Quito. 10 sep 97. Los Requisitos Específicos de Origen (REOS),
las diferencias existentes por los grados de desarrollo de las
economías y las escasas similitudes en las listas de productos
que se presentarán para el programa de desgravación
arancelaria, son los principales inconvenientes que se
presentan en las negociaciones que mantienen los países de la
Comunidad Andina con los integrantes del Mercado Común del Sur
(Mercosur).

Con esos antecedentes las conversaciones que se iniciaron en
este año pueden considerarse complejas, más aún por la premura
del tiempo ya que se supone que el primero de 1998 deberán
desmontarse los aranceles del primer grupo de productos para
dar inicio a la Zona de Libre Comercio entre ambos bloques
subregionales.

Como en toda negociación siempre hay ganadores y perdedores,
el equipo encargado de ejecutarla deberá estar consciente de
los riesgos que podría entrañar resoluciones equivocadas y
realizarlas con suma cautela y prudencia.

Equipo negociador

Precisamente por ello Nelson Guim Bastidas, ex Subsecretario
de Comercio Exterior y Presidente del Comité Económico para la
Cuenca del Pacífico, considera que el aspecto principal que
tiene que tomarse en cuenta en el tratamiento del tema está en
las diferencias de las economías de los países miembros.
"Ecuador tiene un menor desarrollo relativo y debemos
asegurarnos que ese factor se tome en cuenta", insistió.

Su inquietud se extiende a los plazos. Piensa que hay sectores
que requieren de más tiempo para prepararse para competir, por
lo que la desgravación arancelaria debe ser un proceso, lo que
no significa que hay que mantener esquemas de subsidios.

Por tales motivos, expresó que las negociaciones deben hacerse
previamente a un diálogo entre los empresarios y el Gobierno,
para que este atienda los pedidos de los diferentes sectores
que pueden considerarse razonables.

Aprovechó para mencionar que desde ya debe establecerse un
Grupo de negociaciones en Ecuador, lo que ha sido planteado en
varias oportunidades por la Cámara de Comercio de Guayaquil.
"Tiene que ser un grupo preparado y técnico y con permanencia
en el tiempo que evite que al cambiar de gobiernos se
modifique la estrategia a seguir". En ese sentido, dijo que se
podía emular a México, cuyos negociadores tienen casi 20 años
en el cargo.

Adicionalmente Guim se mostró partidario de ejecutar un
esquema mixto en las conversaciones, porque a nivel general
conviene hacerlo en bloque, pero en el caso particular de los
aranceles, plazos, preferencias y listas de excepción es mejor
hacerlo independientemente.

Sobre el tema del denominado patrimonio histórico, sostuvo que
debería buscarse el equilibrio "porque si hay productos que le
ha convenido al país mantenerlos en ese rubro, deben seguir
ahí, pero si hay otros que no cumplen un objetivo debe existir
la flexibilidad suficiente para eliminarlos e introducir
otros".

Escasas coincidencias

A los factores anotados, se agrega la preocupación de Carlos
Palacios Maldonado, ex subsecretario de Comercio Exterior y
Vicepresidente del área técnica de la Cámara de Industrias de
Guayaquil respecto a las escasas similitudes encontradas en
los productos que plantean cada una de las naciones andinas
para la desgravación inmediata. "Los productos que coinciden
apenas son el 2% del total del universo arancelario",
puntualizó.

Como clásico ejemplo de las discrepancias mencionó a las
materias primas petroquímicas y siderúrgicas, puesto que
mientras Ecuador solicita la desgravación arancelaria
inmediata, Colombia y Venezuela la quieren lenta.

Esa circunstancia, agregó, se presenta en las cinco listas de
productos.

Tal situación -dijo Palacios- por sí misma está conduciendo a
que las negociaciones en ese aspecto se orienten a la mecánica
de 4+1, es decir Ecuador con el Mercosur, y no de 4+4 (entre
bloques) "no porque así se haya convenido sino porque así lo
dan los hechos".

En lo que se refiere a la normativa general, esto es,
cláusulas de salvaguardia, dumping -sostuvo-, las
negociaciones permanecerán bajo la modalidad 4+4.

Según Palacios, el Mercosur estaría abierto a esa negociación
de índole mixto.
Se adiciona a esa lista de productos, otras cuatro, elaboradas
desde el punto de vista de la importación, las que en conjunto
con los que presentará el Mercosur se intercambiarán el 15 de
este mes. Justamente la existencia de más de una lista es otra
de las complejidades que se presentan en los diálogos
comerciales, indicó.

