Quito. 6 sep 97. En la Mansión de Althorp, Northamptonshire,
un sinnúmero de interrogantes quedarán sepultadas junto con el
cuerpo de la princesa Diana.
A pesar del asedio de los cronistas y los "paparazzi", hay
preguntas que quedan sin respuesta. ¿Hasta dónde quería llegar
Diana con su toma de posiciónes políticas? ¿Cómo las procesaba
y asumía la avejentada monarquía inglesa? ¿Estaba en los
planes de Diana un matrimonio con Al-Fayed? ¿Cuánto temía la
Corona el futuro incierto de un padrastro árabe y unos
hermanos árabes para el futuro rey Guillermo?¿Tenía alguna
estrategia para defenderse? Preguntas suficientes para ponerse
a reflexionar sobre las conflictivas relaciones de Inglaterra
con Egipto. Y más allá, el fantasma árabe que ronda en torno
al bienestar europeo. Si algún fenómeno va a marcar el
comienzo del próximo milenio, será la invasión del Norte por
parte del Sur, de EEUU por los latinos, de Europa por los
árabes. Pasada la guerra fría, el terror de Europa es el
creciente poder islámico en países como Irán, Argelia, Irak y
también Egipto.
Diana es, no solamente la portada de una revista del corazón,
sino también la metáfora del conflicto político de mayor
envergadura en un futuro inmediato.
La sola idea de que el posible padrastro del futuro Rey de
Inglaterra fuera un egipcio, puso a pensar a más de un miembro
de la Corte británica. Los problemas entre musulmanes e
ingleses tenían una historia como para quitarle el sueño a la
Corona.
En el el siglo VII, los árabes, unidos por una misma lengua y
una misma fe, crearon un imperio, que perdió primero su unidad
y luego su independencia, convirtiéndose así, por más de mil
años en "propiedad" de kurdos, turcos, ingleses y franceses.
Durante los siglos X y XV, Egipto era el punto central del
comercio entre Asia y el Mediterráneo.
Sin embargo, la nueva potencia emergente, el sultanato
otomano, terminó por conquistar Egipto. Este sería el inicio
de una decadencia de la economía egipcia.
La mala administración del país aumentó su dependencia con
relación a Europa, hasta que, en 1874, Egipto se vio en la
obligación de vender sus acciones del Canal de Suez, punto
estratégico de conexión entre el mar Mediterráneo y el Rojo,
construido conjuntamente con los franceses entre 1860 y 1870,
para salvar al país de la bancarrota.
Se creó entonces, un "Fondo de la Deuda Pública", cuyo control
estaba a cargo de un ministro egipcio, uno francés y uno
inglés. Este último asumió el manejo total de las finanzas
egipcias.
Movimientos nacionalistas expulsaron a los ministros
extranjeros y establecieron un régimen independiente. Europa,
no obstante, no estaba dispuesta a soltar a su "Joya del
Nilo", así que, tras la expulsión de los ministros, tropas
angloinglesas invadieron militarmente Egipto.
Hasta 1914, Gran Bretaña declaró a Egipto "protectorado de la
Corona". El Gobierno de El Cairo negoció en 1922 una
independencia que, en realidad, era solamente una continuación
del protectorado.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Egipto fue utilizado como
base militar británica.
Los movimientos anticolonialistas crecían y, durante la
primera guerra contra Israel, en 1948, dentro de las filas
egipcias se formó un grupo nacionalista, bajo el nombre de
Oficiales Libres, liderados por el coronel Gamal Abdel Nasser,
quien, en 1952, instaló un nuevo Gobierno de carácter
nacionalista y socialista.
Cuatro años después, luego de redefinir la posición egipcia en
el mundo, Nasser nacionalizó el Canal de Suez e impidió la
navegación en aquél. Francia e Inglaterra invadieron Egipto
nuevamente, y provocaron así un cruel enfrentamiento entre el
pueblo egipcio y los colonizadores europeos.
Una intervención de Naciones Unidas acompañó a las acciones
militares, que tuvieron como resultado la retirada definitiva
de las tropas anglofrancesas y la declaración del Canal como
parte soberana del Estado egipcio.
SOSPECHAS EN UN CAFE DE EL CAIRO
Para el pueblo más modesto de El Cairo, no cabe la menor duda:
Diana y Dodi Al- Fayed fueron eliminados por los servicios
secretos británicos.
