Guayaquil. 01.04.94. Considerando como el mercado popular más
grande de Ecuador, "las Bahías" de Guayaquil atraviesan uno de
los momentos más críticos en sus 22 años de historia. No porque
las ventas hayan decrecido, sino porque el cabildo ha decidido
reubicarlas (léase desalojarlas) por dos causas; primero, porque
interrumpen el tránsito vehicular, y, segundo, porque las
proliferación de vendedores ambulantes en los sectores aledaños
"atenta contra el ornato de la ciudad", según el municipio.

La amenaza de reubicación está latente desde que León febres
Cordero asumió la alcaldía hace dos años y, desde entonces, se
han realizado varios intentos conjuntos entre municipio, policía
y fuerzas armadas con el propósito de retirar a los vendedores de
esta estratégica zona comercial, que mueve cientos de millones de
sucres diariamente.

Hace tres meses se preparó un desalojo sorpresa pero no tuvo el
respaldo del ministro de Defensa, José Gallardo, quien explicó
que lo militares no podían participar en una acción así porque se
trataba de un problema de tipo social, e incluso con
características políticas.

La actitud del ministro en este sentido no es nueva. Recordemos
que también se abstuvo de participar en otros desalojos: de la
chamba (basurero), de Puerto Liza y del estero "Las ranas". Con
esta posición, Gallardo se granjeó la enemistad del alcalde
Febres Cordero, quien lo acusó de tener pequeña estatura física y
mental y, además, lo declaró enemigo de Guayaquil.

No obstante la intención de desalojo de los comerciantes sigue en
pie, aunque ahora el municipio ha debido cambiar su estrategia
debido a que no cuenta con el apoyo de las fuerzas armadas.

Un asunto complejo

Muchos piensan que el cado de las Bahías ha sido tratado con poco
tino, pues la única alternativa de solución que se presentado es
el uso de la fuerza, sin pensar en las graves consecuencias que
podría tener un enfrentamiento de esta naturaleza.

Carlos López, dirigente de los comerciantes, asegura que los
agremiados defenderán con sus vidas el derecho al trabajo, y que
los únicos perdedores con la actitud prepotente del alcalde serán
los sectores más pobres de la ciudad.

Por su parte Carlos Merril, director de Vía Pública del
municipio, manifestó a 15 DIAS que "estamos buscando una solución
mirando el asunto desde: la necesidad de adecentamiento de la
ciudad como aspiración de la actual administración; y como un
problema social que no se puede arreglar vía decreto, y de alguna
manera necesita la intervención de la fuerza".

El sociólogo urbanista Gaytán Villavicencio no concuerda con los
argumentos del municipio. Dice que los personeros del cabildo no
analizan en forma profunda y con verdadera conciencia social el
problema de la sobresaturación de comerciantes ambulantes "Con
acciones de desalojo o reubicación se agravará el problema y no
se lo solucionará; una medida de fuerza no conlleva a nada porque
los desalojados no tienen nada que perder", advierte.

Villavicencio piensa que reubicarlos en sitios como el mercado
Caraguay o la feria artesanal, como se pensaba inicialmente, no
es un buen proyecto, pues esos lugares no tienen condiciones
similares a los de las Bahías, que tienen transporte, zona
céntrica, bancos.

"lo que tienen que hacer es crear esas condiciones en otra área
urbana; resolver este problema significa reordenar íntegramente
la ciudad, que es algo que el municipio no quiere hacer", dice el
sociólogo.

Caos vehicular

Las bahías cubren una zona de aproximadamente 50.000 metros
cuadrados o más, por donde circula el 95 por ciento de las
unidades de transporte masivo, y ante el creciente número de
comerciantes varias calles han sido cerradas, como el Pasaje
Villamil, Sargento Vargas, Capitán Zaera, Manabí e inclusive
algunos tramos de la calle Ayacucho, ocupada por los fruteros del
mercado sur.

Si de lunes a viernes hay un gran congestinamiento vehicular, los
fines de semana aumentan porque llegan muchos vendedores de fin
de semana, especialmente de provincias. En diciembre,
prácticamente toda la zona se convierte en peatonal, y vanos son
los esfuerzos de la Comisión de Tránsito por despejarlos.

Debemos reconocer,eso sí, que la aparición de tantos vendedores
es producto del quemimportismo de las autoridades al permitir que
el problema crezca durate 22 años. Y hoy los comerciantes son
dueños de las calles sin tomar en cuenta que las aceras y
avenidas son patrimonio de toda la ciudad.

