Quito. 17.10.95. En el comercio internacional de productos
diferentes a las materias primas, es normal asumir el riesgo
que representa el libre juego de la oferta y demanda.

En e] caso del café, el mercado es sumamente volátil, sujeto a
toda clase de factores como inestabilidad de precios,
deterioro en los términos de intercambio, frecuente
desequilibrio entre producción y consumo y lo que es más grave
sobre todo para países como Ecuador, la debilidad
institucional frente a la cada vez mayor concentración de la
demanda en manos de unos pocos.

Todo eso obliga a que su comercio tenga que organizarse y
regularse con voluntad política para que sea una actividad
rentable que compense el esfuerzo de los agricultores y se
eviten los duros problemas con sus dolorosas consecuencias que
nos ha tocado vivir desde julio de 1989 en que se suspendieron
las cláusulas económicas del Acuerdo cafetero.

La historia de la cooperación internacional en materia
cafetera se remonta a comienzos del siglo, cuando juntos por
primera vez Brasil y Colombia, comenzaron a hacer esfuerzos
para organizar sus políticas de comercialización cafetera.

Entonces podría decirse que fue a partir de 1940, cuando con
el estallido de la segunda guerra mundial comienza realmente a
plantearse a nivel continental la colaboración en materia
cafetera.

La diplomacia multinacional cafetera se anticipó cerca de ocho
años a los redactores de la Carta de la Habana en la
formulación de un esquema de acuerdo, en el que, aunque
incipientemente, participaban tantos países productores, como
países consumidores de café.

Desde el 28 de Noviembre de 1940, había sido firmado el primer
Acuerdo Internacional de Café que agrupaba a los principales
productores de latinoamérica y Estados Unidos.

El Acuerdo Interamericano tuvo, sin embargo, una vida efímera.
A partir de 1945, las autoridades americanas congelaron la
mayoría de los precios de las materias primas importadas, el
comercio mismo fue severamente intervenido una vez que los
Estados Unidos entraron en guerra y finalmente los temores de
una sobreproducción, la cual parecía vislumbrarse cuando el
acuerdo fue firmado, comenzando entonces a disiparse hacia
1948 en que se disolvió el organismo que manejaba el Acuerdo
Interamericano.

En junio de 1958, se convoca en Washington un grupo de estudio
en el que participan los principales productores y
consumidores. Este grupo de estudio fue la ocasión para
reabrir el diálogo sobre la posibilidad de un acuerdo a largo
plazo.

El 27 de Septiembre de 1958,15 productores latinoamericanos
firman un acuerdo orientado a estabilizar los precios del
grano y establecen contactos importantes con algunos países
europeos que, como consumidores y a la vez como representantes
de territorios coloniales de Africa, productores también de
café, conformarían la base geográfica sobre la cual podrían
organizarse pocos años después, el Acuerdo Mundial del Café.

Finalmente, el 24 de Septiembre de 1959 se protocoliza el
llamado Acuerdo a Corto Plazo, por el cual se estableció un
sistema de cuotas de exportación. En 1960, este Acuerdo
contaba con 28 miembros que representaban el 94% del café
exportado.

La reunión de Jefes de Estado Americanos en Punta del Este en
agosto de 1961, fue el origen del Acuerdo de 1962.

El 13 de Marzo de 1961, el Presidente Kennedy declaró.- "Los
Estados Unidos están listos a cooperar con América Latina y
con los gobiernos de los otros países productores, para
reducir las extremas fluctuaciones en los niveles de precios".

Eran los días floridos de la Alianza para el progreso. Con esa
motivación nació el primer acuerdo.

El Convenio Internacional del Café, es un tratado en virtud
del cual 50 naciones productoras y 25 naciones consumidoras de
café se esfuerzan por conseguir la estabilidad del mercado
cafetero, mediante un sistema de cuotas de exportación
vinculado a la demanda actual.

La administración del convenio compete a la Organización
Internacional del Café, que tiene a su cargo además una serie
de actividades encaminadas a fortalecer la economía cafetera.

A través del engranaje del convenio del café, se procura
mantener las fluctuaciones de los precios de café, dentro de
unos límites máximos y mínimos acordados periódica y
mutuamente entre las naciones productoras y
consumidoras.

Antes de que el convenio entrara en vigor se había adoptado
durante muchos años el sistema de libre mercado, para fijar
los precios de café, lo cual tuvo resultados desastrosos para
los países productores, ya que los precios oscilaban sin
ningún tipo de control. Tras unos cuantos años de precios
altos se sucedían muchos años de precios muy bajos, y ello
provocó estragos de carácter socioeconómico y político en
muchos países de Latinoamérica y Africa, cuyos ingresos en
divisas dependían en gran medida de sus exportaciones de café.

El convenio entró en vigor en 1962, con la firma de 60 países,
entre productores y consumidores. El Ecuador es miembro
fundador de este convenio.

