CRISIS DEL LIBRO Y NOVELA ECUATORIANA. Por Diego Araujo
Sánchez

Quito. 05.01.92. ¿Cómo influyen los altos costos del libro en
la producción intelectual? A pesar de que podría creerse lo
contrario, parece que la actividad creativa no se ha
restringido al menos en el campo del relato, si nos atenemos a
los títulos difundidos a lo largo del año y a la participación
en los mayores concursos del 91 para el género: la Bienal de
novela, 35 textos, y el concurso de cuentos del diario El
Universo, 148 libros.

Aunque algunas de las obras registren el 90 como año de
edición, el 91 circularon las novelas ganadoras o finalistas
de la anterior Bienal: "El devastado jardín del paraíso" de
Alejando Moreano, "Mientras llega el día" de Juan Valdano",
"Una razón para matar" de Raúl Rojas, "El deseo que lleva tu
nombre" de Carlos Carrión.

Aparecieron tres novelas cortas de Jorge Dávila, "De rumores y
sombras"; "Manuela" de Luis Zúñiga y "Bajo la piel de los
tambores", de Argentina Chiriboga; se difundieron tardíamente
dos novelas de Eliécer Cárdenas: "Diario de un idólatra" y
"Los diamantes y los hombres de provecho"; además "Entre
vértigos e insomnios" de Marcelo Cevallos, "El insomnio de
Nazario Mieles" de Javier Ponce, "Azulinaciones" de Natasha
Salguero, ganadora del concurso Aurelio Espinosa Pólit; "El
espantapájaros" de Juan Manuel Rodríguez. Casi al finalizar el
91 han circulado "A la sombra del verano" de Oswaldo Encalada,
"Autobiografía admirable de mi tía Eduviges" de Paco Tobar,
"La otra vestidura" de Jaime Marchán, "El oscuro oleaje de los
días" de Renán Flores Jaramillo y "Sobre sismos y otros
miedos" de Filoteo Samaniego.

Para Juan Valdano, ensayista, narrador, profesor universitario
y hasta hace poco director de la colección Letraviva de
Planeta, el mercado del libro ha sufrido en 1991 una de las
crisis más graves. No sólo por el encarecimiento del libro
importado, sino porque los costos del libro nacional se han
multiplicado por seis u ocho en relación con dos o tres años
atrás. Los costos del libro importado son excesivamente altos.
Por ello editoriales como Planeta o Grijalbo ya no traen los
libros de España.

"Planeta reimprime en Colombia para el mercado colombiano,
venezolano y ecuatoriano. Igual cosa están haciendo en
Argentina, para ese país y Chile. El Perú vive momentos de
aislamiento editorial. Las novedades extranjeras son
prohibitivas para el mercado peruano, salvo para las clases
pudientes".

El Ecuador padece también ese aislamiento al agravarse la
crisis económica. Las dificultades de edición de libros pesan
negativamente en la producción intelectual.

"Los escritores que tienen ya un renombre y un prestigio
pueden ver sus obras publicadas, aunque tarde y con muchas
dificultades. Para los escritores noveles están casi cerradas
las posibilidades de publicación tanto en editoras privadas
como en instituciones que deberían cumplir esa tarea de
difusión, pero no la cumplen".

A pesar de todo ello, Valdano cree que se vive en Ecuador un
renacimiento de la narrativa. "Nuestra generación empezó a
producir por la década del 70. Y ha escrito en los 80, obras
de importancia, además diversificó las tendencias del relato".

Valdano anota dos tendencias, que han sido como un filón
temático para la novela reciente: el testimonio generacional
-al estilo de "Teoría del deseencanto", de Raúl Pérez; "El
desencuentro" de Fernando Tinarajero o "El devastado jardín
del paraíso" de Alejando Moreano, ganadora de la Bienal de
novela del 89- y el relato histórico como "Mientras llega el
día", del propio Valdano o la reciente "Manuela" de Luis
Zúniga o la todavía inédita novela de Eliécer Cárdenas, "Que
te perdone el viento", finalista en la Bienal del 91.

Adiós al Estado nacional

Abdón Ubidia, autor de "Sueño de lobos", "Bajo el mismo
extraño cielo" y "Divertinventos", fue uno de los jurados de
la Bienal de Novela del 91. Para Ubidia, "en el siglo pasado
se transplantaban las tendencias europeas y había una especie
de nostalgia de la literatura de la madre patria; por el
contrario, en todo lo que va de la primera mitad del presente
siglo, se dan tendencias de afirmación vernácula: el realismo
social desarrollado de modo espléndido, el criollismo- con
obras como "Don Goyo" o "La isla virgen" y atisbos de realismo
mágico que es un poco el inventario de nuestras tradiciones
orales".

Desde "A la Costa" domina un instinto de afirmación nacional,
vernácula. El problema del Estado nacional obsesiona a toda la
intelectualidad ecuatoriana y latinoamericana. "Inventariar
paisajes, mencionar estatus sociales detenidamente,
inventariar grupos humanos, su lenguaje, sus costumbres, esa
búsqueda de totalizar un Estado nacional es lo que se ve en
cualquiera de las obras literarias de ese gran periodo, que va
como hasta los años 60. A partir de esos años empieza un
interregno literario, un gran silencio en cuanto a la
narrativa se refiere, que un poco anuncia que el país está
cambiando (y en verdad lo estaba). En términos sociológicos,
de un país eminentemente rural pasó a ser un país
eminentemente urbano. Igual podemos decir que de un país
eminentemente precapitalista donde imperaban siempre
relaciones precarias de producción centradas sobre todo en la
célula económica de entonces, que era la hacienda, pasó a ser
un país absolutamente capitalista y un país urbano donde el
dinero -el banco- vendría a ser la nueva célula económica. A
la altura de estos años el problema del Estado nacional
desapareció".

