Quito. 01 jul 2001. El cantautor vivió cerca de dos meses en los Estados
Unidos. En Miami, recibió un efectivo tratamiento a su dolencia cerebral
y cantó al pie del mural de Malcom X. Luego en Nueva York, interpretó a
Bob Dylan y tradujo a Woody Guthrie
Por Esteban Michelena

Miami. Health South Doctors Hospital. Al pie de dos computadores, el
circunspecto doctor Aisik L. Wolf revisa los exámenes de su paciente
ecuatoriano. Jaime Guevara, en un sillón médico, aguarda por la anestesia
local.

Tres horas después, Jaime fue transportado a la sala, donde la
deformación cerebral congénita del lóbulo temporal derecho, ¡en un coso
similar a un tomógrafo! sería intervenida con rayos gama. En la
cafetería, espera Motti Deren. Su colega reparó en un silencioso reloj de
pared. Eran las 04h00 del miércoles 28 de marzo.

Los preparativos tomaron tres horas, en las que Jaime ojeó una revista y
recibió el suero anestésico. Seis especialistas vestidos de blanco
colocaron en la cabeza del "Cantor de contrabando", el aparato que él
definió "como un casco de los que usaban en las salas de belleza, para
hacer las permanentes a las viejas".

Le reconfortaba la posibilidad de que habían terminado los ataques
epilépticos y que, nunca más, perdería su lucidez. También el detalle de
que, como se trata de una radiocirugía (sin intervención craneal) su
emblemática melena no recibiría tijeretazo alguno. ¡Je, je: jamás me
cortaré el pelo!, ríe el compositor de Señor Prohibicionista, irreverente
banda sonora de las juventudes capitalinas.

Adormilado por la anestesia y en ayunas, Jaime visualizó, creyó oler y,
acto seguido, pensó en lo bien que, ese rato, le sentaría una dotación de
chochos con tostado, de esas que le prepara su madre, Teresita, en la
vieja casa de El Dorado, el barrio donde nació hace 46 años. Pero ni un
solo segundo dejó de rondarle un temor angustiante. ¡Y si después de la
operación ¿mi personalidad cambia? Fue lo último en que pensó. El suero
hizo efecto. ¡Y quedó totalmente dormido!

A las siete en punto, el doctor Wolf pasó la diestra por su indomable
cabellera rubia y, acto seguido, dio la orden decisiva. La irradiación
duró nueve segundos y la radio cirugía completa, media hora. Jaime se
recuperó a las 08h00. Recibió el alta a las 11:00 de ese 28 de marzo;
curiosamente, el mismo día en que, hacia 1835, naciera Emile Berliner, el
inventor del gramófono. Del brazo de Motti, dejó el hospital. Abordaron
una camioneta color vino y sortearon el tráfico de Miami, bromeando sobre
"lo que tocaría hacer en este país". Por lo visto, el Chamo salió
intacto.

En 30 minutos salieron de la exclusiva Coral Gable y llegaron al
departamento que el compositor ecuatoriano judío americano comparte con
su esposa, la bailarina quiteña Susana Reyes. "Ella hizo una oración de
gracias. Fuimos a celebrar a un restaurante mexicano. Yo me comí un
sánduche. Y a la camita". Durmió como un niño, oyendo el new age que
tanto disfruta Motti.

Al otro día, lúcido y feliz, desayunó frutas y pensó que hay amigos que
en el llanto, conocen tu propio corazón. Así, empezó a componer Amigos
hermanos, un tema en gratitud a la gente que metió el corazón para su
causa. Entre ellos, Motti y Susana, "arreglistas" de esta canción hecha
realidad, quienes a inicios de año supieron del fracaso que tuvo un
intento por sanar a Jaime en un hospital madrileño. Y, almas a la obra,
lograron que el Health South Doctors Hospital, interviniera al Chamo.

