Quito. 26 ene 99. Problemas administrativos, contratos
millonarios y la injerencia política afectan a la institución.
Está en marcha un plan de modernización.

El diagnóstico sobre el Centro Estatal de Medicamentos e
Insumos Médicos (Cemeim) es contundente: malas
administraciones, dudosos manejos en los contratos de
fármacos, adquisiciones de productos que no se apegaban a la
realidad, poca capacidad de gestión...

Estos desórdenes e irregularidades, sumados a la injerencia
política, transformaron al Cemeim en una institución en franco
deterioro. Según el director ejecutivo, Xavier Solórzano, los
problemas limitaron el cumplimiento de los objetivos que son
contribuir a la provisión de medicamentos genéricos.

El organismo fue creado en el gobierno de Febres Cordero
(1985) como unidad ejecutora. El propósito: administrar el
programa nacional de medicina infantil gratuita y el programa
de medicamentos básicos sociales. En abril de 1988 se lo
bautizó con el nombre de Cemeim, adscrito al Ministerio de
Salud Pública y con autonomía administrativa y financiera.

Sin embargo, la gestión de medicamentos realizada por el
Cemeim durante los últimos cinco años se ha desgastado
progresivamente por algunos factores, entre ellos, una cartera
vencida que bordea el 50 por ciento del presupuesto anual de
la institución (estimado en más de 10.000 millones de sucres).
Solórzano señala que cuando se hizo cargo del centro, en
agosto del 98, encontró una cartera vencida de 2.600 millones
de sucres.

"Si analizamos lo que se asigna y se gasta, el porcentaje de
cartera vencida es mayor. El año pasado bordeó el 50 por
ciento de lo que se gastó. Esto significa que desde el punto
de vista gerencial, la institución está en quiebra".

Para Solórzano, lo más crítico es que esta cartera vencida en
el 90 por ciento es del sector público. "Es paradójico pero el
propio Ministerio es el mayor deudor del Cemeim".

A la crisis financiera se suman otros factores: compra de
medicamentos basada en consumo histórico más no en
necesidades; ineficiencia en la gestión en lo que se refiere
al almacenamiento y la distribución de fármacos e insumos que
ha provocado pérdidas; objetivos y metas institucionales
difusos; procedimientos administrativos observados por la
Contraloría del Estado.

"Como efecto de todo lo anterior la imagen y la credibilidad
del Cemeim han caído a niveles críticos". Estos y otros
aspectos señala Solórzano en una carta enviada al ministro de
Salud, Edgar Rodas, el 11 de noviembre del 98.

El desprestigio de la institución se debe al mal manejo de los
contratos de medicamentos, "ahí es donde ha habido
corrupción", dice aunque no señala responsables, tipos de
contratos o fechas.

Solo se limita a dar el ejemplo de lo que él califica como
desorden administrativo: "muchas veces se dejaron de lado los
procedimientos regulares y se despachó un sinnúmero de pedidos
de medicamentos e insumos médicos confiando en la palabra de
las personas. Luego, quienes solicitaron o dispusieron el
pedido se han hecho de la vista gorda, ese es el motivo por el
que se ha ido acumulando una cartera vencida muy grande en el
Cemeim".

Hace poco recibió una comunicación de uno de los directores
provinciales de salud del país. Ahí le manifestaba que la
deuda que esa Dirección mantiene con el Cemeim es una
donación. "Dispuse que se investigue y se hallaron notas de
pedido del Director Provincial de ese momento y de despacho y
recepción, es una deuda del año 95. No obstante, como en ese
año se produjo la emergencia por la guerra del Cenepa, fue un
gran parapeto para que muchos digan que era una donación, lo
cual en la práctica no es verdad".

En todo esto hay una falta de responsabilidad en el uso de los
fondos públicos. "Habrá algunas deudas que sean incobrables y
que hayan sido sujeto de donación, pero para eso tiene que
haber un respaldo o Decreto, porque esta no es una casa de
beneficencia".

