Quito. 16 jul 98. Si los niños se apasionan de los proyectos
que día a día realizan en su escuela, muy difícilmente les
parecerá aburrida y cansona.

Esta frase de la educadora Beatriz Moreno encaja con los
esfuerzos que varios centros del país hacen para romper con la
enseñanza anacrónica, memorística, obediente... Con mayor
énfasis las nuevas propuestas aparecen en Quito. Desafiando
las limitaciones y las normativas que impone el Ministerio de
Educación, tratan de desarrollar la creatividad, las destrezas
y potencialidades en los niños.

Los nuevos proyectos intentan formar personas que sepan
resolver problemas en su vida cotidiana, o que tratan de
responder a la diversidad sin exclusiones, según la pedagoga
Susana Araujo.

Sin embargo, cree que en el campo privado sobran las buenas
escuelas, no así en el público. "El problema es que los
centros efectivos, eficientes y pertinentes no abundan en los
sectores marginales y rurales, allá donde están los pobres".

Araujo tiene una respuesta para explicar los avances: la
decadencia de la educación obliga a varias instituciones
privadas a cambiar a un ritmo mayor. "En las públicas aún no
sienten el impulso o la necesidad de producir cambios".

La especialista sostiene también que la delantera que llevan
los centros llamados de innovación se debe al método que
utilizan para que los alumnos se aficionen por ir a la
escuela: el afecto.

En esto también coinciden Moreno y Graciela Cárdenas. "Una
escuela que trata con afecto a sus niños tiene más
posibilidades no solo de enseñar conocimientos sino de apoyar
su desarrollo personal".

En ello parece radicar el éxito de los modelos alternativos.
Pero se añaden también otros elementos: el profesor dejó de
ser el dueño de la cátedra magistral, el que dicta o impone.
Su papel cambió por el de un mediador, un guía que permite al
alumno preguntar o cuestionar.

La organización espacial también se transformó: los
estudiantes ya no se forman uno tras otro, sino que se sientan
en círculo mirándose los rostros. La participación grupal es
lo primordial.

En la nueva escuela se trabaja, además, por áreas de
conocimiento y los temidos exámenes trimestrales se
eliminaron. La evaluación es continua y permanente. De lo que
se trata, en definitiva, es de evitar que los estudiantes
fracasen y más bien que se sientan participantes activos del
proceso de enseñanza-aprendizaje.

Sin embargo, el pedagogo José Brito advierte que las
experiencias de la nueva escuela también tienen sus
desventajas. El no está de acuerdo con los educadores llamados
progresistas que señalan que un maestro ya no debe educar sino
guiar o, simplemente, convertirse en tutor de su alumno.
"Ahora se pretende cambiar el papel de madre por el de amiga;
el papá ya no quiere ser papá, no quiere disponer, colaborar,
aconsejar, reprimir o premiar a su hijo porque es amigo".

Lo mismo está pasando con la nueva educación: el profesor
abandonó su función de enseñanza, de autoridad científica, por
un rol en el cual el niño comienza a hacer lo que le viene en
gana. "El maestro guía o tutor cree erróneamente que el niño
es inventor del conocimiento".

Esto está bien pero las riendas no las deben soltar el maestro
ni los padres de familia para que no suceda lo que Fernando
Savater cuenta en su libro Etica para Amador: "Cierto día un
padre contemplaba pacíficamente el mar con su hijo de 5 años.
Y el chico le dijo en tono soñador: ¡Papi, me gustaría que
saliéramos mamá, tú y yo a dar un paseo en una barquita, por
el mar! ¡Desde luego, hijo mío, vamos cuando quieras!, le
contestó el padre. Y cuando estemos muy adentro, siguió
fantaseando la tierna criatura, les tiraré a los dos al agua
para que se ahoguen".

Brito señala que aunque los nuevos modelos educativos ya no
son memorísticos, no ha cambiado la filosofía de fondo que los
anima, es decir los contenidos siguen siendo los mismos. Solo
cambió la metodología. El experto estima que, tanto la escuela
tradicional como la nueva, siguen enseñando el contenido de
principios de siglo. Esa parece ser la gran paradoja: qué
enseñar, qué alumnos se quiere formar para un determinado año
de trabajo. Hay que enseñar valores. De lo contrario
terminaremos creando islas...