A la hora del desayuno en los cafés populares, la idea de una
conjura se abría camino paulatinamente el lunes, y cada vez
que un cliente la expresaba, casi todos los demás asentían de
viva voz o con la cabeza.
"El accidente de París es un montaje de los servicios
secretos. No podían consentir que Diana amara a un musulmán.
Es nuestro destino de árabes, la gente no nos quiere",
explicaba, profesoral, un funcionario del Ministerio de
Agricultura,
Ahmed Fath al Bab, 38 años, panadero del barrio de Dokki, dejó
un momento su narguilé (pipa de agua): "Los servicios secretos
lo prepararon todo en el túnel donde se suscitó el accidente".
"Para los británicos era inconcebible que el futuro rey (el
príncipe Guillermo, hijo de Diana y Carlos de Gales) pudiera
tener un hermanastro de otra raza y otra religión",
corroboraba el dueño de un cafetín, Mohamed Fathi.
En todos los cafés, el diálogo se repetía. Algún cliente, más
imaginativo, sostenía que Diana estaba embarazada de Dodi.
Había, pues, que impedir que naciera ese "hermanito" árabe del
príncipe Guillermo.
Algún otro, como Mohammed Badr Eddin, comerciante de 53 años,
se arriesgaba a decir que "Dodi merecía este final, por haber
olvidado sus raíces y no hacer nada por sus compatriotas".
(EFE)
LOS AL FAYED PARIAS EN LA CAPITAL DE UN IMPERIO
LONDRES.- El clan de los Al-Fayed, la familia de Dodi,
propulsado al escenario de los ricos y famosos del planeta,
fue siempre considerado como paria del "establishment"
británico. Vistiendo en general camisas de colores vivos y
trajes cruzados, el padre, Mohamed Al-Fayed, intentó mostrarse
junto a la reina Isabel, pero nunca logró borrar de los ojos
de la alta sociedad británica su imagen de nuevo rico, como lo
había calificado uno de sus adversarios.
Para los cronistas reales, esa posición de paria era,
justamente, lo que acercó a los Al-Fayed a la princesa Diana,
a quien le gustaba afirmar su independencia y poco respeto por
las reglas de la etiqueta.
Y Dodi Al-Fayed, de 42 años, era el retrato caricaturesco del
hijo de un multimillonario que, con la conquista de Diana,
unía un cierto prestigio anglosajón a una fortuna del
Mediterráneo, una situación comparada muchas veces con la
unión de Jackie Kennedy y el naviero griego Aristóteles
Onassis.
El imperio familiar tiene su base en Londres, administrado por
Mohamed Al-Fayed y su hermano Alí, quienes intentaron todo,
como obras de caridad para sus amigos del golfo, para ser
plenamente británicos.
Sin embargo, sin mayores explicaciones, en dos ocasiones, en
1995 y 1996, el Gobierno les negó la ciudadanía británica.
"Piensan que soy un extranjero mal visto", protestó alguna vez
Mohamed Al-Fayed, al hacer hincapié en que había contribuido
con millones de libras al fisco británico y que había dado
trabajo a miles de británicos. Por entonces, una verdadera
guerra enfrentaba al Gobierno conservador británico con los
Al-Fayed. A raíz de aquello, dos ex secretarios de Estado
debieron renunciar, en un escándalo de sobornos.
Pero lo que molesta soberanamente a Londres es el misterio que
rodea a la fortuna de los Al-Fayed, acusados por un informe de
haber "modificado deshonestamente sus orígenes, su fortuna, y
sus intereses financieros" en la compra del grupo House of
Fraser, propietario de la cadena de tiendas Harrods, en 1985.
La investigación sobre el origen de su fortuna sospecha que,
para comprar Harrods, utilizaron inclusive fondos
pertenecientes al sultán de Brunei, de quien Mohamed era
consejero. Pero Al-Fayed se encargó de desmentirlo.
No hay niñeras ni escuelas inglesas en su historia en
Alejandría, y tampoco fortuna familiar desde 1876. Mohamed
Al-Fayed es hijo de un institutor e ingresó en el mundo de los
negocios vendiendo máquinas de coser. Según su biografía
oficial, el padre Al-Fayed nació en 1929, con el apellido
Fayed, pero precedió su apellido del artículo "Al" para
realzarlo.
