Los operativos policiales dan cuenta de la presencia de un problema que está en el norte y en el sur del país
El Ecuador dejó de ser un país de tránsito para convertirse en un sitio de almacenamiento y distribución de drogas desde hace varios meses. Las autoridades así lo han reconocido. Sin embargo, los operativos realizados, especialmente por la Policía, muestran que en el país ya se nota que el narcotráfico está presente en todas sus etapas, aunque no todas se han desarrollado por completo.
De hecho, las pistas alrededor del tema y de los riesgos que esto atraería -incidencia en la políticas, las cortes, las fiscalías, la Policía y los militares, entre otros- los retomó Francisco Huerta, coordinador de la Comisión de Angostura, cuyo informe se presentará dentro de ocho días. A fines de octubre, él habló sobre los riesgos de que el país se convierta en una narcodemocracia.
En cambio, Juan Carlos Rueda, jefe de la Unidad de Lucha contra el Crimen Organizado (ULCO) de la Policía, fue quien rescató el tema de los vínculos de la droga con las FARC y su paso por el país. Esto, luego de la captura de drogas más grande de este año (operativo "Aniversario"), en el que se decomisaron ocho toneladas que, por los logotipos encontrados así como por las investigaciones hechas, se determinó que pertenecían a las FARC.
Meses antes y luego de la muerte de Raúl Reyes, ex número dos de las FARC, el 1.º de marzo de 2008 tras el bombardeo de Angostura por parte del Ejército colombiano, se conoció parte de los supuestos diarios del guerrillero. En uno de ellos, y que fue escrito por el ecuatoriano Julio César Vizuete, Reyes habría señalado su preocupación por los fuertes vínculos de los comandantes de las FARC con el narcotráfico y la necesidad de romperlos para que la guerrilla tenga algún futuro.
Joel Loaiza, director nacional Antinarcóticos de la Policía Nacional, reforzó el planteamiento de Rueda. Si bien dijo que la droga que llega al Ecuador proviene de Colombia, el Perú, Bolivia y hasta del Brasil, reconoció que el problema mayor es el vecino del norte, a causa de las FARC y de otros grupos como el Cartel del Norte del Valle, el Cartel de los Rastrojos, Los Machos y otros que antes tenían líderes visibles pero que se han ramificado desde hace algún tiempo y ahora actúan más bien como organizaciones.
A ello se agrega el problema que hay al sur del país. Mauro Vargas, jefe del Centro de Inteligencia y Coordinación Conjunta (CICC) de la Policía, y fuentes de la Dirección Nacional Antinarcóticos (DNA) admitieron que hay preocupación por el auge del narcotráfico, no solo desde la frontera colombo-ecuatoriana, sino desde el sur, y el problema que ello implica, ya que afecta la seguridad y el orden público.
Guerrilla y droga, vieja relación
El 23 de agosto de 2005, la Fiscalía General de Colombia emitió, por primera vez, órdenes de captura por el delito de narcotráfico contra 46 guerrilleros de las FARC, entre los que se incluyó a su fundador y jefe máximo, Manuel Marulanda Vélez, "Tirofijo".
En la lista, también estaban varios miembros del secretariado de la guerrilla, como Raúl Reyes, Iván Márquez, Alfonso Cano y Jorge Briceño.
Para el 3 de febrero de 2007, la DEA de los Estados Unidos habló sobre el trabajo coordinado entre las FARC y los carteles mexicanos de la droga. De ahí que el ministro de Defensa de Colombia de ese entonces, Juan Manuel Santos, dijo: "Tengo pruebas de las relaciones entre los carteles y, por pura lógica, esa información de la DEA a mí me parece muy creíble"'. Y calificó a esa guerrilla como "el cartel de la droga más importante de Colombia".
No obstante, los vínculos de este grupo con el narcotráfico son anteriores. En un artículo de Jorge Castro se señala que la historia de las FARC tuvo su inflexión en mayo de 1982.
En ese mes, se convocó a la séptima conferencia de las FARC, en la que Marulanda estableció que su objetivo era "la creación de un ejército revolucionario de 28 mil hombres, capaz de imponerse a las fuerzas regulares" y, para eso, había que "explotar el negocio del narcotráfico, imponiendo tributos en todas sus fases", se debían "controlar también las zonas de producción, sobre todo en el sur (Putumayo, Caquetá), para asegurar el financiamiento y reclutar adherentes".
Las FARC, en cambio, han rechazado estas vinculaciones, así como el calificativo de terroristas. Para ellas, se trata de desprestigiarlas y de una forma de justificar lo que denominan "terrorismo de Estado", por parte de las autoridades colombianas, en colaboración "con el imperio", es decir, los Estados Unidos.
