Quito. 2 ene 99. Seguramente cualquier ecuatoriano a quien le
tomaba una semana ir de Quito a Guayaquil, vivía aún los
rezagos de las guerras libertarias, las pestes y los desastres
naturales y empezaba a sentir la era del liberalismo y la
polarización del poder económico e intelectual, tal como lo
narran los cronistas, nunca se imaginó vivir un siglo de
guerras mundiales, conquista de la luna, propagación de
malignas enfermedades y conciencia ambiental.

Hace cien años, el Ecuador probablemente tenía 800 mil
habitantes. Hoy llega, aproximadamente, a los 12 millones.

Un siglo después, el país ha cambiado; la población se ha
concentrado en las ciudades; las desigualdades se han
acentuado, por un lado; la presencia de la mujer en los
diferentes ámbitos ha aumentado, por otro; las causas de
muerte ya no son los mismos; las tendencias en los estudios
también.

¿Qué nos depara el nuevo siglo? Nadie lo sabe. ¿Quiénes lo
recibiremos?

En números y en letras, presentamos una aproximación a este
grupo humano con tantas diferencias.

El problema social

Por Diva Altamirano

En el Ecuador hay más mujeres que hombres. Según el último
censo de población, en 1990 había en el país, aproximadamente,
cuatro millones 851 mil mujeres y cuatro millones 796 mil
hombres. Según un estudio del Sistema Integrado de Indicadores
Sociales del Ecuador (SIISE), en el país nacen más hombres que
mujeres, pero las mujeres mueren menos que los hombres.

El mismo estudio revela que la población rural ecuatoriana es
cada vez menor. Hasta comienzos de la década de 1980, la
mayoría de la población vivía en el campo. En 1990, la mayoría
de los ecuatorianos (55 por ciento) residía en las ciudades.
Para comienzos del nuevo siglo, se estima que la población
rural llegará únicamente al 36 por ciento. Esta población
rural, debido al fenómeno migratorio, está conformada cada vez
por más hombres.

La mayoría de ecuatorianos es sumamente joven, 48 por ciento
de la población tiene menos de 20 años, y al contrario de los
adultos, tiene menos cantidad de mujeres.

Mientras el 20 por ciento más pobre de la población
ecuatoriana solo accede al 1,5 por ciento de los ingresos
totales; el 20 por ciento más rico, concentra el 61 por
ciento.

No existen datos ciertos sobre el tamaño de la población
indígena del país Ecuador. No obstante, los estudios que
existen, citados en el libro "Retrato de Mujeres", editada por
la Secretaría Técnica del Frente Social con apoyo del SIISE,
muestran que la población indígena está distribuida
mayoritariamente en la Sierra Central y en la Amazonía.
Asimismo, mientras la práctica de lenguas extranjeras,
principalmente inglés y francés, se va generalizando entre la
población mestiza y urbana del Ecuador, uno de cada diez
habitantes del área rural del país, pertenece a un hogar en
donde se habla una lengua indígena.

A las puertas del nuevo milenio, el analfabetismo sigue
existiendo. De cada cien ecuatorianos, un promedio de 12 no
saben leer y escribir, aunque el porcentaje desde 1982, se
redujo en cuatro puntos. No obstante, sigue siendo un problema
del campo. El censo de 1995 reveló que es tres veces mayor al
existente en las ciudades.

Además, en el Ecuador existe un 33,8 por ciento de
desnutrición global.

La salud no es para todos

Los seguros médicos, públicos y privados, no protegen al 80
por ciento de la población, según datos del Instituto Nacional
de Estadísticas y Censos (INEC). El Instituto Nacional de
Seguridad Social (IESS) tiene aproximadamente un millón 500
mil afiliados entre trabajadores de los sectores público y
privado.

Asimismo, aproximadamente 455 mil ecuatorianos gozan de
asistencia médica complementaria, es decir, un plan privado
adicional al del IESS.