Además del grupo Harrods, que en 1996 registró un beneficio de
58 millones de dólares, Mohamed Al-Fayed es dueño del célebre
hotel Ritz de París, desde 1979, y en Francia recibió la
Legión de Honor.
Para simbolizar su búsqueda de reconocimiento en Gran Bretaña,
Mohamed Al-Fayed restauró la residencia del duque y la duquesa
de Windsor, que alquila a la alcaldía de París. (AFP)
UNA NOBLE QUE VOTABA POR LOS LABORISTAS
La Princesa Diana, que no vacilaba en romper el protocolo para
lanzarse a tomar las manos de niños o de enfermos de sida, la
que a escondidas de Palacio llevaba a sus dos hijos
-Guillermo, de 15 años, y Enrique, de 12- a comer en cualquier
restaurante de comida rápida, empeñada en que su vida fuera de
alguna manera "normal", debió provocar urticaria a más de un
miembro de la acartonada familia real inglesa.
La casa de Windsor, sin embargo, fingió no notar sus
"arranques de rebeldía" hasta que, en una decisión desesperada
pero no exenta de cálculo, Lady Di decidió confesar ante las
cámaras de la BBC, en noviembre de 1995, no solo que le había
sido infiel al príncipe Carlos, sino también que no creía a su
esposo apto para heredar algún día el trono de Inglaterra.
Las confesiones de Lady Di golpearon más al pueblo -que la
idolatraba- que a la propia Corona. La repentina baja de
popularidad de la princesa creaba el ambiente para relanzar la
imagen de Carlos, quien durante 15 años de matrimonio había
vivido opacado por el carisma de su "tímida" esposa.
Pero Diana fue más rápida que los estrategas de Buckingham. En
un viraje sorpresivo, aquella mujer silenciosa, que por años
había "adornado" las portadas de las revistas del corazón,
pero con quien nadie había intentado hablar de temas
"trascendentales", gritó a los cuatro vientos que, en las
elecciones de mayo, pensaba votar por los laboristas.
Entre sus ofertas de campaña, el líder del nuevo laborismo y
actual primer ministro, Tony Blair, proponía la reforma de las
instituciones británicas, empezando por la monarquía. Por
tanto, la abierta simpatía de la princesa hacia sus ideas sacó
de sus casillas al entonces gobernante Partido Conservador y,
de paso, irritó a la casa de Windsor.
Es que Diana, no solo estaba violando la tradición monárquica
-subrayada en su contrato de divorcio- de no intervenir en
política. La princesa iba en contra de los intereses de la
Corona, profundamente apegada al bando conservador.
La recién develada posición progresista de Lady Di quedó
confirmada cuando, en medio de una intensa campaña en favor de
la eliminación de las minas antipersonales, que la llevó a
Bosnia, Pakistán y Angola, declaró que la política del
Gobierno conservador británico en materia de minas era "poco
esperanzadora".
Para la prensa egipcia, la nueva Lady Di, crítica y combativa,
colocaba en una situación difícil a la Corona británica. Sin
aportar prueba alguna, el diario oficial "Al Ahram" afirmó, el
lunes, que Diana "fue asesinada por los servicios de
información británicos para salvar el Trono, como hizo la CIA
cuando asesinó a Marilyn Monroe".
ELLA FUE ASESINADA EN UN CEMENTERIO DE AUTOMOVILESS
La muerte trágica de la princesa Diana hizo aparecer en la red
Internet una serie de rumores de un complot, que mencionan,
por una parte, un ajuste de cuentas en el seno de la familia
real y, por otra, el espionaje internacional.
Personas que desconfían de las informaciones oficiales,
mentes fantasiosas en busca de audiencia, psicópatas de las
conspiraciones de los gobiernos o gente crédula, el caso es
que Internet se ha convertido en el medio ideal para este tipo
de teorías, que se diseminan por todo el mundo, en minutos.
Una ojeada por los buscadores de Internet ( 30 millones de
usuarios en EEUU) permite encontrar múltiples posibilidades.
"La princesa Diana fue, sin dudas, asesinada en un cementerio
de autos" antes de que su cuerpo sea trasladado en el túnel
parisino, supone uno de los nuevos sitios de la red
informática que aparecieron desde la muerte de la princesa de
Gales.
Para su autor, como para numerosas otras direcciones del "web"
que mencionan un complot, los comanditarios de este asesinato
son los miembros de la familia real.