El Ecuador dejó de ser un país de tránsito para convertirse en un sitio de almacenamiento y distribución de drogas desde hace varios meses. Las autoridades así lo han reconocido. Sin embargo, los operativos realizados, especialmente por la Policía, muestran que en el país ya se nota que el narcotráfico está presente en todas sus etapas, aunque no todas se han desarrollado por completo.
De hecho, las pistas alrededor del tema y de los riesgos que esto atraería -incidencia en la políticas, las cortes, las fiscalías, la Policía y los militares, entre otros- los retomó Francisco Huerta, coordinador de la Comisión de Angostura, cuyo informe se presentará dentro de ocho días. A fines de octubre, él habló sobre los riesgos de que el país se convierta en una narcodemocracia.
En cambio, Juan Carlos Rueda, jefe de la Unidad de Lucha contra el Crimen Organizado (ULCO) de la Policía, fue quien rescató el tema de los vínculos de la droga con las FARC y su paso por el país. Esto, luego de la captura de drogas más grande de este año (operativo "Aniversario"), en el que se decomisaron ocho toneladas que, por los logotipos encontrados así como por las investigaciones hechas, se determinó que pertenecían a las FARC.
Meses antes y luego de la muerte de Raúl Reyes, ex número dos de las FARC, el 1.º de marzo de 2008 tras el bombardeo de Angostura por parte del Ejército colombiano, se conoció parte de los supuestos diarios del guerrillero. En uno de ellos, y que fue escrito por el ecuatoriano Julio César Vizuete, Reyes habría señalado su preocupación por los fuertes vínculos de los comandantes de las FARC con el narcotráfico y la necesidad de romperlos para que la guerrilla tenga algún futuro.
Joel Loaiza, director nacional Antinarcóticos de la Policía Nacional, reforzó el planteamiento de Rueda. Si bien dijo que la droga que llega al Ecuador proviene de Colombia, el Perú, Bolivia y hasta del Brasil, reconoció que el problema mayor es el vecino del norte, a causa de las FARC y de otros grupos como el Cartel del Norte del Valle, el Cartel de los Rastrojos, Los Machos y otros que antes tenían líderes visibles pero que se han ramificado desde hace algún tiempo y ahora actúan más bien como organizaciones.
A ello se agrega el problema que hay al sur del país. Mauro Vargas, jefe del Centro de Inteligencia y Coordinación Conjunta (CICC) de la Policía, y fuentes de la Dirección Nacional Antinarcóticos (DNA) admitieron que hay preocupación por el auge del narcotráfico, no solo desde la frontera colombo-ecuatoriana, sino desde el sur, y el problema que ello implica, ya que afecta la seguridad y el orden público.
Guerrilla y droga, vieja relación
El 23 de agosto de 2005, la Fiscalía General de Colombia emitió, por primera vez, órdenes de captura por el delito de narcotráfico contra 46 guerrilleros de las FARC, entre los que se incluyó a su fundador y jefe máximo, Manuel Marulanda Vélez, "Tirofijo".
En la lista, también estaban varios miembros del secretariado de la guerrilla, como Raúl Reyes, Iván Márquez, Alfonso Cano y Jorge Briceño.
Para el 3 de febrero de 2007, la DEA de los Estados Unidos habló sobre el trabajo coordinado entre las FARC y los carteles mexicanos de la droga. De ahí que el ministro de Defensa de Colombia de ese entonces, Juan Manuel Santos, dijo: "Tengo pruebas de las relaciones entre los carteles y, por pura lógica, esa información de la DEA a mí me parece muy creíble"'. Y calificó a esa guerrilla como "el cartel de la droga más importante de Colombia".
No obstante, los vínculos de este grupo con el narcotráfico son anteriores. En un artículo de Jorge Castro se señala que la historia de las FARC tuvo su inflexión en mayo de 1982.
En ese mes, se convocó a la séptima conferencia de las FARC, en la que Marulanda estableció que su objetivo era "la creación de un ejército revolucionario de 28 mil hombres, capaz de imponerse a las fuerzas regulares" y, para eso, había que "explotar el negocio del narcotráfico, imponiendo tributos en todas sus fases", se debían "controlar también las zonas de producción, sobre todo en el sur (Putumayo, Caquetá), para asegurar el financiamiento y reclutar adherentes".
Las FARC, en cambio, han rechazado estas vinculaciones, así como el calificativo de terroristas. Para ellas, se trata de desprestigiarlas y de una forma de justificar lo que denominan "terrorismo de Estado", por parte de las autoridades colombianas, en colaboración "con el imperio", es decir, los Estados Unidos.
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