Quito. 25.06.95. Las drogas son una terrible amenaza para el
mundo.

El consumo de estupefacientes, extendido por los cuatro puntos
cardinales, ha desbordado las acciones gubernamentales y de las
sociedades, hoy imposibilitadas de encontrar solución a la
adicción de millones de personas.

Las drogas no conocen raza, sexo, nacionalidad.

Igual se consumen en Europa, Asia, Africa o América. En un banco,
una empresa, una oficina pública o en las calles y hasta en
escuelas y colegios.

Pero el consumo de estupefacientes, a su vez, ha arrastrado otros
graves problemas, como la constitución de carteles que se han
organizado para traficar los narcóticos.

Ellos, una vez que adquieren un poder económico inmenso, fruto de
su ilícita actividad, ejercen influencia en los más variados
estamentos de las sociedades.

El soborno y la extorsión, que ejercen para obtener garantías y
lograr seguridad, han vulnerado las estructuras del poder a más
de desestabilizar los sistemas financieros, con lavados de
dinero.

EEUU es el país en el que más se consume drogas pero, asimismo,
la nación que más acciones desarrolla para combatirla.

Este número de Blanco y Negro presenta el punto de vista
norteamericano, que viene de una sociedad cruzada de los caminos
obscuros de la droga.

DROGAS: UN PROBLEMA DE LA CLASE HUMANA

"La amenaza más grande del mundo ya no son las ideologías sino
las drogas", dice, muy seguro, James Dandridge, jefe de Asuntos
Internacionales de Droga y Policía, del Departamento de Estado,
al inaugurar, en Washington, un seminario internacional sobre
drogas, al que asistieron 34 periodistas, de igual número de
países, de los cinco continentes.

"Tenemos el peor problema que el mundo haya visto", agrega el
funcionario

del Gobierno de los Estados Unidos, mientras su rostro refleja
temor por "el peor problema que se haya visto".

Para Dandridge, como para los funcionarios norteamericanos
involucrados en el tema, la droga no es un problema de
ideologías, (se consume en todas las sociedades), sino un
problema de la clase humana, un problema universal.

De allí que la solución tiene que ser adoptada de forma global,
con la participación de todos los sectores: productores, países
de tránsito, naciones en las que se lava el dinero fruto del
negocio y, desde luego, los países consumidores.

Asimilando esta realidad, los EEUU y los funcionarios de la
administración Clinton tienen un nuevo enfoque respecto a la
forma de combatir el flagelo. "Ya no existe una oficina de
narcóticos y orden público, ésta se ha convertido, en una
dependencia que planifica y ejecuta políticas y propuestas para
disminuir el consumo, combatir el tráfico, etc", advierte
Dandridge.

EL CEREBRO, EL PUNTO DEBIL

Siendo los EEUU el país que más consumo de drogas tiene en el
mundo y, por ende, donde más latente están los problemas
derivados de la adicción, desde hace 30 años los esfuerzos se han
volcado hacia la investigación científica, respecto a los efectos
que produce el consumo de estupefacientes.

Ellos han descubierto, por ejemplo, que "no todos quienes
consumen drogas llegan a ser adictos". Que el consumo es una
actividad voluntaria, pero que cuando se llega a la drogadicción
se pierde la voluntad para convertirse en una enfermedad que, no
obstante, puede ser tratable.

La revelación la hizo Alan Leshner, director del Instituto
Nacional sobre Abuso de Drogas, quien explica que la drogadicción
es una enfermedad cerebral.

El cerebro del consumidor, dice, tiene un comportamiento
diferente al de las personas que no consumen estupefacientes, ya
que el uso de drogas altera el campo biológico. Se ha descubierto
que no menos de 70 factores de riesgo acosan a las personas que
consumen drogas.

Las primeras pruebas en los EEUU comenzaron con los veteranos de
Vietnam que llegaron a ser adictos. Bajo tratamiento, algunos de
ellos lograron desintoxicarse, pero no todos tuvieron las misma
suerte.