El creador del sitio se interroga sobre las razones que
podrían explicar el tiempo ocurrido entre el accidente y el
anuncio de la muerte de la princesa y de su amigo Dodi
Al-Fayed, y pregunta: ¿acaso alguien vio la noche del drama
un camión que transportaba hacia el túnel el automóvil
aplastado y sus cuatro ocupantes?
Un sitio de origen australiano hace una lista de las personas
que podrían aprovechar este accidente: antes que todo, la
familia real, y principalmente el príncipe Carlos que, según
el autor, puede ahora casarse sin problema con su amiga de
siempre, Camilla Parker Bowles.
Otro sitio cree, por su parte, que se trata de un complot
masónico confirmado por profecías célticas. Para argumentar su
tesis, menciona varios detalles del accidente -el auto chocó
contra el 33 pilar del túnel, Dodi era musulmán- sin precisar,
sin embargo, su significación profunda.
La única cosa segura es que este accidente anuncia, según él,
el fin de la monarquía británica, al término de una misteriosa
profecía de San David.
La proliferación en la red Internet de tesis sobre la muerte
de Diana y las innumerables charlas "en línea" que provocó
confirman así el estatuto de "foro" internacional que tiene
ahora el "web", estima Franck Connolly, profesor de ciencias
informáticas en la Universidad norteamericana de Washington.
(AFP)
GADAFI ACUSA A LA CORONA
LONDRES.- En declaraciones hechas esta semana a la televisión
libia, el líder libio, Muhamar Gadafi, consideró que la
muerte de Lady Di fue planeada para evitar que se casara con
Dodi Al-Fayed, porque era un ciudadano árabe y musulmán. "Está
claro que los servicios secretos de Francia y Reino Unido
están implicados en el accidente, por lo que estos dos países
ya no pueden acusar a otros estados de implicación en el
terrorismo", afirmó.
La Cancillería británica reaccionó violentamente. Calificó de
"absurdas y extremadamente desagradables" las declaraciones
hechas por el coronel Gadafi, y anunció que enviará
inmediatamente una nota de protesta al Gobierno libio. (AFP)
(DIARIO HOY) (P. 6-A Y 7-A)
un sinnúmero de interrogantes quedarán sepultadas junto con el
cuerpo de la princesa Diana.
A pesar del asedio de los cronistas y los "paparazzi", hay
preguntas que quedan sin respuesta. ¿Hasta dónde quería llegar
Diana con su toma de posiciónes políticas? ¿Cómo las procesaba
y asumía la avejentada monarquía inglesa? ¿Estaba en los
planes de Diana un matrimonio con Al-Fayed? ¿Cuánto temía la
Corona el futuro incierto de un padrastro árabe y unos
hermanos árabes para el futuro rey Guillermo?¿Tenía alguna
estrategia para defenderse? Preguntas suficientes para ponerse
a reflexionar sobre las conflictivas relaciones de Inglaterra
con Egipto. Y más allá, el fantasma árabe que ronda en torno
al bienestar europeo. Si algún fenómeno va a marcar el
comienzo del próximo milenio, será la invasión del Norte por
parte del Sur, de EEUU por los latinos, de Europa por los
árabes. Pasada la guerra fría, el terror de Europa es el
creciente poder islámico en países como Irán, Argelia, Irak y
también Egipto.
Diana es, no solamente la portada de una revista del corazón,
sino también la metáfora del conflicto político de mayor
envergadura en un futuro inmediato.
La sola idea de que el posible padrastro del futuro Rey de
Inglaterra fuera un egipcio, puso a pensar a más de un miembro
de la Corte británica. Los problemas entre musulmanes e
ingleses tenían una historia como para quitarle el sueño a la
Corona.
En el el siglo VII, los árabes, unidos por una misma lengua y
una misma fe, crearon un imperio, que perdió primero su unidad
y luego su independencia, convirtiéndose así, por más de mil
años en "propiedad" de kurdos, turcos, ingleses y franceses.
Durante los siglos X y XV, Egipto era el punto central del
comercio entre Asia y el Mediterráneo.
Sin embargo, la nueva potencia emergente, el sultanato
otomano, terminó por conquistar Egipto. Este sería el inicio
de una decadencia de la economía egipcia.
