Quito (Ecuador). 19 may 96. Dos actores han irrumpido con
fuerza en la sociedad ecuatoriana de los últimos años: las
mujeres y los indios. Su presencia confirma la diversidad del
país y cuestiona la organización de nuestra sociedad.
Excluidos los dos de distinto modo, organizados ahora de
acuerdo con sus conflictos particulares, las mujeres y los
pueblos indios van a esta elección sin banderías especiales,
con dos mujeres en las opciones vicepresidenciales y listas
conformadas por los indígenas en el marco del movimiento
Pachakutik-Nuevo País, circunstancias que pueden influir, pero
no determinar al electorado. Dos actores que optarán por las
distintas candidaturas, pero expresándose con sus problemas y
sus tesis particulares a lo largo de la campaña.

Presentamos aquí breves análisis del modo cómo estos dos
actores llegan a este 19 de mayo.

Una crónica publicada por HOY, reflejaba la dificultad de los
encuestadores para saber la inclinación real de las mujeres en
Riobamba. "Las mujeres solo expresan su intención de voto
después de su marido, pero a la hora de la verdad, votan por
quienes quieren, echando abajo todo pronóstico", aseguraba el
encuestador consultado por nuestra colega.

¿Por qué razón las mujeres riobambeñas no expresan su posición
política con independencia de su marido? ¿Será que este
comportamiento se repite en el resto de ciudades, en el campo
y en las comunidades indias? ¿Qué ocurre con las mujeres en la
privacidad de la urna? ¿Será que a través del voto secreto
opera una suerte de rebeldía, sometimiento o identidad con el
voto del marido o del padre? O, por el contrario, ¿será que el
voto masculino no es una referencia para la gran mayoría del
electorado femenino?

Resulta muy difícil responder a estas preguntas.
De las encuestas se desprende que, en la actualidad, el
comportamiento del electorado femenino no se distingue de
manera significativa del masculino, como ocurría durante el
tradicional enfrentamiento liberal y conservador, cuando se
daba por hecho una cierta inclinación conservadora de las
mujeres, frente a las posiciones liberales de los caballeros.

Una encuesta publicada por HOY revelaba una relativa
inclinación de las mujeres de la sierra por los candidatos de
la denominada centro izquierda.

Más allá de estas leves variaciones, las encuestas demuestran
que el voto de las mujeres se ajusta a las tendencias
generales del electorado.

En lo hechos, el proceso electoral convierte a hombres y
mujeres -tanto como a jóvenes o viejos- en votantes homogéneos
e indiferenciados.

Sin embargo, aquello que ocurre en la urna es distinto de lo
que sucede en la campaña electoral en la que los candidatos se
esfuerzan por conquistar el voto femenino.

Mujeres visibles, problemas ocultos

Lisy Ernst, directora del Centro Ecuatoriano de Promoción y
Apoyo a la mujer asegura que la participación de las mujeres
en este proceso electoral ha sido mucho más visible que en
otros anteriores. Las cuñas de televisión de casi todas las
candidaturas tuvieron como protagonistas principales a mujeres
de todas las condiciones. Las mujeres estaban ahí para
legitimar la honestidad de las propuestas y de los candidatos.


Otro hecho destacado es que, por primera vez, los candidatos
incluyeron en su plataforma política la perspectiva de
denominada perspectiva de "género", una palabra acuñada por el
movimiento internacional de mujeres y adoptada por las
Naciones Unidas, que vincula la problemática de la mujer con
el desarrollo y hace visible la discriminación. El género fue
parte del discurso del abogado Jaime Nebot, del doctor
Francisco Huerta y del periodista Freddy Ehlers.

Pese a ello, con excepción de la propuesta de construir dos
maternidades en Quito y de algunas guarderías para los hijos
de las mujeres trabajadores, las ofertas orientadas a las
mujeres han sido muy pocas.

Los candidatos parecen desconocer que el índice de mortalidad
materna, que se coloca en 1,8 por cada mil nacidos vivos, es
uno de los más altos de América Latina.

Ningún candidato propuso una solución al hecho de que el 60
por ciento de mujeres embarazadas entre los 18 y 25 años está
desnutrida.

Y, pese a que la seguridad pública fue uno de los temas de
campaña, ni uno solo de los candidatos se pronunció sobre la
violencia doméstica, que afecta a ocho de cada diez mujeres y
que produce tanto impacto, que debe ser considerado como un
problema de salud pública.

Y, prácticamente, ningún candidato habló de las mujeres
desempleadas, pese a que representan el 46 por ciento de la
fuerza laboral. En el discurso de los candidatos no existieron
mujeres desempleadas.

