Un centenar de representantes en prevención ambiental se congregan en Guayaquil
Ecuador, México y Chile se convierten en los primeros países de la región en la práctica de Planes Nacionales de Contingencia para enfrentar derrames de petróleo y otras sustancias nocivas. Esa fue una de las conclusiones en el marco del II Seminario sobre Derrames Reales de Hidrocarburos que se celebra, en Guayaquil, desde el martes.
Hasta ahora, las tres naciones llevan una buena ventaja respecto de países como Colombia o Perú. "Han cambiado leyes, fomentado estrategias de control y niveles de prevención con políticas serias", dijo Rolando Chávez, gerente regional de Ro-Clean Desmi, compañía dedicada a la creación y comercialización de equipos de prevención para evitar el derrame de crudo y contaminación.
El ejecutivo precisó que las empresas dedicadas a la tarea de exploración y comercialización de crudo requieren una inversión de $200 mil en maquinaria, la misma que tiene un período de vida útil que va de cinco a diez años.
A escala mundial, el promedio de derrames es de 32 por año y generalmente se producen por accidentes de embarcaciones que comercializan hidrocarburos.
Estudios ambientalistas revelan que de cada millón de crudo exportado, una tonelada es vertida al mar.
En el Ecuador, luego del derrame provocado por buque Jéssica en enero de 2001, en Galápagos, no han existido derrames catastróficos.
Según Brumel Vásquez, vicepresidente Corporativo Ambiental de Responsabilidad Social, Seguridad y Salud de Petroecuador, la mayoría de derrames se producen en el Oriente ecuatoriano por atentados y por la vetustez de los oleoductos.
Sin embargo, dijo, el problema se ha ido superando. De los 50 derrames registrados en años pasados en 2008 se reportaron 18.
Solo entre 2002 y 2007, el Estado invirtió $136 millones en el control y prevención. "Esos recursos eran manejados por la empresa privada. Hoy la situación es distinta", dijo Vásquez.
En la actualidad, la tarea de Petroecuador se centra en el restablecimiento de las piscinas pasivas que son usadas en la explotación petrolera, en lo cual se invierte $5 millones. (NMCH)
Ecuador, México y Chile se convierten en los primeros países de la región en la práctica de Planes Nacionales de Contingencia para enfrentar derrames de petróleo y otras sustancias nocivas. Esa fue una de las conclusiones en el marco del II Seminario sobre Derrames Reales de Hidrocarburos que se celebra, en Guayaquil, desde el martes.
Hasta ahora, las tres naciones llevan una buena ventaja respecto de países como Colombia o Perú. "Han cambiado leyes, fomentado estrategias de control y niveles de prevención con políticas serias", dijo Rolando Chávez, gerente regional de Ro-Clean Desmi, compañía dedicada a la creación y comercialización de equipos de prevención para evitar el derrame de crudo y contaminación.
El ejecutivo precisó que las empresas dedicadas a la tarea de exploración y comercialización de crudo requieren una inversión de $200 mil en maquinaria, la misma que tiene un período de vida útil que va de cinco a diez años.
A escala mundial, el promedio de derrames es de 32 por año y generalmente se producen por accidentes de embarcaciones que comercializan hidrocarburos.
Estudios ambientalistas revelan que de cada millón de crudo exportado, una tonelada es vertida al mar.
En el Ecuador, luego del derrame provocado por buque Jéssica en enero de 2001, en Galápagos, no han existido derrames catastróficos.
Según Brumel Vásquez, vicepresidente Corporativo Ambiental de Responsabilidad Social, Seguridad y Salud de Petroecuador, la mayoría de derrames se producen en el Oriente ecuatoriano por atentados y por la vetustez de los oleoductos.
Sin embargo, dijo, el problema se ha ido superando. De los 50 derrames registrados en años pasados en 2008 se reportaron 18.
Solo entre 2002 y 2007, el Estado invirtió $136 millones en el control y prevención. "Esos recursos eran manejados por la empresa privada. Hoy la situación es distinta", dijo Vásquez.
En la actualidad, la tarea de Petroecuador se centra en el restablecimiento de las piscinas pasivas que son usadas en la explotación petrolera, en lo cual se invierte $5 millones. (NMCH)
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