La mala administración del país aumentó su dependencia con
relación a Europa, hasta que, en 1874, Egipto se vio en la
obligación de vender sus acciones del Canal de Suez, punto
estratégico de conexión entre el mar Mediterráneo y el Rojo,
construido conjuntamente con los franceses entre 1860 y 1870,
para salvar al país de la bancarrota.
Se creó entonces, un "Fondo de la Deuda Pública", cuyo control
estaba a cargo de un ministro egipcio, uno francés y uno
inglés. Este último asumió el manejo total de las finanzas
egipcias.
Movimientos nacionalistas expulsaron a los ministros
extranjeros y establecieron un régimen independiente. Europa,
no obstante, no estaba dispuesta a soltar a su "Joya del
Nilo", así que, tras la expulsión de los ministros, tropas
angloinglesas invadieron militarmente Egipto.
Hasta 1914, Gran Bretaña declaró a Egipto "protectorado de la
Corona". El Gobierno de El Cairo negoció en 1922 una
independencia que, en realidad, era solamente una continuación
del protectorado.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Egipto fue utilizado como
base militar británica.
Los movimientos anticolonialistas crecían y, durante la
primera guerra contra Israel, en 1948, dentro de las filas
egipcias se formó un grupo nacionalista, bajo el nombre de
Oficiales Libres, liderados por el coronel Gamal Abdel Nasser,
quien, en 1952, instaló un nuevo Gobierno de carácter
nacionalista y socialista.
Cuatro años después, luego de redefinir la posición egipcia en
el mundo, Nasser nacionalizó el Canal de Suez e impidió la
navegación en aquél. Francia e Inglaterra invadieron Egipto
nuevamente, y provocaron así un cruel enfrentamiento entre el
pueblo egipcio y los colonizadores europeos.
Una intervención de Naciones Unidas acompañó a las acciones
militares, que tuvieron como resultado la retirada definitiva
de las tropas anglofrancesas y la declaración del Canal como
parte soberana del Estado egipcio.
SOSPECHAS EN UN CAFE DE EL CAIRO
Para el pueblo más modesto de El Cairo, no cabe la menor duda:
Diana y Dodi Al- Fayed fueron eliminados por los servicios
secretos británicos.
A la hora del desayuno en los cafés populares, la idea de una
conjura se abría camino paulatinamente el lunes, y cada vez
que un cliente la expresaba, casi todos los demás asentían de
viva voz o con la cabeza.
"El accidente de París es un montaje de los servicios
secretos. No podían consentir que Diana amara a un musulmán.
Es nuestro destino de árabes, la gente no nos quiere",
explicaba, profesoral, un funcionario del Ministerio de
Agricultura,
Ahmed Fath al Bab, 38 años, panadero del barrio de Dokki, dejó
un momento su narguilé (pipa de agua): "Los servicios secretos
lo prepararon todo en el túnel donde se suscitó el accidente".
"Para los británicos era inconcebible que el futuro rey (el
príncipe Guillermo, hijo de Diana y Carlos de Gales) pudiera
tener un hermanastro de otra raza y otra religión",
corroboraba el dueño de un cafetín, Mohamed Fathi.
En todos los cafés, el diálogo se repetía. Algún cliente, más
imaginativo, sostenía que Diana estaba embarazada de Dodi.
Había, pues, que impedir que naciera ese "hermanito" árabe del
príncipe Guillermo.
Algún otro, como Mohammed Badr Eddin, comerciante de 53 años,
se arriesgaba a decir que "Dodi merecía este final, por haber
olvidado sus raíces y no hacer nada por sus compatriotas".
(EFE)
LOS AL FAYED PARIAS EN LA CAPITAL DE UN IMPERIO
LONDRES.- El clan de los Al-Fayed, la familia de Dodi,
propulsado al escenario de los ricos y famosos del planeta,
fue siempre considerado como paria del "establishment"
británico. Vistiendo en general camisas de colores vivos y
trajes cruzados, el padre, Mohamed Al-Fayed, intentó mostrarse
junto a la reina Isabel, pero nunca logró borrar de los ojos
de la alta sociedad británica su imagen de nuevo rico, como lo
había calificado uno de sus adversarios.
Para los cronistas reales, esa posición de paria era,
justamente, lo que acercó a los Al-Fayed a la princesa Diana,
a quien le gustaba afirmar su independencia y poco respeto por
las reglas de la etiqueta.
