Quito. 28 ene 98. Los cantones del suroccidente de Loja como
Puyango, Macará, Pindal, Zapotillo y Alamor sufren las
consecuencias del fenómeno de El Niño. Las carreteras tanto de
las ciudades como del sector rural están destruidas. La ayuda
a los damnificados ha sido mínima y la provincia ha sido
marginada del Fondo de Contingencia.

Hay comunidades enteras que han quedado aisladas por la rotura
de los caminos vecinales. Se ubican en las parroquias de
Ciano, Arenal y Vicentino en Puyango; Mangaurco y Paletillas
en Zapotillo; La Victoria y Larama en Macará. Desde el 10 de
enero han caído fuertes precipitaciones en la zona con el
desbordamiento de ríos y quebradas que han afectado a las
vías. También han resultado perjudicados cultivos perennes y
de ciclo corto como arroz, maíz, cebolla y otros por el exceso
de lluvia.

Según Rodrigo Laguapillo, coordinador de la Defensa Civil de
Loja, parcelas enteras han desaparecido y los campesinos no
tienen que comer. El organismo entregó 500 raciones
alimenticias, además de 600 planchas de zinc para reponer
cubiertas que se han ido al suelo. Unas 20 familias han sido
evacuadas en albergues o casas comunales.

"Sin embargo, Luis Carrera de la Torre, en su calidad de
coordinador nacional de Contingencia, indicó que Loja no está
dentro de este fondo", aseguró. "No hay recursos para
emprender obras de prevención, atención y rehabilitación y
apenas hemos hecho una cobertura de medicinas, alimentos y
vituallas".

En julio del 97 la Junta Provincial de Defensa Civil presentó
un plan de contingencia por 21.000 millones de sucres que
estaban destinados a la construcción de muros de contención,
puentes, pasarelas, sistemas de abastecimiento y protección de
agua. Pero el plan no fue tomado en cuenta, según Laguapillo.

El alcalde de Macará, Carlos Bustamante, dijo que la ayuda del
Gobierno ha sido 0 frente a los problemas de los cantones
fronterizos. Y pidió al Gobierno que declare en emergencia a
los cantones de Macará, Zapotillo, Pindal y Puyango toda vez
que éstos son la prolongación del Litoral ecuatoriano.

"Si bien no hay inundaciones estamos con las vías destruidas e
incomunicados. El Gobierno no da señal". La provincia requiere
que Obras Públicas envíe un equipo caminero para reparar las
vías y que los ministerios del Frente Social se ocupen de la
población que presenta cuadros diarreicos y de bronquitis.

En Manabí, en cambio, 8.000 kilómetros de caminos vecinales
están en pésimas condiciones. Esto dificulta la transportación
de personas, alimentos, gas de uso doméstico y hasta enfermos
desde las zonas rurales de los cantones Chone, Flavio Alfaro,
Pichincha, Santa Ana, Olmedo y 24 de Mayo. Estas zonas
anuncian un paro de actividades una vez que se reúnan los
alcaldes, empresarios y las fuerzas vivas.

Ayer, se realizó la primera asamblea a la cual asistieron los
representantes de 19 cantones. Allí definieron los pedidos que
están encabezados por la derogatoria del artículo 12 de la Ley
de Galápagos.

Otros planteamientos son: la reparación de caminos vecinales y
de las principales vías de la provincia, que es una de las más
afectadas por el fenómeno, y fundamentalmente el presupuesto
para atender las necesidades en cada uno de los cantones,
señaló el presidente de la Asociación de Municipalidades
Manabitas, Julio Valarezo.

El pésimo estado de la red vial hace que al viajar desde
Manabí hacia el resto del país o viceversa el trayecto se
convierta en un suplicio para las personas y lo que es más un
serio riesgo de accidentes.

Los baches y huecos con los que se encuentran los vehículos de
transporte terrestre, duplican el recorrido por las diferentes
rutas. Antes, un viaje desde Manta hacia Quito se lo realizaba
en 9 horas, en la actualidad se prolonga hasta por 16 horas.