Enseñanza activa

La unidad particular Paúl Valery, en Quito, educa con una
filosofía más humanista e integral. Desde 11 años, el plantel
puso en práctica un nuevo concepto basado en el respeto a las
diferencias. Ahí no se miran las limitaciones intelectuales de
los niños. Entre los 150 alumnos se hallan niños con enormes
potenciales, así como chicos hiperactivos. Los 24 profesores,
todos jóvenes, tienen clara su labor. Para interrelacionarse y
juntos, maestro-alumno, construir el conocimiento, ningún
paralelo puede exceder los 20 estudiantes. En un requisito
para que la educación sea personalizada. En el Valery se
califican los esfuerzos.

Didáctica del saber

Desde hace seis años, el Centro Fiscal Experimental San
Francisco de Quito sustituyó el dictado por la actividad
creadora. Y los 1.500 estudiantes conocen que la didáctica que
aplican los 68 profesores es la del saber hacer. Más valen el
desempeño y las destrezas del alumno que las notas. Este
modelo alternativo se basa en la educación activa y
participativa y uno de sus principales ejes es el
razonamiento.

Centro de talentos

El centro particular Lev Vygotsky, ubicado en Sangolquí, tiene
una meta: formar niños talentos. Los 260 estudiantes pueden
ser promovidos de acuerdo al nivel de desarrollo alcanzado y
no a su edad cronológica como tradicionalmente ocurre. La
propuesta es de avanzada. Utiliza los fundamentos pedagógicos
de la reforma curricular de 1994 que pretende cambiar el
enciclopedismo por el desarrollo de la inteligencia, la
memoria por la comprensión, la disciplina por la autonomía y
creatividad y la falta de moral por una educación en valores.

Aprender haciendo

En el Centro Inti Raimi de Saraguro, en Loja, la educación es
un asunto de identidad, que no se relaciona únicamente con la
acumulación de conocimientos. El plantel bilingüe tiene 150
estudiantes y trasmite un legado indígena: aprender haciendo.
Las largas clases teóricas tradicionales fueron reemplazadas
por salidas de campo, danzas, trabajos en el huerto. Las
habilidades del alumno son lo más importante adentro y afuera
del aula.

La tecnología pesa

En el barrio La Dolorosa de Chilibulo se desarrolla un
programa educativo integral. En el Inepe los 350 estudiantes,
la mayoría de escasos recursos, trabajan con proyectos
productivos en las áreas de panadería, huertos escolares,
informática, ecoturismo e Internet. El programa involucra
también a los padres de familia y comunidad del barrio. El
objetivo es generar una propuesta de calidad para los sectores
populares. En la escuela las clases son más didácticas y los
maestros dedican más tiempo a sus alumnos, la educación es
personalizada: cada paralelo no rebasa los 15 alumnos. Uno de
los puntos fuertes son las áreas de investigación.

Desarrollo integral

En el jardín de infantes José Miguel García, de Loja, se
ejecuta un proyecto de desarrollo integral y feliz del niño a
través de los juegos, trabajos, estudio, fiestas y
conmemoraciones. El programa no solo incluye lo lúdico para
fomentar la creatividad, habilidades y destrezas, también se
utilizan herramientas visuales, orales y prácticas. Además,
existen rincones de lectura y talleres de zapatería,
carpintería, arte, música, baile... El objetivo es que los
niños aprendan jugando.

Centro de excelencia

En Quito el Municipio financia un proyecto educativo de punta.
En las tres escuelas -Espejo, Sucre y Quitumbe- y dos colegios
-Benalcázar y Fernández Madrid- los estudiantes aprenden con
metodología diferente. Sin embargo, el modelo que más impacta
es la unidad experimental Quitumbe. Aunque el proyecto no es
único sí tiene diferencias. La primera es que está orientado
al sector popular: los más de 700 estudiantes no pagan. La
segunda: la experiencia es flexible y permite la incorporación
de nuevos procesos de aprendizaje tales como la integración de
la comunidad a través del gobierno escolar. En este centro se
forma una experiencia que apunta a conseguir que el alumno sea
un ser reflexivo y productivo. A Quitumbe no ingresan los
niños más pilas, ahí se les desarrolla la inteligencia. (Texto
tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

Otras Noticias del día 16/Julio/1998

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el