Aproximadamente 38 por ciento de trabajadores en el sector
público y 22, en el privado, gozan de los dos servicios. La
cobertura de salud se ha incrementado en las zonas rurales
tras la creación del Seguro Social Campesino. En 1995, 23 por
ciento de los campesinos estaba amparado por estos servicios.

Cambian las causas de muerte

Los últimos años de este siglo se caracterizan por una
reducción de muertes por enfermedades prevenibles, debido a la
mejoría de las condiciones de educación, asistencia médica y
acceso a servicios básicos. Por el contrario, aumentaron las
muertes por enfermedades crónico degenerativas. Y aún entre
las mujeres y los hombres, las principales causas de muerte
difieren.

En los últimos años, entre los hombres, destacan las muertes
violentas como accidentes de tránsito y homicidios. Las
enfermedades cardíacas y los tumores malignos son causales
importantes.

Las mujeres ecuatorianas mueren por problemas derivados del
embarazo y sistema reproductivo, enfermedades vasculares y
diabetes.

Afectan por igual a ambos sexos, principalmente en muertes
prematuras, las enfermedades intestinales y respiratorias.

De cine, literatura y mujeres

A la hora del esparcimiento, los ecuatorianos que recibirán el
tercer milenio siguen prefiriendo el cine y la lectura.

Los resultados de las taquillas en los cines ecuatorianos,
principalmente en el último año, le otorgan las preseas de
favoritas a las películas que, además de estar respaldadas por
una gran carga publicitaria, topan el tema de la eterna lucha
del hombre y la naturaleza, la llegada del fin del mundo, así
lo señala Rafael Barriga, de Multicines. Titanic ha sido el
fenómeno de la pantalla gigante de fin de siglo, por
recaudaciones y estadía en cartelera. Le siguen este año,
Armageddon y Deep Impact, ambas sobre el impacto de un
meteorito contra la Tierra. Les sigue Mulan, con lo que
continúa el éxito de las aproximadamente diez películas
anuales en dibujos animados que se exhibe en las salas del
país.

El público tampoco desecha la comedia como un buen pretexto
para ir al cine. No obstante, se observa en los últimos años
un gran impacto de los cines producidos fuera del llamado cine
comercial. Cenizas del paraíso, Memorias de Antonia y Kolya
son ejemplos de películas con poco respaldo publicitario que,
sin embargo, comienzan a llenar las salas de cine en el país.

En cuanto a libros, Lázaro Férez, de la Librería Sagitario,
asegura que cada vez más se leen libros escritos por mujeres.
Entre la lista de las publicaciones más vendidas se encuentra
"Afrodita" de Isabel Allende, "El albergue de las mujeres
tristes" de Marcela Serrano y "Arráncame la vida" de Angeles
Mastretta. Entre los preferidos están, además, "El
Alquimista", de Paulo Coelho, y "El cartero de Neruda", de
Skarmeta.

Entre la categoría de no ficción, las preferencias de los
ecuatorianos son "Ecuador: señas particulares" de Jorge
Enrique Adoum, "El manual del perfecto idiota" y "el mundo de
Sofía".

De cara al 2000

- La electricidad es el único servicio público que llega a
casi toda la población. La mayoría de los hogares urbanos y
las tres cuartas partes de los rurales cuentan con
electricidad en sus viviendas, según el censo de población de
1995.

- En general, en las últimas décadas las desventajas para las
mujeres se han reducido. El censo de 1995, según "Retrato de
Mujeres", reveló que la situación de las mujeres está cada vez
más cerca de equiparar y hasta sobrepasar la de los hombres.

- Las mayores diferencias entre mujeres y hombres se observan
entre quienes no tienen educación (14 por ciento, frente a
ocho por ciento, respectivamente).

- En los últimos años, una proporción semejante de hombres y
mujeres ha tenido acceso a la educación secundaria. Es
evidente que las aulas de las universidades acogen a más
mujeres cada vez, y sobrepasan, en algunas áreas, la presencia
de los hombres.

- Las disparidades en el nivel educativo está más ligada,
según datos del SIISE, a la situación socioeconómica de los
hogares, pues el sistema educativo a favorecido a los sectores
medios y altos de la sociedad y, particularmente, a aquellos
de las ciudades.

