Los artefactos estaban aún diseminados hasta ayer en la playa, a 50 metros de las viviendas.

Dos marinos y cinco campesinos colocaban, a las 08h30 de ayer, el cuerpo semidespedazado de Teodosa León Martínez en uno de los cinco ataúdes. A un costado, abrazados, lloraban Óscar Manuel, Óscar de Jesús y Gertrudiz León, padre y hermanos de aquella mujer, cuyo cuerpo estaba envuelto con cal para evitar la descomposición. Las 50 personas que copaban el local de la escuela Santiago Gorostiza, del caserío La Concordia, en la isla Puná, los acompañaban con sus lamentos.

Segundos después, el llanto se convirtió en un grito de furia. Óscar Manuel afirmó: “Quiero que se haga justicia. He perdido a tres de mis familiares, quiero justicia”. La mezcla de llanto y rabia se generalizó en los familiares y vecinos de las cinco víctimas de la explosión de una de las decenas de granadas que, como rezagos de unas prácticas, dejaron miembros de la Armada Nacional en la playa del caserío La Concordia.

“Esto es irresponsabilidad de la Marina. Ellos son los culpables, sabían que la zona es habitada y vinieron a hacer sus disparos aquí”, expresaba Óscar Manuel León. Él perdió a su hija, Teodosa (25); a su yerno, Nelson Prado Sócola (23); y a su nieto, Edward Prado León (9 meses).

La explosión, que se dio a las 17h00 del pasado miércoles, causó la muerte además de los esposos Elio Sócola (36) y Diana Sánchez Sócola (28), y dejó gravemente heridos a los hijos de la pareja, Oswaldo (12) y Fabián (10). Este último jugaba con un artefacto hallado a 50 metros de la vivienda en la que residía, y en la que murió parte de su familia.

Óscar Manuel se olvidó de su aflicción y continuó con su reclamo: “Dicen que nos van a ayudar. Acaso piensan que se ha muerto un perro, creen que con ofrecernos migajas nos devolverán a nuestros seres queridos”.

La frase se interrumpió por una detonación. “Otra vez explotó, todavía hay bombas regadas”, refirió Omar Yánez, primo de tres de las víctimas. En la playa, a 50 metros de la casucha donde se dio la desgracia, expertos antiexplosivos del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) de la Policía hacían estallar intencionalmente un artefacto.

El jefe del grupo, Edwin Noguera, aseguró que desde las 22h00 del pasado miércoles provocaron quince explosiones. En la zona, ayer en la mañana, aún habían decenas de cápsulas portadoras de muerte y dolor.

Las dos familias fallecidas, como las otras 30 de La Concordia, se dedicaban a la pesca y la agricultura. Cuando había buenas capturas obtenían 40 dólares a la semana, caso contrario solo 5 dólares. En el campo sembraban productos para el consumo diario.

Los Sócola Sánchez residían en una pequeña casa de caña, hoy semidestrozada. La mañana de ayer, un pedazo de carne humana colgaba de uno de los cables de luz aledaños mientras de unos alambres pendían ropas descoloridas que se quedaron sin dueños.

Otras explosiones

8 de julio de 1997

Explosión en el Batallón Chimborazo, ubicado en La Balbina, al suroriente de Quito, dejó 4 muertos, decenas de heridos y 1.200 casas destruidas. Afectó a unidades del lugar, el Frente Marco Aurelio Subía, el Cuerpo de Bomberos y las poblaciones de Chillo, Jijón y Santa Isabel. El estallido fue similar a un temblor de 3,9 grados en la escala de Richter.

29 de mayo del 2001

En Puyo, Darío Villamarín, de 12 años, y José Santi Inmunda, de 11, fallecieron al explotar una granada que encontraron mientras se realizaban maniobras militares conjuntas entre soldados Iwias del Ejército ecuatoriano y militares de la escuela Ranger de EE.UU., en la parroquia Montalvo, sede del Batallón de Selva Nº 49 Capitán Chiriboga.

20 de marzo del 2002

En Azuay, un cohete antitanque explotó en el sector Minas de Chiquero, 20 kilómetros al este de la cabecera cantonal de Santa Isabel, en terrenos de Flavio Quezada, donde laboraban diez campesinos en cultivo de cebolla. El suceso dejó cuatro agricultores heridos: Juan Cabrera, Miguel, Segundo y Vicente Ordóñez.

10 de agosto del 2002

Un lanzacohetes de prueba se disparó accidentalmente durante los ejercicios en un aula de clases en la Base Naval San Eduardo, reparto ubicado entre el estadio de Barcelona y la ciudadela Bellavista. El cabo primero de Infantería Carlos Domínguez Chica murió y nueve miembros de la institución quedaron heridos.

