Guayaquil. 12 may 98. Uso de pesticidas tóxicos que dañan la
salud, testaferrismo, evasión de impuestos: tres denuncias
graves contra esta firma de peso mundial.

El periódico estadounidense Cincinnati Enquirer publicó un
extenso informe sobre las prácticas ilegales de "Chiquita
Brands", anteriormente conocida como United Fruit Co. La
investigación incluye referencias sobre las operaciones de esa
transnacional en Ecuador.

La investigación del diario hace mención a documentos internos
donde se revela que Chiquita, posiblemente, ayudó a brokers y
bananeros para evadir impuestos. Uno de ellos, que está
fechado al 17 de octubre de 1997, fue elaborado por Marco A.
García, ex analista financiero de la transnacional.

Allí se explica cómo Chiquita mantuvo récord financieros en
Miami para ayudar a bananeros ecuatorianos a evadir impuestos.

El reporte detalla las transacciones financieras con la
subsidiaria "Agrícola del Guayas", actualmente conocida como
Brundicorp. En la sección denominada "Propósito de los libros
offshore, cuenta Miami" se lee lo siguiente: "Presiones de la
competencia. Los cultivadores quieren dólares offshore para
evadir los impuestos y evitar convertirlos a sucres a la tasa
oficial que es 8 por ciento más baja que la tasa del mercado
libre".

Otra parte del informe menciona las precarias condiciones de
vida de los trabajadores bananeros. Al tratar sobre el uso de
pesticidas se dice que "quienes se tragan los pesticidas son
los costarricenses, hondureños y ecuatorianos que trabajan en
las plantaciones, mientras se fumiga. Sus reservas de agua se
contaminan y sus hijos juegan en la contaminación".

Las subsidiarias latinoamericanas de Chiquita emplean
pesticidas que no están registrados para su uso en Estados
Unidos, Canadá o Europa.

Los químicos utilizados son altamente tóxicos para los
animales y el medio ambiente. Por ejemplo, el mancozeb, el
azoxystrobin, el metil thiophanate y el tridemorph dañan a los
peces.

Adicionalmente, los científicos entrevistados sostienen que
los métodos de fumigación y las cantidades de pesticidas
usados por Chiquita atentan contra los trabajadores: las
fumigaciones aéreas pueden efectuarse más de 40 veces al año.
En respuesta, Chiquita manifestó que la fumigación aérea fue
necesaria para combatir a la Sigatoka, un hongo aéreo que
afecta a las plantas y reduce el tamaño de las frutas.

En la investigación sobre las prácticas ilegales de Chiquita
en América Latina se menciona también el uso de soldados y
grupos paramilitares para reprimir, desalojar a sindicatos o
comunidades y asesinar a dirigentes sindicales. Pero, por si
fuese poco, se denuncia también el uso de barcos bananeros
para transportar cocaína.

Por otra parte, el periódico estadounidense trata sobre el
control de empresas latinoamericanas por medio de testaferros
y el sobornos a funcionarios.

A través de sus subsidiarias, Chiquita Brands International
controla secretamente docenas de compañías bananeras
supuestamente independientes en América Latina. Lo hace a
través de una estructura diseñada para evitar las
restricciones sobre la propiedad de la tierra y las leyes de
Seguridad Nacional.

Los ejecutivos de Chiquita crearon tal estructura en 1991 y
1992 para que las entidades controladas pudieran: adquirir
tierras en países latinoamericanos aun cuando las leyes
nacionales prohíben o limitan que Chiquita compre propiedades
directamente; y, eliminar los sindicatos u obstaculizar sus
actividades mediante la formación de compañías más pequeñas
que aparecen como controladas por los ciudadanos de los países
latinoamericanos.

Adicionalmente, Chiquita ha utilizado un sistema mediante el
cual los ciudadanos de los países anfitriones son nombrados
como accionistas de la compañía. Sin embargo, secretamente,
los supuestos accionistas traspasan sus títulos a favor de la
transnacional.

Este sistema, denominado "propiedad por candidato" (nominee
ownership) fue usado por primera vez en Honduras, en 1990.
Desde entonces, y según los récord de la compañía, se ha
difundido hacia otros países latinoamericanos.

Un informe, escrito en 1992 por el departamento legal de
Chiquita, destinado a los abogados y ejecutivos de la
compañía, explica el sistema: "Las bananeras son creadas con
cinco candidatos como propietarios y sus acciones firmadas en
blanco a favor de la compañía Chiquita".

Firmar acciones en blanco es similar a que una persona endoce
un cheque sin designar a un beneficiario específico.