- Pese a que los censos no reflejan buena parte de las
actividades económicas de las mujeres, es obvio que la
participación activa de la mujer en la fuerza de trabajo ha
aumentado significativamente en los últimos años.

- Casi un 55 por ciento de las mujeres en el país utilizan
anticonceptivos. El conocimiento y uso de la planificación
familiar se ha duplicado en los últimos veinte años entre las
mujeres en edad fértil, según el sistema de indicadores
sociales.

¿QUIENES SOMOS?

MIGUEL MORENO ESPINOSA

Este siglo, y lo digo porque me ha tocado vivirlo, ha sido el
mejor siglo de la historia de la humanidad.

Se me vienen a la mente todos los acontecimientos. Unos
buenos, otros malos. La primera y la segunda guerras
mundiales, la industrialización, la implantación del
liberalismo. Lo interesante es que nos ha tocado vivir una
enorme cantidad de hechos, unos desagradables, otros de
cultura, otros de incultura, de pobreza, de riqueza.

Ha sido un siglo conflictivo. Y los ecuatorianos somos un poco
felices, pese a todo. Ahora estamos en mejor situación que
otros pueblos hermanos. Nos hemos despojado de falsas
ideologías que nos han separado. Tenemos un país,
privilegiado, rico, lo más pacífico que puede ser, gran
variedad de ambientes ecológicos, que de cierta forma nos ha
obligado a desarrollar nuestro propio progreso, nuestra
cultura.

Además, y que quede claro que soy un ultrapositivo desde
siempre, tenemos un sistema educativo que con sus fallas,
también ha dado buenos resultados.

Todo esto significa que debemos ser un poco agradecidos y lo
que somos, en general, es pesimistas por excelencia. Todo lo
vemos mal y lo endosamos a nuestros defectos, en vez de
reconocer los buenas características que tenemos.

¿El próximo siglo demanda entonces, un cambio de actitud?

Tenemos todos los recursos para ser positivos. Absolutamente.
Desgracidamente hay serios problemas, pero mejorarían con la
actitud.

Pensemos en la riqueza que se nos va de las manos. Y pensemos
que en las últimas horas de este siglo tenemos recursos
tecnológicos y científicos, que realmente sorprenden.

¿Qué nos depara el nuevo siglo en cuanto a ciencia y
tecnología?
Es algo muy peligroso. Y es una incógnita. En bien o en mal.

¿Cómo evitar que la tecnología rebase el control de los seres
humanos?

Debemos desarrollar la actitud de aprovechar los recursos y
cuidar lo que tenemos. Ya no queda demasiada tecnología que
desarrollar. Entonces lo que nos queda es usar el sentido
común para manejar los recursos naturales, la salud y las
herramientas para el desarrollo y el progreso. Ahí está el
secreto de lo que nos espera para hacer en el futuro.

A los que ya hemos transitado por la vida nos queda entregar a
los "recién nacidos", un diferente criterio de lo que hay que
hacer, mirar y respetar.

CAROLINA REED

Tremendamente variados. Lo que nos caracteriza como grupo
humano son las desigualdades, principalmente entre las
ciudades y el campo, y entre los grupos de población indígenas
y no indígenas.

¿Cuál es el principal reto del nuevo siglo?

Se nos viene un reto complicado: el adaptarse a las nuevas
tecnologías en diferentes condiciones. El nuevo milenio será
más exigente en términos de las destrezas que se necesitan
para vivir, y para enfrentarlo, se necesitan reducir las
diferencias en educación y preparación.

¿Cómo reducirlas?

Mejorar las oportunidades de la educación. En acceso,
comparada con otros países, no es mala; sin embargo, debemos
preparar a nuestros niños para el nuevo siglo, adecuar la
eduación a las nuevas necesidades.

También debemos reducir las diferencias dadas por el lugar en
donde vivimos o en donde nacemos.