Ubidia, que ha trabajado últimamente una antología del cuento
ecuatoriano contemporáneo, anota que allí aparecen historias
que pueden ocurrir en Moscú o en París o no ocurren en ningun
espacio "real", porque son fantásticas. Para él, desde los 70
en adelante la literatura ecuatoriana busca otros caminos.

Por las 35 obras presentadas a la última Bienal, Ubidia cree
que se están perfilando algunas tendencias: una de ellas
podría ser la novela histórica. "Otra línea muy favorecida es
el de las novelas de amor. Como si de pronto la presión de las
grandes preocupaciones sociales, con todos los recientes
cambios políticos en el mundo, ha sido postergada y aflora la
posibilidad de volverse sobre la intimidad más profunda. A
esta tendencia pertenecería claramente la novela ganadora, "El
triestino James Joyce Francescoli", que es una bella novela de
amor, escrita con gran maestría, por un señor que resultó ser
ingeniero agrónomo, pero que ha tenido escritos cuentos y
poemas que nunca se publicaron. Es Guido Jali, un autor
esmeraldeño".

Para Ubidia, otra de las líneas que está como buscando
afirmarse es la literatura fantástica. La otra tendencia muy
favorecida es la novela urbana, los conflictos de la ciudad:
de la soledad, de las neurosis modernas, los conflictos
existenciales...

¿Por qué se olvidó el Estado nacional?

Ubidia cree que la idea misma del Estado nacional está en
profunda crisis. Lo que pasa en la ex Unión Soviética o en
Yugoslavia acaso sean indicadores. "Esa formación histórica
que sirvió al desarrollo del capitalismo dejó de ser operante.
En un mundo regido por transnacionales, el capital no tiene
sede..."

La formación Estado nacional está avasallada no sólo por las
transnacionales, sino por las reivindicaciones de etnias y
nacionalidades, que también apunta a no reconocer la vigencia
de aquella formación histórica. Terror a las generalizaciones.

Javier Vásconez, dos libros de cuentos, se halla al frente
junto a Marcela García de Ediciones Libri Mundi. En la parte
que a él corresponde, destaca el aporte hecho por Libri Mundi
a la producción de libros. Para Vásconez, este año ha sido
bueno en narrativa y ensayo. Menciona el ensayo de María del
Carmen Fernández sobre Palacio, el de Andrés Guerrero sobre la
Semántica de la dominación. En relato, la novela del escritor
argentino Gino Lofredo. Publicados el 90, los "Diez cuentistas
ecuatorianos", edición español-inglés es un libro que está por
agotarse. Muy pronto Libri Mundi publicará una antología de 12
cuentos ecuatorianos, con su traducción al alemán.

A pesar de la carencia de una distribuidora nacional de
libros, Vásconez cree que el libro nacional se vende y se
promueve. No obstante, se queja de la falta de apoyo. "Los
medios de comunicación no suelen ser a veces lo
suficientemente generosos para promover nuestras propias
cosas. Es increíble que a cualquier noticia deportiva, por
ejemplo, se le dé en la televisión el espacio que se le da y
al libro se lo pasa por delante de la pantalla casi como un
objeto de terror. Es penoso que no haya un pequeño programa
dedicado al libro en la televisión".
Al preguntársele por la gran obra de los últimos años, Javier
Vázconez dice: "Yo no sé porque están esperando la gran obra.
Pienso que las cosas que hay no se las estudia con los debidos
matices. Hay cualquier cantidad de estudios sobre la

Generación del 30 y todos los comentaristas y críticos dicen
lo mismo. Pero no hay un estudio donde se individualice y se
dé una visión del mundo de cada uno de ellos. Pienso que es la
crítica la que no ha sabido o no ha podido ir un poco más
lejos de las cosas. Le falta imaginación a la crítica, le
falta audacia".

Vásconez siente terror por la generalizaciones. "A mí no me
interesa la Literaura Ecuatoriana como no me interesan las
Literaturas rusas o españolas. A mí me interesan los autores
en singular, determinados autores españoles, rusos o
ecuatorianos..."

Vásconez cree que Ecuador ha producido una buena suma de
cuentistas, algunos hasta de primer orden, y excelentes
poetas. Sin embargo, opina que en la producción de novelas hay
altibajos.

El terror por las generalizaciones le lleva a discutir el
mismo concepto de "literaturas nacionales" y restar
importancia a las indagaciones de las tendencias. Así hace
notar que la relatividad de afirmar, por ejemplo, que la
narrativa de los últimos años es preferentemente urbana.

"El problema no es dónde estén ubicadas las historias.
Faulkner no ubicaba sus cuentos en la gran ciudad, sino en
pequeños poblados. Pero sus relatos son urbanos. En cambio,
ciertos escritores euatorianos que escriben entre semáforos,
carros y taxis, crean personajes absolutamente campesinos y
rurales. No es problema de ubicación de los personajes, sino
de la visión del mundo que tenga el autor."

A Vásconez le parece un buen signo la diversidad del relato
ecuatoriano en los últimos años. Y le parece secundario el que
sean relatos rurales o urbanos o el que sea esta o aquella su
tendencia. "Lo importante es que consigan lo que el autor se
propuso", dice. Finalmente, anota la escasez de mujeres que
escriben en el Ecuador, aunque conoce que en Guayaquil hay un
buen grupo de mujeres que escriben y tiene interés en
conocerlas y leerlas. (3C)

EXPLORED
en Autor: Diego Araujo - [email protected] Ciudad N/D

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