Varias de las irregularidades se pasaron por alto porque
muchos de los ministros desconocían la labor de la entidad.
Además como el Cemeim tiene autonomía y está alejado del
Ministerio (funciona por la Av. de La Prensa, al norte de
Quito) no había la garantía de seguimiento y control a sus
actividades.

El Director actual da más ejemplos de la aparente
ineficiencia. "Se llegó a descubrir que en las bodegas del
Cemeim existían sábanas, mascarillas desechables, guantes...
Mientras de un fármaco tan elemental como la aspirina o el
acetaminofen había cero existencias. Eso fue el fruto de
algunos negociados en las administraciones anteriores. Es más
hay juicios penales contra los implicados que han
desaparecido".

Dice que se compraron fármacos e insumos con sobreprecios
significativos. "Al establecerse el precio final estos estaban
por encima del mercado privado, es decir, era más barato
comprar en una farmacia privada que aquí".

31 boticas ya no funcionan en Pichincha

En el proceso de revisión del Cemeim salió a flote otro
problema: el funcionamiento de las 300 boticas populares que
están bajó la responsabilidad del Ministerio de Salud. Hasta
el año pasado se había supervisado apenas el 20 por ciento de
las farmacias, del 80 por ciento restante no se conoce qué es
lo que está pasando. Las boticas populares nacieron en la
administración de Borja.

Solo en Pichincha existen 83 boticas pero de ellas se detectó
que 31 están desaparecidas o dejaron de funcionar. Sin
embargo, aún no han sido supervisadas todas. Eso significa que
apenas 27 boticas de las 83 están en funcionamiento. Muchas
farmacias son administradas por organizaciones de base,
sindicatos, barrios que funcionaban por su cuenta y era tarea
del Cemeim supervisar ese trabajo de expendio de medicamentos.
Pero se las abandonó para que funcionen solas y nadie sabe si
dieron los resultados esperados. La propuesta, ahora, es
trasladar la responsabilidad de supervisión y manejo de estas
unidades de farmacia a la Dirección de Servicios de Salud del
Ministerio.

Los laboratorios serán los distribuidores

El Cemeim está bajo la lupa. Hay un plan de modernización. La
propuesta es convertir al Cemeim en una entidad técnica pero
con autonomía administrativa y financiera.

Una de las metas es facilitar el acceso de la mayoría de la
población a medicamentos de calidad, seguros, eficaces y al
menor costo posible, y su uso racional.

La primera acción fue poner orden y disciplina en casa. Una
consultora externa ejecuta una evaluación del desempeño de los
55 funcionarios y empleados a nivel nacional. "Se analizan
aptitudes, destrezas, preparación y potencialidad para
adaptarse al cambio".

Como producto de la eliminación de la Dirección de
Comercialización -que ya no tiene sentido que siga
funcionando- una parte del personal tendrá que salir. La
función del Cemeim ya no será almacenar y distribuir los
medicamentos. Las tres bodegas que hay en Quito, Guayaquil y
Cuenca se cerrarán este año y se rematarán los bienes.

Esa labor de provisión y distribución de fármacos será
trasladada a los laboratorios quienes, según Solórzano, tienen
una red de cobertura. La operación será simple: cada unidad de
salud es la que conoce las necesidades y requerimientos de
medicamentos e insumos. El Cemeim, basado en los pedidos de
las unidades de salud, negociará y contratará la adquisición
de medicamentos a nombre de las unidades, pero estas serán las
que paguen a los proveedores.

Para la reducción de personal, cierre de bodegas y cambio de
nombre de la institución hay un plazo de seis meses.

El director general de Salud, Ramiro Echeverría, señaló que
las direcciones provinciales de salud pagarán la deuda que
mantienen con el Cemeim, pero que el punto más importante es
su transformación en un ente más ágil y que permita mecanismos
de transparencia en la adquisición de fármacos. (Texto tomado
de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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