Las oportunidades de incorporarse al resto del mundo son un
determinante importantísimo para triunfar en el próximo
milenio. Las desigualdades se hacen problemas sociales que se
acrecentan con las diferencias tecnológicas.

¿Cómo aprovechar la diversidad que existe?

Puede ser positiva, siempre y cuando todos vivamos en buenas
condiciones de vida. Aunque es difícil medir el bienestar,
existen premisas básicas. Hay que aprovechar la maravilla de
la diversidad.

Vladimir Serrano

Abogado. Presidente de la Fundación Carlos Gustavo Jung y
director del Centro Ecuatoriano de Desarrollo de la Comunidad
(CEDECO)

Seres humanos en busca de su identidad, tratando de asumir 500
años de historia, por un lado, y enfrentando un mundo
industrial y moderno, que destruye las raíces culturales en
las que se ha sustentado, sobre todo, el hombre andino y
amazónico.

Al mismo tiempo, en búsqueda de una nueva conciencia. Y
tenemos la suerte de contar con un laboratorio propio. América
Latina es un crisol de etnias que permite un mayor
acercamiento al otro, y por lo mismo, propicia la alteridad.

Sin embargo, aquello todavía se está cociendo en pequeños
grupos que son los despiertos a un nueva visión del país. Y
aún la política y quizás hasta la propia cultura, se hallan
impregnadas de luchas estériles en las que no se vislumbra al
Ser Creador.

¿Qué nos espera en el nuevo siglo?

La esperanza de un cambio profundo va detrás de cada corazón
de los ecuatorianos, pero habrá que luchar mucho para realizar
la utopía.

Este momento, sobre todo en los grupos civiles, ONG y grupos
populares, se comienza a ejercer una nueva educación.

¿Es la educación la mejor herrmienta para enfrentar el siglo
que viene?

Transformaciones en la educación y en la pedagogía, no solo en
el campo lógico sino en el simbólico, que reasigna un papel
importante en la vida de los seres humanos, a la imaginación.

Al mismo tiempo, se siente una mayor integración de los sexos.
En estos ámbitos el patriarcado directivo va cediendo paso a
una mayor horizontalidad.

No es posible pensar que una revolución surja desde o para el
Estado, sino en la sociedad civil.

RAMIRO DIEZ

Periodista de radio, prensa y televisión

Uno tiende a confundir el deseo con el diagnóstico. Quisiera
decir que somos un pueblo lleno de esperanzas, pero la verdad
es que hay muchos que nacen sin ninguna, y que se mueren sin
aprender a escribir la palabra pan.

Somos un pueblo con felices diferencias, pero con
desigualdades trágicas.

Vivimos bajo un mismo cielo, nos llamamos hermanos, pero los
sueños de unos se consideran amenazas para otros.

En todo caso, me gusta recordar una leyenda. Cuentan que en un
pueblo lejano, cuando alguien cometía un crimen le decían:
"Maldito seas y que tus hijos vivan en una época importante".
Creo que nuestros hijos vivirán en una época importante porque
nosotros, los de ahora, más allá de las palabras, cometemos el
crimen de no hacer mucho por un país mejor. Y, sin embargo,
¡quién lo diría!, soy un optimista vocacional. Sé que los que
vendrán harán algo y borrarán nuestra negligencia de su
memoria misericordiosa.

¿Por dónde se debe comenzar a hacer ese "algo"?

Podríamos facilitarles el trabajo, recuperando la palabra.
Llamando a las cosas por su nombre. Aquí el pobre que roba es
un malechor y el funcionario que roba más que todos juntos, es
un "presunto implicado". O los dos malechores, o presuntos los
dos.

La palabra debería servir para adecentar el mundo, no para
maquillar ignominias. No tenemos esperanza mientras sigamos
liberando los precios y encarcelando a los seres humanos.
Empecemos por recuperar la palabra para mirar tal vez con más
dolor pero, en todo caso, con más optimismo el próximo siglo.
No lo hicimos nosotros. Lo harán los que vengan. Soy
optimista. (DIARIO HOY) (P. 6-A y 7-A)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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