23 Asociaciones

Los comerciantes de las Bahías han formado 23 asociaciones que se
agrupan en la FENACOMIB, presidida actualmente por Carlos López.

La Federación la integran aproximadamente 8.000 miembros entre
propietarios de locales establecidos, minoristas y caramancheles.
No obstante, el número se podía duplicar si contamos a los
comerciantes "libres", que según la FENACOMIB son quienes imponen
el desorden y no acatan los reglamentos de cada gremio.

Carlos Merril aclaró que el municipio realizó un censo para
identificar y notificar a qué comerciantes se les otorgaría una
ubicación específica en el sector. Los favorecidos con esta
medida serían 2.980 trabajadores. "Los eventuales y ambulantes
tendrán que irse de la zona", dice.

El presidente de FENACOMIB manifiesta que ellos no acatarán
ningún tipo de desalojo ni reubicación, sino más bien, a través
del entendimiento, llegar a un reordenamiento de la zona.

López asegura que co el trabajo de cada comerciante minorista se
mantienen 3 ó 4 familias. Afirma, además , que ellos siempre han
pagado impuestos al municipio, aunque en la administración de
Febres Cordero se haya incrementado a tres salarios mínimos
vitales (antes sólo pagaban 1.000 sucres mensuales).

"Las Bahías no hacen daño a nadie, ni afectan el ornato de nada,
sino que es el fuerte (poder fiananciero) que mueve la economía
del país", dice López.

Hay que resaltar que el 90 por ciento de los artículos son de
fabricación nacional con "firmas" extranjeras . Los zapatos "de
marca"son traídos de Ambato y Otavalo; los jeans de Imbabura; las
camisas, vestidos y otras prendas son fabricadas por pequeñas
microempresas de Guayaquil, Quito y ciudades de la sierra.

López acusa al alcalde de no intervenir personalmente y llegar a
un acuerdo, sino que envía emisarios que tergiversan la realidad
social de las Bahías porque no tienen información.

El jefe de Vías Pública, por su parte, dijo que "hemos tenido que
reprogramar todo y lo estamos haciendo con la colocación de los
mismos comerciantes. Esto no es una guerra, simplemente es un
reordenamiento y la obligación de acatar las disposiciones
municipales, se trata de aplicar únicamente lo que ya está
aceptado", dice Merril.

"Estamos muy preocupados por el tema, pero debemos buscar
soluciones técnicas y esas soluciones tienen que darlas los
consultores a quienes hemos encargado los estudios y en base a
eso plantear los caminos óptimos", añade Merril.

El diálogo es el camino

La municipalidad, como obligación principal, debe buscar la
solución a un problema que afecta a la ciudad; y los
comerciantes, sin restarles su derecho al trabajo, deben aportar
a la solución.

Hay que entender, también, que el problema de las Bahías ha sido
manejado con carácter político (Ronald Rugel, ex presidente de la
FENACOMIB, fue concejal del cantón); y estando precisamente a las
puertas de un proceso electoral que podría inclinar la balanza
favorable o desfavorablemente para la ciudad es menester que los
involucrados depongan las actitudes y extremismos en búsqueda de
ansiado acuerdo.

Centralidad Urbana

El sociólogo Villavicencio explica que la ciudad vive un fenómeno
llamado "centralidad urbana", particularmente en su casco
comercial identificado desde el malecón hasta la calle
Tungurahua, y desde Roca hasta la avenida Olmedo, que concentra
la mayor parte de bancos, financieras, seguros, grandes
almacenes, profesionales,etc. Y esta actividad moderna y de gran
dinamismo, sirve de atractivo a todas las otras actividades de
tipo profesional.

"El elemento dominante, que marca la pauta es el sector
financiero bancario, frente al cual la municipalidad no ha dado
ningún nivel de regulación".

Asimismo, con el crecimiento del comercio informal el sistema
financiero formal se incrementa; como muestra están las 25
agencias bancarias que laboran en las Bahías, además de
prestamistas y casas de empeño, visitadas frecuentemente por los
caramancheles y la larga cadena de intermediarios.

Hasta el Monte de Piedad del IESS está enclavado en pleno corazón
de la Bahía.

"Todo esto hace que el trabajo informal se desarrolle como por
generación espontánea", añade Villavicencio. Otra de las causas
-según él- es la ingobernabilidad municipal que nunca impuso
reglas de juego; que contribuyó a que el comercio formal e
informal crezcan en forma desordenada.

* Texto tomado de revista 15 DIAS. Primera Quincena de Abril.
Páginas 26, 27, 28 y 29.
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en Ciudad N/D

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