20 de noviembre del 2002

En Riobamba, la explosión del depósito de granadas en el hangar del Escuadrón de Morteros de la Brigada Blindada Galápagos, en el barrio San Antonio, destruyó 15 casas y dañó 18 mil viviendas. El suceso dejó 10 muertos y 538 heridos. El estallido fue similar a un sismo de 3,3 grados en la escala de Richter y a 10.000 kilos de dinamita.

2 de febrero del 2003

El submarino Shyri, adquirido por la Armada Nacional en 1977, se incendió en el muelle de la Base Naval Sur, colindante con la cooperativa 9 de Julio, de Fertisa. Producto del percance falleció asfixiado el cabo primero de la Marina Carlos Pérez Vélez, cuando trataba de rescatar a uno de sus compañeros atrapado entre los escombros.

23 de marzo del 2003

En Guayaquil, la explosión del polvorín en la Base Naval Sur destruyó nueve casas en la cooperativa Carlos Guevara Moreno 2 y dejó con daños a otras 300 distribuidas en el sector de Fertisa, aledaño al lugar del suceso. Producto del incidente murió Jimmy Argudo Vicent, de 24 años, y 28 personas resultaron heridas.

Sondeo

¿Quiénes creee usted que son los responsables de las explosiones ocurridas y por qué?

"Yo pienso que ya hay guerrilleros en el Ecuador, y las autoridades no hacen nada para exterminarlos".
Sin nombre
Riobamba.


"Las mismas Fuerzas Armadas, porque no toman las debidas precauciones para que no suceda esto".
Omar Larrea, 36 años, comerciante
Guayaquil.


"Las FF.AA., por no darle la importancia que se merece después de la primera explosión".
Julia García, 49 años, ama de casa
Guayaquil.


"Los militares mismos por no tomar las precauciones debidas".
Brenda Sotomayor, 31 años, secretaria
Quito.


"Los terroristas, que se quieren apoderar del Ecuador haciendo este tipo de cosas".
Miguel Moreira, 28 años, electricista
Guayaquil.


"La verdad, yo creo que son los militares, por no tomar las medidas necesarias para que no suceda esto".
Yolanda Gutiérrez, 31 años, dependienta,
Guayaquil.


"Supongo que los que ocasionaron este tipo de explosiones son las milicias revolucionarias, porque ellas mismas se atribuyen el hecho".
David Tapia, 36 años, mecánico
Guayaquil.


Los militares, son los únicos responsables de este hecho, nadie más.
María Vallarino, 48 años, ama de casa
Quevedo.


"Los grupos terroristas, porque quieren destruir lo más que puedan, empezando por las entidades públicas".
Cristóbal Villavicencio, 36 años, licenciado,
Portoviejo.


"Las autoridades de las Fuerzas Armadas porque que no tuvieron las precauciones necesarias".
Luz Pinto, 53 años, ama de casa
Cuenca.


"Podrían ser grupos terroristas, pero no hay la certeza todavía de que existan".
Andrés Estrella, 18 años, estudiante
Cuenca


"Las propias Fuerzas Armadas que aunque suene paradójico, no toman las medidas de seguridad correspondientes".
Leonidas Jácome, 38 años, pediatra
Cuenca.


"No importa quiénes sean los autores, siempre y cuando se prevengan estos desastres".
Juan Anzules, 41 años, ingeniero
Quevedo.


"Seguramente las nuevas células de grupos armados que están surgiendo en el país, similares a las que se atribuyeron el robo del Acta de Guayaquil".
Augusta de Rivera, 31 años, ama de casa,
Babahoyo.


"Los grupos revolucionarios que han surgido en el país a los cuales hay que ignorarlos, porque mientras más se los toman en cuenta, más atentados van a cometer".
Galo Fajardo, 34 años, economista
Babahoyo.


"Los moradores del sector por no denunciar a tiempo que cerca de sus viviendas existían estos lugares que implican altos riesgos".
Rosa Ochoa, 20 años, estudiante
Portoviejo.


"Las Fuerzas Armadas porque ellas no brindan la seguridad a los que moran en las viviendas aledañas".
George Cedeño, 41 años, comerciante
Portoviejo.


"Todos los ecuatorianos por dejarnos engañar de las Fuerzas Armadas, pues ellas no proporcionan la seguridad que el pueblo necesita y sin embargo, nunca nos quejamos".
Ricardo Murillo, 45 años, economista
Guayaquil.


"Ese grupo armado que ha surgido y que ahora quiere darse a notar".
Colombia de García, 57 años, ama de casa,
Guayaquil.


"Los gobiernos anteriores y el actual, por permitir que lugares como estos no estén permanentemente vigilados".
Josefina Ramos, 32 años, ama de casa
Guayaquil.


