Quito. 20.07.95. Aunque el mercado de valores ecuatoriano es
incipiente -es decir, un mercado naciente, en desarrollo-, la
rentabilidad de las pocas acciones que se transan atrae a los
intermediarios financieros y, crecientemente, a los
inversionistas que más conocen del tema.

¿Cómo invertir en acciones en un mercado en el que existe sólo
un pequeño número de empresas cotizantes en Bolsa, y en el que
hay especulación?

UNA OFERTA ESCASA

En efecto, en el Ecuador pocas compañías realizan emisiones.
Las escasas acciones que circulan no se transan frecuentemente
en el mercado, son poco líquidas. Ello implica una oferta de
acciones muy restringida.

El sector con mayor representatividad en la Bolsa es el
financiero: se cotizan acciones de diez bancos y de cuatro
financieras. Además, se valoran acciones de ocho empresas del
sector industrial, dos del comercial y una del sector
servicios.

De estas empresas, apenas unas pocas mantienen acciones
líquidas en el mercado: cuatro bancos -Guayaquil,Pacífico,
Popular y La Previsora-; una financiera -Conticorp-, y una
empresa industrial -La Cemento Nacional-.

Aparecen esporádicamente las acciones de otras empresas, como
son: Banco del Pichincha, Banco del Progreso, Cervezas
Nacionales, Industrias Ales, Cridesa, Cepsa, La Favorita,
Finagro y Hotel Colón.

DEMANDA CADA VEZ MAYOR

A esta débil oferta de acciones se contrapone la presencia de
una demanda cada vez mayor. Antes, los principales demandantes
del mercado bursátil eran los agentes de Bolsa, quienes
representaban a un pequeño número de participantes. Ahora
actúan también las entidades financieras, principalmente las
casas de valores respaldadas por bancos. Estas últimas se han
constituido en los agentes que más participan en la Bolsa.

El fortalecimiento de la demanda ha llegado a ser un factor
sumamente influyente en el precio de las acciones. Así, el
valor de ellas aumenta por presiones de la demanda y por
razones especulativas. El excesivo poder que adquieren no
permite que se realice una valoración de las empresas que
corresponda, como debería ser, a su real desempeño
empresarial.

RASGOS SALIENTES
DEL MERCADO

A más de lo señalado, el mercado de valores ecuatoriano
presenta las siguientes características:

1. Se realizan operaciones por montos pequeños, aunque
crecientes.

2 Es un mercado de reciente formación.

3. El nivel tecnológico incorporado todavía no es alto.

4. Las inversiones proveen altas rentabilidades.

5. Ya existe un marco legal regulatorio.

6. Empieza a haber una innovación en el tipo de papeles
financieros que se transan .

El mercado de capitales ecuatoriano inició su auge a finales
de 1993. En 1994, las transacciones realizadas en las Bolsas
de Valores de Quito y de Guayaquil alcanzaron un monto de
2.400 millones de sucres diarios (excluyendo emisiones
primarias y privatizaciones). El marco regulatorio está
establecido en la Ley de Mercado de Valores, promulgada en
mayo de 1993. Los papeles que más se transan son acciones,
pagarés, letras de cambio, obligaciones, depósitos a plazo,
bonos del Estado y pólizas de acumulación.

PRECIOS INICIAN ETAPA
DE SUSTENTACION

A fines de 1994, las expectativas de los inversionistas se
tornaron altamente esperanzadoras: se vivía un apogeo de la
actividad accionaria y de sus precios. Incluso, algunas
instituciones financieras y casas de valores se endeudaron
para comprar acciones.

El mercado de valores ecuatoriano se encareció demasiado, y
aunque las perspectivas de recuperación de la economía eran
muy buenas y las tasas de interés que ofrecían las inversiones
en papeles de renta fija descendieron, el incremento de los
precios fue insólito. El índice de precios de acciones
Multindex, llegó al 472,8 el 11 de enero del presente año.

Los precios, en un momento determinado, debían asentarse. Este
proceso ya se inició en enero, cuando el Multindex empezó a
registrar un descenso: pasó de 465,6 el día 19, a 455,5 el día
26, que fue la víspera del conflicto entre el Ecuador y el
Perú.

Con el enfrentamiento bélico, el proceso deasentamiento de los
precios se aceleró, aunque inicialmente se registró una gran
caída, pues los inversionistas locales y extranjeros buscaron
refugio en el dólar, retiraron fondos del sistema y buscaron
invertir en el exterior. En el afán de mantener las tasas, el
Banco Central vendió gran cantidad de dólares y elevó la tasa
de interés interbancaria. Con esta elevación, el retorno del
Multindex cayó hasta 367,8 el 7 de febrero.

Inmediatamente después de la firma del acuerdo de paz, el
Multindex volvió a elevarse, pero después continuó con su
tendencia a la baja, hasta que tocó fondo alrededor del 16 de
mayo, cuando registró un valor de 307,8. Más adelante, se
inició la estabilización de los precios. En el último mes
-junio-, el Multindex se ha mantenido en un promedio de 339,5,
con una desviación estándar de 1.

Ahora, los precios se hallan en una etapa de sustentación. Si
esta perdura, las operaciones en acciones serán realmente lo
que deben ser: una alternativa de inversión de largo plazo.

¿EXISTE ESTACIONALIDAD
EN EL PRECIO DE LAS ACCIONES?

Aunque los precios de las acciones pueden variar en función de
los factores antes indicados, existe otro aspecto que puede
introducir un elemento estacional en la evolución de los
precios: se trata de la repartición de dividendos por acción
en marzo y abril.