"Según las leyes hondureñas, un sistema de este tipo puede ser
ilegal si el propósito o intención es burlar la ley. Sin
embargo, ningún caso sobre este asunto particular ha sido
decidido en las cortes hondureñas", indica el Cincinnati
Enquirer.

La trayectoria de un viejo zorro empresarial: United Fruit

Chiquita nació en Boston * El capitán Lorenzo Dow Baker, tras
anclar sus naves en Jamaica, notó que la fruta más popular era
la banana. Pensando en crear un mercado, tomó 160 racimos y
los almacenó en sus navíos. Once días después, cuando atracó
en Nueva Jersey, los comerciantes adquirieron rápidamente la
exótica fruta a USD 2 por racimo. Motivado por la atractiva
ganancia, Baker estableció lo que hoy se conoce como Chiquita
Brands International, Inc. Para ello, en 1885, Baker y otros
inversionistas formaron la Boston Fruit Co. Catorce años
después la refundaron con el nombre de United Fruit Co.

Todo comenzó en 1929 * "En este siglo, la compañía ha estado
involucrada en intrigas internacionales, corrupción, huelgas
sangrientas, golpes de Estado y otros escándalos", comenta el
Cincinnati Enquirer. Su gran fortalecimiento comenzó en 1929
cuando compró a su mayor competidor, Cuyamel Fruit. Se
convirtió entonces en el mayor empleador en su rama y en
propietario de una de las flotas mercantes más grandes del
planeta. Su dominio del mercado fue tajante: en 1932, de 87,8
millones de racimos exportados desde América Latina y el
Caribe, más del 58 por ciento fue comercializado por United
Fruit.

Los altibajos aparecen * En 1990, United Fruit tomó el nombre
de su marca más popular: Chiquita. Como efecto, sus títulos
accionarios se cotizaron a USD 40 la pieza. La compañía había
infundido nueva vida a sus operaciones, modernizado sus
equipos y expandido sus ventas hacia los mercados asiáticos.

Hasta 1991, la compañía había experimentado siete años
consecutivos de crecimiento en las ganancias por acción. Al
año siguiente, sin embargo, sus ganancias bajaron de golpe.
Entró, entonces, en un período difícil: guerras comerciales
con Europa, decisiones erradas, acciones cotizadas a USD 14,
etc.

Mercado * La relación con los productores bajo lupa

El legado de Chiquita Brands aún no termina

La firma estadounidense estableció un sistema para captar
proveedores. Se trataba de créditos que se pagaban a través de
descuento por pago de la fruta.
Redacción Guayaquil

Hacia el año 90, los productores ecuatorianos de banano vivían
un momento casi mágico: por cada caja de fruta recibían hasta
5 dólares, el mejor precio de toda la historia (a fines de
este mes se prevé en 3,60 dólares). Además, las expectativas
de incremento de la producción para la exportación eran altas
debido a que el "Muro de Berlín" se derrumbó y se podía
exportar a los países de Europa del Este sin mayores
restricciones y a un mejor precio.

Por ese mismo período, Chiquita Brands sufría un momento
crítico en Panamá (su principal área de producción). Una
huelga de tres años le impedía explotar unas 35 mil hectáreas,
además de que la producción centroamericana estaba complicada
por la presencia masiva de la sigatoka.

Estos elementos hacían viable que la firma Chiquita Brands
opte por regresar a Ecuador. Su primera estancia terminó en
forma abrupta cuando el Gobierno de Carlos Julio Arosemena (a
inicios de los 60) decidió expulsarla del país y no renovarle
una especie de concesión que tenía sobre unas 25 mil hectáreas
en la zona de Tenguel, a través de una subsidiaria llamada
Compañía Bananera del Ecuador.

Sin embargo, Chiquita no vino a perder dinero. Su objetivo,
según Simón Cañarte, presidente de la Asociación Nacional de
Bananeros (Anbe), era afectar al mercado, creando una oferta
adicional de fruta para debilitar los precios internos, a
través de la entrega de créditos directos desarrollando la
idea de un "boom".

Cañarte fue uno de los que recibió crédito directo de Chiquita
al igual que otros cincuenta productores entre los que consta
el actual presidente de la Corporación Nacional de Bananeros
(Conaban), Enrique Gómez González.

La acción de Chiquita Brands también produjo que algunos
productores rompan su relación con comercializadoras
nacionales como Exportadora Bananera Noboa, en una acción que
ex funcionarios del Programa Nacional del Banano señalan como
una guerra entre estas dos comercializadoras, ya que la
transnacional norteamericana tenía problemas para cumplir con
sus compromisos.

