Nueva York. 01.06.90. Las sustancias que provienen de los alimentos hacen
que nuestro organismo se mantenga sano; pero también, el
exceso de estas sustancias puede afectar a nuestro intelecto.
Por ejemplo, el exceso de plomo puede provocar delirio y coma;
la elevada cantidad de magnesio puede llevar a un paro
respiratorio.

No existe una receta o régimen alimenticio que prometan una
inteligencia infalible, pero si es muy cierto que la carencia
de algunos nutrientes frena el desarrolo de la inteligencia en
los niños y que en los adultos, la calidad de vida depende de
una buena relación entre la alimentación y las necesidades del
cerebro.

Hay algunos alimentos indispensables que debemos consumir para
el mejor funcionamiento de nuestro cerebro.

Los azúcares, que se encuentra en estado natural en la miel,
la uva y el almidón. El cerebro consume hasta cuatro gramos
de glucosa por hora. Por esto la falta de azúcar en la sangre
-hipoglicemia- provoca desmayos y hasta el coma. De
preferencia se deben consumir azúcares lentos que se
encuentran en el pan, los feculentos, las pastas y el arroz.
Estos nutren el organismo en función de sus necesidades.

Las grasas son los ladrillos del edificio cerebral. Provienen
de dos sustancias vitales: el ácido linoleico y el ácido
alfalinoleico; la falta de éstos pueden provocar la muerte y
la carencia de uno afecta la eficiencia intelectual,
especialmente las facultades de aprendizaje. Para tener un
cerebro bien aceitado, necesitamos 2 gramos de ácido
alfalinoleico (aceites de girasol, maíz) y 10 de ácido
linoleico (aceite de nabo, colinabo y soya).

El colesterol, al contrario de lo que se le ha atacado, es
necesario. Proporciona los aminoácidos, lípidos y ácidos para
la construcción de las membranas celulares. Se lo encuentra en
cantidad apropiada, en los sesos de res, cerdo o cordero.

Según el Dr. Bourre, director de investigaciones en el Inserm
de Francia, las vitaminas son nutrientes esenciales y vitales
para todos los órganos, en especial para el cerebro. La
vitamina B es necesaria para el sistema nervioso. La
deficiencia en la vitamina B1 causa depresiones. La B6 es
necesaria para las mujeres embarazadas y las que toman la
píldora; esta vitamina se encuentra en la levadura de cerveza
y el jamón.

La vitamina A es conocida por el beneficio en la visión. La C
combate el escorbuto y la gripe. Se ha observado que el
coeficiente intelectual aumenta cuatro puntos cuando la
concentración de vitamina C aumenta un 50%.

Entre los metales y oligoelementos se encuentran el yodo, el
zinc y el hierro. El yodo se puede encontrar en los productos
marinos, crustáceos y mariscos. Con respecto al zinc, se ha
encontrado una correlación entre la concentración de este
metal en el cerebro y las capacidades en el lenguaje y la
lectura. El hierro se encuentra en mejillones, morcillas o
chocolate, no tanto en la espinaca.

Es necesario tomar en cuenta estas recomendaciones pero sin
olvidar que el cerebro también es el órgano que permite el
placer estético de la gastronomía. (SUMMA INTERNACIONAL No.
35 p. 115-120 - CEXPRESS)

EXPLORED
en Ciudad Nueva York

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