Quito. 12 jul 99. En su despedida, el embajador norteamericano
no defraudará a sus críticos, echa jugo de limón con sal en
algunas de las heridas de nuestro país

La misión diplomática del embajador norteamericano Leslie
Alexander está por concluir. En 36 meses de gestión, le ha tocado
vivir tiempos turbulentos: cinco Presidentes, un complejo proceso
de negociación de paz con el Perú, El Niño y la peor crisis
económica del Ecuador en los últimos 70 años. Como miembro de una
nueva camada de embajadores estadounidenses, públicamente más
activos, Alexander no ha tenido pelos en la lengua para expresar
sus puntos de vista sobre diversos asuntos y sus palabras han
sido jugo de limón con sal en algunas heridas lacerantes de
nuestro país.

Quizá por ello, todos los ministros de Relaciones Exteriores
-exceptuando Benjamín Ortiz, porque no ha estado suficiente
tiempo en funciones- lo han llamado para decirle que sus
comentarios "no son apropiados para un embajador". Pero
Alexander, ha defendido su posición argumen- tando que la
diplomacia en los tiempos de las comunicaciones instantáneas no
puede seguir atada a tradiciones de una época donde "ni siquiera
existía el telégrafo".

No obstante, asegura que siempre que habló, lo hizo dentro de
límites razonables. "Pese a mi reputación, ni siquiera en la
famosa conferencia de Cuenca, dí nombres y los comentarios que
he hecho han sido en respuesta a preguntas concretas. Así, cuando
en una entrevista me preguntaron cómo era el sistema político
ecuatoriano, respondí: hay canibalismo. Existe un nivel de
canibalismo en todos los sistemas políticos, pero el Ecuador el
sistema insiste en comerse así mismo en lugar de pensar en el
bien colectivo. Aquí se cree que se consigue algo, deteniendo
algo más".

UN AFFAIRE

No oculta sus sentimientos de aprecio al Ecuador y a los
ecuatorianos. "Amo al Ecuador. Quiero que le vaya bien. Hay algo
fascinante y encantador en la gente de este país, que fácilmente
le roba a uno el corazón. Por ello, como extranjero uno puede
frustrarse a menudo. Es igual como en un affaire romántico, éste
termina por doler", y del Ecuador, lo que le duele es que
teniendo todo para salir adelante no lo haga y no lo hace no por
su gente, sino por su sistema político que es disfuncional.

"La mayoría de los habitantes de este país están fuera del
sistema, no tienen acceso a una buena educación y es probable que
no logren llegar a las esferas de la política. Un 80% de la
gente, por virtud de su sangre son percibidos como desiguales.
Mire a la clase dirigente del país, parecen europeos y no
ecuatorianos. Además, el sistema político es incapaz de producir
riqueza para el beneficio de todos los habitantes. Los políticos
deben ser los custodios del poder, porque el poder pertenece a
la gente, pero en Ecuador se creen los dueños del mismo".

Definido por muchos, como el más inteligente de los embajadores
estadounidenses de los últimos años, Alexander exhibe para sus
argumentos una lógica impecable, difícil de rebatir: "He sido
testigo de muchos debates en este país, que me han dejado
confundido. Escucho una y otra vez que la deuda es inmoral y no
ética. Lo que yo encuentro sorprendente es que se preste dinero,
se lo desperdicie y después se argumente que cobrar lo prestado
es inmoral".

Aclara, que no tiene vela en este entierro o perro en la pelea.
"Los Estados Unidos no es uno de los mayores acreedores del
Ecuador. La mayoría de la deuda que podría ser considerada para
condonarse no pertenece a Estados Unidos, sino a los israelitas,
italianos y franceses. No estoy defendiendo ningún interés en
particular, pero si hubiese lógica en los argumentos la pregunta
ética debería ser ¿qué pasó con los 16 mil millones de dólares
que prestó el país? ¿Dónde está la plata?".