Anteriormente a este existieron convenios entre países
productores a nivel interamericano como el Pacto de Caballeros
de 1954, el Convenio de Méjico en 1957, el Convenio de 1958, y
Convenio de 1959, sobre cuotas de exportación entre países
productores de varias regiones.

El primer Convenio Internacional del Café de 1962 duró hasta
1967 y 1968.

El segundo convenio se firma para un período de cinco años.
Con los dos primeros se estableció un sistema de cuotas para
regular la sobre oferta, se ejecutaron políticas de producción
y diversificación, con el objetivo de limitar la oferta de
café, y se promocionó el aumento del consumo del café. Los dos
siguientes contribuyeron a precios relativamente estables en
el período de 1963 a 1973.

En 1973 empieza una "crisis de la diplomacia cafetera"
provocada por el veto de los Estados Unidos a un reajuste de
la franja de precios que pedían los países productores para
compensar la devaluación del dólar y el aumento generalizado
de la tasa de inflación a nivel mundial.

En octubre de 1973 se suspenden todas las cláusulas del
Convenio de 1968 y solo se mantiene la estructura
administrativa de la Organización Internacional del Café.

Entre 1973 y 1976 Brasil, Colombia, Angola y Costa Marfil,
conforman el Grupo de Ginebra, la helada de Brasil en 1975
causa una situación de oferta .

En 1976, en pleno auge de precios, se firma el Tercer Convenio
con las siguientes modificaciones:

1- Se mantiene el sistema de cuotas, pero hay suspensión de
cuotas si los precios sobrepasan un cierto nivel, o sea al
margen superior de la franja de precios fijados.

2- Se introduce el sistema de cuotas básicas que es conformada
por una parte fija y una parte variable. hasta un 30% de la
cuota básica de cada país, puede ser variable o sea, dependen
de sus existencias acumuladas.

3- La fijación de la franja de precios debe llevar en cuenta
la evolución de la situación monetaria internacional.

4- Los países miembros, tienen la obligación de declarar los
déficit en el cumplimiento de compromisos de cuotas para la
repartición entre los demás países miembros.

5- Se esforzará la OIC para actuar como Centro de Estudio de
Investigación sobre la producción y distribución.

6- Se desarrollan medidas especiales para los países
productores pequeños.

7- Mediante sus órganos, Consejo Internacional del Café, Junta
Ejecutiva y Director Ejecutivo. La OIC ejecuta desde 1976 una
serie de funciones:

Implanta un sistema de certificados sobre la procedencia del
café para eliminar el problema del café turista, manejo de un
sistema de verificación de las existencias en todo los países
miembros, elaboración de una información estadística y crean
una base computarizada de datos.

El tercer Convenio Internacional del Café, fue aplicado
prácticamente en 1980, cuando se llegó a un acuerdo sobre una
nueva franja de precios entre US$ 115 y 120 por 100 libras de
café.

A partir de octubre de 1980 se introduce un nuevo sistema de
repartición de cuotas trimestrales: La cuota anual asignada a
cada país se renegocia trimestralmente. Este sistema que es
más flexible, permite influir mejor sobre los precios del
mercado mundial durante el año.

En 1983, se ratificó la renovación del Convenio por un período
de 6 años, lo que proporcionará al mismo un sistema esencial y
seguro que restablecerá la estabilidad en el mercado cafetero.

Las expectativas de cosechas muy pesimistas de Brasil para el
año cafetero 1986/87 (una baja de la producción de 66%)
provocó un alza súbita de los precios internacionales durante
el año de 1985, que sobrepasó los US$ 200 por 100 libras en
Enero de 1986. De acuerdo con las nuevas cláusulas del Tercer
Convenio de 1976, se suspendió el sistema de cuota. Con la
libre explotación la oferta mundial de café se incrementó
considerablemente y causó una baja continua de los precios
durante el año 1986.

A mediados de diciembre de 1986, el precio de café pasó por
debajo del límite inferior de la franja de precios, lo que
debería implicar el restablecimiento automático del sistema de
cuotas.

Sin embargo, las cuotas no entraron en vigor porque los países
productores y consumidores no llegaron a un acuerdo sobre la
repartición en las negociaciones de la 47 reunión de la OIC,
realizada en Londres. Por consiguiente los precios de café
caen bajo de los US$ 100 en el mes de marzo de 1987, el nivel
más bajo desde 1981.

En la primera semana del mes de octubre de 1987, los países
productores y consumidores, legaron después de arduas
negociaciones a un acuerdo en la reunión final de la sesión de
la OIC y establecieron el sistema de cuotas a partir del 6 de
octubre para el año cafetalero 1987/1988. La cuota global fue
fijada en 58 millones de sacos de 60 Kg., con el fin de
mantener el precio promedio mundial de café en una franja de
precios de US$ 120 a 140 por 100 libras de café.

