Pablo Neruda, cuyo verdadero nombre es Ricardo Neftalí Reyes Basoalto, es conocido en el planeta como el mayor poeta latinoamericano. Su vida estuvo dedicada a la escritura y a la actividad política. Representó a su país en muchos lugares del orbe. El último cargo que tuvo fue el de embajador de Chile en París, en 1970, un año antes de recibir el Premio Nobel de Literatura. Su muerte se produjo en medio del dolor de ver a su tierra maltratada por los golpistas, a sus amigos torturados y asesinados y a sus libros quemados. Fue el 23 de septiembre de 1973, en un día tan negro para la literatura como el nombre del lugar donde murió: Isla Negra.
CInco poetas jóvenes ecuatorianos describen a Neruda. Para Angel Emilio Hidalgo, es "general como su canto, a pesar de sus castrenses desencuentros. No creo que sea cósmico; más bien es rural, provinciano y, por eso, observador profundo de los mundos microscópicos". "Su manía consiste en abarcarlo todo", acota. "Es un artista camaleónico, de colores militantes".
María de los Angeles Martínez considera que el escritor fue alguien que se preocupó por los hombres, por las mujeres, por América Latina. “Un residente de la Tierra“. A ella se suma la voz de Juan Carlos Miranda, que lo ve como “un caballo verde, un alazán sin espuelas que se mueve libre por el territorio de la palabra.“ Verde porque la poesía nunca llega a la madurez, explica. Añade que el autor miraba a través de los ojos de los niños.
Para Franklin Ordóñez, Neruda se muestra como un ser apacible que se enternece ante lo sencillo de la vida: una piedra, el maíz, las olas del mar, las manzanas o las espigas. "Es un ser pacífico que ve la magia en estas pequeñas cosas que estremecen su espíritu y que escribe con la intención segura de trasmitir emociones. Canta a Chile, a México, a las alturas de Machu Picchu, a Cuba o a Guayaquil". Al igual que Miranda, lo percibe como un amante de la libertad con base en la que levantó su poesía.
Por su parte, María Luz Albuja ve al chileno como a un poeta innovador en sus inicios. También repara en que era un hombre muy terrenal que “disfrutaba de los grandes placeres como la comida. El buscaba la alegría en la vida. A pesar de haber sido un importante crítico de la izquierda, se siente ello. Su poesía me hace pensar que fue feliz“.
Martínez confiesa que este premio Nobel no es su refe- rente literario. Miranda acota que tampoco es su autor favorito, aunque lo tiene siempre pendiente. Cree que el Libro de las Odas se acerca mucho a los jóvenes, a diferencia de Canto General, en el que no se ve reflejado: “No me agrada, me cuesta comprender este panfleto, sentirlo como un texto poético.“
Albuja mantiene una relación de amor-odio con él: “Pablo habla de lo cotidiano de forma muy rica, pero hay algunas cosas que nunca debió haber publicado.“ Hidalgo añade que no cree que el escritor tenga la culpa de ser cursi. “Quizá pudo escribir los peores versos, pero reside profundo en la tierra de los hombres.“



autor del siglo XX


Pablo Neruda nació el 12 de julio en Parral, Chile. Fue hijo de Rosa Neftalí Basoalto de Reyes y de José del Carmen
Reyes Morales. Una de sus obras más conocidas es Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924).


l Es retórico

Angel Emilio Hidalgo (Guayaquil, 30 años). Es autor de los libros Beber de estas aguas (1997) y El trazado del tiempo (2003).


l Fue muy sencillo


María de Los Angeles Martínez (Cuenca, 24 años) publicó Subcielo en 2003 y Ciudad en verso, una antología de poesía joven (2003).


l Es un mito

Juan C. Miranda (Quito, 27 años) publicó Poemas del no mundo (99) y Cosmogonía de la carne (2001). Es del movimiento hip-hop.


l Lo veo apasible

Franklin Ordóñez Luna (Loja, 30 años). Ha pu- blicado Mapa de sal (1991), El vértigo de eros (1993) y A la sombra del corsario (2004).


l Fue aventurero


María Luz Albuja (Quito, 28 años) ha publicado Las naranjas y el mar (1997), Llevo de la mano un rayo (1999) y Paisaje de sal (2003).



