Quito. 03 abr 2000. Enrique Iglesias, titular del BID, planteó que
las economías latinoamericanas son "vulnerables".

La reunión celebrada en Nueva Orleáns concluyó con un diagnóstico
positivo acerca del crecimiento de las economías de la región,
pero con severas advertencias por el elevado nivel de pobreza que
registra América Latina. El titular del organismo, Enrique
Iglesias, reclamó que haya un salto tecnológico con eje en
Internet, que coloque a Latinoamérica en el escenario de la
modernidad.

Con marcados contrastes finalizó, en Nueva Orleáns (Luisiana), la
Asamblea Anual de Gobernadores del Banco Interamericano de
Desarrollo (BID). El diagnóstico final --luego del encuentro que
duró tres días, del 27 al 29 de marzo ultimo-- revela optimismo y
proyecciones de un crecimiento regional de entre un 3 y 4% del
PIB. Este ambiente positivo fue compartido por el ex director
gerente del FMI, Michel Camdessus.

"Veo a América Latina de pie, encarando su futuro y confiando en
el cambio y en el valor de sus hijos. Confío y comparto la
confianza por sus éxitos de mañana", dijo Camdessus.

Sin embargo, un enérgico llamado al combate contra la pobreza y a
producir un salto tecnológico capaz de ubicar a América Latina en
el escenario de los países de alto desarrollo, demostró también
que falta mucho camino por recorrer aún en una región castigada
por la desocupación y altos niveles de marginalidad social.

A la hora de enunciar un balance general, el titular del BID, el
ex canciller uruguayo Enrique Iglesias, planteó el lado más
"vulnerable" de las economías latinoamericanas, que --en promedio-
- cerraron el último año de la década de los noventa con un
crecimiento casi nulo, un 0,3%, cifra que algunos analistas
privados sitúan en niveles más bajos.

Con estos datos en la mano, el presidente del BID abogó por
profundizar, en las reformas estructurales, una mayor integración
económica y la implantación masiva de nuevas tecnologías como
Internet, como los factores claves para recuperar la senda del
crecimiento.

Poco antes, Michel Camdessus reconoció que, como "hombre de la
calle" que es ahora, "miró atrás y puedo decir que hubo años en
que, como el escritor español (Miguel de) Unamuno decía
refiriéndose a otra realidad, a mí me dolía América Latina en el
centro de mi corazón".

Camdessus intervino en un seminario del BID --por invitación de su
presidente, Enrique Iglesias--, dedicado a analizar los problemas
que la pobreza y la desigualdad generan en América Latina y el
Caribe y a buscar soluciones macroeconómicas que incluyan la
responsabilidad social.

La pobreza en Latinoamérica afecta al 36% de su población, y los
aumentos demográficos registrados durante la década de los 90
neutralizaron los escasos progresos realizados por la región en la
superación de la pobreza.

Camdessus, quien durante 12 años dirigió el Fondo Monetario,
señaló la necesidad que tiene el continente de que su crecimiento
económico llegue al 6% a fin de combatir con eficacia la pobreza.
Citó al secretario de Hacienda mexicano, José Angel Gurría, cuando
señaló que la pobreza es la verdadera y decisiva amenaza a la
estabilización en un mundo globalizado. "La pobreza es
inaceptable. La reducción de la pobreza tiene que ser un objetivo
básico de la gestión económica. La pobreza que no se resuelve es
una amenaza para todos", subrayó.

"Se ha hecho mucho y hubo años de gran intensidad. Personalmente
me siento satisfecho por el renacimiento de América Latina y el
Caribe tras sufrir los estragos de (sus problemas con) la deuda
externa", dijo Camdessus, que insistió en que tras esos problemas
se asentaron las políticas que han permitido a la región
"reaccionar con rapidez y resistencia" a la última crisis
financiera.

También reconoció los efectos negativos de la globalización, pero
resaltó que sus beneficios son mayores, y que había que
"humanizarla".

En las soluciones que ofreció a ese problema del continente,
Camdessus insistió en la necesidad de que los gobiernos sigan, con
políticas macroeconómicas sanas, proseguir las privatizaciones,
reforzar las instituciones, pero también incluir el componente
social en todas esas políticas para darle al crecimiento una mayor
calidad.

Recomendó a los países del continente avanzar en la liberalización
del comercio, porque "tras el fracaso de la reunión de Seattle,
tenemos que ir hacia una nueva ronda de negociación comercial,
estimular y respaldar el crecimiento".

También se refirió a que tienen que "asegurar que se cumpla el
compromiso mundial de máxima seguridad financiera y monetaria a
nivel internacional y nacional, y hacer que se concreten los
compromisos de asistencia financiera para reducir la pobreza".

La visión del BID

Iglesias realizó una valoración positiva del crecimiento durante
la pasada década. Reconoció que la realidad social del continente
ha puesto de manifiesto que "el crecimiento debería duplicarse
para poder reducir la pobreza".

El BID, institución multilateral de impulso al desarrollo de
Latinoamérica, espera que este año el crecimiento de la zona se
sitúe entre el 3 y el 4%.

El negativo comportamiento de la economía latinoamericana durante
el año pasado se explica en gran medida, aunque no completamente,
por la crisis brasileña desatada en enero de 1999 y que acabó
arrastrando a sus principales socios comerciales: Argentina y
Uruguay. Pero la recesión se cebó también de forma independiente
sobre otros países.

En primer lugar, Ecuador, con un descenso del producto interior
bruto (PIB) de por lo menos el 7%.

Otra de las economías más afectadas fue Colombia, un país que
llevaba más de sesenta años sin conocer una recesión y que
registró un descenso del 5,5%, cifra aún no recogida en los datos
incluidos en el informe sobre el ejercicio presentado por el BID.

En la misma línea, Venezuela descendió más de un 7%, aunque el
informe del BID preveía una reducción bastante menor, del orden
del 4,1%. A esto debe sumarse el cambio de la situación en Chile,
que ha entrado en la senda del descenso por primera vez en muchos
años, porque las estimaciones varían entre el 0,5% y más del 1% de
caída del producto bruto. La única excepción de calibre fue
México, que, aunque creció menos que en 1999, mantuvo índices de
entre el 3,4% y el 3,7%.

A pesar de lo negativo de estos datos, Iglesias se mostró
satisfecho por los progresos acometidos por las economías de la
zona durante la última década de los noventa, tras una anterior en
la que el crecimiento fue mucho menor.

El presidente del BID describió que las "vulnerabilidades"
económicas de estos países se centran en "la baja tasa de ahorro
interno y el reducido volumen de sus exportaciones, el 70% de las
cuales son aún materias primas".

Sin embargo, Iglesias también puso el acento en la amenaza que
supone una cuestión social explosiva y no resuelta. "El 60% de la
población está insatisfecha", aseguró y, en su opinión, eso pone
de manifiesto que el "crecimiento económico a los ritmos pasados
no es suficiente para resolver el problema social".

El presidente del BID avanzó que este dato por sí mismo es
suficiente para abogar por un nuevo proceso de reformas y de
revisión de las formas de hacer política que predominan en
Latinoamérica. Y puso como ejemplo la corrupción.

Pero también abogó por reforzar los procesos de integración
económica; el ejemplo más conocido es el de Mercosur, como
alternativa de disciplina y crecimiento mucho más segura y
factible que la dolarización. (Texto tomado de Tiempos del Mundo)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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