Y Dodi Al-Fayed, de 42 años, era el retrato caricaturesco del
hijo de un multimillonario que, con la conquista de Diana,
unía un cierto prestigio anglosajón a una fortuna del
Mediterráneo, una situación comparada muchas veces con la
unión de Jackie Kennedy y el naviero griego Aristóteles
Onassis.
El imperio familiar tiene su base en Londres, administrado por
Mohamed Al-Fayed y su hermano Alí, quienes intentaron todo,
como obras de caridad para sus amigos del golfo, para ser
plenamente británicos.
Sin embargo, sin mayores explicaciones, en dos ocasiones, en
1995 y 1996, el Gobierno les negó la ciudadanía británica.
"Piensan que soy un extranjero mal visto", protestó alguna vez
Mohamed Al-Fayed, al hacer hincapié en que había contribuido
con millones de libras al fisco británico y que había dado
trabajo a miles de británicos. Por entonces, una verdadera
guerra enfrentaba al Gobierno conservador británico con los
Al-Fayed. A raíz de aquello, dos ex secretarios de Estado
debieron renunciar, en un escándalo de sobornos.
Pero lo que molesta soberanamente a Londres es el misterio que
rodea a la fortuna de los Al-Fayed, acusados por un informe de
haber "modificado deshonestamente sus orígenes, su fortuna, y
sus intereses financieros" en la compra del grupo House of
Fraser, propietario de la cadena de tiendas Harrods, en 1985.
La investigación sobre el origen de su fortuna sospecha que,
para comprar Harrods, utilizaron inclusive fondos
pertenecientes al sultán de Brunei, de quien Mohamed era
consejero. Pero Al-Fayed se encargó de desmentirlo.
No hay niñeras ni escuelas inglesas en su historia en
Alejandría, y tampoco fortuna familiar desde 1876. Mohamed
Al-Fayed es hijo de un institutor e ingresó en el mundo de los
negocios vendiendo máquinas de coser. Según su biografía
oficial, el padre Al-Fayed nació en 1929, con el apellido
Fayed, pero precedió su apellido del artículo "Al" para
realzarlo.
Además del grupo Harrods, que en 1996 registró un beneficio de
58 millones de dólares, Mohamed Al-Fayed es dueño del célebre
hotel Ritz de París, desde 1979, y en Francia recibió la
Legión de Honor.
Para simbolizar su búsqueda de reconocimiento en Gran Bretaña,
Mohamed Al-Fayed restauró la residencia del duque y la duquesa
de Windsor, que alquila a la alcaldía de París. (AFP)
UNA NOBLE QUE VOTABA POR LOS LABORISTAS
La Princesa Diana, que no vacilaba en romper el protocolo para
lanzarse a tomar las manos de niños o de enfermos de sida, la
que a escondidas de Palacio llevaba a sus dos hijos
-Guillermo, de 15 años, y Enrique, de 12- a comer en cualquier
restaurante de comida rápida, empeñada en que su vida fuera de
alguna manera "normal", debió provocar urticaria a más de un
miembro de la acartonada familia real inglesa.
La casa de Windsor, sin embargo, fingió no notar sus
"arranques de rebeldía" hasta que, en una decisión desesperada
pero no exenta de cálculo, Lady Di decidió confesar ante las
cámaras de la BBC, en noviembre de 1995, no solo que le había
sido infiel al príncipe Carlos, sino también que no creía a su
esposo apto para heredar algún día el trono de Inglaterra.
Las confesiones de Lady Di golpearon más al pueblo -que la
idolatraba- que a la propia Corona. La repentina baja de
popularidad de la princesa creaba el ambiente para relanzar la
imagen de Carlos, quien durante 15 años de matrimonio había
vivido opacado por el carisma de su "tímida" esposa.
Pero Diana fue más rápida que los estrategas de Buckingham. En
un viraje sorpresivo, aquella mujer silenciosa, que por años
había "adornado" las portadas de las revistas del corazón,
pero con quien nadie había intentado hablar de temas
"trascendentales", gritó a los cuatro vientos que, en las
elecciones de mayo, pensaba votar por los laboristas.
Entre sus ofertas de campaña, el líder del nuevo laborismo y
actual primer ministro, Tony Blair, proponía la reforma de las
instituciones británicas, empezando por la monarquía. Por
tanto, la abierta simpatía de la princesa hacia sus ideas sacó
de sus casillas al entonces gobernante Partido Conservador y,
de paso, irritó a la casa de Windsor.