EL ECO DE
LA PALABRA

Roy Sigüenza, más allá de
la carne


Jorge Dávila Vásquez

Uno tiene, luego de la lectura de Tabla de mareas (1998), Ocúpate de la noche (2000) y La hierba del cielo (2002), sobre todo de los dos primeros, una sensación de ebriedad lírica. Así deben haberlo sentido sus discípulos Cristóbal Zapata y Galo Alfredo Torres, que le dedican textos, como ho- menajes al iluminado y al iluminador. ¿Y de dónde viene esa luz de Sigüenza? Del cuerpo y de su oscuridad; del cuerpo y de su insaciable búsqueda; del cuerpo y de su interminable lección de erotismo. María Augusta Vintimilla apunta: "Su poesía es una crónica del eros: sus goces, tormentos, ternuras, desolaciones".
La poética de Tabla de mareas es transposición erótica del objeto amado: "La palabra es esta adoración: este cuerpo que se va haciendo con una urgencia detenida. Hay una furia de la conjunción de los seres: "tu cuerpo/ en él muero." Y más allá del abrazo apasionado, quedan tan solo la desolación/disolución, el olvido, el fin: los amantes abandonados, dice, van al mar y escriben poemas, se obcecan con su trabajo, cambian de religión: "Tú vas al bar y te embriagas."



RECOMENDADOS

Augusto Monterroso en
máximas y mínimas

“No sé mucho de política y el poder me da miedo. No digo los poderosos, sino el poder, que yo no sé usar. Todas las mañanas me da vergüenza que mi cocinera tenga la obligación de freír un huevo para mí. Hasta aquí llega mi poder y así estoy contento”.
Este es uno de los textos que cita Monterroso en este libro clave de varios escritos. Son 264 relatos cortos de política, de sus amigos, de sus autores, pero especialmente de su vida y su relación con la literatura. (LAM)



El desarrollo local desde el siglo XVIII


En esta época, en la que el auge de las proyectos de desarrollo social tiene varias implicaciones, Valarezo y Torres presentan un libro con tres estudios en Ecuador. Ellos miran el fenómeno del desarrollo local con una retrospectiva histórica, empezando por la constitución del Estado, en 1808. Analizan la época del auge como país bananero. Concluyen con un estudio sobre el estado actual del desarrollo local, tomando en cuenta a la empresa y al sector público. (LAM)





FUERZA DEL ROCK


Chile, Argentina y Ecuador unidos por la

El concierto previsto para el viernes en el coliseo General Rumiñahui, se supendió luego del retraso en Guayaquil



El jueves pasado se realizó un recital en el estadio Modelo de Guayaquil, al que apenas asistieron 5 000 personas


En el concierto que el grupo chileno La Ley, liderado por el conocido vocalista Beto Cuevas, el legendario roquero argentino Fito Páez y Cruks en Karnak, grupo ecuatoriano con 10 años de trayectoria y liderado por Sergio Sacoto, brindaron el jueves en Guayaquil, además de que se juntaron voces de tres países (Argentina, Chile y Ecuador), se reunieron los estilos musicales de tres épocas distintas: Páez, nacido en 1963, en 1982 daba ya conciertos en el teatro Coliseo en Buenos Aires y en 1986 grabó el disco "La la la" junto al controvertido y famoso Charly García. La ley, en cambio, nació en 1987 en Chile y se consagró en Latinoamérica a mediados de los noventa. Finalmente, Cruks en Karnak, de Ecuador, se popularizó a principios de los noventa con temas como La Caperuza, Al borde del fracaso y Tira y afloja. Pero, ¿cómo se vivió este fenómeno entre la audiencia del Puerto Principal?
En Guayaquil, cerca de 5 000 mil personas se dieron cita el jueves pasado en el estadio Modelo, donde el denominador común fue ver jóvenes adultos de entre 20 y 30 años, como promedio de edad, que coreaban las canciones de estas tres agrupaciones musicales.
Mayor público femenino tuvieron los chilenos de La Ley. Muchas de la chicas en el estadio aseguraron que asisitieron al show por verlos a ellos, pero que también simpatizaban con Fito Paéz y con Cruks en Karnak
"Me gustan los mensajes de todas sus canciones, especialmente aquellas que hablan de la paz. Además siento que estas transmiten una buena química desde el escenario", expresó Mónica Ruales, de 24 años, quien dejó de ir a sus clases en la universidad por estar en el concierto.
Uno de los asistentes más "viejos", Jorge Rodríguez, de 33 años, indicó en la puerta de entrada del estadio que venía a ver principalmente al argentino Fito Páez, pero que también le agradaba la música del grupo La Ley. "Para mí son dos estilos musicales muy parecidos, por eso me gustan y he comprado varios de sus discos", indicó.
Jorge, como simplemente se identificó, vestía al estilo rockero, camiseta y pantalón negro y por supuesto con el pelo largo, y esperaba alguna locura de Fito Páez. "Ojala rompa una guitarra o haga alguna de sus cosas", dijo.
El recital se inició cerca de las 23:00, aunque su inicio estaba previsto para las 20:00. El grupo La ley fue el primero en salir al escenario, luego de que un presentador que no se identificó, aseguró que "el retraso se produjo por la fuerte lluvia que cayó sobre el Puerto Principal".
Nadie se quedó sentado en el momento de escuchar las canciones de los artistas. Luego de los chilenos , que tocaron cerca de 50 minutos, aduciendo que tenían que compartir el escenario y que no querían cansar al público, se paró frente al escenario el argentino Fito Páez, que cantó hasta las 02:00 del viernes. Para el cierre del concierto quedó la presentación de los ecuatorianos Cruks en Carnak, que terminaron su presentación cerca de las 03:30, con apenas 1 500 espectadores. El concierto de los mismos artistas previsto para el viernes en Quito, fue suspendido. (GVL-BG)


