Quito. 07.10.93. Los "aborticos", los muñequitos, los hijitos de
tela que salen con cada costura, con cada pinchada, con cada
emperrada de esas manos que de tanto estar presas ya no pueden
dibujar detalles... Los aborticos, los muñequitos, el trabajo
artesano de la "arpillería", se ha convertido, en los últimos dos
meses, el medio de expresión de las mujeres de la cárcel de
Quito.

Llegó de visita a la cárcel la artista Carmen Vicente, actriz del
grupo Malayerba, que hace 6 años enseña arpillería en barrios
populares. La Dirección de Rehabilitación la contrató para que
desarrolle su trabajo de artesanía con las mujeres de la cárcel
de Quito, ubicada en el Inca, extremo norte de la ciudad.

Así se empieza a repetir la historia, la historia original, la
que hizo nacer la arpillería. En Chile, en el largo y tortuoso
período dictatorial de Pinochet, las mujeres tras las rejas
empezaron a gritar al mundo la verdad de la historia chilena, por
medio de episodios narrados en cuadros de tela, con protagonistas
que eran muñecos miniaturas.

Ahora, las mujeres de la cárcel de Quito empiezan a contar su
historia.

Historia de esperanza

Pero, paradójicamente, los cuadros de tela de las internas de la
cárcel, no hablan de tristezas, de encierro, de injusticias, de
rencores. Los cuadros hablan de campos abiertos, verdes o azules,
con cielos fucsias o también negros, los campos a los que muchas
de ellas se pertenecen; como ese cuadro de lo más tierno que su
creadora lo tituló "Mi rebaño", o "La playa de mis sueños".

Y hablan de su memoria, de sus mitos, de los adentros de su
tierra, de los cuentos de las ancianas; como la mujer otavaleña
que elaboró "Los sanjuanes de Otavalo" y "Pendoneros de Otavalo",
y la mujer colombiana que contó la historia del ser mitológico
"El Muan y la lavandera". O la mujer que hizo con detalles
impresionantes "Los indios colorados".

Y hablan de la fidelidad a su Dios Jesucristo, del respeto a su
culto, como en ese delicioso cuadro "El regreso de Moisés", o "El
cerro de las tres cruces" -a donde su creadora, ahora reclusa,
caminó para salvar con la fe a su padre-.

Y hablan de sus realidades, como la mujer que hizo "Oriente
Amazónico", con el tradicional "CEPE", con los indígenas
amenazados por la contaminación, con los árboles verdes enormes.

O la mujer que narró con su "Hoja de coca del Oriente" la
historia del procesamiento de la droga, los laboratorios y demás.

Y hablan de sus deseos, de sus añoranzas, de su familia, de su
casa, como en "Vuelven los caballeros", "El Cruzero del amor" o
"Playa La Bocana". Hablan de su esperanza, de sus hijos, de su
hombre que quizá ya no le espera, como en esas muñecas-mujeres de
cabellos largos, de apenas 3 centímetros, que cargan su
muñequito-hijo en la espalda.

Las malditas sentencias

Pero, apenas las mujeres de la cárcel tienen una grabadora en
frente, empiezan a denunciar lo que esta sociedad ya sabe pero no
hace nada. Solo una tercera parte de las internas de la cárcel
tiene sentencia, las otras esperan que los trámites judiciales
dejen de ser inhumanos. Y a muchas de ellas el Estado les quedará
debiendo años o meses de encierro injustificado, porque la
sentencia al fin dictaminará prisión por un tiempo menor al que
ya han estado. Solo seis meses -dice la ley, que no se cumple
casi nunca- puede pasar una persona encerrada sin tener
sentencia; pero hay mujeres con tres y hasta cuatro años de
encierro sin tener sentencia.

Las mujeres víctimas del gran narcotráfico

El 80 por ciento de las mujeres recluidas en las cárceles del
país, según el último censo penitenciario, están acusadas por
narcotráfico. Una gran parte es detenida con pequeñas cantidades.
Los grandes narcotraficantes -con raras excepciones- no están
tras las rejas.

El narcotráfico es la causa número uno del delito en las mujeres,
no así en los hombres. Las mujeres son utilizados como piezas
efectivas en este delito: provocan más confianza, tienen el arma
del chantaje sexual para defenderse contra los "peligros", etc,
etc, etc.

Y claro, la mayor parte de las mujeres recluidas en la cárcel
pertenecen a estratos económicos bajísimos. ¿Mujeres culpables o
pobreza culpable?

Las cárceles de provincias no dan alternativas de ocupación

Una representante de la cárcel de Ibarra, con lágrimas en los
ojos, expresó la necesidad de que en los centros de provincia se
dé ocupación a las internas. Lo mismo sucedió con la
representante de Tulcán. Ellas solicitan que la Dirección de
Rehabilitación se preocupe de dar estos cursos o pequeñas
oportunidades de trabajo en esos centros, en donde las mujeres
internas prácticamente vegetan en la desocupación.

Por su parte, las mujeres extranjeras, mayoritariamente
colombianas, solicitan la repatriación. Las condiciones de trato
en las cárceles de Colombia son mejores, manifiestan.

Y, por último, no se hable de todos los testimonios de
apresamiento injusto, cuando el poder designa a la mujer delitos
que no cometió. Lamentablemente son demasiados casos.

Maltrato policial

En todos los testimonios de las mujeres encarceladas, que ahora
son arpilleras, salen denuncias de abuso policial. Hace dos años
en que escribí sobre esta misma cárcel, denunciaban sobre "los
procedimientos de investigación policiales". Todas las
testimoniantes habían sido maltratadas psicológica y físicamente
por los policías, incluso mujeres embarazadas.

Y, cuando ya ingresan en la cárcel, la revisión médica no es
obligada. Esta vez una mujer apresada narró que, mientras ella
estaba en la cárcel, mutilaron y asesinaron a su hijo de 18 años;
y que a su hijo más pequeño, que se encontraba con ella en la
detención, lo enviaron a la calle, sin asegurarle ninguna forma
de sobrevivencia.

Los niños en la cárcel

Los niños en la cárcel son otro tema. Muchos viven con sus
madres, otros las visitan los fines de semana. Otros nunca más
las vuelven a ver porque sus padres no les permiten.

Salimos de la cárcel, con la noche y esas rabias inevitables
adentro, y se nos vino la misma inquietud de Carmen Vicente, la
profesora de "arpillería":

"Sus piernas, su sexo, su afecto fraterno, su afecto de mujeres,
hacia sus hijos, su hombre, sus padres, hacia la naturaleza que
la han dejado de ver, está amordazado". "Como estará nuestra
sociedad para que los úteros estén encerrados así". (10B)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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