La tecnología biomédica es de las más avanzadas, mediante este
sistema se ha podido observar los cambios que se suscitan en el
cerebro de los animales a los que se administra cocaína. Así se
ha determinado que el cocaína-crack es el más fuerte estimulador
que se haya encontrado hasta hoy, pues ha llegado incluso a
degenerar enfermedades mentales. Las pruebas hechos en monos han
evidenciado que un animal adicto puede consumir cocaína hasta
morirse.

Pero también el alcohol es adictivo y produce trastornos. Por eso
se han intensificado las investigaciones para encontrar una
salida al problema. Los últimos reportes científicos dan cuenta
que la Nitrazoma, da buenos resultados con las personas adictas
al alcohol.

Pero para la sociedad estadounidense el problema es grave; Uno de
cada cinco estudiantes inhala sustancias tóxicas. Unos cinco
millones de niños usan pegamentos, óxidos y hasta gasolina para
doparse, lo que les produce daños cerebrales que han sido
comprobados mediante exámenes tomográficos.

Del otro lado, un buen porcentaje de personas adictas intenta
salir de ese obscuro mundo. Se calcula que cada año alrededor de
un millón de personas buscan tratamiento por problemas de cocaína
y heroína. El tratamiento con Metadona, así como la acupuntura,
usado en estos casos, ha resultado útil.

EL SUEÑO DE JESSICA

Jéssica Husley, (18 años), alumna de la prestigiosa Universidad
de Princenton, ha vivido la peor experiencia que un ser humano
pueda soportar, en una sociedad como la norteamericana, donde la
"felicidad", parecería ser el referente.

Hija de drogadictos, con un abuelo alcohólico, y una prima
prostituta, que murió por una sobredosis, el mundo de Jéssica ha
sido, por largos años, lo más parecido al infierno.

Con una tenacidad y coraje envidiables, la joven norteamericana,
parada en un podium, no se amilana al narrar su vivencia, a
decenas de periodistas que la acosan con preguntas.

Con voz firme, aunque a ratos llorosa, cuenta su infancia con
padres que se preocupaban más de abastecerse de drogas, antes que
a cuidarla.

No obstante, ella tuvo suerte y pudo salvarse, "quizá porque viví
el horror del mundo de los narcóticos", subraya.

PRINCENTON 1% DE ADICTOS

Su fuerza de voluntad y sus vivencias la reconfortaron. Y al
contrario de lo que se podría pensar, ella se ha convertido hoy
en una voluntaria de la Organización "América Libre de Drogas",
institución nacional que se esfuerza por mermar el consumo de
estupefacientes en los EEUU, aglutinando gente que, como Jéssica
pueden trasmitir sus experiencias, con especialistas en los
problemas derivados del uso de drogas, expertos en tratamiento,
autoridades, etc..

El gran objetivo de Jéssica es evitar que más jóvenes caigan en
el submundo de las drogas. Un submundo que ella conoció a
temprana edad y que le arrebató años de felicidad.

Diariamente, a más de asistir a clases, ella se dedica a hablar
con sus compañeros, y a dictar charlas a grupos de jóvenes, en la
propia Universidad de Princenton donde revela un 1% de su
población estudiantil, es considerada adicta a algún tipo de
drogas.

"No quiero que más gente sufra por la dependencia de las drogas",
dice ahora, convertida en la voz de muchos jóvenes que en los
EEUU, promueven foros y variadas actividades, para evitar que los
adolecentes y hasta los niños se inicien en el consumo de
estupefacientes, del que es muy difícil salir.

EL MITO DE LOS NEGROS Y LATINOS

Las autoridades de los Estados Unidos, después de mucha
investigación, y escalofriantes estadísticas, han llegado a la
conclusión que el consumo y abuso de estupefacientes no es un
problema de los negros y los latinos, como habían sostenido, a lo
largo de décadas, sino que es la población blanca, anglosajona,
la que más consume.

Las últimas investigaciones han comprobado, -y ahora lo admiten-,
que el 70% del total de consumidores de drogas, en los EEUU, son
blancos. Es su "propia gente", y no los negros y latinos, como
habían difundido, los que utilizan estupefacientes.