"La responsabilidad seguramente es de esas milicias revolucionarias que actualmente se están dando a conocer".
Walter Hidalgo, 51 años, doctor
Guayaquil.


"La responsabilidad es de todos que siempre dejamos que cosas como las de Riobamba queden en la impunidad, lo mismo ocurrirá con lo que pasó en Guayaquil".
Clara Zambrano, 22 años, estudiante
Quito.


"De las Fuerzas Armadas que no se dan cuenta del peligro que representan las armas en medio de las zonas
urbanas".
Ana de Palacios, 35 años, ama de casa
Quito.


"Las Fuerzas Armadas, que no se han preocupado por la seguridad de los ciudadanos y no precaven este tipo de desgracias".
Manuel Lindao, 31 años, mensajero
Riobamba.


"Puede ser un grupo de jóvenes que se autodenomina terrorista, pero hasta ahora no se ha comprobado nada".
Andrea Triviño, 23 años, estudiante
Riobamba.


"Es un hecho lamentable, pero no se puede culpar a nadie de lo que ha pasado".
Rodolfo Elherno, 27 años, contador
Guayaquil.


Haro: Tengo pruebas de maniobras conjuntas en Puná

El diputado de la Izquierda Democrática (ID), Guillermo Haro, manifestó ayer que la Comisión de Fiscalización se trasladará a la isla Puná para obtener la versión de los civiles sobre el estallido de las granadas, ocurrido el miércoles pasado.

El legislador aseguró que tiene información que prueba que en la isla Puná se efectuaron maniobras militares compartidas entre las Fuerzas Armadas de Ecuador y Estados Unidos.

Agregó que se ha contactado con algunos miembros de la Armada ecuatoriana, quienes han indicado que no fueron municiones caducadas sino frescas las que explotaron, el domingo pasado, en la Base Naval Sur.

En la Brigada Galápagos, de Riobamba, donde estalló el polvorín el 20 de noviembre pasado, desaparecieron más de 7 mil granadas 155, sostuvo Haro. Versión que está ratificada, añadió, con la declaración del gerente de la fábrica de municiones Santa Bárbara. La pregunta es, agregó Haro, dónde están o con quién se comercializó esas granadas.

Ayer, el Congreso Nacional inició el debate del proyecto de ley que busca la reubicación de polvorines fuera del perímetro urbano. El trámite se suspendió para el martes.

Para el próximo martes, a las 11h00, está fijada la comparecencia al Congreso Nacional del ministro de Defensa, Nelson Herrera, quien deberá informar sobre las causas de las explosiones en la Base Naval Sur de Guayaquil y en la isla Puná.

La próxima semana se fijará la fecha para la comparecencia del comandante de la Primera Zona Naval, Manuel Zapater, y otros oficiales.

GIR destruyó 175 granadas halladas en La Concordia

Un equipo del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) fueron los encargados de destruir ayer las 175 granadas encontradas en los alrededores de la comuna La Concordia (Isla Puná), utilizadas en las prácticas militares conjuntas entre las Fuerzas Armadas ecuatoriana y marinos de Estados Unidos.

En el lugar se encontraron 15 granadas de proyección, una de ellas fue la que causó la explosión del miércoles pasado. “Son granadas de un calibre de 40 milímetros que son extremadamente peligrosas”, explicó el capitán del GIR, Edwin Noguera.

También aparecieron 160 granadas ‘trazadoras’ que no son explosivas. Denominadas como granadas de humo que sirven para señalar los objetivos militares o el lugar de descenso de los helicópteros.

Noguera agregó que la mayoría de las granadas se encontraron en la vivienda de la familia Sócola, en la que cinco de sus miembros fallecieron y dos resultaron heridos.

Añadió que el resto de las municiones la encontraron en la orilla de la playa, a poca profundidad, y otras fueron devueltas por algunos habitantes de la comuna que las guardaban por curiosidad. Solicitó a los pobladores que de encontrarse alguna otra granada esta sea entregada a la Policía.

Desde las 07h00 de ayer se registraron seis explosiones a unos 500 metros de la población.

Los miembros del GIR hicieron explotar en grupos de 30, 40 y hasta 50, los artefactos, lo que no fue una buena experiencia para los pobladores de la Concordia, quienes saltaban al oír cada estallido.

El comandante Sánchez, delegado de la Primera Zona Naval, que acudió a esta población informó que estaba previsto que las maniobras militares culminaran ayer, razón por la que no se habían recogido con más anterioridad las granadas.

La Armada Nacional aseguró ayer que las actividades de entrenamiento militar en este sector del país fueron autorizadas por el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.
EXPLORED
en Ciudad Quito

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