Estos entrampamientos, como lo califican los alcaldes de
Chone, Alfredo Molina, y de Pichincha, Alex Intriago, obligan
a protagonizar esta movilización.

Chone recibió del Gobierno apenas 100 millones de sucres para
enfrentar las nueve inundaciones en 1996. De no ser por la
ayuda del Municipio de Quito, la ciudad seguiría sumida en el
lodo y en el agua.

El paro se anunció para mañana y tendrá una duración de 24
horas. Ana Pilay, del Frente Popular, dijo que el paro es por
la falta de atención del Gobierno. Para el prefecto Horacio
Guillén, la situación que vive el país no es favorable para
este tipo de acciones.

En tanto, las lluvias cesaron en Manabí pero nuevamente
dejaron anegadas a varias ciudadelas. En Portoviejo, el barrio
El Maestro está inundado hace dos meses y las aguas se han
tornado de color verde y no hay la manera de desfogarlas. En
Montecristi, en el sitio La Sábana, ayer se registró un
deslave que causó heridas graves a tres personas.

El Javita irrumpe en la vida de cuatro pueblos

Son las 13h00. Carlos Tomalá, de 12 años se zambulle mientras
juega junto a otros amigos de su misma edad en las aguas
grises del río Javita, a un costado de la comuna San Marcos,
en la parroquia Colonche. Cuatro horas antes, en ese mismo
sitio, Galo Quimí, 38 años, maniobraba sobre esas correntosas
aguas en una balsa hecha de maderos. Un movimiento brusco
desequilibró la pequeña embarcación en la que viajaban tres
personas más.

"Santos Malavé se llamaba, tenía 35 años, llevaba pantalones
negros y camisa colorada", esas señas las da un hermano de
quien en vida tenía ese nombre. Solo el desapareció, el resto
se puso a salvo. Hasta ayer continuaba su búsqueda. "El no
sabía nadar, pero era el jefe de la familia -4 hijos menores
de edad y conviviente- y tenía que hacer compras", comentó el
lunes Marcos Malavé, mientras trataba de observar el cuerpo de
su hermano en el cruce del río Javita bajo el puente de la vía
a Manglaralto.

San Marcos está a 10 kilómetros de la carretera principal. Su
ingreso es por un camino lastrado destrozado por las lluvias
de este invierno apocalíptico y de crecida de ríos y
riachuelos que antes estuvieron secos. Es un caserío aburrido
-100 familias- que perdió la monotonía la noche del sábado y
madrugada del domingo: una albarrada de 10 hectáreas se
desbordó por uno de sus desaguaderos que inundó las partes
bajas del poblado y arrasó una casa y un tramo de 30 metros
del cercado de una escuela.

Río abajo, el Javita, que recibe agua de los ríos Balsas y de
Las Negras, se agregó otros hechos: inundó tres poblaciones a
lo largo de 15 kilómetros en la carretera entre Santa Elena y
Manglaralto. A las 02h00 del domingo las familias de
Monteverde, Jambelí y Cruce de Palmar, decidieron dejar sus
casas y salir a la carretera, el agua les llegaba a la
cintura. A las 06h00 de ese día miraban sus hogares sumergidos
en un 70% bajo aguas negruzcas y malolientes.

En 15 kilómetros ese era el panorama que se observaba. El agua
era acumulado hacia el lado oeste por la misma carretera,
recién el lunes al mediodía comenzó a bajar 60 centímetros. El
martes ya se miraba algunos tramos de tierra lavada.
Maquinaria de Obras Públicas abrían canales de desagüe .

A un kilómetro de Palmar, el río Javita destrozó el 50% de la
vía y socavó igual porcentaje de las bases del puente, a 100
metros de ahí. Entre Cruce de Palmar, en una intersección con
una vía secundaria, hasta Palmar, volvió a interrumpir la
carretera. Redacción Guayaquil. (Texto tomado de El Comercio)
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en Ciudad Quito

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