El Código de Arquitectura y Urbanismo que rige en el Distrito Metropolitano es claro: "Las edificaciones deberán contar con las instalaciones y equipos requeridos para prevenir y combatir incendios, a la vez que prestar las condiciones de seguridad y fácil desalojo de personas en caso de pánico, incendio, sismo".
Las construcciones antiguas, estas "deberán suplir las medidas de seguridad que no sean factibles de ejecución por aquellas determinadas por el Cuerpo de Bomberos". Esto es lo que no tomaron en cuenta los responsables del edificio del Congreso Nacional que se quemó el miércoles 5 de marzo.
Según el Cuerpo de Bomberos, el 60% de edificaciones del Distrito Metropolitano no cumplen con las normas establecidas en la Ley de Defensa contra Incendios, por lo que es necesario reformarla, ya que el personal inspecciona los edificios que prestan servicios públicos y privados y se exigen las normas mínimas de seguridad. "Se emite un informe que contiene recomendaciones que se desprenden de una observación de los supervisores de seguridad, pero no contamos con una ley o una norma para sancionar el desacato", explica Jaime Benalcázar, comandante del Cuerpo de Bomberos.
En 2002, se inspeccionaron varios edificios y según el informe, los que presentan un alto riesgo de flagelo son el edificio de Relaciones Exteriores, que no dispone de ningún sistema de protección contra incendios, el Patronato San José del Norte también es riesgoso por la configuración física, el Centro de Rehabilitación Social de varones de Quito Nº1, en donde hay instalaciones eléctricas improvisadas en todas las celdas, cilindros de gas, cocinetas eléctricas en mal estado, y más. En otros casos se realizaron recomendaciones para mejorar las instalaciones, realizar el mantenimiento e implementar mecanismos de seguridad.
Otro grave problema con que se enfrentan los bomberos es que, según la norma internacional de seguridad, las ciudades deben contar con un bombero por cada mil habitantes. El Cuerpo de Bomberos cuenta solo con 230 personas operativas para atender las emergencias durante las 24 horas del día, distribuidos en tres turnos. Según esta norma, en Quito hay bomberos para atender solo a 230 mil habitantes y 1 370 000 personas aproximadamente estarían desprotegidas.
Asímismo, en el Distrito se necesitan 25 cuarteles bien equipados con una autobomba, autotanque, unidad de rescate y los equipos de protección contra incendios: chaquetones, cascos, botas, guantes, protectores faciales (en 50 años no han sido renovados). Los 10 cuarteles existentes están medianamente equipados.
A esto se suma la falta de planes de contingencia, la ausencia de una cultura de prevención y capacitación de la ciudadanía y las condiciones urbanísticas y de tránsito de la capital. Según la Dirección Metropolitana de Territorio y Vivienda, las zonas de mayor conflictividad son las relacionadas con el funcionamiento de las áreas económicas, de logística y gestión urbana (edificaciones administrativas, de salud, educación, mercados y centros comerciales). Además las áreas históricas, debido a que se han edificado con sistemas constructivos no contemporáneos. (GV-PC)

MUNICIPIO

El Municipio responde por los permisos de construcción y de habitabilidad

El Municipio de Quito, por medio de las ocho administraciones zonales, tiene la responsabilidad de controlar las edificaciones que se construyen en el Distrito Metropolitano, así como el uso del suelo de acuerdo con las ordenanzas vigentes.
Según explica Juan Vélez, coordinador de las administraciones zonales, los proyectistas se sujetan al Código de Arquitectura y Urbanismo, en el que se establecen los parámetros de seguridad de la edificación, sea contra incendios o sismos, dependiendo del área de construcción y de la altura.
Luego, los planos deben ser aprobados por el Municipio para que se obtenga el permiso de construcción; el de habitabilidad se otorga después de una inspección al sitio. "Las leyes están, el problema es que en muchos casos no se cumplen", dice Vélez. (PC)

ARQUITECTOS

"Los edificios que se construyeron hasta hace 15 años no tienen una infraestructura adecuada"

"El 70% de las edificaciones en el Distrito Metropolitano de Quito se construyen sin la asesoría de profesionales, a pesar de ser uno de los requisitos indispensables para levantar cualquier tipo de edificación y para que se le otorgue el permiso de construcción"", expresa Diego Salazar, presidente del Colegio de Arquitectos de Pichincha.
El profesional agrega que son los edificios antiguos y los que se construyeron hasta 15 años atrás los de mayor riesgo porque no cumplen con las normas básicas de seguridad, en caso de presentarse un incendio o cualquier otra emergencia.
""Esto se debe a que no existe en muchos de los casos un mantenimiento permanente de las instalaciones luego de que se aprueba el permiso de construcción, ni un seguimiento por parte del Municipio, que es la entidad encargada de verificar los permisos de habitabilidad"", dice Salazar. (NJ)

LAS CONSTRUCCIONES VULNERABLES

En el Distrito hay 5 000 hidrantes, de los cuales 3 500 están en la parte urbana. Funciona el 85%.