Es que Diana, no solo estaba violando la tradición monárquica
-subrayada en su contrato de divorcio- de no intervenir en
política. La princesa iba en contra de los intereses de la
Corona, profundamente apegada al bando conservador.
La recién develada posición progresista de Lady Di quedó
confirmada cuando, en medio de una intensa campaña en favor de
la eliminación de las minas antipersonales, que la llevó a
Bosnia, Pakistán y Angola, declaró que la política del
Gobierno conservador británico en materia de minas era "poco
esperanzadora".
Para la prensa egipcia, la nueva Lady Di, crítica y combativa,
colocaba en una situación difícil a la Corona británica. Sin
aportar prueba alguna, el diario oficial "Al Ahram" afirmó, el
lunes, que Diana "fue asesinada por los servicios de
información británicos para salvar el Trono, como hizo la CIA
cuando asesinó a Marilyn Monroe".
ELLA FUE ASESINADA EN UN CEMENTERIO DE AUTOMOVILESS
La muerte trágica de la princesa Diana hizo aparecer en la red
Internet una serie de rumores de un complot, que mencionan,
por una parte, un ajuste de cuentas en el seno de la familia
real y, por otra, el espionaje internacional.
Personas que desconfían de las informaciones oficiales,
mentes fantasiosas en busca de audiencia, psicópatas de las
conspiraciones de los gobiernos o gente crédula, el caso es
que Internet se ha convertido en el medio ideal para este tipo
de teorías, que se diseminan por todo el mundo, en minutos.
Una ojeada por los buscadores de Internet ( 30 millones de
usuarios en EEUU) permite encontrar múltiples posibilidades.
"La princesa Diana fue, sin dudas, asesinada en un cementerio
de autos" antes de que su cuerpo sea trasladado en el túnel
parisino, supone uno de los nuevos sitios de la red
informática que aparecieron desde la muerte de la princesa de
Gales.
Para su autor, como para numerosas otras direcciones del "web"
que mencionan un complot, los comanditarios de este asesinato
son los miembros de la familia real.
El creador del sitio se interroga sobre las razones que
podrían explicar el tiempo ocurrido entre el accidente y el
anuncio de la muerte de la princesa y de su amigo Dodi
Al-Fayed, y pregunta: ¿acaso alguien vio la noche del drama
un camión que transportaba hacia el túnel el automóvil
aplastado y sus cuatro ocupantes?
Un sitio de origen australiano hace una lista de las personas
que podrían aprovechar este accidente: antes que todo, la
familia real, y principalmente el príncipe Carlos que, según
el autor, puede ahora casarse sin problema con su amiga de
siempre, Camilla Parker Bowles.
Otro sitio cree, por su parte, que se trata de un complot
masónico confirmado por profecías célticas. Para argumentar su
tesis, menciona varios detalles del accidente -el auto chocó
contra el 33 pilar del túnel, Dodi era musulmán- sin precisar,
sin embargo, su significación profunda.
La única cosa segura es que este accidente anuncia, según él,
el fin de la monarquía británica, al término de una misteriosa
profecía de San David.
La proliferación en la red Internet de tesis sobre la muerte
de Diana y las innumerables charlas "en línea" que provocó
confirman así el estatuto de "foro" internacional que tiene
ahora el "web", estima Franck Connolly, profesor de ciencias
informáticas en la Universidad norteamericana de Washington.
(AFP)
GADAFI ACUSA A LA CORONA
LONDRES.- En declaraciones hechas esta semana a la televisión
libia, el líder libio, Muhamar Gadafi, consideró que la
muerte de Lady Di fue planeada para evitar que se casara con
Dodi Al-Fayed, porque era un ciudadano árabe y musulmán. "Está
claro que los servicios secretos de Francia y Reino Unido
están implicados en el accidente, por lo que estos dos países
ya no pueden acusar a otros estados de implicación en el
terrorismo", afirmó.
La Cancillería británica reaccionó violentamente. Calificó de
"absurdas y extremadamente desagradables" las declaraciones
hechas por el coronel Gadafi, y anunció que enviará
inmediatamente una nota de protesta al Gobierno libio. (AFP)
(DIARIO HOY) (P. 6-A Y 7-A)
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