Chiquita Brands vino con fuerza pero, al igual que Standard,
no compró propiedades. Su estrategia contempló una inversión
de 12 millones de dólares. De este total, un 50 por ciento (6
millones) fue entregado a través de crédito a productores para
mejora en las bananeras; 4 millones en el montaje de una
fábrica productora de cajas (Cartonera Andina) que
posteriormente fue adquirida por el grupo Wong por un valor de
1,2 millones de dólares; y, el resto, en infraestructura.

La asociación entre Chiquita Brands y los productores se hizo
mediante la firma de contratos de compra-venta de fruta
garantizada y préstamos a mutuo, donde el productor ponía como
garantía del crédito su propiedad a nombre de Agrícola del
Guayas creada por Chiquita para esta operación.

Chiquita también firmó contratos con comercializadoras como
Bagno, perteneciente al grupo Isaías (para ese entonces
desarrollaba un programa intenso de producción especialmente
en Esmeraldas), la Bananera Noboa, Reybanpac y pequeñas
comercializadoras para que les provean la fruta.

El escenario se mostraba óptimo para el desarrollo del
negocio. Este, incluso, ilusionó a otros productores que
contrataron créditos en dólares al 12 por ciento anual, cuando
Chiquita los entregaba al 11 ó 10 por ciento.

Algunos de los contratos señalaban que al momento del pago de
la fruta se descontaba entre 30 y 60 centavos de dólar,
dependiendo del monto del crédito. Cañarte asegura que en
ningún momento recibió cheques con cargo a cuentas en Miami,
ya que éstas se liquidaban a través de los precios mínimos de
sustentación vigentes a esa fecha.

Los analistas del mercado recuerdan que uno de los atractivos
que garantizó otorgar la transnacional a algunos productores
era colocar la diferencia en cuentas de Miami y así lo hizo
luego de realizadas las liquidaciones finales.

Un ex funcionario del Programa Nacional del Banano (PNB)
señala que la evasión pudo existir en el momento en que esos
dólares no fueron declarados por algunos productores. No
obstante reconoció que la compañía pagó el precio mínimo de
sustentación tanto el que se entrega al productor como el que
se liquida a la salida de la fruta.

Actualmente las exportadoras liquidan la fruta al precio
mínimo de sustentación FOB, lo que en la práctica significa no
evadir ingresos.

El ensayo de Chiquita duró poco. Antes de cumplir el año de
iniciar esta fase decidió retirarse. Hay comentarios diversos
sobre los reales motivos que tuvo la transnacional
estadounidense para salir.

Cañarte sostiene que Chiquita no pudo seguir pagando el precio
porque no se dio el crecimiento de mercado que esta
transnacional esperada, pero que en ningún caso perdió dinero.

Otro comentario es que los funcionarios de Chiquita realizaron
malas asociaciones con personas que no eran productores
tradicionales. Luego compraron áreas en zonas que no eran
aptas para el cultivo de este producto.

Lo cierto es que muchos productores quedaron en el aire con
créditos que ya no tenían el sustento de la compra
garantizada. Los juicios se iniciaron y en alguno de ellos,
como en el caso de Bagno, se ganó el juicio -aunque no se sabe
cuál fue su valor.

Otros productores renegociaron sus deudas o las compraron,
mientras un banco local y Exportadora Bananera Noboa optaron
por lo segundo. La mayoría de los productores tuvieron que
regresar a las exportadoras nacionales.

El legado de esa época todavía continúa. El año pasado hubo
una audiencia de conciliación en Miami y para julio de este
año está programada otra.

El problema es tal que, si bien en algunos casos el productor
gana la demanda, no puede ejecutarla ya que Chiquita no posee
ninguna propiedad en el Ecuador, más cuando la compañía que la
representaba, Agrícola del Guayas, fue disuelta y reemplazada
por otra que se llama Brundicorp.

LAS MOVIDAS DE LA EMPRESA

En Colombia tienen un lío de aduanas * El Gobierno colombiano
ha lanzado una investigación para verificar una denuncia en la
cual están involucrados Chiquita y sus subisidarias locales.
Se trata de la utilización de sobornos a los empleados de las
aduanas para obtener espacio en las zonas de propiedad
estatal.

En Honduras emplean nuevos controles * La transnacional
estadounidense se las arregló para controlar la Compañía
Bananera Limitada mediante un mecanismo sofisticado que no
elimina la independencia formal de ésta. Lo hace
convirtiéndose en la compañía que le proporciona a la empresa
local servicios gerenciales para manejar aspectos como:
personal, flujo de efectivo, asuntos fiscales y otras
funciones. (Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Guayaquil

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