De ciudadanos a ciudadanas

Este 19 de abril, las mujeres vamos a las urnas como
ciudadanos. Motivadas por las demandas generales de la
sociedad ecuatoriana: la lucha contra la corrupción, el
desempleo y con una moderada esperanza en el futuro.

Quizá un día podamos asistir a las urnas ya no como
"ciudadanos" sino como "ciudadanas". Para ello, los candidatos
y candidatas deberán llenar de contenido a la palabra género y
discutir y proponer soluciones a las prioridades del 50 por
ciento de la población, en todas las esferas: el trabajo, la
familia, la política, la economía y la vida privada.

Tacones altos a la política

En su artículo "Lo inédito y lo habitual de las elecciones",
Alexandra Ayala, corresponsal de Fempress, destaca la
presencia de dos candidatas a la vicepresidencia de la
República, en dos partidos con grandes posibilidades de
triunfo.

"Más allá de las simpatías o antipatías que despierten Rosalía
Arteaga o Rossana Vinueza o de la coherencia o incoherencia
que manifiesten ellas mismas y sus agrupaciones políticas al
haberlas escogido, lo cierto es que han tenido la valentía de
lanzarse al ruedo y vencer prejuicios...", asegura.

Sin embargo, el país aún tendrá que esperar para que la
política se vista de tacones altos. Ayala cita el ejemplo de
las candidatas a diputadas provinciales, que constituyen el 15
por ciento del total de ciudadanos. "Muy pocas ocupan el
primer lugar, la mayoría es suplente".

Solo dos mujeres aspiran a la Alcaldía, ninguna a la
Prefectura Provincial y es muy limitado el número de
aspirantes a concejalas municipales o consejeras provinciales,
dice Ayala.

La Agenda Política de las Mujeres, que fue puesta a
consideración de los candidatos a las más altas dignidades de
elección popular plantea como una de sus prioridades
democratizar el ejercicio del poder dentro de los partidos
políticos e instancias políticas y sociales.

Para ello, proponen que cada lista incluya a mujeres entre sus
candidatos principales y suplentes o que, por lo menos, un
porcentaje mínimo de 25 por ciento de mujeres forme parte de
las listas pluripersonales, colocadas en puestos con opciones
de triunfo.

La respuesta indígena

Una de las mayores expectativas de este proceso electoral es
el voto indígena.

Para votar, es más difícil en la selva amazónica que en
cualquier otro lugar. Las parroquias de esta zona reciben a
gente que viaja en canoa por muchísimas horas.

Debido a que llueve desde el viernes por la noche, los
candidatos ruegan para que el clima esté más seco el domingo.

Cuenta Natalia Wray, una antropóloga que desde 1976 trabaja
con indígenas de la Amazonía, que un problema grave en el
comportamiento electoral de los amazónicos tiene que ver con
el llamado "sistema de habilitación" , que la gente está
acostumbrada a relacionarse con "el blanco" a través de
"cosas". El sábado en la mañana, seis personas de la
comunidad de Cuyaloma llegaron con 2 bebes y tres niños a
pedirle disel a Alex Hurtado, "para el tractor".

Esto empezó con la cristianización, explica Wray, y luego con
la llegada de los comerciantes. Tiene todavía una fuerte
presencia en la política y los dirigentes indígenas se
enfrentan a esta concepción, a la que los partidos políticos
también se acostumbraron.

Los candidatos indígenas tienen el problema de que "sus bases
les suelen pedir el mismo comportamiento que a otros partidos.

Pero esto no se da solo en la Amazonía, explica Wray.

"En el caso del Napo -continúa-, se ha ido superando. Es un
reto de los dirigentes, el desarrollar en sus bases una
conciencia diferente sobre la participación electoral".

Ha habido un avance significativo y en muchas comunidades hay
una respuesta positiva a la idea de tener un movimiento
político propio, según la antropóloga. "Yo he participado en
varios eventos electorales y existe una conciencia de que es
algo propio y que tienen que dar todo de sí".

Según Nathalia Wray, "es importante que los pueblos indígenas
vayan autoevaluando su participación, ya que han optado por
una estrategia electoral, y desarrollen mecanismos de
actuación en ese escenario político, que es diferente al
escenario de sus organizaciones".

Pero eso toma tiempo y los indígenas todavía tienen problemas
por la falta de diferenciación entre el espacio de la
organización indígena y el espacio político de la
representación."La representación democrática es un proceso.
No pienso que las sociedades indígenas sean una excepción".
añade Wray. "Cuando optamos por algo nuevo tenemos que
desarrollar mecanismos específicos para ello". (Diario HOY)
(10A)
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