Congreso: ejemplo de imprevisión

El edificio del Congreso Nacional, construido entre 1950-1960, se quemó el miércoles 5 de marzo. Tiene siete pisos y albergaba a 100 diputados y a 1 000 empleados. Según el Cuerpo de Bomberos no se aplicaron las recomendaciones hechas por la institución en febrero de 2002 para mejorar el sistema de emergencia. No tiene un plan de contingencia, tampoco alarmas contra incendios, una adecuada iluminación ni una escalera externa que una el último piso con la planta baja. Los extintores estaban caducados y los hidrantes (uno interior y otro exterior) no funcionaron en el incendio registrado hace pocos días. (PC)

El IESS, sin un plan de evacuación

El edificio del IESS fue construido en 1960. En los 11 pisos trabajan actualmente alrededor de 500 personas ubicadas en el lado oriental y occidental. Diariamente acude un promedio de 1 000 personas a realizar un sinnúmero de trámites. El Cuerpo de Bomberos verificó hace cuatro años que las instalaciones de agua y de luz tenían deficiencias. No hay sistema de alarmas, gabinetes contra incendios, extintores en las secciones en donde hay gran cantidad de papel, muebles, alfombras, cafeteras, equipos de cómputo. No hay áreas de evacuación ni escaleras de emergencia. La señalización y el plan de contingencia no existen. (GV)

En el Consejo faltan escaleras

El edificio del Consejo Provincial fue construido hace 30 años, tiene 23 pisos incluido el subsuelo. Trabajan 700 personas y recibe un promedio de 130 visitantes en las horas pico. El salón tiene capacidad para 300 personas. En cada piso están los extintores, la alarma contra incendios y las tomas de agua. Tiene una cisterna de abastecimiento y el mantenimiento se cumple anualmente. Hace falta escaleras de emergencia y señalización, el plan de contingencias y evacuación, así como la integración de brigadas de socorro, se lo hará este año. Uno de los problemas es el financiamiento. (PC)

Facultad, sin un solo extintor

El edificio de la Facultad de Administración de la Universidad Central, ubicado en la avenida América, tiene 14 pisos y el subsuelo. Diariamente recibe a más de 5 000 estudiantes del sistema presencial y en época de exámenes a 3 000 del régimen a distancia, además del cuerpo docente y administrativo. Sin embargo, el sistema de seguridad contra incendios no funciona. En cada piso solo quedó el esqueleto del gabinete de emergencias y unos pocos vidrios rotos, los extintores y las mangueras de conducción de agua desaparecieron. Además no tiene alarmas, escaleras de emergencia, ni señalizadas las salidas de escape. (PC)

La terminal terrestre es un caos

Por la terminal terrestre de Quito circulan diariamente un promedio de 9 000 pasajeros, 83 empresas y cooperativas de transporte y tienen su puesto de trabajo fijo 300 comerciantes. A pesar de reunir a tanta gente, el sitio no dispone de las mínimas medidas de seguridad. Tiene dos accesos, cuatro pisos, un estacionamiento, pero no cumple con las normas de seguridad en caso de incendios o sismos. No existe señalización que conduzca a las salidas, tampoco escaleras de emergencia, extintores, reserva de agua, mangueras y la gente tampoco conoce cómo actuar en caso de sismos o incendios. (PC)

Ministerio de Salud, otro caso

En el edificio del Ministerio de Salud, ubicado en la calle Juan Larrea, existe un extintor en cada piso, la fecha de vencimiento: marzo de 2003. No dispone de alarmas, conexiones de agua ni mangueras, tampoco salidas ni escaleras de emergencia. La señalización es nula. En la zona hay gran cantidad de edificaciones públicas y comerciales que podrían resultar afectadas en caso de incendio. Otro edificio de 15 pisos al que le falta todo es el Parque de Mayo, ubicado en la calle Estrada y Diez de Agosto, ahí funcionan oficinas del IESS; los extintores desaparecieron de los gabinetes de seguridad, solo se conservan las mangueras deterioradas. (PC)

ANALISIS

Quito es la ciudad que tiene menos condiciones para habitarla con plena confianza

Quito debería ser una de las ciudades del Ecuador con los mayores y mejores planes de contigencia de desastres, pues por su ubicación geográfica y características geológicas se encuentra en riesgo permanente.
Sus habitantes y autoridades parecen no estar conscientes de esta situación y solo cuando ocurre una desgracia se enciende, la luz de alerta. Paradójicamente, ante cada situación nos queda la sensación de que pudo haber sido peor y por eso pasa el tiempo sin asumir una decisión definitiva.
El asunto no es dotar de más recursos a los bomberos sino de utilizarlos en la prevención; claro que a ellos les hace falta para cubrir las necesidades básicas. En la "rutina institucional" de pedir más plata, (lo mismo lo hace la sociedad civil, como los sindicatos y autoridades del sector público) ante cada fenómeno se olvidan todos que en los dineros destinados y presupuestados para la planificación, siempre queda de lado el mantenimiento de extintores, escaleras de emergencia y, fundamentalmente, los ejercicios de prevención por parte de los ocupantes de los edificios en riesgo.
Claro, si el 70% de las edificaciones de la capital se construyen sin la asesoría de profesionales, es de esperar que en un terremoto o en un incendio grave las consecuencias con víctimas faltales sean elevadas y sin opción a la queja.
¿Qué esperamos? ¿Hasta dónde se ejerce la autoridad y la responsabilidad públicas? ¿La prioridad está en llenar de oficinas y escritorios los edificios o en garantizar la vida de sus ocupantes?
Analizado el contexto, la señal que se envía al habitante de Quito es que mejor busque otro lugar para residir. Tal como están las condiciones de seguridad para la actividad pública y privada no es el mejor espacio para invitar a la tranquilidad, convivencia y a la productividad. (OP) (BLANCO Y NEGRO)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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