La cuota asignada al Ecuador que anteriormente fue de 2.15%
que correspondía a un millón ciento cincuenta mil sacos de 60
Kg. subió a 2.24 % (un millón doscientos doce mil sacos de
60Kg.) este incremento de sacos es significativo para el
Ecuador, porque se hizo en base a las estadísticas que
informaban que nuestro país había tenido una constante
exportación cumpliendo con el convenio, mientras que otros
países bajaron significativamente.

Fue a partir del presidente Reagan que se produce un cambio en
la filosofía de los acuerdos sobre productos básicos en los
cuales la participación de los Estados Unidos que había tenido
una clara perspectiva política y d cooperación, ahora
presentaba filosofías de libre comercio.

En Julio de 1989, en el seno del Consejo Internacional del
Café se discutieron dos propuestas: una, apoyada por Estados
Unidos fue presentada por el Grupo Otros Suaves entre los
cuales estuvo Ecuador, reclamando un incremento de cuotas en
perjuicio de Brasil. La otra, planteada por Colombia, apoyada
por Brasil y la Comunidad Económica Europea se oponía a tal
demanda.

Al no existir consenso, se produjo la ruptura del Convenio
Internacional y la suspensión de las cuotas. Al término de la
reunión, el Gerente de la Federación de Cafeteros de Colombia,
sentenció, "Ojalá que nunca se arrepientan de lo que se ha
hecho". Al cabo de cinco años de libre mercado, las pérdidas
de los productores que supera los once mil millones de
dólares, va más allá de cualquier arrepentimiento.

El error de algunos de los países productores fue no entender
que el mundo había cambiado y que los consumidores son cada
vez menos partidarios de acuerdos sobre productos básicos y
que si bien el Convenio Internacional del Café es un
instrumento más político que económico, en estos momentos la
única justificación de ese tipo es el narcotráfico. Por otro
lado, la falla de los consumidores radica en creer que la
situación de los precios bajos va a ser eterna. Olvidan que
aparte de la volatilización de los precios, las bajas
cotizaciones de los últimos cinco años disminuirá la calidad
por abandono de los cafetales y de las necesarias prácticas
culturales y también la oferta, a mediano plazo por falta de
producción.

En el aspecto político parecen no dar importancia al costo
social que produce la falta de un acuerdo: se acentuará la
crisis en Africa y Centroamérica y los problemas que generará
a Colombia en materia de narcotráfico. Quiera Dios que nos
equivoquemos, pero hay quienes advierte que Chiapas, una de
las principales zonas cafeteras de Méjico, no hubiera
soportado lo que soportó si los precios no se hubieran
deteriorado hasta los niveles más bajos de la historia.

Ahora, con la administración Clinton, las cosas no han
mejorado. La declaración de la Junta de la Asociación Nacional
de Café de los Estados Unidos, señaló últimamente a los
funcionarios oficiales "que los intereses del consumidor
norteamericano y su industria están mejor atendidos por un
mercado libre y sin restricciones del café".

El conocido profesor universitario Dombuch, asesor del
Presidente Clinton, declaró que de acuerdo con su opinión
pactos sobre productos básicos que implican cortapisas para el
funcionamiento de los mercados, no se justifican. Además para
él, no tiene sentido que el consumidor pague las ineficiencias
del productor.

Como el Convenio es más un acuerdo político que económico,con
el cambio en los países ex-socialistas, ahora es menos
importante obtener favores políticos para países del tercer
mundo por parte de los industrializados compradores del café.
Y si a todo esto añadimos el retiro de los Estados Unidos de
la Organización Internacional del Café, ya podemos formarnos
un cuadro en blanco y negro o en más negro que blanco, sobre
el futuro del Convenio.

Mediante la Resolución Número 366, de 30 de Marzo de 1994, el
Consejo Internacional del Café aprobó el texto del Convenio
Internacional del Café de 1994, que fue enviado al Secretario
General de las Naciones Unidas para su depósito y firma, de
conformidad con el Art. 38 del mismo.

El Convenio de 1994 es un documento administrativo y
estadístico sin cláusulas económicas. En el Art. 30 del
Capitulo XI Disposiciones Generales, se deja una puerta
abierta al constar el siguiente texto- El Consejo podrá
examinar la posibilidad de negociar un nuevo Convenio
Internacional del Café e incluso un Convenio en el que podrían
figurar medidas encaminadas a establecer un equilibrio entre
la oferta y la demanda de café, y adoptar las medidas que
estime apropiadas. La posibilidad podría ser un fenómeno
climático como sequía o heladas y medidas encaminadas a
establecer un equilibrio entre oferta y demanda es el nombre
que se le pone a las cuotas de exportación.

*TEXTO TOMADO DEL LIBRO: EL CAFE NUESTRO DE CADA DIA (Pag. 97 a 103)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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