En el caso de la Comunidad -precisó el experto- se puede decir
que son cinco grupos de productos.

Uno, en el que se produciría una total e inmediata apertura
del mercado. Citó como ejemplo al rubro pesquero y las
materias primas plásticas en forma primaria que son de interés
nacional.

Otro, que incluye productos cuyos aranceles se eliminarían en
un lapso de 10 años. Asimismo, en lo que a Ecuador se refiere,
se involucra a productos metalmecánicos.

Un tercer rubro en el que la apertura se realizaría en 15
años, porque lo integran productos catalogados como sensibles.
Se podría incluir también a los bienes metalmecánicos en él.

Un cuarto segmento en el que las tarifas aduaneras se
erradicarían en 20 años, por estar constituido por bienes
sumamente sensibles, como los agropecuarios, por ejemplo.

La última lista estaría integrada por productos, respecto de
los cuales la desgravación quedará en suspenso (stand by). Un
sector beneficiado sería el sector automotriz. Este rubro
representa lo que al interior del Pacto Andino se denominó
lista de excepciones.

Requisitos de origen

Indicó que los requisitos de origen son otro inconveniente que
hay que salvar, y que el principal problema radica en que la
propuesta del Mercosur es incompatible con la apertura
económica, el libre comercio y la transparencia que debe haber
en los mercados.

Ecuador, de acuerdo a los compromisos con la Aladi y la CAN,
está obligado a que sus productos tengan un valor agregado del
40%, mientras que el Mercosur exige que sea del 60%.

Argumentó que al concretarse el libre comercio, los productos
ecuatorianos tendrán que competir no solo con los productos de
ese bloque sino con los que ingresan de terceros países por
las relaciones comerciales que tienen, como es Chile; o que
tendrán, como con México.

Así también, Palacios sostiene que la exigencia de que los
insumos que se utilicen en la producción de un bien tengan que
ser originarios en los países miembros de ambos bloques, no se
compadece con las reglas de mercado. "Esa es una exigencia
voluntarista que no va con las tendencias actuales, en las que
el empresario puede adquirir los bienes al proveedor que
quiera, en las cantidades y calidades que elija".

El rechazo a esta pretensión voluntarista, deviene de la
experiencia que tuvo Ecuador en la década de los 70 y 80,
cuando los proveedores elevaron el precio de los insumos
porque saben que el usuario estaba obligado a comprárselo. Esa
fue la razón por la que se eliminaron en los 90, recordó.

En este aspecto, un agravante es que el Mercosur no hace esa
propuesta para escasos productos, sino para la mayoría del
universo arancelario.

Este tema es tan grave, concluyó, que "si Mercosur insistiera
en los REOS sin flexibilizar su posición, a Ecuador no le
convendría suscribir el convenio ya que el comercio sería en
una sola vía, porque ellos (Argentina y Brasil), estarían en
mejor posibilidad de competir", recalcó.

Las materias primas

Héctor Plaza Saavedra, Presidente de la Cámara de Comercio
Ecuatoriano Peruana, catalogó a la no producción de materias
primas por parte de Ecuador, un escollo a resolver.

Como Ecuador no es productor de materias primas, con la
integración deberá comprarlas al Mercosur, especialmente a
Brasil, para posteriormente procesarlas y venderlas como
productos terminados, los que obviamente tendrán un precio
mayor a los que ellos comercializan, disminuyéndose su
competitividad.

Lamentablemente, al sector pesquero en el que el país tiene
ventajas competitivas, Brasil le pone trabas y es
proteccionista.

La posibilidad que con el libre comercio entre bloques solo se
pueda comprar a los países miembros, se encarecerían las
actividades petroquímicas y metalúrgicas en Ecuador, estimó
Plaza.

Opinó que las negociaciones serán difíciles y Ecuador deberá
invocar la cláusula de país menos desarrollado.

Por lo anotado es de esperarse que quienes están al frente de
la negociación, tomen en consideración las opiniones aquí
mencionadas, pues de no lograrse que se tomen en cuenta los
aspectos sensibles, tal vez sería preferible no ingresar al
libre comercio con el Mercosur, pues las consecuencias serían
negativas para el aparato productivo ecuatoriano. (Texto
tomado de El Universo)
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