Quito. 13.03.94. La consulta popular sigue siendo el tema de
política palpitante y una incógnita sobre su viabilidad. Mientras
ya se discute y se realizan encuestas sobre el contenido de las
ocho preguntas, su legalidad sigue pendiente de una decisión del
tribunal de garantías constitucionales y del Tribunal Supremo
Electoral. El asunto no puede pasar de esta semana, afirman
miembros de los dos organismos, aunque la situación en el TGC
puede empantanarse definitivamente ante la imposibilidad de un
consenso de cinco miembros ya sea en favor de la
constitucionalidad de la convocatoria, como en contra.

Los temas planteados en la consulta, de trascendencia política,
dan pie para que los analistas tracen distintos escenarios
posibles para el futuro: un legislativo organizado en dos cámaras
con legisladores que se eligen cada cuatro años; un Parlamento
sin ingerencia alguna en el presupuesto y un Ejecutivo con las
manos libres, una reelección que puede provocar divisiones al
interior de los grandes partidos políticos...

¿Hacia un nuevo sistema político?

Al analizar cada una de las preguntas de la consulta popular, o
todas en conjunto, se desemboca en posibles escenarios políticos
futuros, según sean las tesis que finalmente triunfen. Tambien
puede ocurrir que algunas de ellas guarden contradicción entre sí
o que, una aprobación casual o arbitraria de como resultado un
nuevo régimen político cojo por algún lado. Lo que es evidente
-subraya Simón Pachano, que dialogó con HOY- es que la consulta
trae aparejada modificaciones sustanciales al sistema político
(electoral) y al funcionamiento de diversas instancias políticas.
Y también es cierto que pueden distinguirse grupos de preguntas
relacionadas entre sí.

Las preguntas 1,2,3,4 y 7 integrarían un conjunto con
convinaciones que marcan diferentes escenarios. La 5 y 6 se
ocupan de otros asuntos. Y finalmente la 8 "no sé qué hace en
esta consulta -sostiene Pachano- aunque parece lógico que en una
democracia moderna esté vigente la doble nacionalidad".

¿Contradicciones? Más allá de eso, Simón Pachano, sociólogo,
analista político, sostiene que hay preguntas que necesariamente
determinan otras... Así por ejemplo, la aprobación de un congreso
bicameral determina necesariamente la forma de elección de los
legisladores y la duración de sus períodos. Allí pueden nacer
incongruencias, pues por una parte, la pregunta sobre la duración
de los legisladores se aplicaría por igual -a causa de los
errores en su formulación- a todos los diputados sean nacionales
o provinciales; y en el caso de la bicameralidad, otro tanto, si
son senadores o diputados.

Pero ¿resulta interesante la bicameralidad?... "Todas las
democracias modernas caminan hacia la unicameralidad. Sería
interesante si al potencial senado se le adjudicarían tareas
estrictamente políticas, mientras los diputados se ocuparían de
la fiscalización y el debate político, pero resulta absurdo
separar el acto legislativo de sus contenidos políticos. Por lo
demás, si se piensa que el senado puede ser un filtro, en la
práctica vamos a elegir a los mismos, los Bucaram seguirán yendo
al Congreso. Finalmente no se puede volver a un concepto tan
arcaico como el de los senadores funcionales...¿quién define qué
estamentos deben estar representados, quién dice si deben serlo
los militares o los barrios del Guasmo?".

El voto voluntario no es malo...

En cuanto a la primera pregunta de la consulta, para Pachano el
voto voluntario es más válido que el obligatorio como principio
democrático, pero tratándose de una democracia en transición,
sostiene la validez de la obligación por un cierto tiempo.

Pero hay otro aspecto: el voto voluntario puede ser un reto muy
importante para los partidos políticos..."puede incluso
convertirse en un elemento fortalecedor de los partidos, pues
puede entendérselo de dos maneras: dejar que vote el que quiera;
o establecer, como en Uruguay y Chile, una inscripción inicial de
todos los que quieran votar, con la obligación de hacerlo al
momento de las elecciones. En este segundo caso, serían los
partidos los llamados a impulsar las inscripciones, lo que los
dinamizaría.

