Quito (Ecuador). 08 nov 95. Los programas de austeridad
implantados desde el inicio de este gobierno lograron bajar la
inflación, estabilizar la economía haciendo que el país
empezara a ver cerca el final de todos sus sacrificios:
incremento del empleo, reconstrucción de carreteros y puentes,
y llegada de capital extranjero para revitalizar las
actividades manejadas por el gobierno: distribución de
combustibles, producción de petróleo, producción de energía
eléctrica y comunicaciones.

En lugar de esto, una crisis energética ha interrumpido la
electricidad en todo el país, afectando grandemente a todos
los negocios. La reciente guerra de fronteras con el Perú ha
minado las reservas y la moral del país. El ex-vicepresidente
es un fugitivo en Costa Rica. Y el presidente Sixto Durán
Ballén se encuentra combatiendo los intentos de la Corte
Suprema para examinar las cuentas secretas del gobierno.

Ciertamente nadie puede asegurar que el presidente termine los
restantes 10 meses de gobierno que le quedan.

Un analista financiero decía que " parecería que los
ecuatorianos habrían estado caminado al borde de un
precipicio, y al mirar hacia abajo decidieran saltar".

La crisis ha hecho que investigadores ecuatorianos y
extranjeros intenten descifrar si el país continuará con sus
planes de abrir a la inversión privada las industrias
eléctrica, de comunicaciones y otras de interés económico.

Algunos posibles inversionistas extranjeros han hecho a un
lado ofertas para invertir en el campo de la generación
eléctrica, y varias compañías petroleras han manifestado su
interés de salir del país.

El 26 de Noviembre se ha convocado a una consulta popular
cuyos 11 puntos cubren asuntos fundamentales sobre el futuro
político y económico del país, incluyendo temas como la
distribución de recursos entre las distintas provincias, la
privatización, la duración del Congreso y la posibilidad de su
disolución.

El drama político en este pequeño país andino de 11 millones
de habitantes se asienta en los esfuerzos que se hacen para
destruir o disolver el progreso que Ecuador ha realizado para
integrarse a los mercados financieros.

Gran parte de la insatisfacción popular con el presidente
viene desde que tomara duras medidas económicas, lo que
provocó la serie de sacrificios que el país ha debido hacer
para mejorar su posición financiera.

Pese a que la administración de Durán Ballén no ha sido la
primera en enfrentar una crisis energética, la presente
situación lleva varios meses y no se vislumbran señales de
arreglo aunque sea en forma parcial.

Una fuerte sequía producida cerca de la mayor planta
hidroeléctrica del país, ha bajado los niveles de agua
sustancialmente, y como un auto viejo que a cada rato se daña,
la draga que se instaló hace mucho tiempo para sacar los
residuos del fondo del embalse, permanentemente se mantiene
sin operar.

Con una creciente frustración, el público lee cada mañana los
diarios para conocer cuál será el barrio en donde se cortará
la energía por un período de nueve horas ese día.

La escasa popularidad del presidente ha descendido aún más por
las acusaciones de que los impuestos especiales que la
administración demandó para soportar los gastos del conflicto
fronterizo, fueron utilizados realmente en el pago de deuda
externa.

El escándalo político se origina por las otras acusaciones
contra el ex-vicepresidente Alberto Dahik, que lo involucran,
posiblemente con conocimiento del presidente, en una mala
utilización de fondos del presupuesto ejecutivo reservados
supuestamente para gastos de seguridad nacional.

Pero Dahik mantuvo parte de esos dineros en cuentas privadas
bajo los nombres de dos secretarios personales, la Corte
Suprema, citando un pago de US$ 25.000 a una estación de
radio, le ha acusado de uso indebido de fondos públicos. El
Congreso además lo acusó de tratar de comprar a legisladores y
a jueces de la Corte Suprema.

Momentos después de que el presidente de la Corte emitió una
orden de arresto en su contra, el vicepresidente voló a Costa
Rica. Además de él, se encuentran prófugos sus dos secretarios
y el antiguo ministro de Relaciones Exteriores.

El presidente también está agotando esfuerzos para impedir que
el presidente de la Suprema analice la contabilidad de los
fondos que aparentemente han sido desviados.

Aparentemente en un esfuerzo para bajar las tensiones, Durán
Ballén muy rápidamente propuso como vicepresidente, a su
antiguo ministro de Educación, Eduardo Peña Triviño, hombre
con un pasado sin mayores controversias

El presidente renegoció la deuda comercial de su país, y su
programa económico, logró una notable reducción de la
inflación que pasó del 60% al 20%, incrementando las reservas
de su país de 300 millones de dólares a 1.700 millones. Estos
logros económicos permitieron a Ecuador la emisión de bonos a
ser negociados en el mercado norte americano.

Los problemas del presidente provienen también de la debilidad
política de su partido que mantiene apenas 8 de los 77 escaños
del Congreso. Su partido perdió el soporte del partido Social
Cristiano, cuando Dahik acusó al antiguo gobierno de ese
partido, de asesinatos y corrupción.

Jaime Durán Barba, director de una encuestadora, dice:"
Nosotros no tenemos políticos, tenemos fuegos artificiales".

Expertos extranjeros , especialmente aquellos en el campo
financiero, describen los problemas que enfrenta el presidente
como un cierto tipo de purga política-ritual que envuelve
periódicamente a los políticos ecuatorianos tratando de
destruir cualquier credibilidad o continuidad que el país
trata de construir.

Los ecuatorianos parecería que apoyan las investigaciones. Un
sondeo de opinión que publica el influyente periódico HOY en
Quito encontró que en esa ciudad, bastión del presidente en su
elección hace casi cuatro años, más del 83% creían que Durán
Ballén estaba encubriendo a Dahik y un porcentaje similar
sostenía que lo había ayudado a escapar.

Y mientras Solórzano es generalmente reconocido como un
investigador imparcial, su puesto no está libre de presiones
políticas. Su predecesor, Miguel Macías Hurtado, perdió su
cargo luego de que fuera censurado por el Congreso hace dos
meses, por haber actuado en contra de los intereses de los
diputados.

Alberto Acosta, un consultor del Instituto Latinoamericano de
Investigaciones Sociales se pregunta: "Para el inversionista
americano, si no puede confiar en la justicia y no puede creer
en la seguridad del país, ¿qué le queda?"

Fabián Alarcón , presidente del Congreso, considera que los
escándalos probablemente han dañado la imagen del país. Pero
cree que las investigaciones realizadas demuestran un signo de
sanidad. "Lo importante es que cuando existen denuncias, éstas
sean investigadas y tramitadas dentro de la ley", concluye.

(Reproducido de la edición del martes 7 de noviembre del New
York Times). (Política) (Diario HOY) (3A)
EXPLORED
en Ciudad Quito (Ecuador)

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