación de la
dispersión medioeval:
- El primer rey Tudor, Enrique VII en Inglaterra.
- Luis XI en Francia.
- Los Reyes Católicos en España.
La expansión de Europa desde el siglo XV en adelante es
también una de las primeras realizaciones de esas nuevas
estructuras política. Los viajes de los portugueses bajo la
inspiración de Enrique el Navegante, alrededor del Africa en
busca de nuevas rutas para el Oriente, y los de Cristóbal
Colón, cuando tropezó con América, son empresas públicas y
estatales, no de carácter privado, para ponerlas en
terminología actual.
En el arranque de este proceso, los árabes estuvieron a punto
de aplastar a los cristianos. Solo la muerte detuvo en Italia
y en los Balcanes a Mohamed El Conquistador, mientras la
península Ibérica estuvo ocupada hasta el siglo XII por los
árabes, excepto el norte y las regiones más ásperas y
motañosas.
En el siglo XII se unen Castilla con León. En el 1300, con
Castilla y Aragón y el ducado de Portugal a la cabeza, cobra
una nueva dimensión la reconquista de las tierras ocupadas por
los árabes. Las victorias militares y las alianzas dinásticas
permiten la unificación y consolidación de la España
cristiana. En 1479, Isabel, heredera de Castilla, se casó con
Fernando, heredero de Aragón, los reyes católicos que después
conquistan Granada, único reino árabe que por entonces quedaba
en la península.
Los Reyes Católicos serán quienes también auspicien los viajes
de Cristóbal Colón. Casi cinco siglos de lucha contra los
moros desatan entonces un persecución implacable contra judíos
y musulmanes, cuyo espíritu de dominación no estará ausente en
los contactos con los habitantes de lo que se llamará después
América.
Tecnología y comercio
Los reinos italianos no sufren mayor menoscabo en su tráfico
de mercancías desde el Oriente por la conquistas musulmanos.
Venecianos y turcos tienen alianzas que permiten el flujo de
especíes, sedas. No así los portugueses y españoles que buscan
con ansiedad nuevos caminos.
Los marinos portugueses se convierten en los adelantados de la
navegación. Tripulan en el siglo XV un nuevo tipo de barco, la
carabela de tres mástiles, "más pesada y fácil de maniobrar
que las galeras". Con el rey Enrique desarrollan un uso más
audaz de la ballestilla, utilizan la brújula y mejoran el
astrolabio, al servicio de sus recorridos por las costas
africanas.
Cristóbal Colón, marino genovés y leyenda universal, era por
cierto un hombre de aventuras pero también cartógrafo,
estudioso de la geografía y conocedor de los vances de la
tecnología de la navegación. Su seguridad de que el mundo era
redondo era firme y sin vacilación por ello propuso a Isabel
la ruta por occidente, pero se equivoca en las medidas y
cálculos de las dimensiones. Tampoco sospecha que hubiese un
continente interpuesto entre Europa y Catay.
Aquella expresión de que descubrió un nuevo mundo es una
manera de decir y no muy feliz para describir el
acontecimiento de hace quinientos años que hoy recordamos.
Este hombre, producto del renacimiento, de los estados
nacionales, del comercio y la tecnología, se encuentra con un
mundo antiguo, formado desde hace milenios por pueblos que
atravesaron el Pacífico desde el otro extermo, a donde el
paradójicamente quería llegar. Pueblos de vigorosas culturas y
formas de organización admirables. Quedó así establecido un
contacto entre dos mundos viejos, cuyas repercusiones,
alcances y vibraciones están en el fondo de la vida de
nuestros pueblos, hasta la hora actual. (5C)
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