Lo escucharon en la radio, pero no sintieron que iba a influir en ellos ni en su realidad. Por ello, pese al paro de la UNE, tres profesores de la escuela Guillermina de Cevallos, del recinto El Recreo, cantón Daule, esperaron como cualquier otro día a la camioneta que los traslada desde la carretera principal hasta esa lejana localidad de Guayas.

En los vastos campos de arroz, los agricultores apuraban la cosecha.

En el centro de estudios los alumnos aguardaban. Ellos tampoco se sintieron aludidos por la paralización. La rutina comienza a las 08:00.

La directora, Doris Sernaqué, llamó a los 40 niños a formar antes de ingresar a las despintadas aulas.

"Niños, ustedes han escuchado en la radio que hay paro de maestros, pero nosotros no paramos. Vamos a trabajar hasta las 10:00", dijo, ante la atenta mirada de los menores.

En ese instante, la maestra, de 50 años, avanzó lentamente hacia las aulas, ubicadas en el mismo patio donde antes los infantes barrieron las hojas secas de mango.

En esta escuela de la parroquia El Limonal intentan mejorar la infraestructura. Un obrero trabajaba en la construcción de un comedor.

En el centro escolar faltan maestros y un conserje para que haga la limpieza. Eso no desanima a la Directora. Ella concurre todos los días a la escuela, localizada a una hora y media de Guayaquil. Lo hace a pesar de que no tiene dinero para viajar al recinto, porque está consciente que si no asiste aumentará la deserción de los alumnos.

"Los estudiantes se nos van", dijo. Y la frase parece una lección aprendida por los maestros de este cantón, que cobra fuerza cuando el gremio los llama a una jornada de protesta y ellos no acatan la convocatoria de los frecuentes paros.

Ya en el aula la señorita Doris, como la nombran sus estudiantes, inició la jornada diaria. El pizarrón verde y las tizas de colores se convierten en los mejores aliados para el repaso de los números. A las 8:30, la mayoría de los alumnos ya estaba en las tres aulas de la escuela pluridocente. Solo los niños de preescolar y preparatoria son trasladados al aula de Toti Tamayo, la maestra de tercero y cuarto grados.

"Probablemente tuvo un inconveniente y por eso no pudo venir la profesora de preescolar ". Eso respondió Doris a Sara Mosquera, madre de familia de Génesis, de seis años, y Mildred, de cuatro. Ella y sus hijas retornaron a casa, en el recinto Valdivia.

"Aquí nunca van al paro, siempre hay clases. Nosotros vemos llegar a las profesoras en la camioneta y sabemos que sí habrá clases", explicaba Mosquera, antes de alejarse con las pequeñas.

La situación era parecida en la Escuela 24 de Mayo, del recinto Valdivia, a un kilómetro de El Recreo.

Allí, Gillene Morales se afanaba por atender a los 41 estudiantes que tiene el centro.

La maestra, una joven de 28 años y delgada, debió repartir su tiempo para enseñar a todos. Ella acudió a clases, no obstante la falta de pago de su sueldo. "Mis padres me ayudan con los gastos. Ellos me prestan para movilizarme".

A su alrededor, y en una sola aula, los alumnos estaban divididos por grupos, los pequeños fueron atendidos por una ayudante y los más grandes se sentaron atrás en espera de la tarea. Morales se ayudaba con papelógrafos para ahorrar tiempo y organizar los deberes.

Indelina Ronquillo, madre de Melvin, Melisa y Bryan, dio su punto de vista: "esperaba que la profesora llegara para traer a los niños. Yo sé que ella no falta, pese a que no tiene para el pasaje". Los pequeños entraron presurosos, tenían un atraso de media hora.

En el recinto Piñal de Abajo, a 15 minutos de Valdivia, las cuatro maestras de la Escuela "Ismael Pérez Pazmiño" estaban en una encrucijada.

"Queremos trabajar, pero no tenemos para el pasaje y si no venimos los alumnos se nos van", repetía Yessenia Camacho. Allí se educan 141 alumnos; las cuatro maestras quieren hablar con el presidente de la comuna para asumir una decisión. "El dinero se agota y no podemos permitir que los niños se vayan o que ingresen a una escuela particular".

Al final de la jornada, que concluyó a las 11:00, los niños partieron a sus hogares con una consigna.

"Escuchen en las noticias a ver qué pasa mañana", les dijeron Yessenia Camacho, Ana Llanos, Olga Navarrete y María Pacheco, las profesoras que laboran en la población.

Los padres seguirán escuchando la radio para saber cómo va el paro de la UNE. No les preocupa la disposición del gremio, pero sí la falta de pago de los sueldos a las maestras, ya que impedirá su presencia en las escuelas.

Y siempre están atentos a la llegada de la camioneta, que traslada a las profesoras.

El intenso trajín

Los planteles. Según datos de la Unión Nacional de Educadores (UNE), en Daule funcionan 112 planteles fiscales, urbanos y rurales. De éstos, el 80 por ciento se halla en el campo.

Los centros al margen. La UNE ha denunciado la presencia de escuelas particulares, fiscales, y clandestinas. En esos centros laboran profesores fiscales, que descuidan la atención de sus propios centros escolares.

El trayecto. Cada día los maestros toman el vehículo que sale a Daule en la Terminal Terrestre. Desde la cabecera cantonal van en camionetas que cobran 20 ctvs.

Los profesores bloquean las vías

En el segundo día de paro, la estrategia de la Unión Nacional de Educadores (UNE) consistió en realizar 4 sesiones en distintos sectores de Quito.

La primera asamblea empezó a las 09:00 en el Colegio Simón Bolívar (centro) y estuvo dirigida por el presidente del gremio, Ernesto Castillo.

La segunda se produjo en el Colegio Central Técnico (norte), la tercera en la Escuela Estados Unidos (suroriente) y la última en la Roberto Cruz (suroccidente). Todas contaron con gran cantidad de asistentes y estuvieron dirigidas por representantes de la UNE nacional y provincial.

De las reuniones salieron los consensos: continuar con la medida indefinida. El argumento fue la falta de sensibilidad del Gobierno para atender el requerimiento de la reasignación presupuestaria de 165 millones de dólares y otras conquistas salariales.

Luego de las asambleas, que tardaron más de una hora, se organizaron marchas. Las dos primeras se dirigieron al Palacio de Gobierno y al Ministerio de Economía. También hubo cierre de vías en la av. América, lo cual obligó a desviar el tráfico en algunos sectores.

En los planteles fiscales las clases siguen suspendidas aunque no hay una disposición oficial. Por ejemplo, en el Colegio Mejía, las autoridades y el personal administrativo laboraron normalmente. Mientras que de los estudiantes solo el grupo que practica en la banda de guerra fue al entrenamiento.

En Cuenca, los maestros radicalizaron el paro. A las 10:15, y por el lapso de 80 minutos, decenas de profesores se agruparon frente a las escuelas del Centro Histórico y bloquearon el paso vehicular. En Manabí, los docentes cerraron, mediante la quema de llantas y palos, la vía Portoviejo-Manta.

En la tarde el Ejecutivo convocó a la UNE a una reunión, en el despacho de la ministra Rosa María Torres. Allí también estuvo el Ministro de Gobierno. Pasadas las 17:00 el presidente de la UNE, Ernesto Castillo, informó que el Gobierno les planteó una propuesta que será analizada hoy en la asamblea de Quito y, el lunes, se sabrá una respuesta.
EXPLORED
en Ciudad Quito

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