Con la entrega de estos dividendos, el número de acciones en
circulación se incrementa y, consecuentemente, el precio de
ellas debe caer. Tal valor disminuye porque la cotización de
la empresa no aumenta, pues cada acción representa una porción
del valor de la entidad.

Esto se puede ver en la evolución de la relación precio sobre
valor de la acción en libros. En esta relación tenemos:

Valor en libros de la acción = Patrimonio / número de acciones
en circulación.

El indicador registra el aumento o disminución de la
cotización de la empresa en el mercado, en relación con su
patrimonio.

La relación podría aumentar con un incremento del número de
acciones en circulación, pues el valor de la acción en libros
resulta de la división del patrimonio para el número de
acciones en circulación.

Sin embargo, si existiera una emisión primaria de acciones y
los inversionistas reaccionaran inmediatamente, el valor en
libros debería mantenerse, pues este indicador sólo debe
modificarse en función de la cotización de la empresa en el
mercado, y esto ocurre únicamente en el largo plazo.

Se puede apreciar que aunque los precios de las acciones caen,
la disminución no se realiza inmediatamente. Por ejemplo, en
enero de 1995, antes de que el Banco Popular emitiera 150
millones de sucres en acciones, a un precio de 700 sucres cada
una, el precio sobre el valor en libros era de 3,4 veces. Esto
significa que la empresa se cotizaba a 3,4 veces su valor en
libros.

A raíz de la emisión, el indicador se elevó a 4,1 veces. Una
vez que los inversionistas revaloraron las acciones de dicho
banco, el indicador cayó -también influenciado por la caída de
precios de las acciones a causa del conflicto bélico- a 3,14
veces. Actualmente, la relación ha vuelto al nivel de enero:
3,4 veces. El Banco Popular, como se puede ver, es una de las
instituciones más cotizadas pues su indicador es el mayor.

UN ASESORAMIENTO
PROFESIONAL

Cuando un agente con alto poder de negociación compra acciones
en el mercado, puede producir una alza del precio de ellas y
caer en la tentación de especular. La jugada será efectiva
sólo si el precio que se alcanzó es sostenible. El precio se
mantendrá en el mercado si la acción es líquida. Dicha
inversión reflejaría una acción "profesional".

Si la jugada no es profesional, en el momento en que el agente
quiera vender las acciones a ese precio techo, el valor de la
acción caerá.

El proceso usual de los asesores de inversiones es la
evaluación de la empresa. La pregunta es: ¿cuál es la
posibilidad de que un precio se sostenga, si está en función
del crecimiento sostenible de una empresa hacia el futuro?

Una acción es un producto de larga vida. La inversión en
acciones es de largo plazo, con la esperanza de que sus
beneficios se hagan efectivas a través de dos caminos: las
utilidades de la empresa y el crecimiento del valor de la
acción. Este último está en función de la percepción que el
inversionista tenga en el mercado sobre la mejoría de la
empresa en el futuro.

Invertir en una acción es apostar a la empresa. Si el
inversionista cree en sus logros, en su administración, en sus
proyecciones futuras, pagará un poco más por la acción, porque
quiere ser parte del éxito de la firma.

ANALICE ANTES DE COMPRAR
UNA ACCION

La opción por una inversión de largo plazo -como es la que se
hace en acciones- debe incluir un profundo análisis de tres
elementos: el desempeño de la empresa, el entorno
macroeconómico y el entorno sectorial.

Los resultados de toda firma que cotiza en Bolsa son públicos,
para que los posibles inversionistas puedan tener conocimiento
sobre el potencial de la empresa y sobre la evolución de sus
acciones en el mercado.

El inversionista debe realizar un diagnóstico de la empresa, a
base de un análisis sobre su labor, estado actual, grado de
madurez, resultados operacionales y financieros, plan
estratégico, identidad corporativa, récord de éxito.

Puesto que el precio de la acción refleja la cotización de la
empresa, se debe realizar una valoración de la entidad.

Esta resulta de la proyección de los flujos de caja
descontados a una tasa de interés. Del valor obtenido se debe
restar la deuda de la empresa. La tasa utilizada será la de
rendimiento de cero riesgo más una prima.

El precio que el inversionista debería estar dispuesto a pagar
por la acción, sería el monto de la valoración de la empresa
dividido para el número de acciones en circulación.

Si la empresa se encuentra en un momento de crisis, tiene el
deber de informar al inversionista para que este no se vea
perjudicado con la tenencia de la acción.

Así, el comprador podría recuperar su inversión junto con la
recuperación de la empresa. La compañía emisora puede incluso
suspender las transacciones de sus acciones -con la debida
autorización de la Bolsa de Valores- en un momento crítico de
la empresa, pues el fines no perjudicar al accionista.

Por otra parte, es necesario que el contexto macroeconómico
lleve varios años de estabilidad y confianza. Un exceso de
liquidez podría reducir las tasas de interés, y por lo tanto,
presionar sobre el dólar y tornar más atractivas las
inversiones en divisas.

Tanto la política fiscal como la monetaria deben ser certeras,
de tal manera que no provoquen procesos inflacionarios. Un
proceso de elevación de precios generaría presiones sobre el
dólar, deprimiría la demanda y mantendría altas las tasas de
interés en sucres.

En este contexto, tanto las inversiones en dólares como las
efectuadas en papeles de renta fija podrían ser las mejores
opciones.

*Texto tomado de: revista GESTION #13 (pg.27)
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