Añade: "Tampoco hay discusión sobre la deuda interna. Si es
inmoral pagar a los acreedores extranjeros, ¿por qué no es
inmoral que los ecuatorianos insistan en que les pague el Estado
ecuatoriano? Lo lógico sería apelar al patriotismo de los
ecuatorianos acreedores del Estado, tanto de deuda interna como
de bonos Brady -mil millones de dólares están en manos
ecuatorianas- y que no se les pague porque el país tiene una
crisis sin precedentes. No obstante, no he escuchado ninguna
sugerencia al respecto".

Pero además, Alexander se sorprende cómo la clase política
decidió unilateralmente que el Ecuador es un país pobre y que por
lo tanto debía perdonársele su deuda. "Nadie en la comunidad
internacional, el Fondo Monetario, el Grupo de los Siete ha
pensado en eso. Fue una idea que se volvió popular entre los
políticos locales, que tienden a operar sin considerar las
realidades internacionales, que esperan que el resto del mundo
se adapte a su noción de cómo el mundo debe ser. Y lo que el
mundo le ha dicho al Ecuador es que el país debe ajustarse a la
realidad internacional. El mundo ha dicho que Ecuador no es un
país pobre, sino un país pobremente administrado y hay un abismo
de diferencia entre las dos cosas".

Igual cosa ocurre con la modernización. "Llegará a pesar de lo
que digan los políticos, de que se pase o no se pase una ley
marco. Ecuador será arrastrado por la globalización: es el
destino de la humanidad. Y me parece, que lo inteligente es ser
parte de la corriente y tratar de controlar el proceso dentro de
lo que es factible. Lo peculiar es que la sociedad ecuatoriana
acepta la necesidad de cambio: hay acuerdo que el Estado es
demasiado grande, que la Costa tiene razón, que la burocracia
desperdicia muchos recursos. No obstante, cuando el debate cae
en manos de los políticos ya no es sobre modernización, sino
sobre el interés del partido, de la región. Uno de mis diputados
preferidos, Paco Moncayo, me dijo hace dos años y creo que está
en lo correcto: no tenemos sentido de nación".

En Estados Unidos hay diferencias de región a región, pero no
permitimos que esas diferencias nos arrastren: el todo es siempre
más importante que la suma de las partes".

Encontrar sentido de nación, para Alexander, no debe ser difícil
para los ecuatorianos, pues el país tiene muchos adversarios: la
pobreza, la insalubridad, el analfabetismo y la lucha contra esa
adversidad puede convertirse en amalgama que dé un propósito, un
sentido nacional.

AMENAZAS EXTERNAS

La mayor satisfacción que tiene el embajador Alexander de su
estadía en el país, es haber visto llegar a término el difícil
e intrincado proceso de negociación limítrofe con Perú. No
obstante, "si bien el problema con el Sur se ha resuelto, hay
otros asuntos que si yo fuese ecuatoriano me tendría inmensamente
preocupado. Observo una erosión sistemática de los recursos de
las Fuerzas Armadas, lo que puede afectar su capacidad para
responder a futuro a lo que considero será un mayor desafío a la
soberanía ecuatoriana, que lo que ha sido el Perú... Lo que
ocurre en Colombia no va a desaparecer. Hay varios escenarios
posibles. No tengo una bola de cristal, pero la violencia en
Colombia es un hecho y tiene implicaciones muy serias para sus
vecinos. Y es una vergüenza, porque las Fuerzas Armadas
Ecuatorianas son en extremo profesionales y capaces. No han sido
una fuerza de represión como en otros estados y creo que en dos
o tres años, ustedes se arrepentirán de lo que han hecho".

Ecuador, según Alexander, es más vulnerable al problema que
Venezuela, porque Ecuador es más pequeño. "Venezuela , además,
tiene más dinero y unas Fuerzas Armadas más grandes. Sin embargo,
en Ecuador, creo que no se aprecia la necesidad de tener unas
Fuerzas Armadas capaces de responder a un problema de tal
magnitud".