A partir de este "descubrimiento" detectado hace pocos años, y
que llenó de temor a los norteamericanos, las autoridades han
comenzado una agresiva campaña, dirigida conscientizar a la
población, especialmente a los niños y jóvenes, los más
vulnerables, para que no caigan en las redes del consumo de
drogas ilícitas.

La certeza, mediante investigaciones, de que es la escuela el
sitio en el que los niños comienzan a utilizar drogas, los ha
conducido a intensificar programas especiales, para que los niños
y jóvenes sean capaces de decir no a las drogas. Asimismo, han
reforzado los controles para evitar la venta de estupefacientes,
en esos sitios, aunque hasta hoy no han tenido éxito. En las
escuelas norteamericanas, como en las de muchos otros países, la
venta de drogas es irrefrenable.

LEE BROWN, EL ZAR ANTIDROGAS

Mide alrededor de dos metros, es moreno y tiene una mirada
inquisidora. Lee Brown es, hoy por hoy, en los EEUU, la máxima
autoridad en materia de drogas. El dirige la política del
presidente Clinton sobre el tema, tanto en el país como en el
exterior, es el número uno de la DEA.

Nos hemos comprometido en el campo de crear instituciones para
atacar a las organizaciones del narcotráfico, en la interdicción
y la cooperación internacional, dice, remarcando que no es un
problema que atañe solamente a los EEUU, si no un problema común,
por lo que todos los países deben actuar para atacarlo, con una
política global internacional.

Brown está convencido que las drogas son una amenaza directa para
las democracias, sus economías y el derecho, pues "se trata de un
problema complejo que no conoce fronteras, y atañe a todas las
clases y sociedades".

- ¿Y qué está haciendo los EEUU a nivel nacional para reducir el
abuso de las drogas?

Nuestra estrategia nacional es muy completa y equilibrada,
responde, señalando que la estrategia para el 95 se concentra en
cuatro ámbitos:

1.- Reforzar la interdicción y los esfuerzos a nivel
internacional,

2.- Reducir la demanda de las drogas ilícitas en este país

3.- Reducir la criminalidad, la delincuencia y la disponibilidad
de drogas y

4.- Mejorar la eficiencia en los programas antidrogas en los
EEUU.

Pero el objetivo N§1 es la reducción del número de usuarios de
drogas en los EEUU. "Tomamos muy en serio este objetivo ya que
tenemos el mandato por parte del pueblo norteamericano de
resolverlo, por lo que el presidente Clinton, ha dicho que
podemos superarlo si somos firmes y si nos comprometemos
plenamente para combatir las drogas con todos los recursos que
tengamos a nuestra responsabilidad", señala.

CIFRAS DE TERROR

Según un informe de abril de este año, en los EEUU hay 11.1
millón de norteamericanos que consumen drogas regularmente. 2.7
millones de norteamericanos son adictos y de éstos, 600 mil son
heroinómanos y el resto cocainómanos.

Pero el problema no queda allí, lo más grave es que la gente
joven tiene la idea fija de que usar drogas no es peligroso,
mientras las investigaciones demuestran un aumento en el uso de
estupefacientes, especialmente mariguana y LSD.

Por eso, la administración Clinton mantiene campañas masivas para
mostrar los efectos nocivos del uso de drogas ilícitas y,
paralelamente, las autoridades se están concentrando en la
población adicta con problemas serios, mediante tratamientos.

Estudios recientes demuestran que un 3.4 millones de personas, de
los 3.8 millones que usan drogas y tienen problemas de adicción,
podrían ser tratados, aunque actualmente más de 1 millón de ellos
no tienen acceso a ellos.

Pero el problema no es fácil de resolver porque actualmente hay
mayor cantidad de heroína en las calles debido a que su precio se
ha reducido, y a que las organizaciones dedicadas al tráfico de
la cocaína están ahora intentando introducirse en el tráfico de
la heroína, y los cocainómanos están buscando heroína. (Tomado de
la revista Blanco y Negro N§ 61) (P.1-4)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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