En cuanto a la tercera pregunta: Simón Pachano sostiene que, en
caso de triunfar la tesis de elegir diputados cada cuatro años,
se eliminaría un termómetro político válido a medio período, y
una forma de participación. Sería distinto si se contara con
poderes locales fuertes que sean una forma de expresión
ciudadana, pero no es el caso. Por lo demás, ese posible
escenario político se caracterizaría por nuevas dificultades para
gobernar, si es que el candidato triunfante no cuenta con una
mayoría por todos los cuatro años de su período. Y si, se
eligieran los diputados en la segunda vuelta, tendríamos otro
problema: que solamente llegarían al parlamento las dos fuerzas
opositoras que estuvieron en la segunda vuelta y sin posibilidad
de un consenso. Por ejemplo, en el caso de la última elección en
la segunda vuelta, la derecha habría tenido una representación
enorme y la centroizquierda se habría quedado al margen, con el
peligro de pasar, marginalizada de ese modo, a una posición
desestabilizadora.

En cuanto a los posibles resultados de un cambio en el modo de
elegir diputados, Simón Pachano propone la introducción de dos
reformas a las leyes de elecciones y de régimen de partidos: en
primer término, permitir y fomentar las alianzas electorales
entre partidos, actualmente prohibidas, de modo que se elijan
grandes tendencias, sin por ello perder los partidos chicos su
identidad; los votos entran en el cociente electoral en calidad
de votos de la alianza, aunque la posterior distribución de
puestos se haga de acuerdo a la votación de cada partidos dentro
de la alianza.

Y en segundo término, la aplicación de un sistema de mayorías y
no proporcional en la adjudicación de las diputaciones
provinciales, que son hoy la raíz de la dispersión en el
Congreso. Si los diferentes partidos se agrupan en alianzas y se
distribuyen las diputaciones por las mayorías representadas en
las alianzas, se asegura a la vez tanto la representación de
fuertes tendencias sin la peligrosa atomización actual, como la
presencia de los partidos chicos o minorías incluidas en las
alianzas. En ese caso resulta indiferente si la elección se hace
en la primera o segunda vueltas.

Hay que desterrar el voto vinculante -sostiene Simón Pachano-,
esto es, el hecho de que el diputado llegue al Congreso a
defender los intereses de su provincias con las consecuencias que
eso tiene. Y el modo de desvincularlo, es eliminando el manejo de
fondos para las provincias y trasladando la discusión de los
aspectos puntuales de carácter provincial a otros espacios del
Estado.

Las reelecciones pueden, para Pachano, modificar en bien el
régimen político. La reelección de diputados y concejales y
consejeros generarían mayor experiencia y estabilidad y
desterrarían el debate político inmediatista, canibalista. Si se
aprobara la reelección presidencial que, para Pachano, debería
ser pasando un período, piensa que no generaría conflictos en
aquellos partidos que cuentan con ex-presidentes, entre éstos y
los nuevos postulantes, tal vez con excepción del
socialcristianismo donde "Febres Cordero sí es un mejor candidato
que Jaime Nebot. La gente se ha olvidado el modo de gobernar de
Febres Cordero y una alcaldía para mí dudosa, ha engrandecido su
figura. Entretanto Oswaldo Hurtado no me parece un buen candidato
este momento, la gente quiere certezas, alguien que le diga con
absoluta claridad y decisión hacia dónde caminar y ese no es el
perfil de Hurtado. Finalmente, la presidencia de Rodrigo Borja
está aún muy cercana y el impacto del desgaste aún no ha sido
superado.

Lo que si resulta para Pachano de peligrosas consecuencias, es la
posible aprobación de la prohibición al Congreso de aprobar y
manejar dineros estatales. El ejecutivo quedaría sin control. El
Congreso debe seguir aprobando, en grandes líneas, el manejo
presupuestario.

"Durante los meses de este gobierno -concluye nuestro
entrevistado- nos acostumbramos tanto a que no haya gobierno, que
cuando aparece, a propósito de la convocatoria a la consulta, nos
alborotamos. Aunque la consulta haya sido hecha con mala
intención, pienso que es bueno que haya gobierno y que nos ponga
a discutir temas políticos sustanciales". (5A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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