HAY FUTURO

Para el embajador Alexander, es necesario firmar un acuerdo con
el Fondo Monetario Internacional porque de lo contrario al país
no llegará ninguna inversión ni crédito. De darse eso y sanear
el sistema financiero, hay alivio en un futuro cercano. "La
recuperación puede darse a comienzos del próximo año". Y en
cuanto al sistema financiero: "Ecuador necesita tener menos
bancos y que éstos estén bajo una supervisión transparente. Hay
bancos que han sido mal administrados, en lugar de decir que esto
es un asunto político o que los bancos fallaron por diferencias
regionales. La principal razón para su quiebra es que fueron mal
administrados. La gente no tendrá confianza en el sistema hasta
que los bancos comiencen a manejarse correctamente, esto es que
no utilicen los dineros de los depositantes para empresas
personales o empresas fantasmas. Las leyes y regulaciones
bancarias existen para impedir que los banqueros hagan lo que han
hecho en Ecuador. En mi país, quienes han violado esas leyes
están presos".

AMIGOS

Por los próximos nueve meses, hasta que el Departamento de Estado
le asigne una nueva misión diplomática, Alexander será
catedrático en la Universidad del Sur de la Florida. La
asignatura: negocios internacionales. Probablemente, en Miami
recibirá la visita de los muchos amigos que ha hecho en el país.
"Creo que he hecho amistades para toda la vida". ¿También con los
presidentes que trató? "En el plano personal hubo química con
todos, aun con Abdalá. Todos son muy inteligentes...y dejemos ahí
los comentarios".

Pese a sus comentarios contra la clase política ecuatoriana, hay
personajes que según él, tienen su respeto, entre otros: "Heinz
Moeller, porque tiene pasta de estadista, mira lo que es bueno
para el país y no solo lo que es bueno para el partido; Nina
Pacari, por su gran inteligencia; Paco Moncayo, ya hablé sobre
él". ¿Y Jaime Nebot que durante una entrevista que le hizo el
doctor Eduardo Manrique manifestó que usted no debe opinar porque
no ha sido invitado a comer en el plato? "No he tenido ningún
incidente desagradable con él, no he sido invitado a su hogar,
pero él sí ha comido en los platos míos. Creo que no entendió la
pregunta que le hicieron. El periodista le habló de un tratado
de extradición y tuvo entonces ese berrinche, pero no respondió
a la pregunta".

La entrevista llega a su fin. El embajador observa su reloj y
dice: "Ya son las 12, cómo pasó el tiempo". Viste un traje azul
oscuro y gafas de sol, porque acaba de operarse los ojos en el
Hospital Metropolitano de Quito. "Hay buenos doctores aquí".
Paradojas de la vida: mientras algunos políticos ecuatorianos se
operan los ojos en Estados Unidos, el embajador norteamericano
lo hizo en el Ecuador.

La iniciativa para condonar las deudas a los países
extremadamente pobres, se tomó tres años atrás en la ciudad de
Colonia, en Alemania. Fue promovida por el Fondo Monetario y el
Banco Mundial.

Los criterios para poder acceder a dicha condonación son los
siguientes: tener un ingreso per cápita inferior a 930 dólares
anuales -el ingreso del Ecuador es 1.619 dólares y un récord de
por lo menos tres años de haber adoptado programas de ajuste y
de haber emprendido la reforma del Estado. Estas no son
simplemente palabras, sino indicadores, como por ejemplo que los
ingresos estatales constituyan por lo menos 20% del Producto
Interno Bruto -en el caso ecuatoriano la proporción es de menos
del 15%. En consecuencia, según los analistas para que nuestro
país pueda recibir la condonación tan anhelada, necesita exhibir
una libreta de calificaciones impecables ante los organismos que
han promovido la iniciativa: Fondo Monetario y Banco Mundial, de
por lo menos tres años...Y ese, sin duda no ha sido nuestro caso.
(Texto tomado de La Revista Vistazo)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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