Amigos hermanos: Pedro, el padre de los desaparecidos niños Restrepo;
Elsie Monge y la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos, el cineasta
Camilo Luzuriaga; los Perros Callejeros, Sal y Mileto, Tandacuchi y los
rockeros de Libertad Artística y Juvenil, Jetzy Reyes y Nico Pachano, en
el Café Libro. Y la gente, que se le acercaba a decir: "Que está malito
me he enterado. Dios le acompañe", mientras tanto, con disimulo, daban al
Chamo los centavos de dólar con que podían contribuir, "para que me
vuelva cero kilómetros. ¡A seguir luchando, mi chamo!".

Para los primeros días de enero, luego de una crisis que derribó a Jaime
en uno de sus conciertos, publiqué en Hoy un artículo recordando las
luchas de este Quijote urbano, rockero y melenudo. "La nota desató una
ola solidaria plena y amable, como el sol que tomas en los patios". En
Nápoles, su pana Galo Cadena montó un recital con colegas italianos y las
lecturas del poeta Oramas; en Portoviejo, hicieron una peña, otra en
Ambato; un burócrata le colgó al cuello una virgencita. "Fue el cariño de
mi gente lo que me depositó en Miami", concluye. A las 06:40 del domingo
25 de marzo en el vuelo 932 de American Airlines, el rebelde cantautor se
fue para Miami. La solidaridad mueve montañas. También aviones.

Pero el establecimiento nunca parará de perseguir al distinto. En
febrero, cuando el levantamiento de la Confederación Nacional de
Indígenas del Ecuador, Guevara, enfermo, cantó en la Universidad
Salesiana. Un par de policías se acercó al trovador. Y con voces
aflautadas, como quien no quiere la vaina:

-Oiga, mi cabo. ¿Y no es estito el que se está muriendo?
Jaime los escuchó. Y a vos, sonora y cumbiambera, respondió.

-No estaba muerto, mi pana. ¡Andaba de parranda...!

-¡Chucha! El greñudo siempre ha sido así- remató un gendarme, en tanto,
abandonando sus palabras a la espalda, puso pies en polvorosa.

"¡Ah! La sopa, es la Patria. Sí, señor"
La obra del doctor Wolf dio resultados prodigiosos. A los pocos días,
Jaime y Motti incursionaron en los barrios marginales de Miami, donde,
como desde hacia los años 70, ejecutó otros de sus 200 conciertos
anuales. "En Liberty City, cantamos con unos negros rejodidos; al pie del
mural a Malcom X y visitamos el monumento a Martin Luther King".

Luego, fueron a Nueva York. "Me tomé una foto en el edificio de las
Naciones Unidas y, carajo, me agarró la criollada: volví a extrañar el
tostado, daba la vida por unos llapingachos, y quería una camiseta de la
Selección". En el New York Nassau Comunity College, interpretó a Bob
Dylan en español. "Toqué mi traducción de Flotando en el viento, del
viejo Bob. ¡Oh, yea! Pero aluciné a los gringos con mis versiones en
español del gran Woody Guthrie. Cuando canté Esta tierra es nuestra, una
estrofa en inglés, cantada por una chica y otra en español, se me acercó
una mujer y me dio un beso. ¡Era la hija de Woody!

Sano como un potrillo y cumpliendo sueños como un muchacho, Guevara
visitó la Catholic Worker Fundation, una organización de anarquistas
cristianos creada en 1930, para acoger a los sin casa y a las minorías de
New York. Dio una charla ante el plenario de la War Resister League,
fundación anti bélica creada en 1923 donde, con sorpresa, comprobó que,
por allí, nadie sabe nada sobre el Plan Colombia.

Luego de 15 días en New York City y siete semanas y media en los EEUU,
para el sábado 12 de mayo, vísperas del Día de la Madre, el Chamo,
repleto de salud y anarquía, ya estuvo en casa. "¡Qué flaco estás,
mijito!", exclamó mamá Teresa, quien, para el regreso de su Chamo, había
preparado una mesa repleta de papas, mellocos, choclos, chochos,
llapingachos y "otros platos portadores de la soberanía nacional".

Cuando, consentido por sus hijas (Govina y Nathalia), recibió su tazón de
locro, olfateándolo, Jaime se ratificó en una de sus lúcidas conclusiones
de la vida: "¡Ah! La sopa, es la Patria". Sí señor.(Diario Hoy)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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