El especialista





l La generación no marca el consumo musical


"No creo que la música actualmente deba ser periorizada en relación con la edad. Creo, más bien, que se debe poner atención a los procesos de la industria cultural. Este es un proceso permanente de renovación, pero también va reviviendo autores que hicieron hits en otras épocas. En el caso de este concierto, yo diría, coinciden estilos de música distintos que reflejan la novedad, lo que está de moda. Por otro lado, reflejan lo que se ha dado en denominar la tradición nostálgica de canciones que pegaron fuerte en épocas pasadas y que ahora tranquilamente se consumen en conjunto con estas nuevas novedades. No se puede hacer una división tanjante entre generaciones: padres, hijos y abuelos respecto a la música. Los consumidores tienen generaciones distintas pero por efecto de estas mixturas de la industria cultural consumen al unísono música que ha tenido pegue en distintas épocas.
Claro que no lo consumen con la misma perspectiva que lo hacían sus padres o sus abuelos".
Hernan Reyes, Sociólogo


CANAL ABIERTO


Por Orlando Pérez

La credibiliad de la reportería sí niega
la del periodista


Ryszard Kapuscinski ha dicho (con esa sabiduría que dan los años y en particular la honestidad intelectual para vivir como se piensa) que "convertida en una nueva fuente de la historia, la pequeña pantalla del televisor elabora y relata versiones incompetentes y erróneas, que se imponen sin ser contrastadas con fuentes auténticas o documentos originales".
La cita del periodista polaco viene al caso por un hecho ocurrido esta semana en Teleamazonas y TC.
En el primero, en el programa Este Lunes se debatió, con apoyo de reportería, sobre la validez y "milagros" del BIRM, ese medicamento que muchos dicen haberles curado del cáncer. Se contó con la presencia del inventor, el doctor Edwin Cevallos, de especialistas, testimonios de pacientes y un informe médico de las supuestas cualidades de la medicina (que de paso no consta como tal en la caja ni en el frasco).
En TC, el miércoles, en El Madrugador, en cambio, se invitó a Cevallos para que reciba felicitaciones y, fundamentalmente, para que el presentador René Torres le diga, como para contradecir a Este Lunes: "Yo sí le creo doctor".
Lo cierto es que si un paciente de cáncer se limita al programa de TC queda convencido de que su vida está en manos de ese medicamento. Y si hubiese visto el de Teleamazonas, por lo menos, le quedará una duda vital.
En esta situación cabe la cita de Kapuscinski. Claro, "elaborar y relatar versiones incompetentes y erróneas" es la norma y no la excepción en algunos programas. Y a partir de ello se crean verdades y prejuicios en la ciudadanía, porque el argumento es: "así lo dijeron en la televisión".
Quien vio Este Lunes, en cambio, (pueden sonar a arrogancia) puso a funcionar su cerebro. Hay dos razones de peso y que en la televisión y en El Madrugador pocas veces se toman en cuenta.
La primera: la prensa no está para tomar partido, sino para exponer los argumentos, razones, visiones y hastas verdades científicas de todos los actores de un problema, aunque personalmente no comparta todos ellos. Con esa exposición, el televidente puede asumir su decisión y no esperar a que otros "le den tomando".
La segunda: con la vida de las personas no se puede jugar ni un solo minuto, y menos con una información equivocada o no suficientemente sustentada. Aunque el medicamento sea milagroso, la responsabilidad del periodista es desnudar sus propiedades y contrastarlas con los especialistas.
O sea, hay que respetar al público y eso solo se logra con suficiente reportería, base esencial del periodismo verdadero. Las percepciones, sensaciones o sentimientos personales del periodista no cuentan. Si se retoma la función social de la prensa, que es la del servicio a la comunidad, las virtudes de un medicamento o de un hecho político deben ser demostradas, o por lo menos discutidas, para favorecer la toma de decisiones en cualquier campo.

EXPLORED
en Ciudad Quito

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